Mi mujer favorita

Después del éxito no esperado de "La pícara puritana" (vaya título en castellano más horrendo...), el director del mismo, Leo McCarey, contrató a Cary Grant e Irene Dunne sin guión para una próxima película.

Justo cuando iba a empezar el rodaje de esta película el director tuvo un accidente muy grave y fue substituido por el actual, Garson kanin. El rodaje fue complicado porque tanto Cary como Irene estaban muy pendientes de la evolución de la saludo de Leo y fue difícil hacer comedia cuando estaban preocupados. E incluso algunas fases de preproducción se hacían en el hospital.

Finalmente, Leo se recuperó y visió el set en los últimos días de rodaje y se encargó de hacer los cortes de la película. No sabía por donde cogerla ya que no funcionaba. Hicieron un pase y el resultado fue malo. Así que, cortó por aquí y por allá y grabaron nuevas escenas con el juez. Y se ve que la escena del juez fue lo más recordado de la película.

También el guión incluía un romance de los dos desdichados, pero el director Garson no lo compró. Realmente hubiera pegado mucho, yo lo esperaba. Ya que para mi gusto, el trato que recibe la segunda mujer es bastante repudiable. La pobre mujer no tiene la culpa de estar en ese situación, pero en cambio no se le tiene en cuenta sus sentimientos. Y para mi gusto, queda un poco mal...

Como comedia está bien, tiene su enganche, aunque alguna veces haya como saltos, y ahora se entiende al haber hecho tantos cortes.

Fue todo un éxito en taquilla e incluso tuvo nominaciones también. Así que, no sé si habrá más películas de Leo, Cary e Irene, pero seguramente que la productora pensaría en una nueva película con ellos juntos.

Deliciosa comedia, muy bien dialogada, no en vano Garson Kanin era un maestro en ello.
¿Y de las interpretaciones? Pues sublimes.
Cary Grant, Irene Dunne y un muy apuesto Randolph Scott, dan vida a unos simpatiquísimos personajes.
Te sonríes y ríes durante todo el metraje.

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Una estupenda comedia que ha pasado a la historia como prototipo de química entre la pareja protagonista. Grant y Dunne hicieron solo tres películas juntos, creo, pero qué bien lo hacían. Y para recordar una escena: la del ascensor cuando él ve a su 'resucitada' mujer y tuerce el cuerpo y la cara. Sublime.

Las personas desaparecidas suelen dar lugar a problemas de considerables proporciones, pero en una comedia solo producen líos diversos y bastante entretenimiento.

Garson Kanin tuvo el acierto de seleccionar un argumento peculiar y dirigirlo de forma muy amena, la trama inteligentemente llevada contó como figuras estelares con Cary Grant e Irene Dunne, una pareja encantadora que además de seducirse entre ellos saben captar el interés del espectador.

Una película para pasar una hora y media divertida y llena de positivismo.

Siempre es un placer corroborar que el buen cine, por mucho tiempo que pase, sigue funcionando en diferentes épocas. Es de especial interés todo lo referente a la comedia, que es lo que nos ocupa, teniendo en cuenta que siempre fue más difícil hacer reír que hacer llorar. ¿Pero qué hay del paso del tiempo respecto al humor?; ¿no es acaso más habitual encontrar comedias que fueran un éxito en su época y que varias décadas, varias generaciones después, no funcionan y han perdido toda la chispa que tuvieron?; no sabría decir cuántas decepciones quedan por ahí, pero genios del humor universal hay pocos.

"Mi mujer favorita" funcionó y sigue funcionando, por la química de sus protagonistas, por la rocambolesca historia de alguien que desaparece y es dada por fallecida, aunque haya una pobre mujer recién casada que no merecía ese trato, qué le vamos a hacer, esto es una comedia y tendremos que reírnos igualmente. El juez, ese adán vegetariano que pide zanahorias para almorzar, la inteligencia de muchos diálogos y saber darle vueltas y más vueltas a una situación dada ya por sí misma sorprendente. Sea lo que sea la película funciona rotundamente, ochenta años después se puede ver y disfrutar con la misma frescura que cuando se realizó (pese a los problemas que por lo visto hubieron con el director original de la película teniendo que acudir a un sustituto), no es una afirmación cualquiera y por eso vale la pena insistir: ochenta años después sigue siendo una comedia potente.