Si decido quedarme

A esta película, la voy a clasificar como drama light. Da un poco de penita, pero no te se caen las lágrimas al ver sus acontecimientos y desenlace. Me hubiera gustado más cruda, dura y desgarradora, pero solo es insulsa prácticamente.
No me gusta los dramas, ni pelis tristes en general, pero le he dado una oportunidad a esta "Si decido quedarme", sólo por su protagonista (Chloé Moretz), y la verdad que me parece lo mejor de la película, ya que está notable en su actuación.
Destaco también a el gran Stacy Keach. Tiene pocos minutos en el filme, pero los aprovecha. Su papel de abuelo afligido, si que emociona al espectador.
En resumen, peli regulera porque no termina de llegar al público, pero fácil de ver, al ser cortita de minutaje.

En la vida solamente estamos una vez y tenemos que vivirla bien o al menos tenemos que intentarlo. Hacer lo que realmente nos gusta. Eso sí, puede haber socavones o baches por el camino que tenemos que superar. Hace unos meses se estrenó en cines un muy buen drama titulado Bajo la misma estrella y dirigido por Josh Boone basado en la novela homónima de John Green. Tuvo bastante éxito en taquilla. Pues bien, ahora nos llega otra adaptación para la gran pantalla de otra novela, en este caso escrita por Gayle Forman, titulada Si decido quedarme. Son dos títulos que no tienen nada que ver entre sí, pero lo comentaba más que nada por ser adaptaciones de novelas.

Pudo ser pero no es.

Lamentablemente todas las premisas de esta historia se derrumban debido a varios factores:

* Personajes no desarrollados a plenitud. Que pueden parecernos simpáticos pero no nos transmiten esa credibilidad necesaria que debe tener un personaje.
* Decisión del director de concentrarse en convertir la trama en un drama de amores juveniles, en vez de sacarle provecho al ángulo filosófico y existencial de la historia.
* El uso excesivo y a destiempo del "flashback".

Las partes más memorables, sin duda, son las musicales. Eso es todo. No hemos leído la novela, así que no sabemos si es mejor que la película. Recomendación: espere que salga en DVD.

No lo puedo asegurar pero tengo la impresión de que “Si decido quedarme” ha gozado de un mediático y generoso estreno en Estados Unidos gracias al reciente éxito de “Bajo la misma estrella”. En mi opinión, las más de tres mil copias preparadas para su distribución en salas de ese país se deben a la previsión de los productores de que podría seguir la estela de su antecesora. Y, efectivamente, ha logrado una recaudación muy digna (más de cuarenta millones de dólares en cuatro semanas) para un proyecto de apenas once millones de presupuesto. Ambas cintas poseen varios puntos en común. Son adaptaciones de novelas, comparten género cinematográfico y algunos elementos de la narración y, sobre todo, están dirigidas a un sector muy concreto de público, el formado por jóvenes y adolescentes. No obstante, y aunque ninguna de ellas pueda calificarse de obra destacada, “Si decido quedarme” todavía evidencia mayores carencias.
Hasta la fecha, el televisivo “Nashville” era el trabajo más conocido del productor y realizador de documentales y series R.J. Cutler, que ahora debuta en el cine con este pretendido drama romántico que se diluye ante un guion blando y sin mordiente, incapaz de sacarle jugo al relato y con una dirección insulsa y poco creativa. Da la sensación de que sus responsables consideraban más que suficiente ofrecer una historia triste y conmovedora para que funcionara en pantalla como por arte de magia. Pero, por desgracia, no ha sido así, reduciéndose el film a una mezcla de buenas intenciones con resultado mediocre.
Cuenta la experiencia de una joven de diecisiete años, estudiante de música clásica y virtuosa del chelo, que se ve envuelta en un trágico accidente de tráfico en el que fallecen sus padres, resultando tanto ella como su hermano menor gravemente heridos. Trasladada a una dimensión a medio camino entre el mundo de los vivos y el de los muertos, se debate entre dejarse morir o luchar por vivir. En medio de este dilema, se intercala a modo de flashback una antigua relación amorosa que mantuvo con otro músico, en este caso, dedicado al rock.
Con un desarrollo y un final absolutamente previsibles, el lento ritmo narrativo y un uso reiterado de tópicos terminan por lastrar sin remedio un film que sólo se sostiene por la correcta labor de los actores y por una no excesiva duración. En ese sentido, recuerda a los títulos que inundan las sobremesas de los fines de semana, indicados casi en exclusiva para espectadores que tan sólo aspiran a conmoverse ante las desgracias y dificultades del prójimo. En “Si decido quedarme” no hay, pues, demasiado cine. Tampoco nos traslada la visión artística de un cineasta. Es, simplemente, un instrumento para dejarse llevar por la tragedia que asola a sus personajes.
Aun así, destaca sin duda la actriz Chloë Grace Moretz, que ya demostró su capacidad para transmitir y su carisma ante la cámara en “500 días juntos”, “Kick-Ass” y “La invención de Hugo” y que interviene junto al oscarizado Denzel Washington en “The Equalizer (El protector)”, cinta que inaugura la presente edición del Festival de Cine de San Sebastián. En la medida en que sepa escoger bien sus proyectos, le auguro un relevante futuro profesional.
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@gerardo_perez_s

Esta película es una larga tristeza. No solo por lo que pasa a los personajes, que es realmente triste en el plano de la historia, sino por lo que la película misma es como resultado: pobre, muy pobre. La ejecución busca tener un encanto particular pero se queda chapalenando en el ánimo lacrimoso que se impone desde la primera media hora del filme. Se pierde, entonces, todo rumbo narrativo que pueda enfatizar en la profundidad de los personajes y de los diálogos y la película se va deshaciendo en sus propios lamentos. Se le abonan los efectos especiales en lo que se ve a Mia (Chlöe Moretz) como una virtuosa del violonchelo, pero así como esto es artilugio propio del cine contemporáneo, pues es una forma de ver también que todas las lágrimas que esta película quiere despertar no son más que una excusa para evitar ser más profunda.