Los buenos modales

*Cosas de familia

A Marta Díaz de Lope desde siempre le ha interesado contar temas sobre la familia. En Los buenos modales se trata de una que ya está rota. Un secreto que separa a dos hermanas da mucho juego, pero sobre todo toca la fibra porque es fácil reconocerse en ese tipo de tribulaciones. Los hijos van creciendo, dando paso a una amarga soledad cuando salen del nido y forman sus propias familias. Los niños, los nietos, aportan mucha ternura, mucha pureza a situaciones dolorosas que nacen de errores cometidos en el pasado.

La incomunicación, el orgullo y los celos, son tres inoportunos huéspedes que corrompen el ánimo, estropeando los lazos invisibles del cariño, del amor. Precisamente, uno de los valores fundamentales que quiere transmitir la película es el perdón. Partir de cero nuevamente. Para conseguirlo, Trini (Carmen Flores) y Milagros (Pepa Aniorte), las asistentas y cuidadoras de los niños, urdirán un encuentro fortuito de las dos hermanas distanciadas.

*Recetas de familia

Durante Los buenos modales aparecen varios guiños de otros trabajos de Marta Díaz de Lope, por ejemplo "Los pestiños de mamá". Un cortometraje que fue escrito pensando en su abuela, quien acababa de morir recientemente.

Y es que verdaderamente se cocinan unos pestiños deliciosos durante una de las escenas. Una escena en la cocina impoluta de Manuela (Gloria Muñoz), de tanto limpiarla por aburrimiento. Prepara y enseña a su nieta esa rica receta que, a su vez, le había enseñado su madre. Unos pestiños que son gloria bendita. Hablar de comida es algo importante, las recetas unen a las generaciones. También Rosario (Elena Irureta), prepara una suculenta tarta de manzana a su querido nieto.

El papel fundamental de los abuelos en la sociedad actual es algo que también se refleja en Los buenos modales. A menudo son los abuelos los que sustituyen a los padres que se dedican a trabajar, aunque no es el caso en esta historia. Más bien, se trata de ese valioso nexo del pasado con el presente, contado desde el amor que sienten por sus nietos.

*Entrometerse donde no llaman

Eso es lo que hacen las cuidadoras de los nietos de estas peculiares hermanas. Trini y Milagros darán pie a momentos francamente divertidos. La frescura de sus actos y los ingeniosos diálogos de estas dos vecinas y amigas de toda la vida, añaden esa nota disparatada pero necesaria.

Mezclar las emociones que provoca el drama y al mismo tiempo enfrentarse a diversas situaciones con mucho humor, partiendo de la cotidianidad, es lo que ha conseguido Marta Díaz de Lope en Los buenos modales. El título hace referencia al hecho de valorar más a las personas cercanas, a los que más queremos y que, a veces, son a los que peor tratamos. De ahí lo de "buenos modales", esos que son amables y comprensivos.

*Conclusión

Los buenos modales es una magnífica tragicomedia familiar en la que Marta Díaz de Lope, su guionista y directora, aprovecha para tratar temas vitales. La soledad que sienten muchos abuelos; el silencio y la indiferencia que enquistan los problemas de familia. Familia no solamente de sangre, sino también a la que elegimos. Secretos que van hasta la tumba.

A destacar el excelente trabajo y la compenetración de todas las intérpretes femeninas. Así como el final esperanzador de que todo se puede solucionar con buena voluntad, predominando el amor y el perdón sobre el orgullo y el silencio.

Escrito por Irene Abecia Navarro

Simpática comedia española, que se beneficia enormemente en su resultado final de las buenas interpretaciones de cinco excelentes actrices.
Como película creo sinceramente que no es gran cosa, pero es divertida, llena de buenos sentimientos y se deja ver resultando entretenida.
Es eficaz en su desarrollo, siendo honesta con el espectador, dándole lo que promete, 90 minutos de sano divertimento, lleno de entrañables personajes y una cuantas escenas que sacan la sonrisa del respetable cuando no francas risas.
Deja un buen sabor de boca al ser competente. Y espero, de verdad, que el boca a boca, cuando se estrene en las salas españolas, haga que tenga éxito comercial. Desde luego, y esto lo digo sin ninguna maldad, es ideal para cuadrillas de amigas que vayan desde los cincuenta años en adelante. Veremos.

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En esta película se desarrollan las escenas cotidianas entre esas vecinas que miran tras las mirillas de la puerta para enterarse de las historias que suceden en el descansillo de sus viviendas.
Dos hermanas que a la vez son abuelas llevan tiempo sin hablarse por problemas familiares.
Los nietos solo quieren jugar en el parque del barrio sin pensar en nada más y la nuera tiene tirria a la suegra.
Parece que hay varios conflictos entre las familias pero falta chicha y las pequeñas peleas quedan en agua de borrajas. Pensaba que iba a ser más graciosa pero las pinceladas humorísticas son más bien escasas.
Duración aceptable con una valoración pasable.

Los buenos modales, de Marta Díaz, consigue una historia familiar hecha por y para la figura de las abuelas. Su guion, perfectamente elaborado, explica y transmite la precaria posición social de las abuelas de nuestro país; destinadas a seguir satisfaciendo la vida de sus hijos y nietos, relevadas siempre a un segundo plano sin momentos para pensar en ellas mismas. En este relato, el film se cuece a fuego lento, va de menos a más y sorprende.

Por otro lado, la fotografía y los departamentos de arte, logran transmitir la cultura de nuestra sociedad: hay muchas pinceladas de folclore en la decoración y el vestuario y los diálogos son muy nuestros. Se distinguen a la perfección las clases sociales, las familias y el poder económico. Incluso cuenta con una paleta de colores que en ocasiones recuerda a la esencia de Almodóvar.

Su reparto eleva la película a un nivel superior, pues Elena Irureta y Gloria Muñoz se llevan la atención de todo el largometraje con sus tiernas e implacables actuaciones. Su disputa traspasa la pantalla y consigue que el espectador se identifique con muchas de las conversaciones que transcurren durante la cinta.

Destacar también el gran trabajo de Carmen Flores y Pepa Aniorte, quienes le quitan hierro al asunto de una manera bienintencionada e hilarante. Se entrometen en las vidas de las personas para las que trabajan, siendo las primeras en plantar cara a aquello que no les parece correcto.

Al final, Los buenos modales mandan un mensaje positivo sobre el perdón, la amistad y el amor fraternal.

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Sencilla y divertida. Subyace la soledad de las abuelas en los nidos ya vacíos, su fundamental papel en la crianza de los nietos y la crueldad de nueras desagradecidas. Buena interpretación, magistral en el caso de Elena Irureta (como siempre). Es una película a la que sólo un buen cuadro de actores puede darle sentido.