Aguas profundas

Aguas profundas es una de esas pelis que, lamentablemente, son bastante olvidables. Que tienen mimbres para ser buenas películas pero que, por unas cosas o por otras, acaban quedándose a medio gas y no terminan por destacar realmente en nada.

En el caso de la película que nos ocupa creo que debo señalar dos problemas que para mí han sido capitales:
El primero es de ritmo. La primera hora de la cinta, aunque a mí no me ha aburrido (pero puedo entender que a otros espectadores menos fans de este tipo de propuestas sí), se nota que le falta un buen empujón a la velocidad con que avanza toda la trama. Intenta paliarlo con un tono de "algo va realmente mal entre estos dos" pero no sé hasta que punto eso es suficiente.
El segundo problema de la cinta es la carencia en la construcción psicológica de los personajes. Me atrevo a aventurar que viniendo de una novela, probablemente la falta de voz en off para expresar los pensamientos y la incapacidad para suplirla con un guion bien escrito (Sorprende ver a Levinson acreditado en el guion, sinceramente) han acabado por lastrar todo este asunto.
En cualquier caso, y a pesar de estas dos más o menos graves carencias, a mí es una película que ha conseguido atraparme y me ha mantenido entretenido, que era lo que le pedía, y es por ello que no la suspendo, a pesar de su más que cuestionable guion y algunas decisiones argumentales que rozan la comedia involuntaria.

En el debe positivo yo coloco a la química entre los dos actores (que creo que eran pareja en el momento de la grabación) y, especialmente, destaco a una Ana de Armas que sabe sobresalir en sus papeles aunque no le den excesivas líneas de guion donde pueda lucir todo el talento que tiene (y se come a Ben Affleck, dicho sea de paso).
Debo decir, eso sí, que si estáis aquí por esa publicidad de "Thriller erótico" con el que la productora ha vendido la cinta... bueno, en ese campo hay propuestas mucho mejores, incluso dentro de la propia filmografía del director.
Es cierto que hay algunas escenas de sexo, más o menos explicitas, quizás más metidas en el campo de la sugerencia que de mostrar en cámara, pero no destaca por ellas en ningún caso. Si que consigue envolver, con acierto en mi opinión, al personaje de Ana de Armas en una especie de "neblina erótica". Sexualizando bastante a su personaje (Cosa coherente con la trama) y consiguiendo que la veamos a ella con los ojos de su marido. Como esa mujer segura de su sexualidad que controla cada situación.

En definitiva, no hay mucho más que añadir. Creo que esta película es una entretenida propuesta para pasar el rato, con graves carencias en el guion y algo falta de ritmo pero que consigue, a través de sus protagonistas y la química que desprenden (además de un tono un tanto peculiar) atrapar al espectador que únicamente busque una metra distracción. Podría haber sido mucho mejor, sí, pero el resultado tampoco es horrible.

Adrian Lyne regresa a la dirección tras 20 años desde ‘Infiel’, película que consiguió la nominación al Oscar de Diane Lane. Ahora el director, conocido por películas de éxito como ‘Atracción fatal’, nos trae esta película basada en una novela de Patricia Highsmith.

‘Aguas profundas’ debería llamarse ‘Aguas turbulentas’, ya que la película flojea por todas partes. Un sexy thriller en la que el erotismo que debería haber, brilla por su ausencia. Ben Affleck no está nada bien, y Ana de Armas es lo único que salva la película, aunque solo a ratos.

¿Es divertida? No. ¿Es entretenida? No mucho. Conforme la película avanza, uno va perdiendo interés, sabiendo que no va a haber emoción, ni misterio, ni erotismo… Una película con mucho hype pero que falla casi en todo momento. El final es muy malo.

Si te apetece ver algo sin pensar demasiado, por pasar el rato, ésta es tu película. Pero ten claro que verás el típico film de sobremesa de Antena 3 de fin de semana; eso sí, con más presupuesto.

Aburrido thriller pretendidamente erótico que no sabe sacar partido de una retorcida relación tóxica. Pareja acomodada con niña pequeña vive una extraña relación abierta. En apariencia él permite que ella salga con otros, pero eso es algo que le gusta menos de lo que aparenta.

