El mayor y la menor

Segundo film de Billy Wilder, primero realizado en EEUU. Se basa en la comedia "Connie Goes Home" (1923), de Edward Carpenter, inspirada en la novela "Sunny Goes Home" (1921), de Fannie Kilbourne. Se rodó entre marzo y mayo de 1942 en exteriores de la St. John's Military Academy (Wisconsin) y en los Paramount Studios. Producida por Charles Brackett, se estrenó el 16-IX-1942 (EEUU).

La acción tiene lugar en NYC, en el Instituto Militar Wallace y en Stevenson (Iowa), en 1941, antes de la incorporación (8-XII-1941) de EEUU a la IIGM. Susan Katleen Appelgate (Ginger Rogers), de 20 años, tras un año en NYC y 25 empleos efímeros, decide regresar a su ciudad natal. Es una muchacha lista, atractiva y desenvuelta. Para poder adquirir el billete de regreso, que ha subido de precio, se viste de niña de 12 años, lo que le permite viajar a precio reducido. En su huida de las sospechas de los revisores, se introduce en el camarote del mayor Philip Kirby (Ray Milland), que le deja ocupar una de las dos literas. Está de baja del servicio de armas por un pequeño problema ocular. Regresa de NY, donde ha solicitado su reincorporación.

La película es una comedia de enredo, que mueve a la sonrisa y a la risa (exlicación precipitada de Susan a su madre de su complicada historia). El realizador desea crear una obra útil para distraer a los militares desplazados a los escenarios de guerra. Contiene elementos que constituirán algunas de las constantes del autor: personajes disfrazados, parejas aparentemente imposibles, referencias a Europa, admiración por la mujer de apariencia superficial capaz de cambiar la vida de los hombres. Denuncia algunos problemas del momento, como la precariedad laboral de la mujer y el acoso masculino que sufre la mujer trabajadora. Critica el uso interesado de influencias, los celos obsesivos, etc. Exhibe las novedades de última hora: las maquinillas vibradoras para masajes, la gran velocidad de los nuevos ascensores, los matrimonios rápidos. Algunas escenas delatan la influencia de Lubitsch, como la nana que Philip canta a Susan, mientras la sostiene entre los brazos durante la tormenta. En esta escena la atención del espectador se desvía de lo que ve hacia lo que ambos piensan y sienten calladamente.

La música aporta una partitura original de aires marciales, románticos y líricos, con un bonito tema central. Añade 4 composiciones excelentes, como "Blues In The Night" (radio) y "Dreamlover" (vals interrumpido por la llegada de una carta). La fotografía, en b/n, ofrece zonas oscuras intensas, fuertes contrastes de color y luz, un buen dibujo y un dinamismo vibrante. Destaca el vestuario de Edith Head. El guión suma humor, ironía y ternura. La interpretación de Ginger Rogers (30 años) es correcta y meritoria. La dirección crea una obra divertida, entretenida y consistente.

Esta película no siendo de las mejores del tandem Wilder-Brackett ya tiene momentos brillantes y sobretodo asistimos a una obra que tiene un gran guión, cargado de buenas frases y elementos significativos. Se hace fácil su visión porque, sobretodo cuando llegan a la academia, el ritmo no decae hasta el final de la película. El espectador debe meterse en la trama y no pensar si Ginger Rogers no aparenta los 12 años con los que engaña a muchos personajes. es un film valiente, recomendable y con pinceladas de que al director y guionistas de esta película les esperaba una carrera muy brillante.

Primera película estadounidense del Maestro Wilder, que ya sienta ciertas bases de lo que será una constante a lo largo de su carrera como director de comedias. (Obviando por supuesto sus películas pertenecientes a otros géneros más negros, por ejemplo "Días sin huella" también con Ray Milland como protagonista masculino, "Perdición" o "El gran carnaval", que merecerían ser analizadas desde otra perspectiva).
Entretenidísima comedia de enredo con una más que encantadora Ginger Rogers llevando el peso de la cinta y demostrando que no sólo era una cara bonita y cuatro piruetas musicales atadas a un tal Astaire; sino una actriz de tomo y lomo capaz de meterse entre pecho y espalda un papel que es como una montaña rusa en cuanto a registros y tablas y hacer con él esta interpretación digna de recordar durante muchos años. Su madre (quien por cierto, aparece en la película) debió de estar orgullosa de compartir parte de éste metraje con ella.

No importa la edad que se tenga si la idea es buena y el tándem Brackett-Wilder demuestra estar engrasado y listo para funcionar a toda mecha desde el primer momento, dejando diálogos mordientes, situaciones disparatadas de lo más variadas, insinuaciones de todo tipo y muestras de un buen gusto fuera de lo común (con permiso de Ernst Lubischt) por tejer historias geniales llenas de grandes personajes y pequeños momentos y viceversa.
Parece ser que se cogió a todo el mundo en estado de gracia y la atmósfera que rodea la película (que no es otra que la mezcla de inocencia, picardía e insinuación que nos propone la Rogers) llena hasta el último fotograma, haciendo mejores a Milland y compañía, desde el renacuajo del jarrón hasta el cadete-operador telefónico de guardia.
No es fácil el trabajo de engañar a la censura a la vez que criticas los problemas de la época que quieres filmar, pero nuestro socarrón amigo Billy nació con un don y empezó a dar lecciones de cine con mayúsculas, cinismo, sentido del humor y realidad social a todo el público usamericano a partir de 1942, el año en que todas querían ser Verónica Lake...

Simpática e inocente película. Es cierto que hay que pasar por alto que Ginger Rogers en ningún momento parece realmente una chiquilla (hoy en día jamás habría obtenido ese papel por no aparentar la edad que pretende tener), pero en aquella época eso no era un problema. Por otro lado, el guión es eficaz y ayuda a que su ingenuidad sea creíble. Ella, como siempre, está guapísima, y lástima que sólo nos obsequie con unos pequeños pasos de baile.

Muy divertida película siempre que le echemos imaginación y nos creamos que Ginger Rogers puede hacerse pasar por una niña de 12 años y que nadie se de cuenta, cosa a la que hay que echarle mucha imaginación pero como es una película de Billy Wilder nos la creemos e incluso nos gusta.
Ray Milland interpreta al mayor que acoge a la supuesta niña en su casa y es de todos los personajes el más despistado de todos, debe ser cosa del amor, pues los otros personajes principales se van dando cuenta, unos antes y otros más tarde, que la niña no es tan niña.
La película es graciosa, entretenida y me hizo pasar una tarde agradable ¿Que más podría pedir?
Bueno, podría pedir varias cosas pero para una tarde de viernes eso me pareció bastante bien.