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La tarántula del vientre negro

Terror. Thriller El inspector Tellini investiga un extraño crimen cuya víctima, una bella mujer, fue asesinada siguiendo un extraño ritual. Todo parece apuntar a un crimen pasional, pero la investigación da un giro brusco al producirse nuevos asesinatos siguiendo el mismo ceremonial. En todos los crímenes la víctima es paralizada empleando una aguja de acupuntura y, posteriormente, es apuñalada en el vientre. El inspector inicia sus pesquisas, pero no ... [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
30 de septiembre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un muy interesante Giallo, parido en plena ebullición creativa del subgénero con un gran Giancarlo Giannini que aguanta perfectamente el peso de la película y que recuerda al inspector Pazzi de la formidable "Hannibal", eso sí aquí con unos cuantos años menos.

La película sigue todos y cada uno de los tópicos del subgénero de forma bastante discreta aunque elegante, llevando de forma más o menos artesana el caso de asesino múltiple con trama enrevesada, aquí dando especial peso a la parte policial, que en otros productos similares solo era un simple añadido para rellenar guión.

También cabe destacar, a parte de su bella factura, es la relación entre el personaje de Giannini y su esposa, llevado al extremo en una escena tremenda donde el personaje es "humillado" ante la proyección de cierta película en el propio cuartel de la policía.

Para terminar señalar, que como buen giallo tiene un final algo inesperado, secuencias de asesinatos "paridas" con exquisito gusto y una admirable escena de acción muy bien rodada.
Reverendo Wilson
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29 de junio de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película policíaca italiana; tiene un poco de todo: intriga (aunque, para mí, el desenlace resulta un poco demasiado previsible, ver spoiler); erotismo; acción, incluso su parte de humor (genial el Ginetto de Eugene Walter).

El papel de Giancarlo Giannini, sobrio y creíble. De hecho, acostumbrados a los "superpolicías" de las películas de Hollywood, puede parecer un poco lento de cerebro, pero, con sus aciertos y sus fallos, me parece mucho más verosímil que los de las películas yanquis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bobby Lee
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26 de junio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en lo de siempre: un asesino psicópata, cabreado porque su mujer se chotea de él a causa de que es impotente, se dedica a matar a troche y moche señoras de buen ver con escasa ropa. Un comisario entra en acción para resolver el caso, pero como lo único que le interesa es abandonar el cuerpo va dejando que las pobrecitas vayan muriendo, hasta que es su propia esposa la beneficiaria de las atenciones del criminal. Tal historia, vista hasta la saciedad, está contada con una cámara afecta de parkinson, una banda sonora de cabaret de tres al cuarto que el maestro Morricone despachó un día que no estaba de buen humor, y una serie de señoras más o menos desvestidas, proclamándose campeona del desnudo Barbara Bouchet, experta en estas lides. Acuden en su ayuda Barbara Bach, hoy señora de Ringo Starr, quien tuvo la sensatez de alejarla de tales menesteres para que le consagrara en exclusiva su boca golosita, la bondiana Claudine Auger (también lo fueron Bach y Bouchet), y la sin par Stefania Sandrelli, que enseña poco y no parece muy metida en faena. Giancarlo Giannini, con perpetua expresión de asco e insomnio, pasea como un sonámbulo por la película. Para fanáticos del giallo y coleccionistas de Barbara Bouchet.
Eduardo
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31 de enero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena moda de los giallos, aparece La tarántula del vientre negro, con un joven y muy atractivo Giancarlo Giannini, interpretando a uno de los detectives más realistas de los giallos, este no es un Casanova, por lo que tiene la cabeza encima de los hombros, y no en la entrepierna.
Por otro lado está desencantado de su tarea de policía, aunque nunca explican por qué siguió esa carrera, si no era de su agrado, como en todas las películas de este subgénero, hay un psicópata que mata por algún trauma del que apenas se habla en los últimos minutos, cuando todo se revela, después de enredar la trama en cientos de escaramuzas, que al final no tenían nada que ver con el verdadero motivo de los asesinatos.
Igual con todo lo lenta que es, como casi todos los giallos, le sobra unos 25 o 20 minutos, es uno de los que más se apega a un verdadero policial, que si bien tiene sus cuotas de desnudos gratuitos, en todo momento van siguiendo una línea.
Manuel
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16 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El método de la avispa de alas de color salmón, lo llaman; cuando la presa parece que tiene escapatoria, el infame insecto la deja seca introduciendo el aguijón en su cabeza.
Así puede suceder en el mundo humano, suplantando a la primera un asesino y haciendo de las mujeres sus pobres víctimas...

