La mirada del amor

... se exhibe "La resurrección de Lázaro" de Rembrandt. Algún día iré a contemplarlo, a ser posible en compañía de la atractiva Annette; por ahora, me limito a verlos en esta película sobre la pseudorresurrección de Garret.

Arie Posin comienza el film por todo lo alto, con montaje "francés" y abundante uso del flashback. Pero tranquilos, filmaffinitistas, que enseguida cambia de idea y nos obsequia con una convencional comedia romántica al estilo jolibudense, de la cual pueden disfrutar todos y todas, y en particular los ancianos como los que llenaban la sala en la sesión a la que acudí esta tarde.

En resumen: Annette y Ed, muy bien; el director, hábil y astuto; y todo lo demás correcto. Pero tengo la sensación de que se ha echado a perder lo que podía haber sido una gran película.

He aquí un curioso experimento, un melodrama de improbable argumento que habría arrasado las taquillas en los tiempos de Bette Davis o Joan Crawford, porque salvando las distancias, eso es lo que me ha recordado, aquellos tremebundos dramones de los 30-50 en que ocurrían cosas como mínimo inusuales. En el caso que nos ocupa, resulta que Ed Harris es la verdadera encarnación, arruga por arruga, del amado marido fallecido de Annette Benning. Y ahí empieza la historia. Verla para creerla. Rodada con corrección y esmero, la película se sostiene sobre ambos extraordinarios intérpretes, que ponen toda la carne en el asador para que el espectador se sobreponga a su incredulidad. Mencionar también a Robin Williams, despojado por una vez de muecas y salidas de tono. Cine de otro tiempo que puede gustar a un amplio segmento de público.

"Kidnapped: Historia de un secuestro" (The Chumscrubber, 2005) marcó el debut en el largometraje de Arie Posin. No era una gran película y ni siquiera recuerdo porqué debería recomendarla, más allá de la aparición de una atractiva Camilla Belle. El recuerdo que tengo de ella no es completamente nefasto y quizá eso me hizo optar por ver "La mirada del amor" (The Face of Love, 2013) en el marco del Festival de San Sebastián. Mi idea era la de presenciar una comedia romántica de manual, no particularmente buena, para qué negarlo, la cosa olía mal de lejos. Pero lo que jamás habría imaginado era que iba a presentar algo único y extraordinario: un remake no-oficial de "Vértigo" de Alfred Hitchcock. Y no lo digo en broma, pues pese a que no respeta la trama original en todos los puntos, la tesis es similar y se toma la molestia de ¡plagiar! escenas. No acaba ahí: por si alguien se perdía el tema, en cierto momento de la película vemos a la protagonista con un poster de la película de fondo, además de otro de "Nostalgia" de Tarkovski. Todo muy sutil.

La historia de esta cosa va así: una mujer pierde a su marido, y cinco años más tarde, se cruza casualmente con un hombre que exactamente igual que él. Lo que sigue a posteriori es la historia de una obsesión pero desde un punto de vista amable, centrado en satisfacer a las amas de casa o nuestras estimadas abuelas, convirtiendo la subversiva Obra Maestra de Hitchcock en un crowd pleasure de manual, al estilo Sundance. No se puede oscurecer la idea, hay que aportarle un toque ligero de comedia automascada -todos los gags giran en torno al doble sentido del--valga la redundancia- doble-, introduciendo ciertos ribetes dramáticos cuando ya no se sabe por dónde va a salir. Esto es, en un tercer acto tan bobo, tan afectado, y desaprovechando de forma tan descarada el trabajo de Ed Harris y Annette Bening, que roza lo ridículo; bueno, no lo roza: cae de lleno en ello. Para intentar darle empaque al total se introducen flashbacks de todo tipo, alternándolos con las escenas del presente y fundiéndolos inocentemente como si así la cosa fuera más profunda.

Al final es imposible enfadarse con una película así. Podría haber sido una dramedia romántica de manual pero tiene los santos cojones de tocar un clásico y salpicarle de mierda de forma intermitente. Y mientras se visiona, en posición de 'facepalm', es imposible no querer ver hasta dónde llega el homenaje-plagio-tributo. No muy lejos pero eso es otro cantar. Una mediocridad que probablemente encante a mucha gente cuando se estrene en cines en España (¡porque se va a estrenar, esta sí, pero "Warrior" (Gavin O'Connor, 2011) no!). Conste que tampoco es algo tan infecto como "Precious", pero vaya, si os la tomáis muy en serio... os puede poner de mala leche.

