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Un hombre llamado Caballo

Western. Aventuras En 1825, el aristócrata inglés John Morgan (Richard Harris) vive comodamente y sin problemas hasta que los indios Sioux cambian su vida de forma radical. Sin que nadie pueda evitarlo, John es secuestrado y llevado a vivir con ellos como esclavo. En el poblado de la tribu, el joven es obligado a realizar diferentes tareas, pero a medida que pasa el tiempo, John irá acostumbrándose a su nueva vida. Cuando se enamora de la hermana del ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
28 de julio de 2006
43 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me termina de convencer ninguna de las interpretaciones: Richard Harris no me parece el más adecuado para el papel, aunque es el que mejor lo hace; el francés que se hace pasar por loco –atención al parecido físico con Tarantino– es un personaje mal escrito, que bordea el ridículo, aunque se salva; la joven y bellísima india que no es india... pues eso, no pasa por india; etc.
Lo interesante de la película es su tono naturalista nada convencional, que pretende, sin éxito, bordear el ensayo antropológico. Y digo "sin éxito" porque el director emplea recursos cinematográficos que hoy han quedado desfasados, que rompen un poco con el espíritu que se debería mantener; porque el guión alcanza un punto a partir del cuál ya casi nada es creíble, puesto que nuestro amigo no sólo se integra sino que pasa por encima a todos los jefes y chamanes; porque en el fondo resulta fría la historia.

Lo mejor: la percusión y los cánticos que conforman la banda sonora; la batalla entre los propios indios –está bien, para variar, olvidarse del séptimo de caballería, de pistoleros solitarios y demás convencionalismos–; la dignificación-desmitificación del pueblo indio en todos los sentidos –ni son los más buenos del mundo ni son los más malos–; y, sobre todo, el ritual del Juramento al Sol –¡lo que puede llegar a hacer un hombre por echar un polvo!–, que forma ya parte de mi infancia.
jastarloa
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29 de abril de 2017
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elliot Silverstein, el director de esta cinta, estuvo conviviendo con los indios sioux previamente a su rodaje durante bastante tiempo, donde absorbió lo que pudo de "modus vivendi" y las costumbres de este pueblo orgulloso e indomable. Como bien se señala en el prólogo a la película, la prueba a la que es sometido Richard Harris, "el sacrificio al sol", fue prohibido hacia mediados del siglo XIX por el gobierno americano, dada su crudeza y su salvajismo.

La película nos la ofrece el directo desde el punto de vista de los sioux, y donde Richard Harris, en otro extraordinario papel, es un observador protagonista que mira con sorpresa en primera persona lo que nosotros vemos en la pantalla, que refleja perfectamente cómo vivieron los sioux, la dureza en su trato y también la nobleza de los mismos para sus propios miembros cuando dejan de tener un valor intrínseco para la mayoría del pueblo.

La historia es sencilla, noble inglés al que le perdonan la vida para que actúe como esclavo, mula de carga para una anciana madre del Jefe de la tribu, de ahí su apodo de "caballo". Duras escenas mientras se integra en la vida de los sioux, llegando con el tiempo a ser su Jefe.

Preciosa película con una espectacular fotografía en la inmensidad de los bosques. Como dato que a mí me ha encantado es que Richard Harris no se entera de lo que ocurre a su alrededor mientras los sioux hablan sobre él entre ellos, y el grado de incredulidad de Harris es el mismo que el nuestro, de ir aprendiendo poco a poco lo que se pretende de él a base de gestos y golpes.

