Goat

Varias películas se han estrenado este año que sirven como panóptica complementaria sobre la juventud de hoy en los Estados Unidos. Hace poco días veía American Honey, sobre un grupo de jóvenes que son el lumpen y la cara B de la voraz sociedad de consumo maquillada a través de impecables zonas residenciales y cuidados jardines. Es un retrato de una nueva forma de pobreza, que se da debido a que, en otra geografía no demasiado lejana de aquello, existe una riqueza o aquellos que, en teoría, tienen la capacidad de "comprar" sus propias vidas. Ese contexto sería el de Goat, donde unos pocos privilegiados pueden permitirse el lujo de estudiar unas carreras y prepararse para ser los hombres del futuro. Pero al contrario de la melancólica y tierna mirada que Richard Linklater arrojaba sobre las pocas horas preuniversitarias de ese grupo de novísimos nuevos amigos en Todos queremos algo (alimentada por la nostalgia ochentena que planeaba por la película), los protagonistas de Goat están alimentados por una violencia que viene de la tradición, por un sentimiento fraternal que debe ganarse a base de hostias y de humillaciones, por la búsqueda de una descerebrada catarsis de su masculinidad.

Andrew Neel, prometedor cineasta forjado en festivales a través del globo con documentales y cintas de arriesgados contenidos y enfoques (Darkon, The Feature, New World Order, King Kelly), opta por una mirada directa y naturalista hacia la serie de vejaciones sin sentido que sus personajes (a)cometen. La violencia es, aquí, una forma de comunicación, y por eso cuanto más explícita, sin sentido, e inmoral sea, más efecto tendrá en ese ansiado sentimiento de pertenencia a un grupo, se supone, el de los Hombres del Futuro. Y en el momento en que su protagonista, Brad (Ben Schnetzer), se comienza a cuestionar su propia cordura en esos iniciáticos días del infierno, es cuando el horror se hace más explícito, al menos, en su mente, traicionada por el dolor de su cuerpo, por la confusión de su condición masculina, y por la creencia casi imposible hacia el amor incondicional de su hermano Brett (Nick Jonas).

Goat, y la visión que su director arroja sobre su historia, es algo extremadamente complejo. Por un lado, su exposición sensorial y, exceptuando el componente fraternal de la trama, apenas apoyada en el conflicto o la narratividad, puede llegar a agotar. Por momentos, como en los sublimes títulos de crédito iniciales, el director parece fascinado con los animales que retrata. Pero luego muestra que esos mismos animales han sido condicionados y educados para, de verdad, creer que ser hombre es esto, que la masculinidad y el afecto entre los "hermanos" y semejantes se debe mostrar y demostrar como aquí se hace, y que no hay ningún condicionamiento moral que deba pasar por encima de sus códigos preestablecidos, por brutales que éstos sean.

Andrew Neel cuenta además con un espléndido reparto de actores/cómplices de su historia. Cada uno de sus intérpretes habita y representa valores más que cuestionables pero completamente reales de lo que muchos creen que tendría que ser un caballero, un amigo, un hermano, un ejemplo de lo que lo verdaderamente 'masculino' debería ser en la América de hoy. Por eso, a pesar del camino y las elecciones que su protagonista, el actor Ben Schnetzer, toma (del que hay que destacar, por cierto, que hace un trabajo extraordinario en la fisicidad y en el explícito sufrimiento, duda y confusión que vive), Goat es una película aterradora en sus tesis, porque no propone, ni puede proponer, una solución para el germen de la violencia de una sociedad, en la que toda la brutalidad y la deshumanización que aquí se muestra, es parte de la educación de unos hombres convencidos de que esto es lo precisamente necesario para ser hombres.

Drama basado en hechos reales sobre las memorias de Brad Land (Ben Schnetzer), entonces estudiante que tras un asalto brutal en que lo re cagan a trompadas, decide formar parte de la misma fraternidad universitaria que su hermano (Nick Jonas), lo que lo lleva a un quilombo de puta madre y un cambio de vida radical, dejándose pegar y maltratar por otro grupo de boludos.

Del cast, todos parecen descerebrados, personajes odiables, garcas, especialmente James Franco que aparece en pantalla unos minutos (y es el productor) para levantar un poco la cinta.

Una historia que no aporta nada especial al drama de fraternidades.

Goat es una crítica del problema de los boludones en las universidades, las cuales cruzan ciertas líneas donde la humillación y sumisión están muy presentes, aunque la calidad de la cinta es bastante mediocre y aburrida.

