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El manantial

Drama Howard Roark (Gary Cooper) es un arquitecto vanguardista, ávido de romper con todo lo hecho hasta ahora en los terrenos de la arquitectura. Dominique Francon (Patricia Neal) es una columnista del periódico The Banner de New York que también ama la individualidad y todo lo que libere al hombre de la esclavitud de las ideas. Juntos, pero "separados", iniciarán una guerra contra el mundo de lo convencional. (FILMAFFINITY)
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Críticas 83
Críticas ordenadas por utilidad
1 de abril de 2013
13 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque ya me diréis que pinta la palabra "Manantial" en esta historia a cuatro bandas: la relación de amor, la arquitectura, el periodismo y la filosofía política. Dicho esto parecerá que estamos delante de una obra profunda y de calidad por los temas que maneja pero no es así. Empieza razonablemente bien, incluso los momentos "sexuales" entre Howard Roark (Gary Cooper) y Dominique Francon (Patricia Neal) son de altura, por más que ella sea completamente tonta, muy petarda y más desagradable aún, pero con todo acaba decepcionando. Llega un momento en el que pierde el sentido de la realidad volviéndose ridícula entre el dinamitero loco terrorista a lo "El club de la lucha", el crítico fascista-mafioso-maquiavélico, la conspiración mundial de la prensa y las manifestaciones y altercados callejeros más grandes de la historia por... simples cuestiones arquitectónicas. La cosa llega a tal nivel de falso dramatismo que prometo que pensaba que de buenas a primeras iba a coger una metralleta a lo "Grupo Salvaje" o "El Padrino" para matar a tanto arquitecto, periodista o accionista conjurado contra el héroe. Es que parece que se les va la vida en estas cuestiones labores.

Aunque es verdad que "El manantial" tiene varias lecturas. Por ejemplo, la puramente artística. Claro que para vendernos el estilo funcionalista moderno de un Frank Lloyd Wright en todo menos en el nombre se hacen un lío tremendo. Ni autodisciplina, ni integridad, ni masa, ni sacrificio, ni colectivo, ni porras. Que estos edificios son muy feos, a ver si os enteráis. Por eso a la gente, a mí, no les gusta y por eso no quieren contratar a Howard. Ahora bien, y enlazo con la parte política, aquí lo que se defiende no es al individuo, sino el sometimiento del hombre-masa, del "esclavo" a esa especie de semidios que representa tanto el artista como el "hombre libre". Por eso tenemos que "reconocer" el genio de este arquitecto y plegarnos a su gusto. ¿Entendéis el mensaje? La autora de la novela es Ayn Rand, una de esas ultraliberales que dan miedo. Lo curioso es que su defensa de un individualismo acérrimo supuestamente opuesto a un colectivismo tanto comunista como fascista es tan intenso que se aproxima sospechosamente al nazismo (SPOILER, no desvelo nada). Entre otras cosas, esa descripción del "parásito" delata su profunda afinidad con dicho movimiento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reaccionario
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26 de abril de 2009
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La miro y la remiro, pero sigo sin encontrarle una gran diferencia entre "El manantial" y toda esa clase de historias que mi madre suele llamar con acierto "novelas de amor y lujo". No veo el motivo por el cual considerar esta una gran película si no consideramos nada de Danielle Steel o Jacqueline Briskin alta literatura.

La historia va de un ambicioso arquitecto con ínfulas de genio que lucha contra las vulgares y tiránicas directrices de la sociedad (ya sabéis, el rollo de "mi arte por encima de la masa vil".). Dicho personaje se enamora tórridamente de una mujer de psicología confusa y autodestructiva que a su vez acaba casándose con el director de un periódico cuyas directrices orquestan la dirección de la opinión pública, algo bastante importante para el desarrollo de la carrera del arquitecto: por cierto, ejemplar la manera en que se establecen las relaciones del trío amoroso. Cada uno de ellos tiene un pasado, una definición y una personalidad fuerte y mantienen tenso el cable entre sus relaciones aportando tanto como reclaman para sí mismos. Es sin duda lo mejor de la película y no algún que otro discursito ampuloso y condescendiente de esos que algunos directores encasquetan a presión en sus películas peguen o peguen con a historia y con los personajes.

