Aprendiendo a conducir

Como ocurre tan a menudo, el "trailer" nos despista con ir a ver un tipo de película cuando en realidad va por otros derroteros. El trailer nos inclina a intuir que estamos ante una película del género de comedia, humor. Cuando es todo lo contrario y se mueve por el drama, hay alguna nota de humor (la que vemos en el trailer), pero en línea general trata sobre el abandono y la pérdida de la esenciallidad como mínimo.
No hay mucho de trasfondo más que lo cuenta el argumento comercial. Va de una de escritora literaria y a la vez especializada crítica del sector, cual su marido decide romper con el matrimonio al conocer a otra chica. Ella no lo entiende y trata de recuperarse anímicamente del golpe, y es cuando surge a modo de desconectar esa cuenta pendiente que tenía con aprender a conducir... Decir que Jake Weber, "el marido sinvergüenza", parece un chiquillo comparado con la protagonista. Patricia clarkson está super estropeada y el paso de los años ha hecho mucha mella en su rostro en la que aparenta una viejecita de 70 años sino fuera por la vitalidad que todavía conserva. Y aunque ambos tengan mas o menos la misma edad en la vida real, él parece que tuviera la mitad de años de ella...
En fin película ñoña con poca gracia y si mucha conserva en lata.

Lo siento, no soporto el cine de Isabel Coixet. He intentando en innumerables ocasiones entender el motivo, he visto todas sus películas y sigo sin entender porque no consigo conectar con el cine de Coixet y porque todo me parece innecesariamente grave. Incluso en esta película rebajada de tono y que se apoya en los actores, me parece que Coixet desperdicia muchos elementos y se empeña en escribir el mismo discurso de siempre. "Aprendiendo a conducir" me parece una película lineal, cercana al telefilme de sábado por la tarde, con una buena premisa y unos excelente actores pero que desaprovecha las oportunidades y opta por contrarrestar la gravedad habitual de las películas de Coixet con un perfil bajo que no satisface a nadie. Una película donde no pasa nada y que pretende hablar de encuentros y desencuentros, de emociones y frustraciones pero que, en mi caso, solo consigue aburrirme con ese ritmo desesperantemente lento y esas indefinición narrativa. Lo reconozco, tiene sus méritos, la ambientación es creíble, los actores son excelentes (en especial Ben Kingsley) pero ese tonito amable y esa musiquita de anuncio de coches me saca de quicio. Le daré otra oportunidad a la Coixet, todas las que hagan falta, pero sigo pensando que estaremos siempre en las antípodas.

Wendy es crítica literaria y maneja la palabra con inteligencia. Pero se ha olvidado de vivir y de mirar a quienes le rodean, y quizá por eso ahora esté en trámites de divorcio en su matrimonio. Acuciada por a necesidad de abrirse al mundo y no permanecer encerrada delante de sus libros, decide aprender a conducir... y ahí es donde conoce a Darwan, profesor de una autoescuela -es sij y refugiado político- que la enseñará a ir por la carretera y por la vida. Básicamente esto es lo que nos cuenta "Aprendiendo a conducir", última película de Isabel Coixet y un paso más en su carrera hacia un cine cada vez más descafeinado. Lejos queda la sutileza, intimismo y poesía de títulos como "Cosas que nunca te dije" o "La vida secreta de las palabras"... porque después llegaron historias anodinas y convencionales, con sentimientos explícitos y algo burdos, con personajes banales y carentes de alma. Y en esa línea hay que situar esta película, aunque su tono optimista marque una diferencia.

A la cinta y a Coixet le salvan Ben Kingsley y sobre todo Patricia Clarkson. Son ellos quienes dan vida a esa pareja de extraterrestres que no se encuentran cómodos en la urbe neoyorquina, uno por pertenecer a una cultura diferente y otro por vivir en el mundo de las letras. Ambos se sientan en la parte delantera del coche para guiar sus vidas con un volante y unos pedales. Él dispone de un espíritu trascendente que le hace ser "un buen hombre", y ella de una capacidad de decisión que la ayuda a no frenarse ante los obstáculos. En la diversidad se entienden y sintonizan, y la culpa de esa complicidad la tienen los dos actores, magníficos y capaces de crear una atmósfera que la directora no ha sabido generar. Su planificación es anodina y su ritmo narrativo átono, y Coixet no consigue un solo clímax dramático ni emotivo, para discurrir todo a la espera de un final donde es evidente que Wendy aprenderá a conducir y a conducirse.

