La posesión de Mary

El cinefotógrafo y realizador, sobre todo de series, Michael Goi, regresa al largometraje y al cine de terror con una historia ambientada en un barco en altamar, una historia sobrenatural que nunca consigue cuajar.

El capitán David (Gary Oldman), busca hacerse de su propio barco para así tratar de mejorar la economía familiar, así compra uno de nombre “Mary” que no se ve en tan buenas condiciones pero que con una manita de gato podría funcionar.

Pese a la negativa de su esposa Sarah (Emily Mortimer), y con la ayuda de su amigo, conocedor del tema (Manuel García-Rulfo), lo compran y junto a su familia se embarcan a la aventura, con sus dos hijas, la menor llamada igual que el barco, además del novio de la mayor, lo que no saben, es que la embarcación está poseída por un ente sobrenatural.

Si la premisa de la película es difícil de asimilar, esto se complica más ante un trompicado desarrollo de una historia que es narrada con cierto desgano y a puro golpe de efecto y con la esperada vuelta de tuerca cerca del final, y si alguna duda le queda al espectador, durante los créditos finales se puede ver una clara explicación de la historia.

Una película fallida, carente de tensión y que tiene en las correctas actuaciones de sus intérpretes lo único rescatable.

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Thriller sobrenatural situado en un barco que viene dirigido por el mismo que firma algunos capítulos de series como American Horror Story: Hotel (2015) o Swamp Thing (2019), y está protagonizado por el oscarizado Gary Oldman (El Instante Más Oscuro, 2017) y Emily Mortimer (Shutter Island, 2010).

Una familia que pretende abrir un negocio de transporte compra un barco que encierra un terrorífico secreto en su interior. Por desgracia para ellos, éste sólo sale a la luz cuando el buque se encuentra mar adentro.

La película muestra un ritmo demasiado pausado, a lo que se le suma una historia mal narrada y unos elementos sobrenaturales mal llevados que no consiguen causar terror o tensión salvo contadas ocasiones, a causa de utilizar de forma sistemática recursos trillados en extremo como dibujos siniestros de niños o linternas que se apagan y encienden. Sobre todo lo anterior, La Posesión de Mary es una película con la que se puede pasar el rato, además de tener un jugoso metraje de tan solo 84 minutos y contar con la siempre agradable participación de Gary Oldman, aunque en esta película se vea completamente desaprovechado.

La Posesión de Mary consigue entretener, aunque es un film genérico en exceso, incapaz de sorprender al espectador en ningún aspecto y por esto, también incapaz de causar terror.

Nota personal 4/10

De una película de miedo se espera pasar un mal rato, bueno según algunos y sus gustos. Con un reparto más que apetecible, cualquier terror se sostiene. O eso pensaba yo. Pero es que esta historia no da ni para los escasos 80 minutos de metraje que mantienen, como buenamente pueden, una voluntariosa Mortimer y un gesticulante Oldman que, desde luego, está muy lejos de su magistral Drácula.

La película se hace incluso larga, sostenida por sustos que se basan en sorpresivas apariciones de monstruos y difuntos recalcados por una música omnipresente y más que mejorable.

En fin, qué pena de regreso a una sala de cine tras la pandemia. Pero al menos hemos vuelto, vendrán películas mejores, eso seguro.

"La posesión de Mary" es una película de miedo que mezcla el escenario marinero de "Calma total" (1989) con cualquiera de objetos malditos, tipo "Annabelle" (2014) o "Terror en Amytiville" (1979), con un toque a "El Resplandor" (1980). O dicho de otra manera, supone llevar el subgénero de "casa encantada" fuera del hogar, en concreto a un barco. La propuesta tiene cierto interés por más que siempre he pensado que este tipo de relatos ganan muchos más enteros cuando los vemos en cine de época y aquí también sucede, y el reparto con el gran Gary Oldman y Emily Mortimer nos invitan a pensar en algo al menos potable.

Por desgracia, el largometraje hace aguas, nunca mejor dicho. Ni el escenario, ni el tono, ni el ambiente son los más adecuados para este tipo de historias pero más grave resulta que se trate de un relato contado, cosa que es un grave error en tanto que mediante esta decisión ya sabemos quién muere y quién se salva nada más empezar. Sin embargo pienso que el mayor error es, como suele suceder en trabajos similares, la indefinición del monstruo, su modo de proceder y capacidades, de tal modo que su errático, absurdo y arbitrario comportamiento lo acaba volviendo ridículo. Lo que es miedo, ni gota aunque estemos en el océano.

*Cuentos de marineros

La carrera de Michael Goi ha estado unida a títulos de gran éxito en el mundo televisivo como “American Horror Story”, “Las escalofriantes aventuras de Sabrina” o “Nashville”. Con La posesión de Mary vuelve al cine, con una historia que comienza con una premisa ya conocida, pero que tenía todos los elementos para ofrecer un resultado de mayor calidad. En primer lugar, el libreto de Anthony Jaswinski no consigue levantar el vuelo y se queda en una posición basada en el cliché del género del terror. Junto a ello, los giros de guion apenas sorprenden a alguna parte del público, si lo llegan a hacer, dado que son previsibles y siguen una línea narrativa excesivamente básica. Por lo cual, tampoco funciona como un entretenimiento en sí mismo, dado que va haciendo aguas según transcurre el film.

