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Un hombre llamado Caballo

Western. Aventuras En 1825, el aristócrata inglés John Morgan (Richard Harris) vive comodamente y sin problemas hasta que los indios Sioux cambian su vida de forma radical. Sin que nadie pueda evitarlo, John es secuestrado y llevado a vivir con ellos como esclavo. En el poblado de la tribu, el joven es obligado a realizar diferentes tareas, pero a medida que pasa el tiempo, John irá acostumbrándose a su nueva vida. Cuando se enamora de la hermana del ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1970 -declarado Año Internacional de la Educación por las Naciones Unidas-, ocurrió una feliz “coincidencia” en el arte cinematográfico: Siguiendo la huella de, “Run of the Arrow” (Samuel Fuller 1957), “Tell Them Willie Boy is Here” (Abraham Polonsky,1969) e incluso de “Flap” (Carol Reed,1969), varios comprometidos directores hicieron, casi simultáneamente, tres importantes películas que se esmeraron por mostrarnos la verdadera cara, por muchos años oculta, de las tribus nativas estadounidenses. Estas películas fueron, “A Man Called Horse”, “Soldier Blue” (Ralph Nelson) y “Little Big Man” (Arthur Penn).

Aunque posee algunas coincidencias con la película de Fuller, “UN HOMBRE LLAMADO CABALLO”, está basada en la historia homónima que, en 1950, publicara Dorothy M. Johnson (1905-1984), una progresista escritora merecedora -entre otros honrosos galardones-, del Levi Strauss Golden Saddleman Award, “por traer dignidad y honor a la historia y legendas del oeste”. El guion estuvo a cargo de Jack DeWitt y, Elliot Silverstein, se puso al mando de una realización que tarda un poco en tomar impulso, pero, cuando se fortalece la relación entre, John Morgan, el desencantado aristócrata inglés, harto de sus títulos, propiedades y dinero ¡todo heredado!, y el cautivo francés, Batise -‘el pequeño milagro’ mediante el cual podrá entender a los indios Sioux-, ya la historia no para de crecer en su fuerza narrativa, en sus contrastantes objetivos y expresiones culturales, y sobre todo, va alcanzando una vitalidad humana que es lo que, en definitiva, la convierte en una realización muy emotiva y sin duda esencial para el Conocimiento de las culturas americanas.

Los atrasos culturales y la primitiva violencia de los indios Sioux, son descarnadamente mostrados, pero también, esto es, cierta y debidamente contrastado, con su trabajo mancomunado, su compromiso colectivo y su reconocimiento al valor… y con una inmensa sensibilidad frente a los seres queridos, al punto que, también nosotros, podremos preguntarnos si lo que siempre nos contaron fue objetivo, o en realidad, sesgado, tergiversado y perversamente acomodado.

En una cuidada y convincente ambientación, Silverstein, nos cuenta su historia casi siempre desde la perspectiva del secuestrado Morgan, y es a través de su vista que la oscuridad (desconocimiento, prejuicio) poco a poco va permitiendo la entrada de la luz (toma de conciencia), la cual sólo se logra cuando las suposiciones van siendo acalladas por la experiencia directa.

Richard Harris, luce muy bien como el hombre blanco que, en cada confrontación que surge en su camino, va descubriendo su propio valor… y ¡sorprendentemente el de sus “antagonistas”! El francés, Jean Gascon, tiene a su cargo el rol del simpático, pero muy obtuso Batise, la pena de hombre que siempre ve las cosas de una sola manera, y por esta obstinada ceguera, se pierde el descubrimiento del bien que hay siempre en todo mal. Judith Anderson, es la madre enmarcada en tal atraso que la lleva a confundir a un hombre blanco con un caballo; y Corinna Tsopei (Ciervo Corredor, o mejor, Pequeña Libertad), es esa suerte de ‘ángel’ que hace llevadera cualquier pena y que nos permite ver lo que nunca pudimos ver, aunque siempre estuvo ahí.

