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Críticas de Quique Martín
Críticas 504
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
26 de febrero de 2024
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevamos ya unas cuantas películas de este universo compartido que está creando Sony a partir de los villanos de Spider-man pero sin que el hombre araña aparezca en ningún momento. Y uno, que aunque es fan del género se empieza a hacer muchas preguntas, comienza a pensar que ese universo compartido quizá no es tal y que no hay un plan específico para llegar a ningún lugar en el medio y largo plazo.

Durante los últimos años hemos tenido películas con más o menos acierto como son Venom y su secuela, la inexplicable Morbius y ahora nos llega a nuestra cartelera Madame Web. Y después de cuatro películas -y las que faltan por venir- creo que alguien debería empezar a plantearse tomar las riendas de todo el asunto y hacer una de las siguientes dos cosas: O se le da una coherencia como universo y se cuenta de nuevo con Spider-man o, dejamos eso de lado y omitimos las referencias, y hacemos películas completamente independientes, que no hagan esfuerzos por parecer mínimamente conectadas, y naveguen a su aire.

Digo todo lo anterior porque después de ver Madame Web, y aunque sé que mi opinión no es la mayoritaria, creo que no estamos ante una película terrible. Creo que estamos ante una cinta que se defiende bien gracias a su buen inicio y a sus actrices, que hacen lo que pueden con lo que les dan, pero que tiene sus problemas en el mismo lugar donde ya los tuvo Morbius y Venom 2. Y que no es otro sitio que en su segunda mitad de película.
Madame Web arranca bien. Tenemos a Dakota Johnson que cumple y una trama que, aunque típica y tópica, te funciona lo suficiente como para generar interés en el espectador. Hay secuencias, como la del tren y los distintos futuros, que están muy bien planteadas y que, sinceramente, destacan bastante por encima del resto del metraje. El principal problema es que luego la película va avanzando y te das cuenta que el guion no sabe hacía donde quiere ir. A ello no le ayuda ni el villano, que es genérico al máximo, ni tampoco esa necesidad que detecto en todas estas cintas, y que comentaba anteriormente, de ir tirando referencias al espectador para que este las identifique y que no aportan nada a la trama más allá de para decir “Hey, esto es por Spider-man” y este personaje es tal personaje.

Sinceramente creo que hay que parar y reflexionar. Por mucho que “Madame Web” a mí me parezca una peli pasable, que entretiene en algunos momentos, y que se deja ver sin mayores problemas, -para mí está lejos del desastre que fue Morbius en su día- no es de recibo que cintas con tanto potencial, y con tanto dinero dentro, se vean una y otra, y otra vez lastradas por los mismos problemas. Y menos aún cuando dichos problemas llevan siendo evidentes desde que iniciaron este universo compartido para cualquiera que haya visto estas cintas.

No sé de quién es la culpa, y tampoco sé por qué se sigue sin solucionar. Pero lo que sí sé es que el público empieza a estar cansado, la crítica también y esto no beneficia a nadie. Quizá es momento de poner un stand-by y ver si puedes unirte al UCM y, bajo su paraguas, crear de cero. O quizá es el momento de cederle los personajes a Marvel y simplemente limitarte a cobrar los cheques por los derechos, como ya ocurre con el hombre araña. En cualquier caso, creo que cintas como “Madame Web”, aunque para mí puedan ser entretenidas, no deben ser el camino más. Veremos qué ocurre con las siguientes que están por venir.

PD: No hace falta que os quedéis hasta el final de los créditos, no tiene ninguna escena extra.

