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El largo y cálido verano

Drama Tras ser expulsado de una población acusado de haber provocado un incendio, Ben Quick llega a un pueblo y es contratado por Will Varner, dueño y señor del lugar. Melodrama sureño, basado en relatos de William Faulkner, que permitió a un jovencísimo Paul Newman demostrar que era mucho más que una cara bonita. En efecto, gracias a este papel consiguió ganar el prestigioso premio al mejor actor en el Festival de Cannes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
18 de octubre de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación muy libre de la novela “El Villorrio” y otros dos relatos: “Barn Barning” y “Spotted Horses”de William Faulkner, gracias a los guionistas del film, que mejoran ostensiblemente el relato, para acabar pareciéndose más a una obra del aclamado, en este tipo de melodramas sureños que es Tenneessee Williams. Un melodrama pasional mucha más cercano al universo de Williams que al de Faulkner. Varios factores coinciden favorablemente en esta película, una de las primeras colaboraciones de Ritt y Newman, debieron entenderse bien porque hicieron cinco más, así como la ocasión de conocer éste último a su futura esposa Joanne Woodward. Seguramente a ello se debe que las escenas entre ambos salten chispas.

Todo el capital de que dispone Ben Quick (Paul Newman) está a la vista: es arrogante, ambicioso, oportunista y guapo. Sin embargo, su mala fama de incendiario le persigue por el sur de Mississippi. Quick llega a Frenchman´s Bend, un adormilado villorrio propiedad de un hacendado llamado Vill Varner (Orson Welles), ambos son igual de granujas y se entienden perfectamente. Éste era el hijo que le hubiese gustado tener en lugar del inútil de su hijo Jody (Tony Franciosa), casado con la preciosa pero algo infantil, Eula (Lee Remick), incapaz de darle un nieto. Es más, puede que sea el marido ideal para su hija Clara (Joanne Woodward), que lleva camino de convertirse en una amargada solterona. Porque al viejo lo que le importa es perpetuar su estirpe con nietos fuertes.

Filmado en un espléndido cinemascope, el operador Joseph LaShelle le da al film una luz brillante de color y de ese verano del sur, largo y cálido. Welles como patriarca acapara con su magnetismo personal gran parte del film. En el fondo una historia de ambición, codicia y represión sexual, movido por pasiones amorosas y las raíces atávicas propias del sur, negros, racismo y grandes haciendas. El film aprovecha esa tupida red de relaciones, tensiones y represiones para urdir una trama donde la sexualidad asoma entre plano y plano. Diálogos locuaces, chispeantes, llenos de ingenio y mala uva. Un film excelente con reminiscencias bíblicas en referencia al hijo pródigo.
Antonio Morales
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25 de septiembre de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Paul recoge entre sus brazos a la Woodward, todavía reacia (no hay mujer en el mundo que se lo explique) en el ultramarinos de papá Orson, para ponerle ojitos de cordero, sonreir, seducir y derretir al polo ártico, se sucede el beso más auténtico y con ganas del cine. Fijáos. Paul adoraba a Joanne.

Mare que la parió...

Sólo hay que observar de Paul, mueca a mueca, sonrisa tras sonrisa, lo que fuese que hiciere hasta que pasó a mejor vida, que este chico bebía los vientos por su chica.

Qué feitiño...

Peli de idiosincrasia pura y dura americana, con incomprensibles reacciones de peña que vive sabe Dios dónde en el más remoto pueblocho de un Estado perdido de los States donde por enésima vez Newman se refugia huyendo de culpas que no son suyas.

Eso sí, como buen mozalbete y chavalote noble en el fondo, se gana las simpatías del patriarca y al poco cae antes rendido a sus pies el gran Orson (que su hija Woodward). Welles, a su vez, se corre unas juergas con Angela Lansbury que pa qué...

Lee Remick es espectacular y sigo insisitendo en que pasa por ser una de las grandes del quinteto actoral norteamericano después de sus días de vino y rosas.

Hay otro beso espectacular en el cine ahora que viene a cuento la Remick. Con Jack Lemmon mientras se parten de risa en la peli de Edwards. Pero el de la Woodward con el entonces su marido, Newman, no se superó hasta hoy.

Muy buena peli, de las que transmite toda sensación en la que se empeñe: pudor (Woodward), calor, sudor (Newman), asfixia (Welles), jolglorio (Remick), campechanería (Lansbury) y sobre todo un momento culminante (al menos para las frikis de Newman): el beso.
Valkiria
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22 de febrero de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Ritt empieza a ser conocido con este melodrama después de haber dirigido dos películas poco conocidas (en una de ellas la protagonizaba Joanne Woodward). Pues es la primera colaboración con Paul Newman que como ya sabemos volverían a trabajar juntos en cuatro películas.

