It's All About Love (Todo es por amor)

Cine y TV están últimamente trufados de series y películas en las que la humanidad está al borde de la extinción por zombies, enfermedades, vampiros, misiles nucleares y mandingas de lo más variopinto. De todas las posibles formas de apocalipsis cinematográficas, la más terrorífica para mi es la que propone este truño de ley llamado “It’s all about love” en el que se supone que el mundo se vuelve gilipollas y la gente muere a base de hacer gilipolleces más inexplicables que el abandono de Ruimán.

Para su director, el danés Thomas Vintenberg, “It’s all about love” es la primera película presuntamente normal tras sus devaneos con esa charlotada con pretensiones mesiánicas llamada “Dogma 95” y está claro que el hombre venía con hambre de poder hacer juegos de cámara, efectos visuales, flashbacks, decorados y cosas raras con las que camuflar las miserias de esta imbecilidad conceptual basado en un simbolismo de todo a cien y en metáforas de bazar chino: una lágrima, un silencio, soledad, el rojo de la sangre contra el frío hielo... ¿Es que no lo pilláis, chusma, es que acaso os lo tengo que poner más claro? Venga, a ver ahora: el humo de un habano sobre una coña de coñac, un avión nos sobrevuela omnisciente, el amor, el cosmos y la humanidad somos uno, el final de los días, nos fundimos con la nieve… Lo siento, si no os esforzáis un poco para abrir la mente no hay nada que hacer… Voy a dar una pista: el mundo está al borde de un colapso cósmico. ¿Tampoco? Pues no sé como decirlo para me entendáis… Mira voy a meter unos clones como escenificación de la dualidad personalizada de nuestras psiques, con esto seguro que me entendéis.

Pero lo peor no es toda es patochada new age. Lo peor son los supuestos diálogos, sacados de la etapa Dogma más cavernaria:
- Hola Claire Saines
- Hola Joachin Phoenix
- ¿Recuerdas la cena de esta noche?
- ¿De esta noche?
- Sí, de esta noche. ¿No recuerdas la cena de esta noche?
- No, mira, pues no… no recuerdo la cena de esta noche. ¿Hay una cena esta noche?
- Sí, hay una cena esta noche.
- Vale. No tengo miedo a volar.
- Yo quiero volar.
- No somos ángeles, somos seres humanos y no podemos volar.
- No podemos volar.
- Nop.

¿Y Sean Penn? ¿Qué me decís de Sean Penn diciendo gilipolleces por teléfono desde un avión?

Nivel de truño: pocas veces he borrado una película del disco duro con más prisa que ésta. Hay veces que las guardo aunque sepa que no voy a tener tiempo de volverlas a ver y hay veces que las borro con cargo de conciencia… pero con este engendro me faltó tiempo.

Thomas Vinterberg se dio a conocer en los círculos cinéfilos tanto por ser uno de los fundadores (junto a Lars Von Trier, entre otros) del movimiento Dogma como por su aclamada obra Celebración (Festen). Aquí Vinterberg deja de lado lo autoimpuesto con dicho movimiento para adentrarnos en una curiosa (que no satisfactoria) mezcolanza de ciencia ficción y melodrama romántico con ligeros toques de intriga.

La historia nos sitúa en un futuro apocalíptico en el que la gente muere de desamor y el clima amenaza con congelarlo todo, mientras que la trama se centra en el reencuentro entre John (Joaquin Phoenix) y Elena (Claire Danes), quienes han quedado para firmar los papeles del divorcio. Sin embargo, pronto se verán abocados a una persecución mortal y al descubrimiento de terribles secretos y conspiraciones.

La película cuenta con dos grandes problemas: el poco rédito que saca a sus personajes y una historia demasiado farragosa y pretenciosa (sin poder serlo). Ello no significa que estemos ante un fiasco, la película se salva gracias a ciertos guiños y a unos buenos actores (aunque algunos, como Sean Penn, estén tristemente desaprovechados), especialmente Phoenix, quien es capaz de transmitir todo tipo de emociones simplemente a través de la mirada, demostrando así lo gran actor que es. Lástima que el guión y otros factores no estén a la altura.

