Dos súper dos

Un super dos le llaman a los dos cubatas a precio especial, con lata de refresco para repartir. En algunos bares lo hacen, y recuerdo la última vez que fui a la barra para invitar y le dije al camarero con los dedos en forma de V y un billete de 10 euros:

-Dos super dos de Negrita con cola.

Pero voy a hablar de cine. Película tardía y crepuscular, "Dos super dos" se revela como la más extraña y libérrima de los filmes de la dupla por excelencia. Son múltiples las características nuevas que la hacen diferente.

Nos encontramos ante las escenas más eróticas de su filmografía. Hay indicativos evidentes de cópula en la naturaleza por parte de Terence Hill, numerosas piernas al aire y un especialmente divertido diálogo de Bud Spencer con varios culos de bailarinas.

Por primera vez, la pareja no está mal avenida. No se conocen de nada de antes y sin embargo no estallan los típicos piques entre ellos; la colaboración es mutua y sin reproches ante la gran cantidad de pasta en juego. A este sorprendente hecho, contribuye que haya otra pareja interpretada por ellos mismos. Los Bud y Terence millonarios, serían en este caso los antagonistas de los Bud y Terence camorristas de toda la vida. De hecho, el conflicto surge entre ambas parejas, nunca en sus respectivos miembros entre sí.

El hecho de que tanto Bud como Terence interpreten a dos personajes, le da una agilidad narrativa y una gran variedad de recursos cómicos al largometraje. La gestualidad en Bud es especialmente llamativa, encasillado siempre en personajes hieráticos. El papel de gordinflas ricachón le permite desplegar una serie de muecas, pasos afeminados y risitas estúpidas muy efectivas en la búsqueda de la comicidad.

La complejidad del guión es grande. De hecho, los conflictos pendientes se resuelven de forma atropellada y loca, siendo el fin claramente superado en importancia por el medio para conseguirlo, como sucede con la aparición en un periódico de la resolución de una de las tramas que había sido cortada con una abrupta elipsis. No importa cómo acabó, pero esa trama tiene el mayor peso de metraje del film.

Tenemos las dos peleas de rigor en los clásicos puntos de giro narrativos, comienzo y final, pero aquí son un recurso más, subordinado a una constante locura, a ese revoloteo al que aludo en el título de mi crítica, destrozando todos los cánones narrativos que encuentra a su paso en búsqueda de un final en el que quedan cabos sueltos o demasiado simplones.

(conclusión y aspectos técnicos en spoiler)

Bud y Terence. Sus películas son como un microcosmos.
¿Qué son todas iguales? Claro.
¿Que son cutres? Sin duda.
¿Que son realmente divertidas? Lo son, y mucho.
Nadie da los golpes tan bien como Bud Spencer. Ni Chuck Norris, ni Van Damme, ni Seagal.
Porque aquí no sólo ves peleas y tortazos. Aquí esas peleas y tortazos están tomadas a guasa.
Cuando veo una película de Terence y Bud sé lo que voy a ver. Y sé que voy a reírme con sus capulladas. Y sobre todo con sus peleas. Porque al final, una película de ellos es sólo una excusa para ver a Bud Spencer dar hostias a mano abierta y a Terence Hill a dar palizas mezcladas con acrobacias.
Aquí está mi infancia. Y me siento orgulloso de seguir disfrutándo con estas películas cada vez que las revisiono. Porque es imposible hacer películas más alegres que las de estos dos tipos.
Sus películas son casi un fenómeno social. Y a mí me atraparon.
¡Podrán contar conmigo hasta el final!

Sí, es una película de Bud Spencer y Terence Hill. Ya sabemos que sus aspectos técnicos no van a ser una maravilla (según nuestro grado de exigencia pueden no llegar ni a pasables) pero hay que decir que como comedia funciona realmente bien y es como la valoro. Y la valoro como comedia porque no podría hacerlo como película de acción porque, salvo dos o tres de esas míticas peleas de la pareja, es una sucesión de gags hilados en una sencilla trama. Me he reído mucho durante todo el transcurrir del film (mucho más que en algunas comedias pretendidamente inteligentes) y eso es bastante decir para una obra sin pretensiones que muestra sus cartas desde el principio.

En una de sus últimas películas, nuestros italianos mamporreros favoritos tuvieron la idea de interpretar a dos personajes en la misma película. Así, Bud Spencer y Terence Hill, además de interpretar a sus tradicionales personajes; interpretan a un par de ricachones bobalicones y amanerados. Sin embargo, la película también adoptó una pequeña metamorfosis en el planteamiento de sus películas que le hizo perder todo el espíritu de las anteriores.

El largometraje empieza como todos los de esta pareja de italianos: dos tipos que no se conocen tienen que juntarse para solucionar un determinado problema. Una pareja de primos ricachones fisicamente idénticos a nuestros dos protagonistas reciben amenzas de muerte. Ante el temor a ser atacados, contratan a sus cuerpos gemelos para hacer de cebo y atrapar al autor de las amenazas.

Como ya se ha dicho, a parte del lógico desgaste producido por las muchas películas que han hecho juntos, el problema que tiene la película es un cambio argumental respecto de otras, que bien le hace ser una película más madura, también le hace perder la esencia de las películas protagonizadas por los dos italianos. Principalmente se veen dos cambios: se prescinde de las rencillas entre ambos protagonistas al llevarse durante toda la película bien, y las escenas de mamporros se ven mermadas en cantidad.

Sus puntos fuertes, alguna gracieta que nunca falta en estas películas, y el interesante contraste entre la pareja de camorristas propia de la filmografia de ambor actores, y la pareja de ricachones que exagera la diferencia entre ambos. Una especie de parodia de ellos mismos y sus películas.

Respecto a la pareja protagonista, destacar a un enorme Bud Spencer interpretando grandiosa y graciosísimamente al ricachon amanerado.

Otra de esta pareja que en su día tuvo muchos adeptos y que allí se quedaron, porque está claro que nuevos no los van a tener, aunque igual en un futuro se veneran sus películas. Es una película para nostálgicos como pueden ser las de Ozores aquí y de verdad que la serie de mamporros que reparten hacen reír.
El uno esquivando y soltando galletas, y el otro aguantando y resolviendo con golpes en la cabeza, convierten sus peleas en épicas. Mientras no hay acción es lógico que la trama descanse y baje el ritmo pero en este caso al aparecer ellos mismos en otros papeles haciendo de señoritingos, y de verdad que lo hacen bien, tiene un doble aliciente y la película, sin ser, tal vez, la mejor de ellos, entretiene.
También tiene mucho que ver el fondo marchoso musical, el aire a samba en Río, y sobre todo la sorna entre ellos y no sólo entre ellos, sino también con los matones, que son todos una pandilla de buena gente dispuestos a recibir tortazos con la mejor de las disposiciones. El momento con la policía es para troncharse.
Dos súper dos es una película que destila buen humor, y la pareja merece un reconocimiento porque en su día fueron santo y seña del humor italiano, un humor menos estilizado y fino que el de Alberto Sordi, por ejemplo, más rudo, pero sin llegar al punto del de Álvaro Vitali.
Toda esta gente marcó una época de cine y a la gente les gustó como alternativa, y hay que respetarlos al máximo porque... ¡A ver quién coño hay hoy día que haga reír! (Sanamente, no con amargura).