Efectos secundarios

Converge dentro de ella misma. Se muestra confusa y deslavazada.

Jude Law ha madurado y ahora es un psiquiatra guapo que parece querer transformar ese físico que lo ha llevado donde ahora se encuentra para encontrarnos con un actor de método, al que pese a sus muchos esfuerzos, no terminamos de creer.

La película pertenece a la saga de PRETENCIOSAMENTE ABSURDAS. Giros de guión, ritmo mezclando historias que desean encaminarse hacia un final que no veo, ni entiendo.

Coincido con casi todo lo que ya aquí se ha dicho. Hay dos películas en una. La primera prometía mucho. La segunda es un bodrio.
Algunos guionistas piensan que un guión es tanto más bueno cuanto más giros sorprendentes tienen, sobre todo en un thriller. Pero esos giros tienen que ser verosímiles, estar apuntados en algún detalle o pista anterior, como lo hacía magistralmente Hitchcok. Aquí no hay nada de eso. Resulta que todo es....otra cosa.
Como Soderbergh entiende de la cosa, la película se soporta bien, incluso interesa mucho en su primera parte. Pero en la segunda decepciona cada vez más, hasta un final tonto e insulso.
Los actores cumplen, por el oficio que tienen, pero no te captan nunca, porque se huele que hay algo falso en todo.

Lo que empieza como un drama de denuncia contra los tranquilizantes y sus efectos secundarios, resulta ser una especie de reboot de Criaturas Salvajes, nada más que en esta en vez de adolescentes y un profesor, hay pacientes con desordenes mentales y psiquiatras. La película es bastante entretenida, con una dirección demasiado sobria para lo que resulta ser la propuesta en realidad, o sea es efectiva para la primera parte, pero inútil en la segunda, a último momento Soderbergh capta eso y trata de transformarlo, aunque lo hace 15 minutos tarde.
En resumen la propuesta no aporta nada, es un thriller muy noventoso.
Buena interpretación de Rooney Mara, Jude Law también hace un trabajo interesante, Catherine Zeta-Jones hace lo que puede con su personaje que es el peor de todos, el más plano y cliché.

Se puede calificar como una película muy tramposa porque la Historia siempre está oculta y cuando aparece es por arte de magia y un poco inverosimil. A base de una trampa tras otra va manteniendo la intriga porque cuando parece que es una cosa resulta que no, que es otra; pero de sopetón, por arte de magia. Así cualquiera.
Poco más tiene, es entretenida pero en algunos momentos puede resultar algo lenta.
Los actores, en su papel, correctos.
Ni es inolvidable ni es para verla dos veces. Entretenimiento sin más.

Un reparto atractivo, una buena mano en la ejecución y tantas luces como sombras en un thriller de pinta atractiva y sensaciones vulgares. En la parte positiva, “Efectos secundarios” genera la curiosidad suficiente como para captar la atención del espectador y tenerle intrigado como para ver qué pasa hasta el final. En la parte menos positiva, la película recorre un camino muy trillado, el de los profesionales (policías, abogados o, en este caso, doctores) que mezclan el trabajo con el amor y, como es de esperar en un mundillo lleno de gente problemática, la cosa termina siendo una manifestación más del saber popular que acuñó aquello de «Donde tengas la olla».

Como perro viejo que es, Soderbergh tira de recursos de cineasta para lograr revivir varias veces una trama que amenaza con la asistolia prematura por previsibilidad manifiesta, haciendo que los personajes caigan especialmente bien, especialmente mal o astutamente regulares según su rol preasignado o según el momento de la película, pero no le queda más remedio que terminar recurriendo a unos giros esperpénticos de difícil encaje y peor digestión.

No sé, me deja un poco indiferente. No deja mucho poso, ni bueno ni malo. Con tanta sorpresa artificiosa me entretiene, como me entretiene un best-seller del que no esperas una gran calidad, sino sólo que te haga pasar el rato. Pero no es la película que mencionas en una barbacoa con amigos cuando te comentan lo último que han visto y, si surge el tema, es posible que ni recuerdes haberla visto.