Los personajes que se presentan en la cinta carecen de motivaciones verosímiles y se plantean desde un prisma excesivamente superficial. Pese a los datos que se arrojan de sus vidas personales, se convierte en una misión imposible poder empatizar con ellos. Luego, no termina de definirse la magnitud o la naturaleza de los acontecimientos y los misterios que abordan el barco. En consecuencia, en el clímax del film, se resuelve el final de una manera rápida, predecible y sin poder caer más en los tópicos del cine de terror. Sumado a ello, está demasiado definido donde colocar los sustos, las piezas que crean tensión y eso hace que, tras el primer tercio del film, el público tenga la suficiente información y no pueda disfrutar ni de una película de sustos. Muy mejorable.

*El bote salvavidas

Tener al mismísimo Gary Oldman en tu elenco principal, junto a Emily Mortimer, nombre muy conocido en la industria, es lo que más llama la atención de La posesión de Mary. Primero que nada, Oldman está brillante, saca todo el limitado jugo que puede a su personaje y realiza una interpretación llena de claroscuros. Tristemente, su esfuerzo interpretativo no es suficiente para levantar un film con los vacíos de guion que presenta. Aun así, es innegable que sea lo mejor de la película y sea de los aspectos que más se disfrutan durante la cinta. Lo mismo ocurre con Emily Mortimer, que da esa naturalidad y maneja a la perfección el género, pero al verse condicionada por el libreto, se queda en una interpretación que pide a gritos ir más allá. No obstante, los dos forman una gran pareja interpretativa.

Por otro lado, el reparto juvenil formado por Stefanie Scott y Chloe Perrin es acertado, pero no es una explosión de talento. Para comenzar, Scott ya conocida en el género de terror por films como “Insidious: Capítulo 3”, realiza una labor correcta, pero apenas tiene fuerza escénica durante sus secuencias. Por lo cual, se queda en un limbo donde el espectador no sabe muy bien toda la calidad de su trabajo. Luego, Perrin, pese a su corta edad, demuestra tener profesionalidad ante la cámara y una frescura impresionante. Además, es un torrente de energía que sabe controlar. Luego, Manuel García-Rulfo y Owen Teague interpretan sus papeles de una forma física y apenas se les permite ir hacia un rol más emocional. Por último, Jennifer Esposito no cumple con su papel, se posiciona en un punto excesivamente maniqueo y su actuación se excede en buscar potencia y no lo consigue.

*Sin rumbo fijo

Desde la primera secuencia se puede comprobar que La posesión de Mary va a ser otra película de terror americana uniéndose al club de largometrajes de dudosa calidad. Primeramente, ni siquiera la estética del título del film se cuida y se deja en una duración irrisoria. Gracias a que el espectador sabe cómo se llama el film, se puede asociar, pero no hay una intención estética de realizarlo. Luego, la dirección fotográfica cumple, no puede ir más allá en una cinta donde el problema viene de raíz. Sin embargo, la dirección artística triunfa en la recreación del barco, pero no pone el mismo desempeño en el ambiente tétrico que envuelve la historia. Además, los efectos especiales son bastante mejorables y, sobre todo, deberían haberse planteado una visión más definida, se visualizan terriblemente caóticos.

Por otra parte, el montaje sigue una estructura que recurre al flashback, pero no se dan picos de actividad, de dinamismo, de movimiento… Al contrario, al ser tan lineal, produce cierta pesadez en el espectador. Asimismo, hay una tranquilidad en cómo se desempeña el misterio, que después se resuelve fácilmente, algo que quita realismo a la acción. Debido a lo cual, queda constancia que no han aprovechado los elementos físicos en escena y no les han dado un valor artístico y narrativo más sensatos. Por último, la banda sonora y la composición musical desempeñan su trabajo notablemente, pero, al igual que el resto de la película, siguen una distribución imaginable y eso hace que más que sumergir al espectador dentro del terror, le avise de lo que está por venir. Por lo cual, tienen consonancia con lo que se ve en pantalla, pero no hay un significado expresivo como tal.

*Conclusión

La posesión de Mary es una película de terror muy mejorable, que se queda en un plano superficial. Además, sigue todos los clichés del cine de género, unidos a unos fallos de guion que le pasan una gran factura y unos personajes excesivamente superficiales. Pese a ello, Gary Oldman y Emily Mortimer están estupendos, aunque su trabajo interpretativo se ve opacado por la poca calidad de la historia. Luego, el desempeño técnico no da un resultado notable, sino que se queda en un montaje demasiado lineal y no se produce un dinamismo o una potencia expresiva, por lo que llega a producir cierta apatía por parte del público. Un barco que zarpa para triunfar en las tierras del miedo y tras levar el ancla, se cae por su propio peso. Olvidable.

Escrito por Diego Da Costa