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Quique Martín
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10
26 de febrero de 2024
339 de 440 usuarios han encontrado esta crítica útil
Denis Villeneuve es un cineasta total. Y lo lleva demostrando muchos años. Si uno mira su filmografía se dará cuenta rápidamente que es uno de esos autores que es capaz de tocar multitud de temáticas y géneros y que se las apaña para hacerlo francamente bien en todos ellos.
“Polytechnique” e “Incendies” nos demostraron lo que el realizador canadiense era capaz de hacer con material dramático y francamente duro. Posteriormente, con “Sicario” y “Prisioneros” nos demostró que yéndose al territorio más del thriller y la acción también era capaz de salirse de la media claramente. Y, por último, el bueno de Villeneuve llegó al territorio de la ciencia ficción y nos dio las tremendas obras que son “La llegada”, “Blade Runner 2049” y la primera entrega de “Dune”. Películas tremendas, de lo mejor que se ha hecho en la ciencia-ficción contemporánea -con el permiso de Nolan, el otro gran cineasta actual del género- y una enorme carta de presentación para aquellos que dudasen de si un autor total como es el caso de Denis Villeneuve iba a tener problemas para embarcarse en proyectos faraónicos, de enorme presupuesto, y gran ambición -soy consciente de que me he dejado películas, pero quería coger las más representativas-.
Pues bien, con todo eso a sus espaldas Villeneuve nos trae su última película, la segunda entrega de “Dune”, que llegará a nuestras salas el próximo 1 de marzo, y con ella nos llega la que, para mí, es su mejor película hasta la fecha. Y creedme que no digo esto a la ligera de uno de mis directores favoritos.

“Dune parte 2” es una experiencia en sí misma. Si ya la primera a mí me pareció una obra maestra, con esta segunda entrega se me acaban los calificativos para poder hablar de una cinta cuyas imágenes me han dejado completamente extasiado. Desde el primer minuto, que arranca exactamente donde acababa la primera entrega, Dune no te suelta. Te agarra por la pechera y te arrastra hacia los desiertos de Arrakis para que sientas el calor en la piel. La falta de agua y lo árido del clima desértico -me encantaría poder ver cómo han recreado todo esto para que no se note absolutamente nada el CGI-. Y te traslada de esa forma porque las imágenes y la BSO de Hans Zimmer están al completo servicio de una narración que no solo es épica, sino que es profunda y conmovedora cuando hace falta.

Aquellos que hayáis leído la brillante novela de Frank Herbert sabréis hacía donde vamos, pero los que no lo hayáis hecho estáis a punto de entrar en lo que es el verdadero universo de Dune. Y es que, al dividir la adaptación en dos partes, esto ha permitido que toda la presentación de universo, personajes y problemáticas se queden en la primera entrega y que en esta segunda nos quede la evolución de los personajes, el verdadero conflicto, y la conclusión de varias de las tramas que se nos plantean en Dune.

Dune parte 2 es una cinta colosal. Y, lo que es más importante, aunque sea una cinta con un marcado sello autoral, es también la prueba de que su director es lo suficientemente inteligente para conseguir que su reparto -repleto de nombres de increíble talento- sean los que más brillen en esta función. Villeneuve no tiene miedo al éxito, ni a que las actuaciones puedan opacar su trabajo, y deja que los actores y actrices que tiene brillen en cada una de las secuencias dirigiéndoles para sacar hasta el último gramo de talento que cada uno de ellos puede aportarle a la cinta.
Timothée Chalamet está ante uno de los papeles de su carrera y lo aprovecha. Su presencia, la forma en qué es capaz de intimidar cuando es necesario y de mostrar cierta vulnerabilidad cuando la trama lo requiere, es algo maravilloso de ver. Actores como Rebecca Ferguson, Bardem, Brolin o Walken están entregados a la causa y se nota simplemente en las formas en qué interpretan y en lo que son capaces de decir sus personajes con tan solo una mirada. Austin Butler tiene una joyita de papel y el jovencísimo actor es capaz de crear pavor no solo en sus enemigos sino en el propio espectador. Actrices de la talla de Florence Pugh y Anya Taylor Joy quizá destacan menos, por su reducido metraje, pero tengo la total confianza que ambos fichajes son pensando en una tercera entrega que adapte “el mesías de Dune” y que espero que podamos ver en algún punto. Por último, me he dejado para el final al corazón de la película y que no es otra que Zendaya. Se ha dicho mucho del talento de esta actriz y no seré yo el que llegue a descubrirla a estas alturas. Pero es francamente impresionante lo que Zendaya demuestra que es capaz de hacer aquí. Y, lo más increíble de todo, es que es capaz de hacerlo hasta sin palabras. Su personaje es el corazón de la película y uno de los “cambios” que Villeneuve introduce en su adaptación respecto de la novela. Si en la obra literaria la perspectiva es la de Paul Atreides aquí hay muchos momentos en que nosotros, como espectadores, vemos más la visión de Chani de todo lo que está ocurriendo. Y Zendaya, que es una actriz increíble, es capaz de encarnar todo ello con una solvencia admirable. Si queréis, cuando la veáis, fijaros en un momento que ocurre hacía el final donde hay distintas “miradas”, y fijaros en lo que se transmite ahí con lo que no se dice. Y en cómo lo hace la joven actriz norteamericana.