Dos secuelas de, “UN HOMBRE LLAMADO CABALLO”, se harían posteriormente… pero, esas son ya otras historias.
Luis Guillermo Cardona
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30 de mayo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recomiendo vivamente esta película a todas aquellas personas que amen el séptimo arte, que disfruten con el cine DE CALIDAD, ya se trate de dramas, comedias, musicales o el género que sea. La película que nos ocupa tiene la originalidad de que los protagonistas son los nativos americanos (conocidos como "indios"). El espectador tiene la oportunidad de ver como estas personas viven, como se desenvuelven en su medio natural, sus costumbres, sus tradiciones, su lucha por la supervivencia. Película de una gran belleza y que deja una huella imborrable. Yo no me canso de verla (he perdido la cuenta de cuantas veces la he visto), y es evidentemente mi película del oeste favorita, no digo que sea la mejor (eso lo dejo para "Centauros del desierto"), pero si que es la que más me ha gustado. En el momento de escribir estas lineas la acabo de ver y la he disfrutado más si cabe.
Syndera
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27 de mayo de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Kevin Costner triunfó con "Bailando con lobos", parecía que era la primera película en tratar con respeto y una visión distinta a los indios nativos americanos.
Pero no, al menos ya había otras dos que yo conozca: "Pequeño gran hombre" (con un enfoque de humor) y por supuesto la que nos ocupa.
Y no es para restarle mérito a la de Costner, pero está claro que, a su manera, esta de Richard Harris es también un peliculón.
Todo me parece muy bueno: Ciertos "travellings" de cámara, la fotografía, la tremenda actuación del protagonista (seguramente su mejor película con papel principal), y el acercamiento a las extrañas costumbres de este pueblo.
Gran parte del tiempo ni siquiera hay diálogo, pues no incluye subtítulos (al menos en la edición doblada al español que he podido ver), pero nos enteramos perfectamente de todo lo que pasa sin ningún problema, en plan "En busca del fuego". Creo que eso es muy difícil de hacer.
El protagonista nos hace de guía antropológico para ir poco a poco entendiendo y empatizando con esta tribu. Se puede ver como cine de aventuras pero creo que eso sería muy simple, pues es muy humana también.
No falta algún fallo de "atrezzo"propio del cine de los 70, como esas pelucas tan descaradas, o el hecho de que las ropas y el aspecto en general de estos indios sea demasiado pulcro como para ser de unas personas que viven en la naturaleza salvaje. Y esas tiendas perfectamente simétricas y con las telas planchadas, quedan poco creíbles también. Pero eso es un fallo menor que se lo perdono.
Sigo en "spoiler" para comentar la parte más famosa del film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
i42poloj
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12 de junio de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas setenteras y de indios que no se olvida. La vi en su estreno y fue, junto a “Pequeño gran hombre” del mismo año (https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/559502/954314.html), las dos películas que abrieron mis ojos adolescentes a una realidad del indigenismo norteamericano que yo desconocía: dignificación-desmitificación del pueblo indio, ritos de iniciación y peleas entre las propias tribus indígenas, cómo se desenvuelven en su entorno natural, sus costumbres, sus tradiciones o su filosofía de vida.

Elliot Silverstein aborda con solvencia para la época la cultura india, colocando a un aristócrata inglés en medio de un poblado Sioux en el cual el personaje va pasando por diferentes fases hasta hacerse con las riendas de la tribu. Para este trabajo Silverstein convivió con los indios una larga temporada para interiorizarse de sus costumbres y su modo de vida. Tiene el film un buen guión de Jack De Witt que sabe hacer un relato vibrante y emocionante de una historia original pero verosímil, tomada de la novela homónima escrita por Dorothy M. Johnson en 1950.

Richard Harris hace una buena interpretación del Lord inglés indigenizado y las escenas en las que debe pasar por la prueba de fuego para ser un guerrero son realmente dramáticas y duras. De hecho Harris es el soporte esencial del film y cabeza indiscutible del reparto pues en él recae la mayor parte de la acción.

En resumen, en aquellos inicios de 1970 no era costumbre rodar películas en la que los indios fueran los protagonistas principales y únicos. Aquí no hay 7º de Caballería ni colonos, etc. Indio sobre indio, cultura india, antropología india. Todo ello más o menos acertado, pero en su momento fue una luz que iluminaba la leyenda negra que se había tejido en torno al indio salvaje y cruel.

Para mí fue y es una película inolvidable y todo buen cinéfilo creo que debe verla, a pesar de que el tiempo ha dejado su huella en ella.
Kikivall
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28 de julio de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los films más conocidos de Richard Harris, que incluyen como suele ser habitual un par de secuelas bastante inferiores en calidad, en esta ocasión a Richard Harris se le da la ocasion de lucirse como un aburrido y decadente aristócrata que mata el tiempo cazando animales salvajes por el oeste norteamericano. Hasta que es capturado por una tribu sioux y pasa de tener una vida privilegiada a ser un esclavo y a ser tratado como un animal,hasta que tiene la ocasión de reivindicar su valia y convertirse en un guerrero sioux de pleno derecho. Trata de forma bastante realista los usos y costumbres de la tribu, sin juzgarlos en absoluto, un western naturalista en la que un Richard Harris en plena forma consigue lucirse bastante, no en vano es uno de sus papeles más recordados.
zuriman
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