Julie y Julia

“Julie & Julia” narra, paralelamente, dos historias reales ubicadas en contextos temporales y espaciales diferentes. Julie Powell (Amy Adams), en el año 2002, es una escritora que no despega profesionalmente y vive junto a su esposo en medio de condiciones económicas limitadas en Queens. Julia Child (Meryl Streep) – en los años 40 y 50, antes de convertirse en un icono de la TV estadounidense gracias a su popular programa de cocina – es la esposa de un empleado de la embajada de Estados Unidos en París, que goza de una vida cómoda pero aburrida. La película se concentra, con espléndidos resultados, en una sucesión de analogías entre Julie y Julia, dos mujeres excepcionales que lidian con sus matrimonios, desean avanzar en sus carreras, emprenden proyectos creativos (la primera un blog, la segunda un libro de cocina francesa para americanos) y encuentran la gran pasión de sus vidas en la cocina.

“Julie & Julia” es una excelente película no solo por estar muy bien confeccionada sino, además, porque es inspiradora. La mano de la directora es precisa y cálida retratando a un par de mujeres interesantes de manera amable y, a la vez, realista. El guión resuelve positivamente el desafío de contar dos historias, cada una con su propio encanto, que se correlacionan maravillosamente. Dentro del elenco, Meryl Streep – ¡en otro triunfo magistral! – entretiene y llega al corazón, Amy Adams crea con naturalidad un personaje con el cual nos podemos relacionar fácilmente, mientras actores como Stanley Tucci y Jane Lynch; en los roles del esposo y la hermana de Julia Child, respectivamente; proveen un buen aporte en sus papeles secundarios. Además de todas estas virtudes técnicas y artísticas, la película brinda un gran mensaje a la audiencia que me impulsa a recomendarla con entusiasmo: Cuando hacemos aquello que realmente nos apasiona somos mejores personas.

Interminable película que hubiera merecido una nota alta si no sobrepasase los 90 minutos, y nos hubiesen ahorrado la historia de Julie Powell (Amy Adams) que es aburridísima y carente de gracia y chispa, tanto ella como todo lo que rodea su vida: el marido, el pisito, la madre telefónica, etc. En cambio, el trocito de vida que nos cuentan de Julia Child (Meryl Streep), con París de fondo, está lleno de encanto, de elegancia, de lujuria.... Con personajes divertidísimos, como la hermana y el marido de Julia.
Sería una película estupenda si se limitasen a contar la historia de Julia, dejando a Julie enterrada en el olvido. Meryl Streep, si siempre es una maravilla verla actuar, en esta película está IMPRESIONANTE. A su lado, la pobre Amy Adams queda como una hormiguita al lado de un elefante.
Un consejo: abstenerse de ir a verla los que están a régimen de adelgazar, los que acaban de dejar de fumar e intentan no recaer, y los ex alcohólicos. Facilísimo volver a caer en "el vicio" nada más salir del cine.

Para una experta en la comedia norteamericana como es Nora Ephron, una historia como la de Julie & Julia es mucho más que un plato sabroso, es todo un manjar. Y se nota que la directora disfruta de lo lindo con la trama que nos cuenta, una bella y original historia sobre apoyos vitales y ambiciones de felicidad.

Porque más que una comedia romántica, Julie & Julia es un manual sobre la superación personal y el alcance de metas imprescindibles para nuestra satisfacción. En este sentido, se presenta la historia de Julia (Streep), que en los años 50 y siendo extranjera allá donde iba (países o aprendizajes: mujer americana en Europa), superaba las trabas de los prejuicios con tal de exprimir hasta la última gota de su creatividad y de su vitalidad, lastrada además por su incapacidad de tener hijos a los que alimentar. Y en el Nueva York, post 11 – S, Julie (Adams), una treintañera más, perdida en la insatisfacción de una generación destinada a lo superficial, a lo práctico, a lo acomodaticio, que encuentra en el legado de Julia y en su vivaz espíritu, la brújula para reorientar sus pasiones, sus ambiciones y su ansia de vida.

Por este gusto imprescindible por una buena cena, por una gran sonrisa, por una complicidad de pareja lejos de las amarguras (las relaciones de Julie & Julia con sus compañeros son casi lo más emocionante del filme), esta película es una experiencia grata, agradable y divertida, con dos marcos incomparables como son París y Nueva York.

Y aunque hacia la mitad del metraje este se vuelve excesivamente repetitivo y no aprovecha historias ya presentes, Ephron tiene tal pulso emotivo en lo dramático y en lo cómico durante la primera mitad, que todo se perdona, más contando con dos actrices tan extraordinarias como Adams y Streep, que asumen el timing cómico y la sensibilidad de la historia.