Te gustan los protagonistas, te gusta su afinidad en pantalla, te gusta la historia que insinúa el tráiler, te gusta la idea del amor y de las segundas oportunidades, te gusta la oferta recibida, la propuesta planteada..., pero no te gusta tanto el interior descubierto, el medio-engaño recibido pues no obtienes lo insinuado, pues no llegas a absorber las emociones expresadas, pues no logras recibir la emoción y aventura de un nuevo e inesperado amor; la mirada del amor se queda en tenue melancolía, apagada mirada dulce y serena, tibia y melosa de un portavoz presente en cuerpo pero anímicamente desaparecido, manifestación prolongada de sentimientos reprimidos que ya no tienen destinatario pero que no llenan ese medio vacío involuntariamente sentido, esa poco satisfactoria percepción de un romance difícilmente asimilable. Una preciosa y estática fotografía envuelve la vida de nuestra protagonista, un stand by inesperado e inoportuno que devora un intenso y vivo interior, un espíritu profundo que lucha y sobrevive, que logra no apagarse y mantener viva la luz de su esperanza todavía incandescente; todo ello magníficamente interpretado por una estupenda Annette Bening, bellamente arropada por un excelente Ed Harris, formando un exquisita pareja, lo mejor del filme sin duda alguna, que seduce por su sola presencia juntos. La historia en sí no es absorbente, no eclipsa al espectador, pues pasa del recuerdo sensiblero de una pasado a un presente morboso en tonos tristes para acabar en un dulce futuro que supuestamente satisface todas las emociones vertidas. Quédate con la pura e inocente mirada de Annette, con la bella y elegante presencia de Ed, con su perfecta armonía delante de la cámara, con la insinuante fotografía que les envuelve..., y no mires mucho más; el argumento sólo se sostiene por ellos, por su expresiva aportación individual pues su peregrinación por aguas románticas no está bien arropada por diálogos y escenas que confluyan y logren crear la explosión emocional prometida. La falta de solidez y credibilidad del guión, la ausencia de un vertiginoso relato que emocione e impacte por igual es perceptible y notable; bonita y encantadora por la sensibilidad vertida, aunque poco cautivante, menos gratificante de lo esperado. La mirada del amor se queda en suave y corto vistazo, ojeada ligera y momentánea que no provoca ni enamora intensamente, sólo encandila levemente a un espíritu que pone, voluntariamente, más de su parte para así adornar lo percibido, embellecer una pintura que no ha logrado hechizar tu romántica mirada.

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En su tercera película el director canadiense Arie Posin cuenta con un gran reparto, que es lo más destacado de la película.
Annette Benning es una gran actriz, el tiempo no pasa por ella, y papeles como el de Nikki la vienen como anillo al dedo. Sus últimas actuaciones eran muy secundarias, por detrás de otros intérpretes más jóvenes, y en esos pequeños papeles también estaba muy bien. Volviendo a recuperar un papel protagonista, el de una mujer que ha sufrido una situación dramática, y de la cual está consiguiendo salir gracias al amor.
Ed Harris es el compañero de reparto perfecto de Annete Benning, su relación es creíble. Eso es lo mejor de la película, la química entre los dos personajes. El actor americano vuelve a interpretar otro papel de pintor, trece años después de " Pollock " .
Robin Williams está bien, como el viudo que está enamorado de Nikki.
Todos los homenajes me gustan, sobre todo si es a películas tan buenas como " Vértigo " , y se nota que uno de los objetivos del director es que recordemos el clásico de Hitchcock.
El problema de la película viene cuando se intenta producir una situación de suspense, y en este aspecto no está bien. El recuerdo a su marido fallecido hace que tenga que ocultarlo a Roger y su hija. Hay varios momentos donde Nikki actúa de forma extraña, y no sabemos si quiere empezar esa relación.
La película funciona bien a nivel romántico y dramático, pero no tanto en el suspense creado, aunque para el director esto último es secundario. El amor a primera vista entre los protagonistas recuerda al de Cary Grant y Deborah Kerr en " Tu y yo " .
El personaje de Jess Weixler no es necesario, sus escenas son las de mayor confusión y hacen que lo que vemos sea menos creíble.
El otro gran aspecto de la película es la fotografía.