Pablo, el apóstol de Cristo

Pablo, apóstol de Cristo es exactamente lo que promete. Cine bíblico de manual.
En honor a la verdad, pocas películas bíblicas han alcanzado la categoría de gran cine. Hay mucha cosa bastante mala por ahí, y sobre todo mucho, muchísimo telefilme, hecho únicamente con el propósito de ser emitido en televisión durante ciertos periodos del año, y muy especialmente en Semana Santa.
Este es el caso de Pablo también. Con Jim Caviezel (que apenas ha evolucionado desde su gran papel como Jesús en La Pasión de Cristo, que es una de las buenas, sin duda, pese a la polémica que generó en su día) a la cabeza de un reparto donde también sobresale Olivier Martínez, se trata de una producción bien hecha, entretenida, que no ofende a nadie, pero que tampoco entusiasma ni remueve por dentro. Quizás a los más creyentes sí les diga algo más, pero como producto exclusivamente cinematográfico no resulta demasiado estimulante ni tiene nada realmente memorable.
Cine aceptable para Semana Santa, pero poco más.

Lo mejor: Los decorados son buenos y es más o menos entretenida.
Lo peor: Es bastante pobre en todo.

Ya se sabe que la exactitud histórica del cine basado en hechos bíblicos siempre será más que discutible pero esto es lo de menos. Lo importante es el mensaje de lo que se narra. Independientemente de esto, se puede hacer bien o se puede hacer mal, tanto si la figura central es Jesucristo, como si es San Pablo o Mahoma. La película se ciñe estrictamente a "Los hechos de los apóstoles". Los estudiosos del imperio romano no van a encontrar ninguna otra referencia. Pero, aparte de esto, la realización es francamente mala, como de serie televisiva. Cine negro en versión romanos. Sobran escenarios "gore", farragosos diálogos y largas secuencias que cinematográficamente no dicen nada. Se echan en falta los exteriores y la dinámica propia del lenguaje del séptimo arte. También una mayor profundización en la biografía del protagonista. Sin discutir los valores religiosos, el film es un auténtico bodrio.

Es una película que procura seguir las líneas generales de las creencias que aparecen en los evangelios, al menos en los que nos han llegado, después de algunos siglos de retoques, pero ese es otro tema.

Si ya viste María Magdalena el film se mueve por los mismos derroteros en que lo hacía aquella, ya digo para fervorosos seguidores de los mensajes evangélicos.

Naturalmente si la religión no es lo tuyo pues te puede parecer una peli de buenos y malos con final ya escrito.

Yo no puedo darle más de un cinco, y eso por respetar los sentimientos religiosos, cosa que no se puede negar a una parte de nuestra humanidad.

La película es bastante correcta. Utiliza bien el lenguaje cinematográfico, es coherente en su estilo y me parece que tiene templanza en cuanto a sentimentalismo y doctrina (todo lo contrario a su anterior y lamentable cinta, «Llena de Gracia»).

Las interpretaciones son sobresalientes, pero he de destacar el impecable trabajo de James Faulkner como Pablo, incluso por encima del mismísimo Jim Caviezel como Lucas.

Sin embargo, se me hace una película incompleta. Hecho de menos el Sacramento del Altar; la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, fundamental en la Iglesia primitiva.

Por otro lado, el papel de los obispos y sacerdotes -que en la cinta parecen ser simples líderes y guías del 'Camino', como de hecho lo llaman en varias ocasiones- se me hace algo vacío.

Parece que la cinta, o bien no es del todo católica, o bien no quiere mojarse demasiado, en busca quizá de cierto ecumenismo con los protestantes. No obstante, esto no invalida en absoluto el valor de la obra.

El cine bíblico ha despertado un poquito de su letargo de años, y parece que con cuentagotas van saliendo nuevas películas para que la televisión y los colegios católicos tengan más repertorio al que echar mano cuando llega la Semana Santa.
Narra las penurias de los cristianos en tiempos de Nerón, con Pablo arrestado y Lucas (Jim Caviezel, que a su vez también fue el mismísimo Cristo) tratando de compilar sus enseñanzas.
La factura del film es un tanto pobretona, con un diseño de producción más propio de un telefilm.
Pero el guion llega a ser lo suficientemente interesante para que eso no pese, centrado en unos creyentes capaces de morir por la fe hacia un mesías al que la mayoría no conocieron en persona.
Es un episodio histórico y antropológico que merece la pena conocer, independientemente del contexto religioso de la vida de Pablo.
Así que aunque algunos de los elementos cinéfilos no sean para echar las campanas al vuelo, al menos entretiene con la historia, y a pesar de que el mensaje de Jesús está de fondo, no se ponen demasiado pesados con eso.
Con todo, la parte final es muy lenta. En conjunto, me ha gustado moderadamente, pero no veo que sea una película para ser vista muchas veces.