En cualquier caso, y por no extenderme mucho más, obviamente “Dune parte 2” sigue cumpliendo con lo que se le presupone: Ser un tremendo espectáculo que consigue impactar al espectador haciendo que sus casi tres horas de duración se pasen en un suspiro. Pero, también, es capaz de ser una cinta que invita mucho a la reflexión. No es casual que la cinta sea capaz de tocar de forma tan acertada problemáticas que se pueden perfectamente trasladar a nuestro día a día como el fervor religioso descontrolado, los fanatismos, los tejemanejes políticos y las múltiples formas de controlar a un grupo de personas. Sigo en spoilers, que no me cabe, pero no habrá ninguno

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quique Martín
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9
26 de febrero de 2024
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El dolor, la pérdida y los recuerdos -modificados o no por nuestro presente- que estos producen con el tiempo, son temáticas tremendamente explotadas en el cine. Hemos visto infinidad de películas que se han acercado a estos temas tratando de explorarlos con muchísimas perspectivas distintas. Desde acercamientos más terrenales, como podría ser la mítica “Sleepers” -disponible en Netflix España-, a otras con muchos más juegos visuales y narrativos como podría ser “Un monstruo viene a verme” -disponible en Netflix y Primevideo- de nuestro J. A. Bayona, flamante ganador del Goya al mejor director por “La sociedad de la nieve”. Y si algo ha conseguido el cine a lo largo de los años es explorar, normalmente gracias a directores/as autores/as, ese dolor que muchas veces nos provoca la vida usando el cine como una herramienta para sanar y cerrar las heridas que nos deja la vida.

En esta ocasión, tenemos en nuestras salas de cine desde el 23 de febrero la película “Desconocidos”, una cinta de Andrew Haigh -director desconocido para mí- que demuestra que siempre se le puede dar una vuelta más a los planteamientos originales y creativos.
El director, que a poco que veáis algunas imágenes de la cinta os daréis cuenta que tiene un sello artístico muy marcado, se acerca a esta triste historia -basada en una novela homónima- con muchísimo tacto y saber hacer. En los primeros minutos nos presenta a todos los personajes y nos los pone en el tablero en el que se van a mover.
Por un lado, tenemos al protagonista de la cinta, al que da vida un descomunal Andrew Scott -me gustaría que me explicasen que hace fuera de las nominaciones de los Oscar- que da vida a un tipo solitario que vive en un edificio prácticamente vacío y que empieza a conocer poco a poco al único vecino de este complejo de pisos que es Harry -al que da vida un inmenso Paul Mescal- y a entablar una especie de relación con él. Lo maravilloso, y lo que hace que esta cinta sea mucho más de lo que parece es que nuestro protagonista es capaz de viajar a la antigua casa de sus padres -fallecidos años atrás del momento temporal en el que se sitúa el inicio de la cinta- y tener conversaciones con ellos. Conversaciones que van desde hablar de su pasado común hasta a algo mucho más interesante y rico como hablar del presente de Andrew con unos padres jóvenes que comparten la misma edad que él. A los padres, por cierto, les dan vida en la gran pantalla Claire Foy y Jamie Bell. Y, aunque él cumple con lo que se espera, es en Foy en quién encontramos gran parte de la fuerza emocional que tiene esta película dándonos una actuación absolutamente genial y que, aunque no haya tenido excesivo reconocimiento, yo quiero dárselo desde este espacio.

La cinta, además, establece todo lo que vemos en la pantalla sitúandose en la perspectiva de Andrew haciendo que el juego con el fantástico, o no, de lo que estamos viendo siempre esté supeditado a la perspectiva que tiene Andrew de las cosas y, de esta forma, haciendo que nosotros como espectadores estemos dentro de su cabeza.
La cinta, que es bellísima a nivel visual, va construyendo poco a poco a su narrativa alrededor de estos temas y poniendo siempre en el centro cómo nos relacionamos con nuestro pasado y cómo ese pasado puede influir en cómo actuamos en nuestro presente. La banda sonora, la fotografía, el guion y el excelso reparto están todos al servicio de esta idea y creo, sinceramente, que consiguen crear un ambiente cuando ves la película que traspasa la pantalla y conecta emocionalmente con el espectador.

