Ser y tener

De amor...

La paciencia del maestro para atender a cada uno de sus niños.
Su comprensión ante sus peculiaridades y rasgos únicos y comunes.
Su oído atento para escuchar sus voces.
Su psicología para tratar de resolver los problemas y conflictos.
Su preocupación por sus vidas fuera de la escuela y por su futuro.
Su entrega para ayudarles a encontrar su camino.
Su capacidad de ponerse a la altura de los pequeños y aprender de ellos.
Su corazón que curso tras curso se va fragmentando para acompañar a todos los niños.
Su deseo de que sean plenos y felices.
Su memoria que los recordará mientras conserve las facultades para hacerlo.

De sombra...

Su pequeña gran labor cotidiana anónima.
Su esfuerzo para llevarlo todo adelante.
Su sufrimiento cuando sus niños sufren de veras.
Su impotencia ante las cosas que no puede solucionar.
Su silencio cuando se siente rebasado por todo lo inexpresable que siente.
Su desvelo incluso cuando nadie le ve.
Su humildad para admitir que no es más sabio que los demás.
Su aprendizaje constante de los niños a los que enseña.
Su cuidado por todos los detalles que consiguen que los niños se sientan mejor cada día.
Su mirada a solas cuando los niños vuelan de su lado hacia el resto de sus vidas.

Lindísimo documental sobre lo que debería ser la educación: un ejercicio de amor y responsabilidad mutua en el que todos trabajen juntos para alcanzar el crecimiento y el desarrollo personal. Tanto los niños, como los adultos.

Porque la educación y el aprendizaje son aventuras que nunca terminan.

Dedicado a ti, amor, en el día de tu cumpleaños.
Para que sigas creciendo como esos pequeños.
Para que sigas avanzando hacia lo mejor que puedas dar y obtener en la vida.
Para que sigas acompañándome a mí en mi propio crecimiento, y yo a ti en el tuyo.
Para que deseemos ser como Jojo.

La cándidez y sinceridad de la mirada de los críos, que no saben muy bien por qué están allí, quizá sólo porque su mamá o su madre (para los que ya tienen diez años o más) les dice que hay que ir a la escuela. Para ellos, creo que es una actividad más, como la de jugar en trineo, sólo que ésta no les gusta tanto. Están rodeados de campo, de un mundo rural en el que, desde pequeños, ayudan a sus padres en la labores campestres. Sus familiares, tienen el mismo conocimiento que sus hijos, ya han olvidado casi todo lo que aprendieron en el cole y, para ellos, el maestro es toda una autoridad, es casi como un padre no sólo de sus niños, sino también de ellos. Aunque, el tutor, George López parezca sacado de una pelicula, parezca un actor, es un ser auténtico, de carne y hueso. Me parece increible la labor que lleva a cabo y su forma de hacerlo. Sin duda, sus más de 30 años de experiencia en el cargo le han servido de mucho.
Es impresionante como los niños pueden reflejar sentimientos con su propio rostro, absolutamente súblime.
En fin, una película tierna y enriquecedora, que habla de una situación que, a día de hoy quizá se siga dando en Francia (lo más seguro, hablamos de una peli del 2002) y que, tal vez se dé acá en España también, aunque nadie no lo muestre, a nosotros, a los que vivimos en nuestras grandes ciudades, llena de comodidades.

“Ser y haber” sería, más bien, la correcta traducción del título de Être et avoir. Cuando aprendemos un idioma, son estos dos verbos los que primero nos enseñan a conjugar. Son las piernas de la comunicación verbal con las que recorremos el vasto territorio del lenguaje; los legendarios verbos auxiliares, embriones del aprendizaje. De ésto último trata la película de hoy, del silente crecimiento personal de unos niños bajo la tranquila autoridad de un maestro rural.
Nicolás Philibert, autor de este trabajo, pasó muchos meses recorriendo escuelas rurales francesas (visitó más de cien), para mostrar este tipo de institución docente, conocido como “escuela única”, en el que un maestro se hace cargo, al mismo tiempo, de niños de diferentes edades. Fue en un pequeño pueblo de la región del Auverne, donde encontró esta escuela donde los niños susurran en vez de gritar. Para el espectador urbano, tal vez sea esto lo que, a primera vista, llame la atención: la ausencia de bullicio infantil. Pero los niños no están tristes, es la personalidad severa pero afectuosa de George López, el maestro, la que imprime ese ambiente de sigilo.
Asistimos al acontecer del curso académico, siendo testigos del casi imperceptible cambio que va produciendo en los alumnos el transcurso de los meses en compañía del profesor. Compartimos los dramas familiares y personales desde sus mentalidades infantiles o adolescentes. Y nos preguntaremos: ¿Cómo es posible, la naturalidad de los comportamientos de estas criaturas?.
Philibert consiguió que los niños se olvidaran de que él y su cámara estaban presentes durante todo el tiempo que duró el rodaje, lo que hace parecer, a veces, que estemos ante una película de ficción. Personajes tan divertidos como el pequeño Jojó aportan momentos de entrañable comicidad. Al mismo tiempo, Être et avoir es una invitación a reflexionar sobre el abismo que existe entre el mundo rural y el urbano, abriendo un debate en torno a las carencias y ventajas de uno y otro.
También es excepcional la figura del maestro. Su pedagogía equilibrada de justa autoridad, ausencia de sobreprotección y respeto hacia los alumnos convierte a George López en protagonista activo de un admirable microcosmos.
Toda la atmósfera que envuelve a la película no se debe sólo a las situaciones, a las actitudes de los personajes. Hay también una voluntad poética en las imágenes, que ahonda todavía más en el discurso sensible del relato, que transmite honestidad. Y de eso se trata, también. El Documental debe aspirar a ser honesto; es decir, a abordar con respeto la realidad que se está interpretando, aunque sea para criticar o denunciar. Honestidad es lo contrario a manipulación.

¿Es una película que quiere ser un documental o es un documental que lo vendieron como una película?

Bueno, no hay actores, y tampoco es ficticio. Así que, es más documental, pero... está hecho de una forma muy natural y lineal: un curso escolar en un colegio de un pueblo pequeño de Francia. Tan lineal y natural que es, que director no ha plasmado nada de lo que quería transmitir, simplemente muestra y punto.

A mí esto, en este caso, no me ha gustado mucho, ya que algunas secuencias se hacían muy largas y no me decían nada. Al final, pues bueno con esa despedida, pues han buscado que al menos el final sea tierno y tenga ese punto de añoranza. Pero... por el resto, no me ha convencido mucho.

Este documental me ha fascinado. No intenta manipular sin querer ser pillado como muchos otros, sino que te traslada a una realidad y te enseña el transcurrir, quizás no del todo real, los niños sí llegarían a olvidarse de la cámara no estoy tan seguro de los adultos, de una realidad escolar. Prescinde de la tan socorrida voz en off que tanta doctrina narra y tan poco ayuda en muchos documentales.
Todo transcurre en una escuela de un pueblito francés, donde conviven niños de 4 años hasta los 10 con un profesor lleno de paciencia, serenidad y concordia.
Y su desarrollo contiene grandes dosis de lírica mundana, de la que se escribe con la paleta de colores más sencilla, más difícil de ver, más sensible.
Donde el esfuerzo es la unidad de medida y el cariño y el respeto las mayores virtudes.
100% recomendable.