En otros aspectos, nada destacable. Gary Cooper se inhibe y Patricia Neal sobreactúa y a pesar de que la escena de su primer encuentro es una maravilla de potencial erótico e icónico, más tarde reconducirán su relación al terreno de lo melodramático y bochornoso. El tercero en discordia, Raymond Massey, sin embargo otorga una dignidad y una inteligencia ejemplares al que en principio parecía ser el más débil de los vértices del triángulo. La relación amorosa más tarde se revelará un clásico rellenatramas porque en ningún momento tenemos la sensación de que dicha relación tenga algún tipo de relevancia en la historia.

Diríase pues que "El manantial" es un cine-culebrón disfrazado de alto standing, algo que puede despistar en algún momento si no se cuenta, como en mi caso, con una prolífica carrera de lectora de novelas de amor y lujo.
Neathara
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13 de marzo de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No conocía esta película, ha sido al ver que alguna de mis "almas gemelas" la votaban con un 10 el inicio de mi curiosidad por ella hasta que al final he logrado verla.
Sinceramente, lo que viene a ser el argumento de la película me ha decepecionado un poco. Creo ver dos líneas argumentales: 1. La de la lucha del arquitecto por sus ideas 2. El "amor" entre ellos dos.
Respecto a 1. me ha resultado "muy reiterativo" el mensaje sobre el individuo frente a la sociedad, amen de grosero (por falto de maices) y burdo. Ni entro ni salgo en la idea que transmite la película (no es el lugar) pero no consigue hacerlo de una manera agil ni entretenida, más bien parece intentar lo de "si lo repites mil veces....". Agotadora y pesada en ese sentido.
2. Para mi ella sobreactúa tanto que se hace no creíble, eso por un lado y por otro me parece muy interesante la relación que tienen los dos pero no entiendo el interes por adjetivarla con la palabra amor cuando se parece poco a cualquiera de las formas que conocemos de esa palabra. Hay una escena en la que ella suelta un "te quiero" que parece un vómito de desesperación.
Me gusta el papel cínico del crítico de arquitectura, el trabajo de Gary Cooper como un arquitecto engreído e incapaz de tener en cuenta al otro en sus pensamientos (sin dejar de ser social, a su pesar, pq al final quiere lo mismo que todos, triunfar, aunque el hable mucho del trabajo por el trabajo) y el del dueño del periodico que por lo menos es el único que duda de sus actos, porque los demás.......
Ricky
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23 de julio de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película de King Vidor, tachada de excesivamente ambigua...y puede que lo sea, pero no por ello tiene tacha alguna en su interés ni calidad.
Muy bien dirigida por Vidor, con unos excelentes diálogos, soberbias interpretaciones, sobre todo a cargo del gran Raymond Massey, que compone un personaje preciso y muy difícil de interrpretar por su dualidad de hombre duro e inclemente pero en el fondo honrado y deseoso de hacer el bien.
La relación entre el protagonista y Patricia Neal, bellísima y muy sensual, está narrada incluso con elementos claramente eróticos, algo impropio en la época.
Y el discurso de Gary Cooper al final, en el juicio, es uno de los mejores que se hayan podido oír en una película...dejando a parte si se está de acuerdo con él o no.Porque esa ese es precisamente el espíritu de la película, el que se narra la forma de pensar de un creador, en este caso un arquitecto, para el que lo único importante es su trabajo, la idea que debe desarrollar, por encima de intereses económicos o sociales, sin importar si servirá al bien colectivo o gustará a la mayoría. Una forma de ver una creación que no es plato de todos los gustos.
Durante el rodaje, Patricial Neal se enamoró locamente de Gary Cooper y tuvieron una relación amorosa. A Consecuencia de dicha relación, Neal se quedó embarazada, pero Cooper no quiso separarse de su mujer. Neal casi enloqueció, abortando e intentando suicidarse.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2006/09/manantial-el-fountainhead-usa-1949_11.html
Constancio
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1 de abril de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada ser humano, es un manantial de ideas que pueden llegar a ser tan personales y tan diversas como ese sendero que, cada uno, consigue trazar a lo largo de su existencia, no habiendo otra persona que haya visto lo que uno ha visto, nadie que haya leído lo que uno ha leído… ni nadie que pueda haber conocido a todas las personas con las que, cada uno, ha compartido. En tal sentido, somos únicos y auténticos, y podemos escribir una historia que, por muchas semejanzas que pueda tener con las experiencias de alguien más, nunca será igual a la de ningún otro ser humano.