Es cierto que no estamos ante una cinta de narrativa convencional. Y también es cierto que la cinta puede pecar de primar en algunos momentos lo visual por encima de lo narrativo. Pero igual que es cierto lo anterior, también lo es que estamos ante una película tan bien planteada y que tiene tan claro a donde quiere ir que es tremendamente sencillo que nos emocionemos con ella, suframos con ella, lloremos con ella y reflexionemos con ella.
“Desconocidos” es una de esas películas que se quedan contigo. Que gracias a la delicadeza en que trata temas tan complejos consigue hacernos formar parte, aunque solo sea por un par de horas, de la vida de esos personajes. De sus miedos, su dolor, y sus sueños. Que, a la postre, también pueden ser los nuestros. Sinceramente creo que estamos ante una de esas películas que hacen que debamos celebrar que se siga haciendo cine arriesgado, sensible y con corazón.

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Quique Martín
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6
8 de febrero de 2024
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Matthew Vaughn es un tipo de director muy peculiar. Empezó su carrera haciendo un tipo de cine que recordaba especialmente a Guy Ritchie -con el que trabajó- y a Tarantino y luego, sorprendentemente, consiguió construirse y crear un estilo propio, alejándose ligeramente de sus referentes, y ganándose la vitola de director-autor con todas las letras. Su trabajo en Kick-ass y, especialmente, su saga Kingsman demostraron que el realizador británico tenía mucho que aportar al cine de acción mezclado con comedia y violencia explicita.

Ahora, en nuestra cartelera, y antes de su paso a Appletv, tenemos Argylle, la nueva propuesta del bueno de Vaughn que, creo, no dejará indiferente a nadie. Y creo que no lo hará porque es una cinta en la que todo es excesivo y que es muy sencillo que vaya a polarizar al espectador. Desde su publicidad engañosa, insinuando que hay actores y actrices que van a tener muchísimo más papel del que tienen en la cinta en realidad, pasando por un excesivo y apabullante uso del CGI en multitud de escenas -que además está muy poco pulido- y acabando con unas coreografías y gags que si son muy marca de la casa, pero que corren el riesgo de diluirse opacados por todo lo anteriormente citado.

Argylle es una cinta que no da respiro al espectador. Desde que arranca, con una espectacular secuencia de persecución, ya te introduce en la montaña rusa que es toda la película. Persecuciones, giros de guion constantes, secuencias de acción muy pasadas de vueltas y unas interpretaciones histriónicas pero muy efectivas, van adornando el camino que nos hace seguir la cinta desde esos primeros minutos hasta el fin de fiesta final que son los últimos treinta.

La cuestión es que, aunque la cinta es francamente divertida, y tiene algunas secuencias especialmente bien rodadas -ojo a la secuencia del tren- y que cuentan con el “sello Vaughn”, también tiene una serie de problemas que van a enfadar a buena parte de los fans del director.
Y es que, si algo caracteriza al realizador inglés es su capacidad de generar imágenes y situaciones divertidas que se sienten, al mismo tiempo, frescas y originales. Y, en esta ocasión, eso no ocurre prácticamente nunca en la película. Hay una sensación evidente de “esto ya lo he visto antes” en bastantes momentos. Y no solo en productos de otros directores, sino también del mismo Matthew que parece que se está autocitando en varias ocasiones de una forma que no es necesaria.

Sinceramente, creo que Argylle es un riesgo. Creo que la idea era buena y que, sin los excesos -y una clasificación R le habría venido bien para poder desatarse en lo visual-, sería una película que funcionaría mucho mejor y que habría dejado saciadas las expectativas de muchos de los fans, entre los que me incluyo. Pero, por desgracia, esa necesidad de ser excesivo, de llenar de estímulos la pantalla constantemente, y de intentar ir dándole vueltas de tuerca al guion acaban por distanciar al espectador de la trama en sí. Que tampoco daba para más

Huelga decir, eso sí, que Argylle no es tampoco el desastre que se está diciendo. Creo que, a pesar de sus carencias, consigue ser una cinta muy entretenida y divertida -aunque le pueda sobrar algo de metraje- y si acudes al cine buscando únicamente mero entretenimiento y no esperando el nivel top que había alcanzado su director en otras películas, la cinta va a cumplir con eso.
No es Kick-ass, y tampoco es Kingsman, pero si es una cinta lo suficientemente bien defendida por sus actores, que están absolutamente fantásticos, como para que pases un buen rato en la sala de cine.
Debo añadir, eso sí, que si, por el contrario, acudes a la sala esperando encontrar al director que nos hizo reír y volar a todos con sus anteriores películas, quizá sería buena idea ir rebajando las expectativas. Ese director, esperemos, volverá en sus siguientes proyectos. Pero no está del todo presente en este. Una pena.

