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El mensajero

Drama. Romance Inglaterra, principios del siglo XX. Los señores Maudsley, de la alta sociedad inglesa, han invitado a Leo, un compañero de clase de su hijo a pasar unos días de vacaciones con ellos. El recién llegado será utilizado por la hermana de su amigo para enviar cartas a su amante. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2011
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace años leí el libro y no me pareció especialmente bueno (ni malo). Acabo de ver la película y opino exactamente igual. En ambos casos se trata de enfocar el viejo tema de una relación amorosa no permitida (entre una muchacha de la alta sociedad y un granjero) pero visto a través de los inocentes ojos de un niño de origen modesto que sirve a la pareja de correo. Tal vez para huir del melodramatismo y mojigatería de años anteriores, en los 70/80 había una tendencia a enfocar las historias desde puntos de vista no tan clásicos (los ojos de un niño, por ejemplo) y con lo que supongo juzgarían entonces como realismo, pero que a mi me parece frialdad y falta de sustancia. Esta es una de esas películas que, vistas hace años, me gustaban, pero que no ha aguantado el paso del tiempo. Me cansan tanto los filmes folletinescos desarrollados a base de clichés, que tratan a los espectadores como niños a los que hay que explicárselo todo con todo lujo de detalles (y aleccionarlos moralmente, de paso), como los fríos y desapegados y con un montón de elipsis, que eluden explicar las motivaciones internas de los personajes y se limitan a filmar "momentos" y "cosas que pasan" desde fuera, suponiendo que el espectador es muy adulto y rellenará los huecos que faltan. Ya he visto muchas veces el tema de los amantes de distinta clase social que no pueden casarse, ¿esta película aporta algo de luz al desarrollo psicológico de los personajes y el conflicto entre todos ellos? No; planteado el cliché, lo desarrolla igual que los folletines (sin mirar hacia "adentro") pero parece que no lo es gracias a su ritmo frío, lento, plano y sin acciones grandilocuentes en plan tragedia griega a las que nos tienen acostumbrados muchos dramas amorosos clásicos. Distintos caminos para llegar al mismo sitio, una historia manida, a pesar de los ojos del niño, y que desde el primer momento sabes cómo va a acabar, igual que siempre, con lo cual, para ver una historia clásica que no se sale del carril, prefiero el viejo enfoque, es menos engañoso e igual de aburrido por exceso como esta peli lo es por defecto.
Por cierto, la música es estridente y entra demasiado y a destiempo, con un tono de suspense absurdo que no pega nada con las escenas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Klara
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3 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Go-Between” es un estupendo melodrama de época con tintes de historia iniciática. El americano Joseph Losey, exiliado artístico en el Reino Unido en tanto víctima de la caza de brujas perpetrada por el infausto senador McCarthy, nos obsequia con una de esas reconstrucciones históricas a que tanta afición tienen los británicos y en las que —supongo que por eso mismo— son unos maestros consumados.
La fotografía a cargo de Gerry Fisher es una maravilla luminosa y pictoricista. Casi cada plano remite poderosamente a los paisajistas ingleses del XIX, en concreto a John Constable; y los hay, como los de la merienda campestre, que son puro, delicioso Manet. No obstante el preciosismo minucioso de sus imágenes, atraviesa “The Go-Between” una amargura muy característica del cine de su director. Claro que, habida cuenta de su triste peripecia vital —el pan del exilio no es plato de gusto, valga el (barato) juego de palabras— y que el Nobel de Literatura concedido a Harold Pinter, su guionista de cabecera, no se debió a la amabilidad de su obra precisamente, la acritud del mensaje extraña menos. Éste plantea una crítica feroz a la aristocracia británica del 1900, casta decadente y progresivamente aislada del mundo que la rodeaba, encerrada en una burbuja de solipsismo e hipocresía que no hacían sino sepultar a sus hijos (algo) más dinámicos bajo una pesada, insoportable losa de frustración. Tal es el destino trágico de la pareja de enamorados, un poco al estilo “Lady Chatterley´s Lover” —eso sí, expurgada a conciencia de procacidad—, que componen una Julie Christie toda ella “mal de vivre” y el hirsuto capataz interpretado por Alan Bates, lo bastante tosco para despertar las bajas pasiones de una doncella victoriana aunque no tanto como para aterrorizarla. En fin, la aristotélica virtud del término medio, incluso en situaciones poco dadas a la contemporización; aunque también a este último respecto los ingleses pueden acreditar una experiencia contrastada. La flema, que dicen.
Carorpar
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1 de febrero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1971 era yo un adolescente muy sensitivo. Las circunstancias quisieron que me viera envuelto en un romance intenso, denso, furtivo y mucha carta que iba y venía, mensajero por medio; yo mismo escribía las cartas y hasta las llevaba en ocasiones, plan muy escondido todo. Una historia aquella que aún hoy permanece silenciada por mí.

En estas me andaba cuando el azar quiso que en el Cine Principal de mi ciudad me metiera yo a visionar esta cinta de Joseph Losey, del cual había tenido la gran suerte de ver “El sirviente”, 1963: ¡enorme película psicológica! Pero esta era diferente, en cierto modo veía reflejada en la pantalla lo que me estaba sucediendo a mí. En la historia es un niño de 13 años, un invitado a una casa señorial –él es pobre y huérfano - quien lleva y trae los mensajes de la bella hermana de su amigo, a su amante, una historia de amor prohibida en la que él muchacho llevaba en mano los manuscritos pasionales, y la enorme curiosidad por conocer los entresijos de lo que allí sucedía.

