Primera película estadounidense del Maestro Wilder, que ya sienta ciertas bases de lo que será una constante a lo largo de su carrera como director de comedias. (Obviando por supuesto sus películas pertenecientes a otros géneros más negros, por ejemplo "Días sin huella" también con Ray Milland como protagonista masculino, "Perdición" o "El gran carnaval", que merecerían ser analizadas desde otra perspectiva).
Entretenidísima comedia de enredo con una más que encantadora Ginger Rogers llevando el peso de la cinta y demostrando que no sólo era una cara bonita y cuatro piruetas musicales atadas a un tal Astaire; sino una actriz de tomo y lomo capaz de meterse entre pecho y espalda un papel que es como una montaña rusa en cuanto a registros y tablas y hacer con él esta interpretación digna de recordar durante muchos años. Su madre (quien por cierto, aparece en la película) debió de estar orgullosa de compartir parte de éste metraje con ella.

No importa la edad que se tenga si la idea es buena y el tándem Brackett-Wilder demuestra estar engrasado y listo para funcionar a toda mecha desde el primer momento, dejando diálogos mordientes, situaciones disparatadas de lo más variadas, insinuaciones de todo tipo y muestras de un buen gusto fuera de lo común (con permiso de Ernst Lubischt) por tejer historias geniales llenas de grandes personajes y pequeños momentos y viceversa.
Parece ser que se cogió a todo el mundo en estado de gracia y la atmósfera que rodea la película (que no es otra que la mezcla de inocencia, picardía e insinuación que nos propone la Rogers) llena hasta el último fotograma, haciendo mejores a Milland y compañía, desde el renacuajo del jarrón hasta el cadete-operador telefónico de guardia.
No es fácil el trabajo de engañar a la censura a la vez que criticas los problemas de la época que quieres filmar, pero nuestro socarrón amigo Billy nació con un don y empezó a dar lecciones de cine con mayúsculas, cinismo, sentido del humor y realidad social a todo el público usamericano a partir de 1942, el año en que todas querían ser Verónica Lake...