Está basada en una novela que no he leído y que, gracias a esta película, nunca leeré. Ben Affleck es un marido amuermado que más que marido se comporta con su mujer como si fuera su padre. Ana de Armas se porta como un putón verbenero solo para llamar la atención de su pareja. Quizá sería más creíble si el personaje de Affleck fuera 20 años mayor, ya que su dinámica es más propia de un jubilado. De hecho, en la cinta está "prejubilado" después de haber hecho una fortuna para la industria militar, así se pueden permitir esa vida que transcurre entre fiestas, alcohol y no hacer nada.

Y como tienen la vida resuelta se tienen que buscar problemas allí hasta donde no los hay. Para eso se buscan al personaje de "otra cultura", la guapísima Ana de Armas, en un ejercicio de prejuicio clasista. En manos de un Roman Polanski podrían haber saltado chispas, pero Adrián Lyne sólo consigue arrancarnos bostezos. El erotismo ni está ni se le espera, menudo truco de marketing. Y la escena final de la persecución en bici ya es de un ridículo propio de telefilm de sobremesa. Vaya despropósito.

"Aguas profundas" marca el esperado regreso al cine del atrevido y desvergonzado Adrian Lyne. En esta obra se presenta a Vic y Melinda, un matrimonio acomodado con una hija. Melinda se aburre e inicia relaciones con distintos amantes cada vez que tiene ocasión y eso lo hace sin ningún pudor, puesto que no esconde sus indiscreciones. Vic tolera, aparentemente, las deslealtades de su mujer con la condición de no divorciarse, aunque detrás de su actitud se esconden oscuras intenciones. Ellos viven inmersos en bucle su relación tóxica de dependencia rodeados de un entorno superficial y sin preocupaciones que propicia esta especie de juego del gato y el ratón.

Los cónyuges están interpretados por Ben Affleck y Ana de Armas y, francamente, cumplen con creces. Viendo el carisma y la sensualidad que transmite Ana de Armas, no muy común en el cine actual, se pone de manifiesto el por qué Hollywood se ha enamorado de esta actriz. No obstante, la interpretación de Ana de Armas no consigue salvar una película con un guión tan nefasto y una linea argumental tan decepcionante. No se profundiza en los pensamientos y anhelos de Melinda y, por ello, no se entienden algunas formas de actuar.

La película es totalmente carente de erotismo, lógica y misterio. Asimismo, considero el final una oportunidad desaprovechada puesto que el climax de la obra pedía un final abrupto y tajante, no algo tan simple. Sinceramente, no recomendaría esta película por lo hortera que resulta y por sus grandes defectos, que opacan las buenas intenciones del director en su regreso.

Esta atractiva pareja de actores (Ana de Armas tomar y Ben muermo), hacen aquí de un matrimonio raro en el que pronto vemos que las cosas no van del todo bien. Se trata de un thriller de celos cocinado a fuego tan lento que aburre hasta a las vacas. Eso sí, se nota que está basado en una novela de una autora tan clásica como Patricia Highsmith. Se aprecia en el estilo tranquilo y minimalista, centrado en el diálogo.

Adrian Lyne ha debido de oxidarse mucho, porque no es capaz de resolver la papeleta en condiciones o enganchar mínimamente. A esto le hace falta ritmo o una dirección que se pareciera a la obra de Hitchcock, al menos.

Tampoco el reparto logra levantar pasiones. Ben Affleck está bastante soso (como casi siempre, en realidad). Es un actor por lo general mediocre que hace buenas películas de vez en cuando, aunque casi nunca por su propio trabajo sino por pura suerte de elección de proyectos. No es el caso. Su personaje es incomprensible en su actitud con su mujer, confraternizando con sus amantes y siempre impasible, como Affleck sabe hacer tan bien.

La espectacular Ana, a la que podemos ver bastante bien, la verdad, tampoco me parece tan mujer fatal como para que la endeble historia termine de arrancar nunca. Todo es tan “light” que en el fondo parece un telefilm de trama insípida.

Por cierto, al ser de Lyne y teniendo a Ana, en muchas webs se frotaban las manos pensando que esto iba a ser la nueva “Instinto básico”. Ya os podéis olvidar. Las dos únicas escenas de cama son auténticos gatillazos filmados de mala manera. Cualquier videoclip de cualquier cantante sexy tiene mucha más chicha que esto.

Pero sobre todo, “Aguas profundas” es mala por su disperso guion, más aburrido que un mitin político. Hasta las fiestas a las que van los protagonistas son patéticas y tediosas.

Esta película es una gota más en el océano de morralla cinéfila que inunda las plataformas de “streaming”. Y pensar que al principio querían estrenarla en cines. ¡Menudo batacazo de taquilla se habría dado!