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Apocalypse Now

Bélico. Drama Durante la guerra de Vietnam, al joven Capitán Willard, un oficial de los servicios de inteligencia del ejército estadounidense, se le ha encomendado entrar en Camboya con la peligrosa misión de eliminar a Kurtz, un coronel renegado que se ha vuelto loco. El capitán deberá ir navegar por el río hasta el corazón de la selva, donde parece ser que Kurtz reina como un buda despótico sobre los miembros de la tribu Montagnard, que le adoran como a un dios. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 343
Críticas ordenadas por utilidad
2 de noviembre de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
PELÍCULA NO APTA PARA:

Ñoños de melodrama romántico tipo Pearl Harbour u Oficial y Caballero: que bonito es el ejército y que bien queda un uniforme.

Palomiteros que entienden que si una película no estimula las glándulas salivares de forma continuada es "lenta".

Maniqueístas que necesitan que haya un bueno, un malo y un "happy end".

Gente que ve la Pasión de Cristo sin pestañear pero que a la más mínima escena de violencia humana, ejemplo una guerra, se quejan diciendo: ¡cuanta violencia gratuita!

Gente que crea que antes del Sr. de lo Anillos no había nada.

Gente que le gusta el cine pero no las películas que le hagan "comerse el coco".

Gente que piense que en las películas bélicas tiene que haber héroes y valores tales como la valentía, el coraje, la justicia o el honor... Porque si no esto es un manicomio de película.

Podría seguir pero creo que con esta lista puedo ahorrarle tiempo a muchas personas que aún no hayan visto esta OBRA MAESTRA.
Anoche soñé que me deslizaba sobre una hoja de afeitar.......
Flywheel
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13 de julio de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
185/09(09/06/11-15/05/23) “Hueles eso? Lo hueles muchacho? Es napalm. Nada en el mundo huele así. Qué delicia oler a napalm por la mañana! Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos amarillos de mierda. Qué pestazo la gasolina quemada! Aquella colina olía a… victoria” (Tte. Col. Bill Kilgore). Esta es una de las perlas en forma de frases que hay en la Obra Maestra del Gran Francis Ford Coppola, realizador en estado de gracia que ya había hecho ‘El Padrino’, ‘El Padrino II’ y ‘La conversación’ y que se sumió en su proyecto más ambicioso, una adaptación libre del libro de Joseph Conrad ‘El Corazón de las Tinieblas’, epopeya en la que se critica con dureza y crudeza la Guerra de Vietnam y por ende a todas las Guerras.

En 1969, durante la Guerra en Vietnam, el capitán Willard (Magnífico Martin Sheen) es enviado en peligrosa misión secreta río arriba por el Nang para dar con el campamento del coronel Walter E. Kurtz (Majestuoso Marlon Brando), que se ha rebelado y vive venerado como un Dios por camboyanos, vietnamitas, y soldados americanos desertores, el objetivo es que Willard lo asesine.

Con este sencillo argumento se sucede una de las gestas fílmicas más colosales de la historia, hay quien la han tildado de desmesurada, pretenciosa, aburrida, ridícula y yo solo puedo tenerles lástima por no saber apreciar el caudal de maestría que posee esta obra. Es un descenso a los infiernos de lo peor de la condición humana y esto se da sobremanera en las guerras, especie de road-movie o en este caso river-movie, desde su comienzo la brillantez desborda la pantalla, el arranque con el mítico e hipnótico tema ‘The End’ de los Doors viéndose la selva bombardeada por helicópteros con napalm, mientras vemos el rostro sobreimpresionado de Martin Sheen tumbado y fumando, a continuación hay un monólogo desesperante de este en el que se nos presenta un tipo tocado por el enfermizo influjo de la guerra, a esto sigue una delirante danza donde se ve la locura en que está hundido.