Terminando de ver “Goat” (2016) de Andrew Neel con Nick Jonas, Ben Schnetzer, James Franco, Gus Halper, Virginia Gardner, Danny Flaherty, Jake Picking, Austin Lyon, Chase Crawford, entre otros. Drama basado en las memorias de Brad Land, entonces estudiante que tras un asalto brutal, decide formar parte de la misma fraternidad universitaria que su hermano, lo que lo lleva a una vida de grandes excesos, al tiempo que es una violeta descripción de los despiadados códigos de la masculinidad, y de la iniciación en las fraternidades universitarias, lugares llenos de abusos que bien podrían considerarse terroristas y futuros funcionarios administrativos y de Estado. Cabe señalar que la historia no es original, pues eso de las fraternidades, viene de muy lejos, ya desde la Roma Imperial, habían pequeñas congregaciones, similares a esos grupúsculos de hoy, que sólo buscan mantener un cierto estado de influencia; y por supuesto, la gran mayoría no llegan a ese nivel, pues son meras guarderías para mayores que sirven, literalmente, para hacer lo que les dé la gana: “Crueldad, brutalidad, fraternidad” La historia pretende hacer un paralelismo entre un asalto brutal y lo que sucede en las fraternidades, aquel que fue víctima, será victimario en una escala generacional conocida y permitida tanto por la administración universitaria como la policía y la ley. Este es un tema que se las trae, pues la policía no puede actuar en los campus a menos que la Universidad lo permita, y sabiendo que hay mucha gente con dinero y poder que puede hacer de la ley y las situaciones, lo que se les antoje. Sin embargo, la película se decanta en la relación entre hermanos, tan fría que parecen extraños. Del reparto, todos parecen descerebrados, personajes odiables, antipáticos, especialmente James Franco que parece metido para “elevar la propuesta” Un historia harto conocida, que no agrega nada especial al drama de fraternidades, y llena de morbo sobre las víctimas sufrientes, “inocentes como cabras de matadero”
NO RECOMENDADA
NO tendrá una nota en el blog de Lecturas Cinematográficas.
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Basada en unos hechos reales, este film es la adaptación de un libro que logró gran fama y que narraba la experiencia que sufrió una persona al intentar entrar en una fraternidad.
El film nos presenta la historia de un joven que al salir de una fiesta sufrió una fuerte agresión. Ese hecho hace que se plantee muchas cosas, y al final decida ir a la universidad. Allí compartirá campus con su hermano mayor, y se propondrá entrar en la fraternidad de él. Pero las pruebas y novatadas que debe sufrir junto con otros aspirantes para poder entrar, es algo que no se podrá imaginar.
El film es un fuerte crítica a esas novatadas y vejaciones que sufren los estudiantes que sueñan con entrar en una fraternidad. Y es que ese via crucis que se lleva haciendo durante siglos es algo prohibido según las normas universitarias, pero siempre se producen y los directores hacen la vista gorda.
La película sorprende y funciona por partes. Uno se engancha fácilmente a esta historia que nos presenta una realidad horrible que se ve normal, porque ha ocurrido siempre y en todos los lugares del mundo; aunque en Estados Unidos es mucho más exagerado.
No obstante, tengo que decir que el film cuenta con ciertos pasajes que resultan un poco densos; y que no llegan a cautivar del todo. Además, hay ciertas escenas que no aportan absolutamente nada a la trama y que duran apenas unos segundos; y que no tienen mucho sentido. Estos momentos resultan extraños, y hacen que a uno le creen cierta confusión.
En mi opinión la trama tiene la suficiente fuerza para dejarte pegado al asiento, y sorprenderse con las pruebas que tienen que pasar algunos universitarios para entrar en una fraternidad. Pero, el film se pierde en ciertos aspectos que hacen que su historia pierda fuerza, y no acabe siendo tan sobresaliente como uno espera conforme va avanzando todo el metraje.
Andrew Neel dirige de un modo interesante este film que convence, y que cuenta con ciertas escenas que resultan un poco desagradables pero que impactan. Aunque también cuenta con ciertas escenas que no llegan a convencer y por consiguiente no logren elevar la calidad.
Interpretativamente el film consta en su mayoría de actores desconocidos. Solo sería destacable el nombre de Nick Jonas y la colaboración de James Franco. Tengo que decir que todos los actores realizan un buen trabajo, haciendo que uno se introduzca más fácilmente en la trama.
En fin, "Goat" es una fuerte crítica del problema de las novatadas en las fraternidades, las cuales cruzan ciertas líneas donde la humillación y sumisión están muy presentes. Es un film con una historia de gran fuerza que funciona en cierto modo. Una pena que cuente con ciertas escenas que no convenzan y hagan que la calidad caiga un poco.

Es esta una película sobre el mundo de las novatadas, el mundo de la virilidad mal entendida. El paso de la adolescencia a una supuesta madurez que no es tal, los códigos de comportamientos que se esperan de los jóvenes desde el punto de vista de uno de ellos que, traumatizado por una mala experiencia, cree que debe redimirse ante todos y, por supuesto, ante él. Asusta ver cómo salen actores tan descomunales de la nada en un país que, si bien no es la cuna del cine, sí que es el cine en sí mismo. Grandes interpretaciones de Jonas y Schnetzer, muy buenos secundarios, escenas crudas, violentas, humillantes, malsanas. Una película incómoda, interesante. Por cierto, breve pero demoledora aparición de un James Franco cada vez más interesante.