Uno se pone frente a la televisión esperando ver un drama o a ver una película de intriga atraído por el elenco de este film o por el director (que realizó la recomendable "Querida Wendy"), pero a los diez minutos de película está más desconcertado que otra cosa. A lo mejor era eso lo que pretendía Vinterberg, pero no lo sé. Uno no sabe muy bien que reacción tener ante tanto sinsentido y ante tanta estupidez y uno no puede más que sentir pena por Joaquin Phoenix que se esmera por evitar el hundimiento de un film tocado en su linea de flotación desde que aparece un cadáver (?) en el aeropuerto en el minuto diez. ¿Y qué demonios pinta aquí Sean Penn? ¿Le han pagado por este papel? Si la respuesta es afirmativa se lo podrían haber ahorrado porque no aporta nada de nada. En fin, Vinterberg quiere mezclar géneros buscando la originalidad y lo que encuentra es el ridículo más espantoso, ya que pasa del drama a la ciencia ficción pasando por el cine de catástrofes para llegar al final, de forma involuntaria me temo, a la comedia absurda.

Críptica película sobre el amor, la vida, la muerte... nada más y nada menos.
¿Lo consigue?. Pues no lo sabemos, depende de cada cual. Está llena de metáforas.

La crítica me conduce inevitablemente a los "spoilers" aquí debajo, pues lo interesante es hacer disquisiciones sobre esto y lo otro, un mundo onírico pero que no le llega a la altura a la gran película sobre los sueños, "Mulholland Drive".

Gran fotografía.

Como su propio nombre indica, “It’s all about love” trabaja el tema del amor desde una perspectiva crítica. Su postura es demostrar que la causa de que el mundo haya sido condenado bajo una nueva Era de Hielo, apocalíptica (al estilo de El Día de Mañana de Roland Emmerich), es debido a la carecía de amor en el corazón de los hombres. Poco a poco, a lo largo del film, vamos viendo cómo la Humanidad se muere: proceso de congelación (nieva en verano), gravitación de la gente de Uganda o personas muertas en la calle, faltas de amor, sobre las que pasan el resto carentes de toda compasión.
La película trabaja diversos aspectos. Por un lado, la historia de John (Joaquin Phoenix) y su esposa Elena (Claire Danes). Ambos, al llevar vidas completamente separadas y difíciles de compaginar (Elena es profesional de patinaje sobre hielo) deciden divorciarse. Sin embargo, en ese reencuentro y debido a una serie de conspiraciones contra su mujer, John decido volcarse por completo hacia ella para ayudarla. En esa huida, más que escapar, consiguen encontrar de nuevo esa felicidad perdida. Sin embargo, al final del film, ambos protagonistas, ante esa interminable alfombra de nieve y hielo, descubren que la elección del amor la han tomado demasiado tarde, cuando el fin de la Humanidad ya se había firmado. Las personas se han vuelto relativistas, materialistas e individualistas, carentes de toda sensibilidad ante el verdadero valor del ser humano. Sean Pean, hermano de John, se convierte en la conciencia del protagonista revelándole que su búsqueda: el Amor, es lo que realmente importa.
La película puede resultar algo chocante o incluso algo confusa ante esas escenas de cadáveres por la calle o esas imágenes demasiado saturadas de los sueños de John, donde aparecen personas levitando sobre un campo cultivado (espejo de su anhelo por alcanzar la felicidad). Esto puede ser debido a la complicación de la trama o a fallos de guión para expresar la idea simbólica sobre la que se edifica. Por otro lado, ambos protagonistas, especialmente Phoenix, desborda en su interpretación con esas miradas intensas llenas de inquietud captadas con rompedores planos de cámara que acercan al espectador al personaje. Algunas escenas, grabadas con detallismo y minuciosidad, consiguen trasladar la tensión del momento, al igual que esas elegantes iluminaciones y composiciones (como la toma del entrenamiento sobre el hielo de Elena y las otras tres bailarinas), que cargan la película de una atractiva estética visual.
El mensaje se rodea de un cruel simbolismo, que deja en vilo a la moderna sociedad, completamente nihilista y materialista, superficial emocionalmente, invitándonos a descubrir la verdad antes de que sea demasiado tarde.