Sonrisas y lágrimas

Alegre y bonito musical que se alzó con el Oscar a la mejor película en 1966. Todo un clásico del género que contiene temas tan pegadizos e inolvidables como Do-Re-Mi, My favorite things o Edelweiss, todos escritos por la pareja compuesta por Richard Rodgers y Oscar Hammerstei. Ambientado en la Austria nazi, este maravilloso musical dirigido por Robert Wise, realizador del famoso musical West Side Story, tiene todos los ingredientes para gustar a todo el mundo. Los momentos alegres dejan paso al dramatismo, que consigue conmover y emocionar a fuerza de acercarse al espectador y remover sus corazones. Al director se le va la mano con el azúcar, pero consigue una historia tan cercana como previsible.

Sonrisas y lágrimas es un film ideado para consumo familiar, bien realizado y con buen ritmo, con preciosos escenarios naturales austríacos. Julie Andrews canta y toca la guitarra en este musical que arrancó sonrisas y lágrimas a más de medio mundo.

En definitiva, una emotiva e inolvidable película, con brillantes e ingeniosas coreografías y una banda sonora irresistible que se ha convertido en indispensable.

En la vida hay tiempo para reír y tiempo para llorar.

Me gustan mucho los musicales, y esta historia no está mal, pero se hace excesivamente larga, hay números musicales que sobran y todo es demasiado cursi. Los actores hacen muy buen papel, pero todo es tan edulcorado que empacha. Quizá si se redujera de tres horas a dos quitando ciertas partes pesadas, la valoraría más positivamente. De todos modos es una buena película, y los bonitos paisajes austriacos y la canción principal es una maravilla. Me quedo con la actuación de Eleanor Parker, maravillosa.

¿Excesivamente larga? Sí.
¿Excesivamente azucarada? Posiblemente.
¿Inolvidable? Por supuesto.
Que nada sea impedimento para reconocer que Sonrisas y lágrimas es un peliculón.
Sorprendentemente, lo mejor de la cinta es su última parte, la que es menos conocida, cuando el personaje de María (gloriosa Julie Andrews) pierde peso en favor del capitán Von Trapp (inolvidable Christopher Plummer) y la trama de la invasión nazi de Alemania. Es ahí donde la emoción es más auténtica y donde la trama adquiere condición de inmortalidad.
Clásico entre clásicos que hay que ver sí o sí como representante de esa época en la que el cine era pura emoción y formaba parte de la vida de las personas como algo importante.

Lo mejor: Su último tercio.
Lo peor: Podría durar media hora menos y seguramente no pasaría nada.

Con este clásico, uno disfruta, antetodo, con el inmejorable plantel de actores que pulula sobre la pantalla, ya que podemos observar unas grandísimas actuaciones de la pareja integrada por Julie Andrews y Christopher Plummer. He de decir que me ha parecido una historia muy idealizada con muchas sonrisas y pocas, por no decir ninguna lágrima. No es demasiado probable que la película derive en esas situaciones tan esperadas (por contra) para un público con pocas ganas de llorar ante un contexto de guerra que se le viene encima al mundo entero. En efectos nos hallamos en los últimos años de la década de los 30. Viene muy bien la frescura y simpatía de los personajes. Por otro lado, algunas canciones, sobretodo la principal es pegadiza, aunque otras desentonan en el conjunto. Por lo demás el final no es del todo previsible ya que uno en cierto modo, si busca algo realista, tenderá a sospechar que habrá algo más de tragedia en el asunto, que el director hurgase en la herida.
Las coreografías y la ambientación no fallan, sin embargo, sí que están menos conseguidas las voces a la hora de cantar, el doblaje al español resulta un tanto flojo, especialmente el que da vida a Julie Andrews. Viene muy bien una escena en la que está tronando, cuando la pareja no hace más que cantar, lo que hizo que en Viena ese año al menos no hubiera sequía.
En general, la película, está bastante bien, es muy sencilla, pero consigue calar fácilmente en el público: no es de extrañar que haya sido galardonada con 5 oscars. Pese a todo la duración es excesiva, no es una comedia en la que el tiempo pase volando, sino todo lo contrario aguantar de un tirón se hace demasiado cansino.
Quitando varios fallos, la visión de este clásico supone una versión mucho más efectiva, que ya tiene mérito, de "Tu a Londrés y yo a California", sólo que se añaden varios personajes secundarios a la trama principal, y además no son 2 las gemelas protagonistas sino 7 niños con los que entablamos una gran amistad. Mis 8 estrellas las justifico por los grandes aciertos y los pequeños errores del conjunto.

El título de esta obra emblemática fue, en Norteamérica y países anglo, “The Sound of Music, y en Latinoamérica “La novicia rebelde”.

Se trata de un musical con Mayúsculas (por su enorme éxito) muy bien dirigida por Robert Wise, con un ingenioso guion de Ernest Lehman que evitó el exceso de dulzor y la actuación de dos grandes de la pantalla y de las tablas, Julie Andrews (que canta y actúa de perlas) y Christopher Plummer (un actor de gran nivel recientemente fallecido y en cuya memoria comento esta película que la vi por vez primera en mi infancia).

El film está basado en el musical de Broadway de mismo título, libreto de Lehman (como he dicho) y las canciones de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II. Y todo ello, adaptación de la novela “La historia de los cantantes de la familia Trapp”, de María von Trapp.

Se rodó el film en Salzburgo y en los estudios de la 20th Century Fox en California. El film ganó, para pasmo de muchos cinco Oscar, incluido el Oscar a la Mejor Película y fue un clamoroso éxito mundial que hizo época y marcó estilo.

La cinta se sitúa en Austria en 1938 y la protagonista María es una alegre y vital novicia que abandona el convento para convertirse en institutriz de los siete hijos del capitán retirado von Trapp, a la sazón viudo. El hogar funciona con férrea disciplina pero la novicia devuelve la alegría a la casa y a los niños con su simpatía y sus afinidad y pericia con la música, lo cual que acaba toda la familia siendo un reconocido coro. En toda esta trama deben huir de los nazis que acechan.

Estamos ante un drama emocionante y emocional, que cautiva con su música alegre y sus preciosas e inolvidables melodías y canciones que yo aún recuerdo en su traducción castellana (“Don, es trato de varón. Res, selvático animal, etc.”). temas inolvidables como temas inolvidables como "Edelweiss" y el título que da el nombre al film, "The sound of music" y la voz y en timbre maravilloso de Julie Andrews envolviendo la sala del cine.

El montaje, coros, baile, etc., es impresionante y la pareja principal de actores, la Andrews y el señor Plummer están fantásticos, rodeados además por unos simpáticos y bien dirigidos niños.

Puesta en escena genial, exteriores muy bellos con los paisajes austríacos de fondo y atrezzo, vestuario, etc., todo sin par.

Además, la minuciosa y cuidada dirección de Wise y el guion de Lehman no sólo respeta los ingredientes del del musical tradicional, sino que está dedicado a la familia Trapp real y tiene además una clara crítica al nazismo, a la vez que destaca los ideales del amor a la patria, sobre todo en los momentos en que la historia se desarrolla, inicios de la II Gran Guerra.

Sé que muchos pretenden vilipendiar esta cinta calificándola de sensiblera, lacrimógena y no sé cuantos calificativos más, sin embargo, en mi memoria y en la de mucha gente que ha visto esta encantadora película, los recuerdos traen música, risa y una apacible felicidad.