Fue la tercera colaboración del director Joseph Losey con el dramaturgo y guionista Harold Pinter, adaptación de la novela “The Go-Between” (1954) de Leslie P. Hartley. La cinta aborda la inocencia del púber protagonista que es manejado por la bella amante del film, una mujer manipuladora y egoísta. Todo ello conducido por el magistral trabajo –uno de los mejores- de Losey, con un gran guión de Pinter que posee una brillante estructura narrativa.

Magníficos los trabajos actorales. Una sutil y delicada Julie Christie, casi gaseosa; Sir Alan Bates, tan grande y apuesto como siempre, con su incitante mirada; brillante Margaret Leighton, que fue propuesta al Oscar por esta actuación; y Dominic Guard, muy bien en su papel de niño mensajero.

En suma, una obra preciosista, muy atenta a todos los detalles, una fotografía maravillosa de Gerry Fisher, puesta en escena, ambientación y vestuario consumados. Los diálogos de categoría.

Quien vea este recomendable film se dará cuenta que es el intento de recuperar la memoria, una sinfonía al recuerdo revivido.

Por todo lo que decía al principio, a mí esta película me impactó muchísimo.
Kikivall
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20 de mayo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo Colston, es un modesto chico de 13 años que ha sido invitado por su compañero de clases, Marcus Maudsley, a pasar las vacaciones junto a su aristocrática familia. Al entablar una amistosa relación con Marian, la hermana de Marcus, ésta se valdrá del muchacho para hacerle llegar subrepticios mensajes a Ted Burgess, un granjero de la vecindad con quien ella (una suerte de Lady Chatterley) sostiene una apasionada, pero secreta relación, al tiempo que sus padres traman su matrimonio con el vizconde Hugh Trimingham.

Podría esta historia haber sido otro convencional triángulo amoroso con preconcebido desenlace, pero lo especial en ella es que, Leo, el chico que hará las veces de mensajero de la pareja, jugará un sensible y relevante papel que dará otros significados a esta historia calculadamente romántica y realizada con un hermoso brillo humanista en cada una de sus secuencias.

El director, Joseph Losey, decanta su filme de tal manera que excluye cualquier tinte sensacionalista, tendencioso o manipulador, y opta, con toda lucidez, por profundizar en la sensibilidad humana y en la forma como las clases sociales se convierten en un férreo impedimento para una suerte de felicidad que, a los ojos del universo, tendría pleno derecho a realizarse. Pero, al tiempo demuestra que, hay amores prohibidos con los que consigues alcanzar el cielo.

La ambientación está muy bien contrastada, aislando del mundo lo que, en realidad, está dentro del mundo; sin sobresaltos en la partitura musical de Michel Legrand, pero con unos acordes al piano que llegan siempre en el punto justo; el vestuario da clara cuenta de los estilos y personalidades de comienzos del siglo XX y, en general, los aspectos formales son tan cuidados que la satisfacción plena consigue alcanzarse.

Otro de los valores del filme es que matiza debidamente a sus personajes… aunque cierta caracterización nos haga temer un desenvolvimiento hacia la atroz tragedia. Y habrá aquí una inspiradora clase de cómo mofarse inteligentemente de los consabidos prejuicios.

El libro, “The go-between” (El intermediario), que Leslie Poles Hartley –mejor conocido como L.P. Hartley- publicara en 1953, fue adaptado por Harold Pinter, en su tercera y última colaboración con Joseph Losey, tras su exitoso trabajo conjunto en “El sirviente” y “Accidente”, y de nuevo, reluce su pulso para mantener en alto la obra inicial con lo cual, Hartley, logró un reconocimiento que, hasta entonces, no había tenido.

“EL MENSAJERO”, ganó merecidamente La Palma de Oro en el Festival de Cannes por Mejor Película y varios otros premios hicieron reconocimiento a sus indudables logros, entre los que también destaca la actuación de Alan Bates, como el granjero que ama en silencio; Margareth Leighton, la madre que presiente que algo muy serio se interpone entre los planes de ella y su marido… y necesario reconocimiento para el debutante, Dominic Guard, quien, como Leo, consigue recrear a esa suerte de personaje profundo que nunca se olvida.

Con este filme, Joseph Losey consigue otro de los puntos bien altos de su fructífera carrera.

Título para Latinoamérica: “EL MENSAJERO DEL AMOR”
Luis Guillermo Cardona
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1 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Palma de Oro en Cannes, “The Go-Between” es un drama muy británico, sutil y contenido en sus formas pero profundo y reflexivo en su contenido.
Sin caer en los tópicos del “cine de tacitas”, el filme trata numerosos temas: el descubrimento del amor, las convenciones sociales y la redención. Todo ello con referencias a la magia y guiños a la suerte y al horóscopo.
La trama no es trepidante, fluye calmada como las ociosas tardes de julio en las que el pequeño protagonista se convierte en Mercurio, mensajero de los dioses que ya saben de qué va el amor.
Sebastián Gómez
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