Siempre es un placer corroborar que el buen cine, por mucho tiempo que pase, sigue funcionando en diferentes épocas. Es de especial interés todo lo referente a la comedia, que es lo que nos ocupa, teniendo en cuenta que siempre fue más difícil hacer reír que hacer llorar. ¿Pero qué hay del paso del tiempo respecto al humor?; ¿no es acaso más habitual encontrar comedias que fueran un éxito en su época y que varias décadas, varias generaciones después, no funcionan y han perdido toda la chispa que tuvieron?; no sabría decir cuántas decepciones quedan por ahí, pero genios del humor universal hay pocos.

"Mi mujer favorita" funcionó y sigue funcionando, por la química de sus protagonistas, por la rocambolesca historia de alguien que desaparece y es dada por fallecida, aunque haya una pobre mujer recién casada que no merecía ese trato, qué le vamos a hacer, esto es una comedia y tendremos que reírnos igualmente. El juez, ese adán vegetariano que pide zanahorias para almorzar, la inteligencia de muchos diálogos y saber darle vueltas y más vueltas a una situación dada ya por sí misma sorprendente. Sea lo que sea la película funciona rotundamente, ochenta años después se puede ver y disfrutar con la misma frescura que cuando se realizó (pese a los problemas que por lo visto hubieron con el director original de la película teniendo que acudir a un sustituto), no es una afirmación cualquiera y por eso vale la pena insistir: ochenta años después sigue siendo una comedia potente.