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Lejos de Praga

Drama. Comedia La historia de un niño pequeño que se ve obligado a mudarse durante la Segunda Guerra Mundial, de Praga a un pequeño pueblo de Slavonice, donde conoce al resto de su familia. Allí tendrá que hacer nuevos amigos y acostumbrarse a una nueva vida, que es inmensamente diferente de lo que estaba acostumbrado en la ciudad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
7 de mayo de 2019
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eda ¿Poulain?

Lejos de Praga irrumpe en el cine bélico, en concreto, en la II Guerra Mundial. Un contexto histórico muy utilizado en el séptimo arte, hace que sea muy complicado realizar un film distinto. Sin embargo, Jan Sverák da una versión que se aleja de una visión dramática y desde el dolor, para llevar al espectador a un universo dibujado por la ingenuidad, la inocencia y la imaginación. El guion del propio realizador y Zdenek Sverák ponen el foco de la durísima situación de República Checa durante la ocupación nazi a través de los ojos de Eda. El pequeño niño debe mudarse de la gran ciudad al pueblo natal del padre y a partir de este momento se produce una aventura bucólica que guarda similitudes con la película francesa ‘Amélie’. Ese juego de niños permite sentir una emotividad infantil que llama al niño que todo espectador tiene dentro.

La manera con la que se empiezan a encadenar las sucesivas escenas que componen el film enganchan al espectador y se meten en sus entrañas. La ambientación de la guerra se convierte en un contexto que va más allá, se habla de sentimientos, de madurez, de los problemas intergeneracionales y del dolor inevitable de la pérdida. Se crean unos personajes muy humanos, huyendo del maniqueísmo. La lucha de la cruda realidad de la guerra se puede ver en personajes como el profesor, que es el mejor ejemplo de la metáfora del sufrimiento silencioso. Las pinceladas que se dan, le da ese golpe de efecto en el que queda patente la importancia del contexto histórico. Han sabido captar el equilibrio perfecto entre la verosimilitud dramática e histórico-social. El tono mágico con el que se conduce la escena crea una ambientación tierna y eleva las relaciones humanas de la cinta.

La joie de vivre checa

Las relaciones emocionales que se exponen en Lejos de Praga es lo que le otorga un nivel elevado cinematográfico. El guion explora la curiosidad y el amor desde diferentes prismas. El mejor ejemplo es la conexión que tiene El Lobo con el resto de personajes, lo que provoca un desarrollo delicado y bien bordado. Esa afabilidad y ese sentimiento consiguen atrapar al público. Es lo que consigue hacer que tenga humanidad y la película esté, literalmente, viva. El espectador no es un mero participante testigo, sino que la empatía creada, consigue integrarlo en la acción de forma activa. Sus protagonistas tienen una verdad, que es difícil de desarrollar, pero que inunda al público de joie de vivre. La joie de vivre es esas ganas de vivir, la exaltación del alma y este film cumple con ello en su totalidad. Una sensibilidad exquisita y sorprendente.

Por otro lado, hay que hablar sobre el grupo de niños que se convierten en una sátira de la realidad militar. Aunque puede parecer simple, detrás hay un desarrollo profundo y complejo que merece la pena ser meditado. Por esta razón, se puede ver que no es un film ligero y sin ganas de complicarse, sino que lo hace de una manera sobria y sin agarrarse al tremendismo del dolor. Lo hacen a través de sus conversaciones, recuerdos… Incluso de su manera de especificar quién es una “víctima de guerra”. Una afectividad perceptible que se da en pequeñas dosis para no caer en la trampa del sentimentalismo. Por último, el final es un resumen de esa vorágine del sentir: una montaña rusa agridulce que viene muy bien envuelta por la ternura y la piedad delicada. Un homenaje optimista a los caídos. El buen recuerdo. La candidez campestre de la inocencia.