Tenesse Williams que escribió mas de una novela ambientadas en la sociedad sureña; siempre un cacique autoritario, una hija joven y guapa, un hijo desobediente, y un chico ambicioso y atractivo que se enamora de su hija. El personaje le viene de perlas a Newman, sensual y con estilo, de compañera Woodward que unos meses más tardes se casarían, y hay que decirlo, compenetran muy bien y hacen una gran pareja, el guión tiene alguna frase estúpida y contradictoria, y nos lleva a un final que todos sabemos, muy distinto al de las otras dos ("La gata sobre el tejado de zinc" y "Dulce pájaro de juventud", añado esta última aunque fuese realizada unos años más tarde porque forman una especie de trilogía), algunas de esas cosas las olvidamos por el buen reparto estelar, Paul Newman ganó el premio Cannes a mejor actor, Orson Welles con su carácter y gran presencia no parece entonar mucho en esta ambientación (que no lo hace mal), J. Woodward fría y dura, Anthony Franciosa y Lee Remick están muy bien, y por último tengo que destacar también el trabajo de Alex North en la banda sonora y la fotografía a cargo de Joseph LaShelle tan espléndida, este hombre era un genio en ello, recordemos su labor en otras películas como "El apartamento", "Irma la dulce", "La conquista del oeste", "La jauría humana"...
Dusty Rivers
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24 de abril de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra vez, dirán, y tendrán razón. Pero seguramente lo confunden con otro gordo cabrón de los muchos que en el cine americano han sido. También hay una hacienda opulenta, una hija rebelde , un primogénito blandengue, un macho malote y un accidente o evento catalizador. Contamos con toda la baraja por así decirlo. El patriarca se mueve con torpeza y escupe ácido cada vez que habla. No monta a caballo, pero conduce un jeep que es lo más parecido a un caballo mecánicamente hablando. Y no está contento con su estirpe, cómo va a estarlo, si es del sur y es un hombre que se ha hecho a sí mismo, no como esa panda de parásitos que constituye su familia.Pero en estas que llega Paul Newman, ese purasangre con camisa de tirantes, sin pasado ni futuro llevando a cuestas únicamente el encanto gratuito de su chulería.
Y se lía, claro, el sur empieza a arder. El sur siempre ha sido un polvorín lleno de gordos cabrones , damiselas rebeldes y herederos decadentes. Y nosotros nos lo creemos principalmente porque sale Newman y su magnetismo es capaz de insuflar vida a las piedras y porque los gordos cabrones y las damiselas rebeldes nos hacen, en el fondo, mucha gracia. Por eso y porque ya estamos hartos de pagar por ver en el cine a niñatos cuya chulería ni el mejor guión podría justificar.
glothisman
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4 de octubre de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
244/17(27/09/10) Notable obra realizada por Martin Ritt, con un elenco actoral extraordinario, encabezado por dos colosos. Irving Ravetch trenza un magnífico guión basado libremente en dos relatos cortos del premiado con el Nobel William Faulkner y una novela de este, con unos diálogos ingeniosos y llenos de mala uva, en el que las emociones van en un increscendo imparable, aunque el final no está a la altura del resto. La historia es una profunda reflexión casi bíblica sobre las relaciones padre-hijos, donde incluso se puede atisbar la parábola del hijo pródigo, toca el tema de las personas que son acosadas por los pecados de sus padres, de cómo esos fantasmas les acosan cruelmente, reflexiona sobre el machismo imperante en este profundo Sur gobernado por caciques déspotas, donde los hijas pueden ser manejados al antojo de un patriarca-caudillo, en este escenario afloran las envidias, los celos, los odios enfermizos y sobre todo las ganas de ser amados, incluso nos habla valientemente de la represión sexual y de cómo una muchacha está enamorada de un homosexual, contada la historian en un tono alegre y distendido, con una marcada atmósfera optimista. La ambientación es otro de sus puntos fuertes, consiguiendo que el calor de Louissiana te cale, en lo que ayuda la fotografía de Joseph LaShelle, acentuando con su tonalidad el ardor. Los actores realizan unos trabajos magníficos, destacando sus dos titanes protagonistas, Paul Newman (consiguió el premio en Cannes al mejor actor) un indomable rebelde que derrocha magnetismo, pasión, emoción, carisma, una personalidad intensa, en el momento álgido de su belleza, cargado de un aire turbador, con un lenguaje corporal devastador al que solo le puede aguantar el envite Orson Welles, un ser superior, que con su sola presencia arrollaba como un tren al que se le acercara, uno de los talentos cinematográficos más grandes de la historia del cine, que como actor dominaba el espacio, un tipo que transmitía sentimientos, nos trasladaba empatía, poseía el don divino de la interpretación. El gran hándicap de la cinta es su tramo final que resulta demasiado aturullado, perdiendo rigor por el camino, y hasta rozando el absurdo, como ejemplo está la sonrojante búsqueda del hijo de Will Varner de un tesoro en un jardín, demasiado bufón para el tono del relato, y es que le hubiera hecho falta más metraje para desarrollar y hacer más comprensibles algunas situaciones que parecen hechas con prisas, como la escena en que Will Varner queda deslumbrado por la labia de Ben, no me resulta veraz, además de su resolución que es muy autocomplaciente, muy dulce, le resta intensidad, así como excluye cualquier posibilidad de ser redonda. Recomendable a trabajo a los que gusten de un muy buen melodrama. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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