La historia esta partida en diferentes etapas, como si de ‘La Divina Comedia’ de Dante se tratará, comienza con la relatada y el encargo de la misión donde es embarcado en una patrullera fluvial con cuatro jóvenes tripulantes que desconocen la misión, para llegar a continuación al tramo más famoso de la obra, dura unos 25 minutos pero son en sí una película de resonancias magnas, aparece en escena el Noveno Batallón de la 1ª División de Caballería comandado por el Tte. Col. Bill Kilgore (Imperial Robert Duvall), se suceden una tras de otra secuencias para la historia del cine teniendo su zenit en el bombardeo de una aldea vietnamita envuelto en la música de ‘La cabalgata de de las valquirias’, antológica, icono imperecedero, engrandecido por la sublime interpretación de un Robert Duvall tocado por los dioses.
Continua en spoiler sin spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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30 de marzo de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela de Joseph Conrad, “·El corazón de las tinieblas” fue durante muchos años una especie de pelota de ping-pong pasando de mano en mano (las de Orson Welles por ejemplo), hasta que fue a parar a un joven, y entonces poco conocido Francis Ford Coppola. Éste adaptó la base de la novela a la guerra del Vietnam, en la que el capitán Willard (Martin Sheen), recibe el encargo de localizar al coronel Kurtz (Marlon Brando), perdido junto a sus hombres más allá de las líneas enemigas. Dicha búsqueda significará un viaje en el sentido más ámplio del termino.
El viaje de Willard y sus ocasionales acompañantes, tras los pasos de Kurtz, supone mucho más que una simple búsqueda. Se podría decir que se trata de un viaje exterior, pero también un viaje interior, un viaje en el que a medida que avanza, la lógica y la razón van perdiendo su significado. Cada uno de los episodios que Coppola nos muestra van encaminados para prepararnos el encuentro con Kurtz, cuyo destino es la sinrazón, o cómo él mismo dice: el horror. Rodada prácticamente toda la película en exteriores, con pocos diálogos, que son complementados por la voz en off del protagonista, cuyos comentarios nos van iluminando mientras va recorriendo el camino hasta su meta final (con unos paisajes que a medida que avanza el metraje se van descontextualizando progresivamente, hasta llegar a su destino, en un lugar tan irreal que bien podría ser Vietnam o Haití o ninguno de ellos).
El director, por entonces considerado poco más que un novato, demostró un gran dominio del lenguaje narrativo, consiguiendo expresar en imágenes lo absurdo e inutil de la guerra en general, y del conflicto en particular, de en qué clase de personas nos acaba convirtiendo la guerra y de cómo somos utilizados para transformarnos en máquinas de matar y cuando ya somos necesarios, somos eliminados por otra máquina de matar. Todo esto consigue expresarlo Coppola en este film, de ritmo lento, con una apariencia entre surrealista y de pesadilla a veces, cuyas imágenes tienen la capacidad de quedarse impregnada en la retina del espectador, con algunas magníficas secuencias (la de los helicópteros con la banda sonora de Wagner protagonizada por Robert Duvall es de sobras conocida) en las que es imposible sustraerse a la absurdidad de la situación y al sinsentido a que nos lleva una guerra. Al excelente trabajo visual y puramente estético, hay que añadir el estupendo guión, en el que aprovechando un hecho puntual, acaba abarcando toda la dimensión de la cuestión, y en el que aunque físicamente no llegamos a ver a Kurtz hasta el final (aunque breve, impresionante interpretación la que nos brinda Marlon Brando), está presente prácticamente desde el inicio del film.
Esta es quizás una de las pocas películas sobre el Vietnam, en las que el problema se aborda desde una perspectiva general, de conjunto, y a pesar de tan ambiciosos planteamientos, son plenamente conseguidos por su director.
manulynk
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15 de abril de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un principio, decir que es la película mas personal de Coppola ya debería bastar para pensar que estamos antes una obra maestra.

Pudiera ser que la película fuera fallida, o no consiguiera transmitirnos lo deseado, por suerte, si había alguna duda sobre la complejidad del film, se resolvio con el "Redux".

Suelo ser bastante contrario a "montajes finales", pero esta claro que en este caso era necesario, la nuevas escenas enriquecen el producto final y no restan un ápice de calidad de esta maravilla del Séptimo Arte.

"Apocalypse Now" es de esas obras maestras intemporales, de las más grandes, de esas que incluso cuentan con la suerte de cara, pues han pasado terribles penalidades para poder ser realizadas.
El guionista, john Millius, acierta en una dificil empresa, adaptar una novela de Joseph Conrad,ambientada en la Africa colonial de principios del S.XIX, a la guerra de Vietnam.
Coppola se la juega con un enloquecido y desatado Brando, que le puso en jaque durante el rodaje inventandose textos o afeitandose a su antojo la cabeza (cosa que el guión no reflejaba), con un resultado final soberbio, ya que la busqueda de ese semidios pérdido en la jungla no podria estar mejor reflejada en el talento de, posiblemente, el mejor actor de la historia del cine.
En cuanto a anécdotas varias sobre los citados problemas, un tornado destruyo gran parte del set de rodaje, El director se gastó toda su fortuna practicamente para poder terminarla.
Al protagonista, Martin Sheen, le dió un ataque cardíaco (es un milagro que no le dieran varios a Coppola).
En definitiva, nadie habría apostado que entre tanto caos surgiera una de las mejores películas de la historia.Es la magia del cine.

Mención especial para Robert Duvall, junto a la parte final de Brando lo mejor del film.
Inolvidable la música de "The Doors" y su "This is the End" sonando desde el primer fotograma mientras la selva se incendia de napalm, un comienzo tan demoledor como brillante y el aviso de lo que espera detrás de esta enorme película.
Sobresaliente.
alcaide
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26 de octubre de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de mis intuiciones más antiguas de la grandeza del cine era la escena de apertura con Marthin Sheen (¿qué fue de este muchacho, camino de la gloria tras Badlands?) rompiendo cristales a puñetazos en un hotel vietnamita, bajo las palas de unos ventiladores que recuerdan ominosos la violencia posterior, a los acordes de una canción de The Doors. Seguirian muchas más escenas y planos de las que puedo mencionar aquí, confirmándome que Coppola es uno de los mejores directores estadounidenses, que el film es la mejor adaptación posible de El corazón de las tinieblas (en lo de la película definitiva sobre Vietnam no entro, entre otras cosas porque hay demasiadas, y me interesa más la literatura que la guerra) y que es una buena cosa mezclar la genialidad con una disciplina cartesiana, controlar los extremos de una historia a ratos delirante, con claras incursiones en lo visionario y, a la vez, un fresco realista sobre las pobres vidas de un puñado de muchachos alistados a viva fuerza. Que los actores están geniales (como conteniendo la respiración en una película que saben que les catapultará a la fama) no tiene discusión. Una obra maestra.
santiago aragón
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