Si ya es sorprendente la historia que cuenta esta película, más aún que sea de Javier Fesser. En un cambio radical de registro nos demuestra que también es capaz de dirigir cine dramático. Y "Camino" es un drama con mayúsculas. Suelo huir últimamente de este género, pero la curiosidad me impulsaba a ver este título. Desde luego no deja indiferente, es imposible evitar las lágrimas, es durísima tal y como muestran las operaciones y el desarrollo del "problema", muy crítica con el Opus Dei más sectario (que me perdone si alguien de él está leyendo esto, pero tal y como lo relata, ver spoiler 1...) y valiente por tratar una combinación entre amor terrenal, espiritual, religión y enfermedad terrible.
Nerea Camacho está increíble con esa expresividad y supongo que tuvieron que prepararla muy bien psicológicamente para poder afrontar este personaje, pues no es nada fácil y más en su evolución hacia la demacración física. Sorprendente también Mariano Venancio - habitual de Fesser - alejado de la comedia y aún más Carme Elías. Me atrevería a afirmar que es de los mejores papeles de su carrera y no es de extrañar que ganara el Goya. No sólo pierde todo su acento para encarnar a una pamplonesa, sino que esta madre está llena de matices. Su fe fanática e inquebrantable es egoísta con cualquier cosa que puede torcerse en su mundo exacerbado, pero también la ayuda a mantener una entereza ante la adversidad muy difícil de adquirir.
Lo peor de la película para mí es quizá que algunos actores podrían vocalizar mejor (evidentemente no Camino, pues esto refuerza su sufrimiento ante tantas pruebas, intervenciones y dolores) y el exceso de metraje (si bien se compensa con el final en ese paralelismo que algunos tildan de risible, pero en el que suceden muchas situaciones que clarifican y que en mi opinión abre el debate sobre si la niña realmente no estaba tocada por la santidad aunque uno no sea del Opus, ver spoiler 2).
Eso sí, una vez que la he visto creo que no volveré a hacerlo, porque es una historia triste y muy desgarradora.
Mi nota: 7,4

Esta frase que pronuncia el suegro de Paul Kersey en la única escena en la que prácticamente aparece en toda la película, resume el argumento de "El justiciero". Una sentencia criticable porque puede hacer pensar en un mensaje pro Trump defendiendo la tenencia de armas por parte de cualquier ciudadano, pero que sirve para plantear el mismo debate que los medios esgrimen cuando comienzan los asesinatos de los criminales. Además, si nos atenemos a que el protagonista tiene como profesión salvar vidas, se abre otro sobre si es ético que también las quite. Mención aparte merece esa contundente inoperancia de la policía que no puede hacer tanto (ver spoiler 1) y la actualización del argumento con el uso masivo de redes sociales.
En "El justiciero" Bruce Willis sustituye al Charles Bronson de la original y creo que sería de justicia en primer lugar no crucificar al pobre Bruce como actor candidato a los Razzie, pues tampoco lo hace mal y la trama entretiene incluso más que la anterior de Michael Winner, pese a tres fallos que detecté en el guión (uno que no interfiere en el desarrollo y dos que si no estuvieran haría aguas, ver spoiler 2).
Que "El justiciero" sea otro título más de los que un abnegado padre de familia se transforma en otra persona a raíz de sus circunstancias personales, no es suficiente como para ponerla a parir. Además, tiene algunas secuencias muy buenas (ver spoiler 3).
Mi nota: 6,8

"Vacíos sin gracia", debería llamarse esta película. Lo segundo, es obvio. No me reí ni una sola vez, lo cual dice poco a su favor como comedia. Ni siquiera con el personaje de Chiapella, que tiene más potencial y del que esperaba más.
En cuanto a lo primero, el guión adolece de originalidad pese a los primeros intentos de la monja interpretada por Carmen Machi por atraer la atención de unos críos bastante soeces y desagradables en general. Después no es, en mi opinión, más que un batiburrillo arquetípico entre "Que baje Dios y lo vea" (muchísimo más divertida), "Campeones" y alguna del estilo de "HIT, "Mentes peligrosas" o parecida pero con chavales de 12 años.
En fin, sólo para pasar el rato pero sin humor.

No puede negarse que Iciar Bollaín le ha echado un par rodando una película sobre un tema tan espinoso en su tierra. Ahora bien, creo que Fernando Aramburu se mojó mucho más con "Patria" (al menos en el libro, la serie no la he visto).
Blanca Portillo realiza posiblemente uno de los mejores papeles de su carrera, por encima de un siempre solvente Luis Tosar (si bien aquí me atrevería a decir incluso que me convence y me aporta más como etarra arrepentido el interpretado por Urko Olazabal). Pero no puedo decir lo mismo de María Cerezuela, a la que no la entiendo bien cuando habla. Por ejemplo en la escena en que Maixabel está conduciendo y ella la llama y apenas se la oye (que igual era para reflejar la escasa cobertura, pero tuve que deducir qué le estaba diciendo por el contexto).
Además, tampoco hay cosas que me cuadran para ser fidedigna a la realidad (ver spoiler) y a ratos se me hizo un poco lenta y con altibajos, sobre todo todo el transcurso penitenciario hasta que comienzan los encuentros.
Sí impresionan esos golpes a la mampara y esos gritos de boicot en el juicio por cómo lo recordaba de imágenes del telediario (si no me falla la memoria, sobre todo en el de Txapote).
Mi nota: 7,2

Tenía curiosidad por conocer la vida de este paisano oscense, del que decían que era una especie de Oskar Schindler, así que este documental me pareció una buena oportunidad. Aparte de que entre otros escenarios aparece Huesca y la figura de Ramón Acín, que fue su maestro y que muchos desconocen que - tal y como se describe - fue un intelectual en Aragón que podría equipararse con otros más famosos, la primera sorpresa fue que conozco al familiar que aparece narrando su testimonio como tal.
Pero había más. La segunda fue descubrir cómo el fascismo provocó que Paco Ponzán pasara a convertirse en un guerrillero muy activo desde su anterior carácter pacifista antibelicista. Y titulo mi crítica como el de la novela de Pío Baroja porque realmente lo fue, hasta el punto de ejercer como ideólogo de planes de escape que ni en "La gran evasión". A medida que escuchaba sus hazañas, también me pregunto cómo es posible que ni siquiera los gobiernos antifranquistas que se supone ha habido en este país no hayan condecorado a este héroe que salvó a gente de gran importancia estratégica para los aliados en la II Guerra Mundial y que ha sido reconocido en Francia, Inglaterra y E.E.U.U. La historia se lo debe, y España también.
En cuanto a lo de mártir, sobra la explicación tras conocer su final y el documental logra ser muy emotivo en ese homenaje extraoficial que se le hizo.
Muy bueno y no se hace pesado.
Mi nota: 8,8