Y pese a que el personaje de Adams es más deslucido que el de Streep, la joven actriz consigue emocionar con su historia casi tanto como el de Streep, todo un carácter, que en esta película demuestra una vez más la inmensa amalgama de sentimientos y profesionalidad que posee, capaz de llenar un personaje de humanidad, detalles, formas de hablar, de caminar, de mirar... En fin, seguiré reclamando por el Oscar anual para Meryl Streep.

Parece increíble lo fácil que resulta llegar a prejuzgar una película. Mi relación con esta acabó antes de empezar, en el momento en el que vi el cartel. Y no sé explicar muy bien el por qué, pero así ocurrió. La etiquete antes de verla, a pesar de que considero a la señora Streep una actriz sensacional y, en el caso de Amy, supe que sería bastante prometedora cuando descubrí su ternura y su gran talento en la espectacular cinta "Atrápame si puedes". Pero aún así no, en un principio, no me plantee el verla. Me alegra haber cambiado de opinión.
Esta película, desde su inicio, comienza por producirte un placer gustativo y un placer visual gratificantes, un gran sabor de boca conforme avanza, para culminar con un final soso que no concuerda con el resto. Por suerte, este pequeño gran fallo se ve compensado por el enorme talento de estas dos actrices (como he dicho antes) tan diferentes entre sí. La elegancia de Meryl y la candidez de Amy, que enamora a la cámara con sus ojos, sus gestos y su juventud.
Podemos olvidarnos de nuestros problemas, como ellas, cuando cocinan. Y me pregunto a quién no le asalta el deseo de tomar un libro de cocina y ponerse "manos a la masa", nunca mejor dicho.

Comedia realizada por la neoyorquina Nora Ephron (NYC, 1941) y escrita por ella a partir del libro “My Life in France “, de Julia Chile y Alex Prud’homme, y del libro “Julie and Julia”, de Julie Powell. Se rueda en escenarios exteriores de NYC (Queens, Brooklyn, Greenwich Village, Manhattan…) y en Francia (Paris y Rouen) y en los Silvercup Studios (NYC) con un presupuesto de 40 millones USD. Producido por Norah Ephron, Laurence Mark, Amy Robinson y Eric Steel para Columbia, se proyecta pro primera vez en público el 30-VII-2009 (NYC, preestreno). La acción dramática principal se desarrolla en Paris, Cambridge (Massachussetts) y NYC entre 1948 y 2002.

El guión se basa en hechos reales y trata de reproducir en la pantalla la vida, la personalidad, las relaciones familiares y el entorno de dos personajes reales: Julia Child (Streep) y Julie Powell (Adams), separadas temporalmente y geográficamente, pero interesadas igualmente en la cocina francesa y en la práctica de la misma como medio de ocupación, distracción y superación personal. Las dos historias se dividen en episodios que se presentan de modo alterno, a la manera de lo que se hace en “Las horas” (Daldry, 2002), aunque menos interrelacionados o interconectados. Define los caracteres principales con precisión y riqueza de detalles. Si bien en mi opinión queda mejor construido el de Julie que el de Julia. Ésta es abierta, espontánea, emprendedora, alocada y alegre. Julie es joven, graciosa, encantadora, se acerca a los 30 y se siente profesionalmente frustrada e insegura. Los personajes secundarios, en especial los maridos de las dos protagonistas, se presentan solo esbozados a grandes rasgos. El tratamiento general es amable, superficial y acrítico.

La obra es entretenida, resulta divertida en algunos momentos y se presenta salpicada de simpatía y de un humor festivo y bullicioso. La visión que ofrece de las cosas es optimista, entrañable y fresca. Trata temas positivos como la superación personal, la búsqueda de la felicidad, la comprensión en las relaciones de pareja, la alegría de vivir, los placeres de la buena mesa, etc. No enseña cocina, extremo que hay que señalar para que el espectador no se llame a engaño.

La banda sonora, original de Alexandre Desplat (“El discurso del rey”, Hooper, 2010), ofrece cortes alegres y festivos que ambientan adecuadamente las incidencias de la acción. Describe con acierto el afecto, la simpatía, la ternura, etc. Como música añadida, aporta fragmentos de canciones memorables como “Stop the Train”, “Psicho Killer”, “Minor Swing”, “Time After Time” y otras. La fotografía, de Stephen Goldblatt, es realista, se beneficia de una cuidada reconstrucción de época (años 40 y 50) y exterioriza la simpatía y la admiración con la que la realizadora contempla la ciudad en la que nació.