Pequeños grandes artistas

Alois Grec es Lejos de Praga. El pequeño actor deja claro que tiene un gran potencial interpretativo. Tiene una sensibilidad a la hora de actuar. Es capaz de hacer reír, llorar y sin recurrir solo a su naturaleza de niño. Se puede ver un gran talento interpretativo, que brilla por encima del resto de actores. Un regalo para el cine. La otra parte del elenco infantil tampoco tiene desperdicio. La dirección actoral ha sido maravillosa y los pequeños consiguen elevar el film gracias a su trabajo interpretativo. Tienen un realismo en sus miradas, en la manera de jugar con la cámara que indiscutiblemente evoca a esa madurez necesaria actoral, incluso siendo niños. Un grupo tierno y con gran química que recuerda a otras pandillas como la de ‘Los Goonies’ o ‘Una pandilla de pillos’. Consiguen vencer la dificultad de estar en una ambientación tan cruda como la guerra.

El desarrollo del elenco más adulto es donde se ven algunas flaquezas, no a nivel interpretativo sino en su tratamiento narrativo. Algunos personajes tienen cierta planitud y son algo predecibles. Ondrej Vetchý, como el padre de Eda, le da personalidad pero su personaje no va más allá. Difiere con Tereza Voriskova, que está excelsa y una interpretación para aplaudir. Lo mismo pasa con Oldrich Kaiser, que presentándose como villano inicial, esa humanización del “demonio” aunque se podía vaticinar, le da su toque personal. No se puede negar que era predecible esta trama, pero por ello, era importante que su actor le diera personalidad y lo hace.

A nivel técnico hay una realización muy elevado de la cámara. La utilización de los espacios, la recreación de la guerra y la puesta en escena es preciosa. La música acompaña de una forma animada y al compás de las aventuras de Eda. Técnicamente atractiva.

Conclusión

Lejos de Praga es una película que recuerda la exaltación del alma y las ganas de vivir desde una visión ingenua y positiva. Cruda y realista por otro lado, encuentra su equilibrio al hacerlo desde una visión infantil. Unas interpretaciones a la altura de la complejidad de recrear el universo campestre mágico y de fábula. Una realización técnica muy trabajada. Una película tierna, que no deja de lado la dureza de la guerra, pero que homenajea a los caídos desde una perspectiva más tierna y desde la inocencia. Dulce y delicado, alegre y emotiva sin caer en sentimentalismo. El fantástico universo de Eda.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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11 de abril de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jan Sverák fue nominado en 1997 a un BAFTA a la mejor película de habla no inglesa por Kolja. Sus otros trabajos también han sido reconocidas con distintos premios y nominaciones en festivales por todo el mundo. Y con el mismo tirón, Barefoot ya está acumulando pequeños reconocimientos. En la obra se muestra, una vez más, que Sverák sabe manipular con cuidado la pieza que presenta.

El largometraje tiene el acierto de tratar un tema muy complejo de una manera simple. La cámara se posiciona sobre un crío y, desde su perspectiva, deja transcurrir el tiempo. Eda crece de manera inocente mientras a su alrededor se desarrollan los fenómenos que englobaron la compleja II Guerra Mundial. De vez en cuando, el guión se vuelve caprichoso y se acerca a los personajes secundarios para desarrollar la historia o decide volar con la imaginación del protagonista.

Muchas veces, nos vemos un film esperando que pase algo, que llegue un golpe en el guión o el clímax y, por culpa de esto, no disfrutamos de lo que tenemos delante. Por esto en Barefoot es mejor no caer en ese error y disfrutarla sin crearse grandes expectativas dramáticas. Entonces, los 111 minutos se vuelven lo suficientemente gustosos para saborear una película a la que no le falta ni le sobra nada.

www.contraste.info
Revista Contraste
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21 de mayo de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de la historia del cine uno de los asuntos recurrentes es la II guerra mundial, ya sea en pleno escenario bélico en el campo de batalla o en las ciudades de diferentes países que se vieron inmersos en el conflicto por la invasión nazi o por la resistencia. Uno de esos lugares fue Praga, y muchos de sus ciudadanos sufrieron las penurias y amenazas causadas en cualquier conflicto bélico, y entre ellos la familia protagonista, en donde el gran protagonista es un niño sobre el que recae el peso de la historia y cuya mirada inocente es lo que marca este proyecto. La película está dirigida por Jan Sverák, conocido por "Kolya ( 1996 )", que se alzó con el premio Óscar hace 22 años en la categoría de película de habla no inglesa, y en esa excelente propuesta que me impactó en su momento el protagonista también es un niño, sobre el que gira el argumento de esa historia tan interesante. Su filmografía no es muy extensa, y siempre será recordado por esa joya llena de sensibilidad.