Una pequeña obra de arte. Notable, 8.
andeltor
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29 de octubre de 2011
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
317/14(20(10/11) Sobrevalorado film, solo se explica su fama por ser el primero que trato a la cultura india con respeto, es un trabajo antropológico en la que a través de los ojos de un occidental asistimos al costumbrismo de una tribu indigena norteamericana, en este caso de sioux. El hilo conductor es John Morgan (correcto Richard Harris), un aristócrata inglés que se encuentra cazando en algún lugar del hoy USA, es capturado por los sioux, lo tienen en su campamento como una mascota, se ríen de él, está esclavizado, mientras planea como escaparse sin darse cuenta va quedando absorbido por este mundo hasta derivar en el momento cumbre, el Juramento al Sol, la escena mítica de la película. Es este un trabajo encuadrado en la corriente setentera liberal en la que se intentaba dar la vuelta a lo establecido, se era autocrítico, aquí se les da rostro a los indios, esos en que tantas y tantas cintas con anterioridad se les ponía como seres cuasi-animales salvajes a los que matar era casi un deber obligado, se los humaniza y se les expone con sentimientos, pero todo esto ha quedado envejecido, tanto que por momentos roza lo cursi, la escena de la batalla está mal coreografiada, no emite credibilidad, Batise (Jean Gascon), el amigo francés de John es una caricatura bufona ridícula, con un pelucón que da pena, a los personajes les falta hondura emocional, no empatizas con ellos, es una obra muy bienintencionada que le falta fuerza para tocarte la fibra, a su condición naturalista le falta poderío, excepto el tramo del juramento al Sol, todo lo demás resulta artificioso, maniqueo y sin poder de emocionar, hay cintas como ‘La Misión, ‘Bailando con lobos’ o la serie ‘Into The West’ que reflejan el exterminio de la cultura precolombina de un modo excelente y además emociona, con esta me quedo frío, supongo que en su época sorprendió hoy en día se ve desfasada, el tiempo la ha maltratado dejándola en un bosquejo por el que el cine comenzó a devolver a los indios parte de la dignidad que este le había restado durante décadas. Recomendable a los que gusten de estudios étnicos envejecidos. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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2 de marzo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sería injusto no contextualizar en el tiempo esta película, en todos los aspectos técnicos es una buena película sin más, pero no se le puede negar que fue la pionera de los westerns que comenzaron a enseñarnos la dimensión real de la cultura original americana, que se adentraron en los aspectos antropológicos y culturales de una cultura rica, original, y en armonía con el entorno y la naturaleza, y también en el enorme choque que supuso la llegada-invasión del mundo occidental, el cual la liquidó en pocos años. Lo mejor sin duda es la excelente base histórica, muy bien documentada, de las costumbres y la vida indígena, Silverstein realizó un largo trabajo de documentación y llegó a convivir con comunidades indias, notable igualmente la banda sonora con música original india adaptada por Leonard Rosenman, el uso de tópicos propios de la época es un pecado menor, como ya he dicho hay que situarla en 1970. El guión es correcto, habla de la adaptación forzada de un hombre blanco capturado por los Sioux, que con el tiempo llega a identificarse con los valores de armonía, libertad y respeto que le rodean.
Richard Harris logró el cénit de su popularidad con ella, pero, aún siendo una buena interpretación, no llega al nivel de "Mayor Dundee", "El hombre de una tierra salvaje" (rodada un año después), y por supuesto en "El Prado" de Jim Sheridan". Particularmente me gustó la interpretación en el papel de jefe Mano Amarilla de Manu Tupou (curiosamente actor de raza polinesia) y de su madre, interpretada por Judith Anderson, en contraposición a la de Jean Gascon, cuyo papel de cautivo francés de los Sioux chirría un poco en el contexto general, igualmente el papel de la escultural Miss Universo griega Corinna Tsopei es prescindible.
El tono es en ciertas fases casi de cine documental, pero sin perder un buen ritmo, aunque las escenas de acción se pueden mejorar mucho.La escena central con el juramento al sol, muestra unas escenas de crudeza impresionantes; decir que a finales del XIX, este rito se prohibió por la autoridades norteamericanas.
Debo reconocer que en su estreno en España (el mismo año que en EE.UU.) fue una auténtica conmoción entre los amantes del género en especial y el público en general, era una nueva visión más convincente (y desde luego más real) del papel de los indios en la historia de América, y encontró un ambiente propicio en el cual la cultura "hippie" y la contracultura valoraban conceptos como la vuelta a la naturaleza o el desprecio al consumismo y la propiedad privada. Cuando muchos años después ví "Bailando con lobos" o "La Misión", no pude dejar de recordarla y volver a valorarla con la necesaria perspectiva temporal.
Una última nota, las dos secuelas (siempre con Harris) decayeron mucho, la segunda se deja ver, la tercera ... mejor no verla.
El Estirao
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13 de noviembre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Harris protagonizó uno de los grandes éxitos de su carrera con esta película antropológica que nos muestra la vida y costumbres de los sioux. Está basada en un hecho real, cuando un lord inglés que se encuentra de caza explorando los Estados Unidos, es apresado por los indios que lo convierten en su esclavo. Al principio le humillan y se mofan de él pero pronto se ganará su respeto cuando mate a un par de shoshones, enemigos acérrimos de los sioux, y corte la cabellera de uno de ellos. Después se enamora de una joven y hermosa india emparentada con el jefe de la tribu a la que pretende. Sin embargo no será suya si antes no realiza la prueba de honor más importante, el Juramento al sol.

La película refleja de manera respetuosa y documentada la cultura de los sioux desde el vestuario y la música hasta el diseño de producción. Estos son los aspectos más interesantes del film. La trama argumental resulta más previsible aunque si por algo se recuerda esta película es por la impactante secuencia del juramento al sol. Mostrada de forma tan explícita que todavía hoy causa dentera verla.

La película se estrenó en una época en la que se puso de moda reivindicar y lavar la cara de la imagen que el cine había ofrecido hasta entonces de los indios. Así por ejemplo coincidieron en el tiempo obras como Soldado azul, Pequeño gran hombre y ésta que nos ocupa de la que además se rodaron dos secuelas. Ya a mediados de los sesenta John Ford había filmado una reivindicativa cinta de la nación india titulada El gran combate. El mismo Sam Peckinpah, de sangre india, mostró a sus paisanos reivindicando su figura en Mayor Dundee pero a mi personalmente la que mejor hace justicia al trato dispensado a los indios en el cine es Bailando con lobos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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