Aguas profundas

Es una peli "palomitas". Sin más. A mí me ha sorprendido el final.
Me ha entretenido y algunos temas que plantea de forma muy sutil me han dejado pensando en la complejidad de la naturaleza humana, como la dependencia afectiva. Ahora, si buscaba "algo más", no lo consigue, la verdad. Sí creo que "los personajes secundarios" solo sirven "para lo que sirven" ; ninguna personalidad definida.

Es interesante que en varios lugares se plantee que es una película sobre las relaciones modernas o una visión moderna sobre las relaciones cuando desde los primeros diez minutos ya estamos ante un marido celoso. Incluso en la sinopsis de la película dice "un marido adinerado que permite que su esposa... tenga relaciones extramatrimoniales...". Pero no, es un marido celoso y lo sabemos desde el vamos. Entonces... ¿qué es lo moderno? La dirección intenta hacernos dudar por momentos pero en vez de dudar de las intenciones del personaje, dudé todo el tiempo de las intenciones del director. No la recomiendo. La vi hasta el final solamente porque estoy enamorado de Ana de Armas.

Una historia que, en principio, podría haber tenido su interés, sobre el siempre complejo tema de las infidelidades y celos en una pareja, empieza a perder validez cuando esas infidelidades se comenten con tan poca discreción como credibilidad. Incluso el tema de un crimen, falsamente reivindicado por el marido celoso, tiene su tirón inicial. Pero cuando ya aquello empieza a llenarse de muertos, la cosa se viene a pique por completo. Una pena, porque los protagonistas luchan por hacer creíbles sus personajes, pero los excesos de guión los arrastran al barranco. Encantadora la niña que hace el papel de hija de ambos. Entretenidilla, a falta de otra cosa mejor que hacer.

«‘Aguas profundas’ es una película incomprensible por su carencia de sentido, que no consigue adaptar a nuestros tiempos su interesante premisa.»

Después de 20 años de hiato cinematográfico, el director Adrian Lyne estrena la película Aguas profundas (Deep Water), con una desconcertante historia protagonizada por Ana de Armas y Ben Affleck. El filme está basado en la novela homónima escrita en 1957 por la reconocida autora estadounidense Patricia Highsmith. Sus obras han sido inspiración en numerosas producciones desde que Alfred Hitchcock adaptase en 1950 su novela 'Extraños en un tren' ('Strangers on a Train').

Dentro de la historia:
Aguas profundas narra la historia de una pareja que se ve envuelta en un juego psicológico propiciado por Melinda (Ana de Armas), quien establece una dinámica romántica/sexual notablemente liberal frente a su esposo Vic (Ben Affleck), que se siente superado por el comportamiento imprevisible de su pareja.

La mayoría de los relatos de la escritora Patricia Highsmith tratan acerca de la mentira, la culpa y el crimen, así que no es casualidad que en esta segunda adaptación (que no un remake) de Aguas profundas, precedida por 'Eaux profondes' (Michel Deville, 1981), estos temas sean los protagonistas junto a una dosis de suspense. Este tono tan marcado en la película funciona bastante bien, pues logra desconcertar desde el principio al mostrar comportamientos llamativos entre los personajes. Sin embargo, deliberadamente, el suspense está por encima de la coherencia, sobre todo porque muchas de las acciones no se explican o no quedan del todo claras, aunado a un nulo desarrollo de personajes, sin trasfondo y sin contextos.

En este sentido, las acciones de los personajes resultan terriblemente impulsivas y caprichosas, sin ningún sentido, sin diálogos orgánicos ni oportunos. Es posible que el desarrollo de esta trama sea consecuencia de la época en la que fue escrita la novela, lo que significa que su adaptación llevada a la actualidad es errática, condescendiente e injustificada.

El guion está firmado por Zach Helm y Sam Levinson, este último es el creador y guionista de la controvertida serie de HBO Max Euphoria, así como de la desgarradora película 'Malcolm & Marie' (2021), de la cual también es director. Asimismo, la dirección de Adrian Lyne, quien desde el 2002 no dirigía ningún filme hasta ahora '(Infiel/Unfaithful)', es genéricamente correcta, con una excelente fotografía y un gran manejo del ritmo y la banda sonora. Y es por estos motivos que resulta incomprensible que esta película termine por carecer de sentido, sostenida solamente por reiterados deus ex machina y las grandes concesiones que el espectador tiene que otorgar para que la trama funcione.