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Quique Martín
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8
8 de febrero de 2024
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Las cuatro hijas, que llegará a nuestra cartelera el próximo nueve de febrero, es una de esas cintas que se mueven entre dos aguas. Por un lado, tenemos una evidente intención documental: Declaraciones tanto de Olfa, como de las dos hijas que siguen con ella, muchísimas explicaciones sobre cómo ocurrió lo que ocurrió y por qué pasó y, además, podemos ver las interacciones y los vínculos que se establecen aún a día de hoy entre las tres mujeres mientras recuerdan ese doloroso pasado y sus ecos en el presente.
Pero, por otra parte, la cinta tiene una parte claramente de recreaciones ficcionadas -aunque esté completamente basada en hechos reales- donde se van introduciendo partes que equivalen al rodaje de una película propia sobre el tema en la que se recrean las distintas situaciones de la infancia y adolescencia de esta familia contando con dos actrices para que interpreten el papel de las dos hermanas ausentes. Aclaro esto para que entendáis que no es algo precisamente convencional lo que está ante nosotros.

Imagino que retratar el dolor de una familia completamente rota siempre es una tarea difícil. Especialmente si la idea para retratarlo bien, con respeto, y con un completo realismo de qué es lo que ocurrió exactamente. La película decide arriesgar y te sitúa bastante tarde en los hechos que realmente dieron lugar a la desaparición de las dos hermanas y no es hasta muy avanzado el metraje donde como espectador vas atando cabos -salvo que conozcas de antemano esta historia, claro-. Por lo tanto, el primer tramo de cinta se puede hacer un poco cuesta arriba si no acabas de conectar con lo que estamos viendo porque es una parte donde se realiza un retrato social del propio país, de la infancia, y de cómo es crecer en según qué ambientes.
Además de esto, durante esa primera mitad de cinta, se producen algunas afirmaciones bastante chocantes, experiencias muy duras y diferencias culturales que pueden llegar a costarnos de entender sino ponemos voluntad de realmente intentar y querer entenderlo.
Por otra parte, al escuchar algunas experiencias de las que se relatan aquí, y ver cómo los ecos de esas heridas y traumas infantiles, no solo tienen su réplica en el presente, sino que sientes como “se heredan” en una constante cadena que tiene demasiados eslabones, uno no puede evitar preguntarse cómo pueden seguir sucediendo este tipo de cosas en el siglo XXI.

Las cuatro hijas es el retrato de la familia de Olfa, pero podría ser el retrato de muchas otras familias que viven en situaciones y contextos políticos y sociales muy difíciles, duros y extremadamente complejos. Y creo que ahí está la clave del documental. Y es que, aunque evidentemente está muy centrada en la historia de una madre y sus cuatro hijas, es algo que podríamos extrapolar no solo a otras familias que vivan en ese mismo contexto, sino que es extrapolable a otros lugares muy distintos en lo específico, pero muy similares en lo general.

Al final, creo que la clave de este documental no sólo está en lo que cuenta, sino en cómo lo cuenta para que nosotros podamos entenderlo. Y para que nos demos cuenta que, aunque desde lejos los hechos puedan parecer muy claros y evidentes, a veces cuando nos acercamos a mirar desde mucha menos distancia, podemos descubrir que quizá las cosas no son lo que creíamos que eran. Y que nuestra perspectiva, si la modificamos un poco, puede hacernos ver las cosas de otra forma.

En definitiva, creo que “Las cuatro hijas” es una de esas películas documentales que impactan y que se quedan contigo si haces el esfuerzo de reflexionar no solo ante lo que has visto, sino ante las consecuencias que tienen algunos hechos. Especialmente si se producen en una edad donde aún te estás formando como persona. Es emotivo, es duro, y es francamente realista. Pero creo que merece mucho la pena.

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Quique Martín
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