Por otro lado, la metáfora del coche como vehículo para la vida es simple y limitada en su obviedad. Interesante es la doble perspectiva para llegar al matrimonio, como acto concertado o como fruto del amor personal. Cuestión de cultura, y ahí está el resultado... pero ayuda a pensar. Gracias a Dios no desarrolla esa tesis porque el tono de la cinta es otro, más liviano y también más optimista. Y eso hay que agradecérselo, lo mismo que los apuntes cómico-irónicos que respiran algunas situaciones, aunque hubiera estado bien que enganchase al espectador por la vía de la emoción... y no lo hace. En definitiva, una película para ver a Clarkson y a Kingsley... pero no a Coixet, que parece haberse diluido en el mapa de las palabras de Nueva York.

Coixet ha aceptado el encargo y ha realizado una película pequeña de delicado paladar, con aroma y especiada con sus propios demonios interiores. Una Coixet a la que había perdido la pista últimamente y no tenía buenas referencias de sus últimos trabajos. Una Coixet que ya tiene un bagaje fílmico, nacional e internacional desde el 88 con 16 trabajos. Ya lo quisieran algunos.
Aquí repite con Kingsley y Clarkson con quienes ya trabajó en "Elegy" (2008). Ambos apuntalan esta comedia dramática con acertadas composiciones de personajes en favor de la relación de culturas, pero es sobre todo el, como siempre, fantástico trabajo de Patricia Clarkson el que eleva el tono del asunto y arrima el ascua a la sardina de Coixet.
No es como para tirar cohetes pero sí para relajarse y contemplarlos con agrado.

'Aprendiendo a conducir' es un film que se hace bastante agradable de ver, tratando su guión con bastante acierto varios temas tales como: las rupturas matrimoniales, los matrimonios acordados, la inmigración, la soledad, el conocimiento de otras culturas, la amistad y ¡claro! también el hecho del aprendizaje al volante. Así las cosas tenemos un film que se mueve entre el drama (poco) y la comedia sana (mucha). Se puede decir que la parte seria del film vendría representada por el tema de los matrimonios y las otras temáticas citadas. Por otro lado, la parte de la autoescuela se centra en la parte más cómica sin caer en chabacanerías ni en gracietas innecesarias, es decir, una comedia amable y, en cierta medida, clásica.

Toda la película descansa sobre los hombros de Patricia Clarkson y Ben Kingsley. Patricia Clarkson lleva a cabo una brillante interpretación totalmente metida en su rol de Wendy, una madura crítica literaria que, de la noche a la mañana, se ve abandonada por su marido pasando por diferentes estados de ánimo muy bien representados por Patricia Clarkson.
Ben Kingsley por su parte interpreta al profesor Darwan. Kingsley que lleva a cabo una interpretación muy moderada y ajustada a su rol de refugiado político sij (una etnia de la India). Darwan es un hombre serio, trabajador, respetuoso y de gran educación al que le gusta ayudar.

En definitiva, 'Aprendiendo a conducir' es una película muy grata de ver. Un film elegante que cuenta con una variada y rica temática, y que se apoya firmemente en el trabajo de sus intérpretes, especialmente en la pareja Patricia Clarkson y Ben Kingsley. Si quieren ir al cine a pasar un rato agradable y divertido deberían contemplar el hecho de ir a ver esta nueva película de Isabel Coixet.

-Lo mejor: El contraste de personalidades y culturas entre Darwan y Wendy. Una muy viva y destacada Patricia Clarkson que se hace la dueña del film. Las diferentes temáticas tratadas en la película.

-Lo peor: Creo que a la cinta le ha faltado algo más de “chispa” para haber completado un producto más notable.

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