La máscara púrpura

Oooh vámos, no puedo creer esta nota en Filmmaffinity. Con qué condescendencia vemos ahora estas películas.
Pues no. Yo no opino igual. Creo que esta película se merece una nota bastante más alta.
Es una película de capa y espada de las que se hacían en los años 50. Al estilo de Pimpinela escarlata o Scaramouche, salvando las distancias, me parece una cinta muy digna dirigida al público adolescente de aquella época, cuyos héroes eran personajes situados en diferentes contextos históricos ( me viene a la cabeza Robin Hood), que luchaban contra las injusticias y siempre salían victoriosos.
Lo que ocurre es que ese cine ha muerto para siempre y los adolescentes han sustituido aquellos héroes por otros que ahora causan furor. Los diferentes héroes con superpoderes, sacados de los cómics pero que en sus batallas en realidad hacen exactamente lo mismo.
Pues yo me lo he pasado pipa rememorando esta película. No, no es una obra maestra. Pero está ejecutada con mucho oficio y es ágil y divertida.
Basada en una novela de Paul Armont, el guion es muy correcto, la ambientación de esa Francia de Napoleón sencilla sin excesivos medios pero con un trabajo artesano magnífico. El vestuario estupendo. Siempre da gusto ver esas modas realzadas por el Technicolor de la época. Rodada en Cinemascope, da gusto ver cabalgadas por las planicies de Francia, luchas de espadas y caballeros que no pierden los modales y el buen humor ni en los momentos más críticos.
Naturalmente aquí no hay sombra de realismo. Ni falta que le hace. No estaban pensadas estas películas para ilustrarnos sobre Historia, al igual que los héroes de Marvel, no están para ilustrarnos sobre los problemas del mundo a pesar de que lo solucionan todo. Lo que nos ofrecen es un divertimento bien lucido, para regalarnos un rato la vista y el oído.
1803. 11 años después de la Revolución francesa. Napoleón se encuentra al frente de Francia y un puñado de aristócratas que esquivaron la guillotina, intentan restaurar la Monarquía luchando desde la clandestinidad.
Un hombre en concreto, está poniendo en jaque al ejército francés. Se trata de un hombre que lucha enmascarado y que rescata a aristócratas encarcelados, al tiempo que hace prisioneros a los hombres de Napoleón, para luego pedir rescate por ellos. Nadie conoce su rostro. Ni siquiera sus propios compañeros de fatigas.
Ya lo veis. Trama simple y sencilla. Pero tiene todos los elementos de este tipo de cine. Acción, drama, aventuras y sentido del humor. Perfectamente apta para adolescentes ( o para nostálgicos como yo ), y que por supuesto no está de moda pero, como decía Oscar Wilde " Lo que está de moda es lo que yo hago. Lo que no está de moda es lo que hacen los demás". A ver nostálgicos, también vosotros seréis usuarios de esta página ¿no?.

Película de aventuras ambientada en Francia unos años después del principio de la revolución francesa, que se deja ver sólo por el hecho de que actúa Tony Curtis en un simpático doble papel: atolondrado y afeminado noble de cara a la sociedad y de intrépido rescatador (La máscara púrpura) de aristócratas apresados por los revolucionarios encabezados por el mismísimo Napoleón. Secundan a Tony , Dan O´Herlihy " El Viejo" de Robocop y Angela Lansbury "Jessica Fletcher" de la serie "Se ha escrito un crimen". Como curiosidad decir que para estar ambientada durante la revolución francesa no muere absolutamente nadie. (defenders of the faith).

Entretenido film de aventuras, con un Tony Curtis jovencito, ágil, simpático y muy guapo, con uno de sus primeros papeles de protagonista.
No es gran cosa, pero es un buen ejemplo de lo que en Hollywood se rodada en los años cincuenta, muchas veces pensadas cintas como esta para los programas dobles de la época.
Se trata de una serie B, pero amena, vistosa, con buen ritmo, luchas, amoríos, tretas, artimañas, trampas más o menos ingeniosas a cargo del protagonista, siempre mucho más listo que todo/as lo/as que le rodean, y con una puesta en escena sencilla pero gracias a una buena dirección artística, resultan.
Deja un buen sabor de boca, aunque no resulte fácil recordarla al de un tiempo, pero cumple con su función: hacer pasar un buen rato mientras se ve. Ni más ni menos.
Además, es un lujo ver a la ahora veteranísima y todavía en activo Ángela Lansbury, en este film, de hace nada menos que sesenta años. Un ejemplo a seguir.
Como anécdota, decir que dos de los pertenecientes a los monárquicos son padre e hija y se apellidan Latour, igualito igualito que uno de los guionistas de la peli. Supongo que un homenaje a sí mismo o coña particular, aunque igual hasta él es uno de sus descendientes (no, creo que no...).

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es

Aventuras desenfadadas en la mejor tradición del género de capa y espada. Una película fresca con un joven Toni Curtis picarón, de sonrisa perenne y mofletes relucientes como una manzana "pink lady". Sin duda una película castigada por el tiempo que actualmente es un festival de amaneramiento. Especialmente afectado resulta el vestuario masculino, caballeros embutidos en estrechas levitas más ceñidos que Eva Nasarre en sus mallas de gimnasia. Cine de otra época con sus defectos y sus virtudes.

Porque algo se ha perdido de aquella forma de hacer cine. El cine de aventuras y romance de los años 50 se llenó de divertidas acrobacias de circo, con ágiles malabaristas brincando desde un tejado al balcón de su amada o abordando un galeón, trepando como monos entre sus jarcias. En la cúspide de los saltimbanquis el dúo formado por Burt Lancaster y Nick Cravat. Un tándem irrepetible con dos películas absolutamente imprescindibles: "El halcón y la flecha" y "El temible burlón".

Realmente algo se ha perdido. Hay que reconocer lo sugerente que resultaba ese cine de intrigas palaciegas. Espadachines proscritos luchando contra las conspiraciones del poder, cartas secretas lacradas a la luz de un candil, citas clandestinas con informantes enmascarados y carruajes en la niebla. Tal vez "La máscara púrpura", con un tonto desenlace, no está a la altura de clásicos como "Los tres mosqueteros", "Scaramouche" o "El Conde de Montecristo", pero conserva la voluntad de entretenimiento familiar.

Ya nadie se acuerda de Eva Nasarre, olvidada en el mismo cajón que estas películas, pero en los años 80 su programa de aerobic televisivo monopolizó la atención de España.