La sociedad necesita por tanto, y muy especialmente, las ideas del individuo, porque así produce, crece y se transforma. Si nuestro pensamiento fuera siempre colectivo, como por ejemplo el de las ovejas, sólo aportaríamos lana sin hacer otro esfuerzo para aumentar las opciones de la existencia... ¡y así no debe ser!

Pero, aunque esto es cierto, también la sociedad requiere de ideas que las respalden los colectivos, porque, de no ser así, no podrían hacerse los trabajos mancomunados. Tras el brillante discurso final, donde Roark tiene un solo punto débil y es su acérrima defensa del individualismo (mezquindad y arrogancia), debiendo defender la individualidad (el derecho a ser uno mismo cuando lo crea necesario), el cual viene seguido por una imagen grotesca del superhombre nietzscheano, me vino a la mente una escena muy particular e imaginaria: Howard Roark, cita a sus trabajadores para hablarles de la construcción del próximo edificio, pero, ya éstos han aprendido la plática de individualismo que les brindó el arquitecto, así que, cuando éste les expone lo que tendrán que hacer en el nuevo proyecto, cada empleado, demostrando su nuevo criterio, se expresa bien claro: ¡Yo mezclaré el cemento en las cantidades que me plazca! -Dirá el primero. ¡Ay del que me diga cómo debe ir tal o cual ventanal! -Clamará el segundo. ¡Cuando ponga la baldosa lo haré a mi estilo y que nadie se entrometa! -Exigirá el tercero... ¿Y qué seguirá entonces?

<<EL MANANTIAL>>, es una película de, King Vidor, en sus impecables imágenes, en su perfecto uso del romanticismo, en la fuerza que consigue de sus actores todos ellos magníficos (Patricia Neal, Gary Cooper, Raymond Massey, Robert Douglas…) y en ese profundo propósito de reflexionar con altura sobre el comportamiento humano. Pero creo que, en mucho, es también de Ayn Rand, la notable escritora del libro homónimo en que se ha basado la película, y autora también del guion, el cual –obedeciendo a un sentir muy semejante al de su personaje- impidió por contrato que fuera modificado de manera alguna a no ser que ella diera su aprobación… y debe ser que nunca la dio porque, Vidor, sintió –y en esto coincidimos con él-, que volar un edificio porque alguien hizo algún cambio en la fachada es, sobre todo, un acto de prepotencia extrema.

Con todo, el filme deja muy bien reflejada la suerte de individualismo que conduce al fracaso o a la desgracia (Waynand, Toohey…) y aquel que, sin serlo tanto como se pregona, conduce hacia el éxito… ¡y hacia el matrimonio!, pues, tanto Howard como Dominique, vivieron siendo esclavos de su amor auto-denegado.

¿Será entonces que, después del himeneo, la pareja podrá seguir siendo como hasta ahora?

Daría este filme para disquisiciones de todo tipo y, lo que es bien seguro, es que no deja indiferente a nadie porque ofrece unos potenciales filosóficos que son todo un manantial... y aunque en algo podemos estar en desacuerdo, creo que es uno de los más llamativos guiones cinematográficos que se hayan escrito en muchísimos años.

P. D.: Los diseños de los edificios fueron hechos por Edward Carère, con una fuerte influencia en el trabajo del arquitecto Frank Lloyd Wright, cuya obra, Carére y Vidor, estudiaron minuciosamente. Hasta pensaron entrevistarlo, pero, temieron que, luego, él osase demandarlos por cualquier idea suya que se usara en la película.

Título para Latinoamérica: UNO CONTRA TODOS
Luis Guillermo Cardona
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