Hija de su tiempo de pies a cabeza, recién iniciada la segunda ola del "thriller" mediterráneo por culpa del sr. Dario Argento tras el estreno de su ópera prima, "El Pájaro de las Plumas de Cristal", y visto el tremendo éxito que poco a poco generó empleando los códigos más viejos del género, a la vez reutilizándolos de una manera muy eficaz, y dado que el cine "exploitation" en Italia vive de capitalizar, descaradamente, la fama de un producto sorprendente para el público, no podía evitar el productor Marcello Danon formar parte de esta tendencia a la que todos se apuntaban.
Puesto que las imitaciones surgían partir de títulos de carácter mediocre, el tipo de verdad quiso esmerarse en reunir un equipo de altura el cual diese lustro a su proyecto, empezando por Tonino Guerra, nada menos, el prestigioso poeta y guionista que trabajó con maestros de la talla de Antonioni, Fellini o De Sica, sumando otros talentos como el de Morricone a la banda sonora, la presencia de la incipiente y ya célebre estrella Giancarlo Giannini y la de Paolo Cavara, experto en documentales e introductor del controvertido "mondo", poco vinculado al cine comercial, tal vez decisivo para lograr un toque fresco e impactante entre tanto pobre estereotipo.

Su eficacia para captar la sordidez y el morbo empieza al mismo tiempo que el propio film, durante una erótica sesión de masaje la cual parecer querer sugerir algo más que un mero espectáculo voyeur para el espectador onanista; la mujer abstraída es Barbara Bouchet (a quien mejor recordaremos por ser la srta. Moneypenney en "Casino Royale"), y el objeto del juego el masajista. Sus expresiones y reacciones ante la libidinosa Maria que ella interpreta esconden un deseo interior que desde luego sirven de pista para ciertas conjeturas en el futuro.
Sobre todo planteándose el rol del hombre y la mujer en la trama a desarrollarse (más confuso de lo que se cree) y quién ostenta el auténtico poder; el chantaje que desata la furia del marido de aquélla (Paolo, un muy solvente Silvano Tranquilli) es un despiste del guión antes de que entre el asesino, sujeto a los cánones arquetípicos del "giallo" (traje, sombrero, guantes, rostro oculto), y el instrumento por el que se distinguirá, en este caso una aguja de acupuntura a la que se presta especial atención, más o menos la misma concedida por Guerra a Tellini, el inspector encargado de investigar el caso.

Además de hacer del animal del título una presencia física necesaria, es otro punto a favor el que no sea un amigo, allegado o un testigo aleatorio quien obtenga el protagonismo, sino el policía, un personaje siempre al margen en el género o relegado a la estúpida parodia; pero aquí entramos en su intimidad, y profundizamos en la tensión psicológica que estrecha el cerco a su alrededor con cada muerte, pese a intentar ocultarla tras una fachada de lacónico estoicismo. Se permitirá igualmente al marido participar en la intriga hasta la llegada de un accidente inesperado fruto de una secuencia propia del policíaco norteamericano (con los buenos y los malos persiguiéndose por las azoteas de los edificios).
Eliminado uno de los elementos que se antojaban esenciales, la trama queda a expensas de la furia psicótica descargada contra toda muchacha viviente y las artimañas y decisiones erróneas de esta serie de personajes (destacando Claudine Auger y Barbara Bach, relacionadas también con el universo "bondiano") no tan inocentes como pudiera pensarse, por lo que la compasión y lástima iniciales que produce el verlas como presas de los métodos homicidas se esfuman tras averiguar más sobre ellas (aquí una trafica con drogas, allá otra dedicada al chantaje, la primera una infiel ninfómana...todas parte de este cuadro femenino recalcitrante).

Así, todo es maniobra de confusión, con cosas obligatorias del policíaco (las falsas pistas, las drogas, el chantaje, las fotos, la presión al agente, el torpe detective, alguna persecución); maniobra enmarañada pero no complicada de seguir. La dirección de Cavara es menos atractiva visual y formalmente que la de sus antecedentes Argento, Freda y Bava; no hay dudas de su inspiración (durante el segundo crimen, muñeca ensangrentada incluida, recordando a "Seis Mujeres para el Asesino") en su modo crudo pero elegante de tratar el suspense.
Y, más aún, en la brutalidad de la violencia desplegada contra las mujeres, acercándose más a coetáneos y conocidos del "giallo" como Lenzi y Martino. Llegado cierto punto la identidad del asesino es un enigma irrelevante, por tanto, al llegar el momento de revelarse no causa la sorpresa que debiera al espectador...pero sí lo consigue el cambio radical del protagonista (señal de qué elemento es más importante en la historia) tras descubrir su propio hogar literalmente violado por la presencia del anterior, demostrando Giannini esa enorme versatilidad que le caracteriza, en un instante salvaje de pérdida de razón y dominio de los impulsos, rebajándose al nivel del villano.

Pura catársis a través de una técnica más bien rudimentaria pero efectiva. Debido a este magistral clímax uno sólo puede despreciar la existencia de ese epílogo basado (por enésima vez) en el de "Psicosis" y cuya función es vomitar todo un cúmulo de innecesaria información al público. ¿Por qué?
Pareciera un añadido de última hora tras algún mal pase de prueba...y allí tenía que haberse quedado, en la sala de montaje. El cineasta no atina con este final, decepcionante y forzado, el cual debió cortarse en pleno derrumbamiento, justo cuando Tellini ha presenciado la muerte de su hogar y la quiebra de su moral...
Chris Jiménez
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