The Equalizer (El protector)

Un intento de John wick que lo que le falla es que intenta ser algo que no es, por el contrario, John Wick si sabe lo que es y va al grano. Me ha parecido buena película pero tampoco tengo mucho mas que aportar, nada innovador.

Lo cierto es, que me hubiera gustado hacer una crítica de ‘The Equalizer’, o la segunda película que este año lleva por título ‘El Protector’ tras aquella de Jason Statham. Pero lo cierto es que una vez que comienza la cinta y ves a Denzel Washington en ella, no ves absolutamente nada más. No es que él se coma la película, es que ÉL es la película.

Denzel Washington, un actor de primera división, capaz de aguantar el 90% de los planos de la película, y el que no me crea me remito a que vea la primera media hora. Basta su sonrisa picarona para ganarte, porque para cuando se ponga a bailar te habrá ganado por completo. ‘The Equalizer’, con otro protagonista, habría ocupado un lugar en las estanterías de los videoclubs, si es que aún quedan.

Denzel interpreta a un Charles Bronson metido en nuestra época. En el mundo de la película no hay grises, solo hay personas buenas y personas malas y alguien tiene que restaurar el equilibrio cuando las personas malas se aprovechan de las buenas. Ese es su trabajo.

El guión es muy flojito y lo que podría haber sido como un moderno ‘Taxi Driver’, la idea se esfuma a los pocos minutos. A la hora de película, Denzel ya está pegando tiros a diestro y siniestro. El director, Antoine Fuqua (cuyas cintas se me siguen haciendo un poquito pesadas y a esta un recorte de diez o quince minutos tampoco la sentaría mal) que según el día dirige mejor o peor, parece estar pensando: ¿Y qué mismo da los villanos que vaya liquidando, o la inepta policía que no aparece por ningún sitio? Ahí está Denzel para salvar a la chica, que por cierto me hubiera gustado ver algo más en pantalla. Chloë Grace Moretz aparece muy poquito.

‘The Equalizer’ no ofrece nada que no hayáis visto ya hasta la saciedad. Es un entretenimiento ligero que os hará reencontraros con el bueno de Denzel, que sigue en plena forma y con ganas de repartir estopa. ¿Para qué más?

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Después de haber visto su increíblemente oscarizada "Training day" - que no deja de ser un thriller del montón - y aborrecer su versión de "El rey Arturo", definitivamente con "The equalizer" Fuqua ha colmado mi paciencia.
Quince largos minutos en los que el bueno de Denzel sólo recomienda a los demás cosas que pueden ayudarles y en los que lee "El viejo y el mar". Si luego cambiaba el argumento, ni llegué a verlo porque es una película que no me dice absolutamente nada. Además, con las muchas que tengo pendientes, no estoy para perder el tiempo.

Me ha gustado. Me parece entretenida y se deja ver. Está llena de clichés y tópico manidos hasta la extenuación, cientos de veces vistos... pero funciona. Es interesante por el cambio que experimenta el protagonista, de tranquilo hombre recluido en una vida gris, sin demasiadas emociones, sin sobresaltos, sin nada que contar a una fiera asesina que ajusta las cuentas de todo un clan mafioso ruso.
La música es estupenda, acompaña magníficamente a la acción, que es trepidante.
Denzel Washington es un actor de una pieza. Es capaz de transmitir emociones sin mover un músculo, con la mirada, respirando. Me gusta mucho, pertenece ya a esos clásicos contemporáneos que gozas de verlos y que sabes que están estirando lo mejor de sus carreras, que les quedan unas cuantas películas, de las que sólo una pocas serán buenas o muy buenas.
Fuqua parece un director menor, pero tiene cosas estupendas, que se ven fácilmente que entretienen, de las que gozas con naturalidad, con normalidad.

Me equivoqué, lo reconozco, pensaba en un justiciero al estilo de Clint Heastwood, Bruce Willis o, por lo menos Chales Bronson. Maquinas humanas, justicieros con la ley pero al margen.
Pues no, me encuentro una maquina perfecta, capaz contra 5 mafiosos rusos, tatuados y armados, al mismo tiempo. Lo que mas me molesto aparte de pagar la entrada, era que no llevaba capa o al menos antifaz. Con eso, al menos no me hubiera sentido engañado.