En esta ocasión la película que es de 2017 se presentó en diferentes festivales de clase B, sobre todo en Europa centra, y en nuestro país hemos tenido que esperar hasta el BCN Film Fest de hace un mes, y se inicia con una familia que tiene un hijo, Eda, que viven en la actual capital de la República Checa con temor a salir a la calle y con el riesgo de ser apresados o reclutados por los nazis. Así que deciden salir de la ciudad para vivir, a priori con más tranquilidad, en una región rural en casa de la abuela del pequeño.
La película no engaña a nadie desde el principio, y ofrece una visión amable de una época horrible en el viejo continente, para ofrecer un tono de drama suave con elementos cómicos, y por lo tanto los que esperen ver una película dura sobre las consecuencias del conflicto bélico se llevarán una decepción, pero al menos no hay esos cambios engañosos de tono como en otras películas de gran éxito, pero que me molestan en esos cambios de género poco creíbles.

Sus cerca de dos horas se pasan en un suspiro. contando una historia sencilla y sin gran profundidad ni giros, pero creíble en cuanto a lo que pudieron sufrir ciudadanos que vivían en esa época en Praga, y que cuenta además con una gran calidad visual y artística, en especial la dirección de fotografía de Vladimír Smutný, la dirección artística de Jan Vlasák, y al mismo tiempo te hace sacar una sonrisa en muchas situaciones, sobre todo en los movimientos del niño y sus nuevos amigos, y en un personaje extraño como es el tío de Eda, que tiene un oscuro pasado que es uno de los asuntos recurrentes a lo largo del metraje.
Me parece un acierto la elección de Alois Grec en el papel de Eda, un niño que transmite mucho y es una de las cosas más recordadas semanas después de haberla visto. Completan el reparto Tereza Voriskova y Ondrej Vetchý en los papeles de los padres del protagonista, Viera Pavlíková en el de la abuela, y es fácil de recomendar al público medio de mediana edad y a los más mayores que buscan historias sencillas y que salgan cine con un buen sabor de boca. Los que buscan un cine más duro y dramático es probable que se lleven una decepción.

LO MEJOR: La fotografía y la dirección artística.
LO PEOR: Demasiado amable y sin incidir en el drama para no molestar a los espectadores.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
WILLY74
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10 de mayo de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia me recordó mucho a la película de John Boorman "Esperanza y Gloria" todo un recuerdo nostálgico de la niñez en una época oscura durante la ocupación nazi de checoslovaquia.
Jan Sverak y Zdenek Sverak, (padre e hijo) son dos de los nombres más conocidos del cine checo, cuya película de 1996 sobre un niño ruso no deseado "Kolya" ganó el oscar a la mejor película extranjera. "Lejos de Praga"  también es una precuela directa de su excelente película de 1991 "La escuela primaria", que tuvo lugar justo después de que la guerra terminara en 1945-46. "Kolya" tiene también algunos vínculos con esta.
Estamos en 1943 Eda (Alois Grec) crea involuntariamente un montón de problemas al revelar que su padre (Ondřej Vetchý) escucha las transmisiones de la resistencia a través de la radio. Algo totalmente prohibido por la gestapo.
La familia se muda a una casa de campo en un pueblo antes de que sean detenidos, allí el joven Eda conocerá a sus abuelos, tíos y tías y hará nuevas amistades en el nuevo colegio. 
La fotografía de Vladimír Smutný y la música de Michal Novinski ayudan mucho a darle esa inocencia requerida al film, que se aleja mucho de las barbaridades de la guerra que se pueden mostrar en otras películas similares.
Puede verse como una comedia agradable vista desde los ojos de un crío
Destino Arrakis.com
videorecord
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30 de julio de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente mi reflexion sea sensacionalista. Una película de orgullo nacional Checo, de uno de esos tantos países que sufrieron los totalitarismos de la Segunda Guerra Mundial. Una actuación entrañable de nuestro pequeño personaje.
La mayor crítica a está película sencilla, es su carácter repetitivo y que algún detalle, como el de la aspiradora llama la atención, en épocas de pocos medios.
carceleru
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