Las actuaciones del reparto son generalmente correctas, sin que destaque ninguna en particular. Ben Affleck mantiene su estilo serio e inexpresivo, que recuerda por momentos a su papel en 'Perdida/Gone Girl' (David Fincher, 2014). Por su parte, Ana de Armas explota su sensualidad en una interpretación con más matices y registros emocionales.

A diferencia de otras adaptaciones de Patricia Highsmith, como la remarcable Carol (Todd Haynes, 2015), donde la trama del romance y sexualidad en los personajes está mejor expuesta, 'Aguas Profundas' no consigue convencer con su argumento, pese a que su premisa es tan interesante como merecedora de ser mejor explicada, sobre todo hoy en día donde el tema de los tipos de relaciones sexoafectivas está demandando más diversidad y visibilidad en nuestra sociedad.

Conclusión:
'Aguas profundas' en una película incomprensible por su carencia de sentido. Si bien está narrada con cierta pericia, no consigue adaptar a nuestros tiempos la interesante premisa de la historia y se conforma con transcribir una trama de forma superficial, sin dotarla de contexto actual ni desarrollo en la psicología de sus personajes. Esta adaptación es una oportunidad perdida para mostrar lo complejo de las relaciones personales y de pareja. No ahonda en los conflictos emocionales ni crea la suficiente empatía para que entendamos o nos importe lo que se nos cuenta.

Lo bueno: la fotografía y el ritmo narrativo.
Lo malo: nulo desarrollo de personajes y la incomprensión de su planteamiento.

Nota: 4/10

Escrita por Gabriel Bonanni Caldeira

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Dicen que la diferencia entre un buen thriller y uno malo es su final. Estoy de acuerdo, pues como sucede con la ciencia ficción o el terror, si su conclusión no está al nivel de su premisa, tenemos un problema. Y aquí lo tenemos, desde luego. Con ello no me refiero a su ultimísima escena, que tiene cierta gracia*(1), sino a toda su segunda mitad.

El director es Adrian Lyne, así que menos sorpresas. Salvando las distancias, calca a su última película, que, pese a que resultó su proyecto más adulto y sugerente, especialmente en comparación a los bodrios que lo encumbraron, su segunda parte perdía parte del misterio que había creado en su inicio. En "Aguas profundas" no sólo pierde el misterio, sino que se vuelve tosca y hasta bochornosa, y es una lástima porque la historia tenía su qué.

Él se comporta como un zumbado desde el principio, pero entonces aún había dudas, ahí estaba la gracia del asunto, hasta que llega un momento en el que la concatenación de desapariciones es tal que no queda duda posible. A partir de ahí, el director se deja llevar, nos enseña cosas que no deberíamos ver*(2) y todo se diluye. No ayuda que el personaje de Tracy Letts se comporte como un investigador patán*(3) y, al término, la película desvaríe como lo hace, pues aquí llega el bochorno*(4).

En el apartado de lo bueno tenemos a un director que sabe crear una atmósfera de perversión fascinante y a unos guionistas que hicieron lo propio con unos personajes protagonistas con enjundia. Ese matrimonio capta la atención de cualquiera, pues no sólo existen gente así en la vida real, sino que los personajes están tan bien construidos que, aunque no existiesen, te los creerías igual.

También entra dentro de lo bueno la ambientación de Nueva Orleans -esas casas magníficas, esas calles pintorescas-, lo bien iluminada y rodada que está y lo bien que actúa Ana de Armas, que me recordó a la Diane Lane de "Infiel" con esa naturalidad, ese punto salvaje, sus vestidos, sus escenas en la bañera… También es una grata sorpresa reencontrarme con Jacob Elordi y Finn Wittrock, no así con el pelma de Ben Affleck, que por mucho que empatices con su personaje, él es mortalmente desesperante.

Con todo lo dicho, llega el momento de ponerlo en la balanza y, qué queréis que os diga, a mi me sale un resultado más positivo que negativo. Objetivamente, la película entraría en el cajón de las malas, pero el elemento emocional juega un papel decisivo en esto del arte, y negar que "Aguas profundas" es una obra sugerente, que te atrapa, te interpela y te muestra un matrimonio cuyo modo de vida es atractivo sería mentir. Siendo profundamente mejorable, pues le falta sutilidad a chorros y otro director, con esta historia, te haría la nueva "El talento de Mr. Ripley", la película me parece, cuánto menos, interesante de ver. Incluso si es para ver lo que falla.