Sieranevada

Engañabobos como yo, que leo una critica que promete diversión y allá que voy. Para empezar dura tres horas. Difícil de aguantar si la película es excelsa, no te digo si es una mierda, como es el caso. Si, los ascensores pueden pararse dejando dentro a dos o mas humanos durante horas, y esta situación normal pero infrecuente puede tener su gracia o ser una tragedia. Sin embargo, lo mas normal es que si la cosa se alarga, todo sea aburrimiento o desesperación, no compensada por el milisegundo de gracia o de tragedia. Bueno, pues así es la cosa. Estas metido en el ascensor, esperando a que surja la chispa entre los allí encerrados a ver si se te hace el encierro mas llevadero. Como todos los encerrados son familia, se da por hecho que esa chispa saltara en cualquier momento, Pero supongo que será por la escasez de oxigeno, por lo que las cuatro conversaciones que prometen ser graciosas o interesantes no prenden. No dan mas que para para enunciar cuatro tópicos, cuyo corto alcance se disimula con el ir y venir de la familia por el piso patera. Pobres actores impostados que sucesivamente se ven obligados a ponerse estupendos cuando el peso de sostener el galimatías les corresponde durante su turno.

La sinopsis dice: "Tres días después del atentado contra Charlie Hebdo y cuarenta días después de la muerte de su padre, Lary – 40 años, médico – va a pasar el sábado con su familia, reunida en memoria del difunto. El evento, sin embargo, no se desarrolla como estaba previsto. Obligado a afrontar sus miedos y su pasado y forzado a reconsiderar el lugar que ocupa dentro de la familia, Lary tendrá que decir su verdad". Bueno, pues gracias por la información, porque en la película no se dice ni lo de los tres días del atentado ni los cuarenta de su padre (tampoco es que importe) pero lo de que el protagonista enfrenta sus miedos y tiene que decir su verdad, es de traca. Qué mas quisiéramos que toda la cháchara insustancial tuviera algún propósito...mas allá de mostrarnos lo brillante que puede ser el director con la coreografía actoral, que es lo único que destaca (con nota)de la película.

El Nuevo film de Puiu, el mismo de La Larga Noche del Señor Lazarescu (2005), es una nueva visión, y mucho más desesperanzada que la anterior, sobre la calidad de la vida en Rumania después de la caída del muro de Berlín, y sus consecuencias, tales como la caída y muerte de Nicolae Ceasescu y su régimen autoritario.

Si en “La Larga Noche…”, Puiu se adentraba en el horror de un sistema burocrático que en lugar de atender a un enfermo, por el contrario facilitaba su muerte, y desde allí generalizaba hacia el estado caótico de la herencia recibida, en su nuevo film es el miedo y el terror a vivir, la incapacidad de construir una sociedad mejor, el que se apodera de los miembros de esta familia, llevándolos a la inoperancia.

Si bien en La Larga Noche… la trama se organizaba en torno de un drama individual, y ello remitía a una cuestión social, en Sierranevada, la trama es un fresco colectivo concentrado, al borde de la teatralidad, que nos lleva a una reunión familiar (se cumplen 40 días del fallecimiento del padre y se organiza una ceremonia religiosa seguida de una cena) con la asistencia de todos los miembros de la familia en un departamento de no más de 60 metros cuadrados.

Sierranevada es un gran fresco político social concentrado en el día de la celebración de la Pomaná, la cual se lleva a cabo 40 días después de la muerte de un ser querido (en este caso el padre de la familia) y se trata de un almuerzo familiar precedido de una visita del cura de familia, el cual bendice la casa de los deudos.

El encuentro familiar generará encuentros y desencuentros familiares donde aparecerán desde los celos, las envidias, y las traiciones típicamente familiares hasta discusiones sobre los grandes temas de los cuales no solo surge la gran desazón que produjo el fracaso socialista Ceasescu, sino también las dudas sobre el modelo neoliberal surgido a posteriori de la caída del muro de Berlín. Pero también están allí como temas de discusión de las consecuencias de las guerras balcánicas, las hipótesis sobre el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York en 2001, la irrupción terrorista del Estado Islámico en toda Europa, que son tema de conversación de los hombres mientras que las necesidades culinarias, el efecto de las drogas en los jóvenes, los engaños amorosos de los maridos, y la necesidad del mantenimiento de las costumbres religiosas son temas de las mujeres concentradas en la cocina.

Los méritos de Puiu son varios. No solo la película está muy bien escrita y los temas desarrollados resultan de interés general sino que en primer lugar, esos temas van más allá de la pura discusión para adentrarnos en el clima de miedo social que se vive en toda Europa. Pero lo notable es que deja vislumbrar que detrás de ello hay un enorme fracaso que no es otro que el de la desocupación provocada por los procesos de automatización industrial dejando a millones de personas fuera del modelo de la sociedad de consumo.

Por otro lado, están los detalles de la puesta. Los cortes son pocos, casi respetando el estilo de una obra de características casi teatrales. Pero es la labor de la cámara, fija por momentos, virando hacia sus lados, yendo de primeros planos a planos medios o viveversa, es donde el trabajo de puesta en escena de Puiu como director es realmente brillante. Para ello obviamente ha contado con un grupo formidable de grandes actores. El film tiene un ritmo intenso que logra mantener el interés durante las tres horas de su proyección a la vez de proveer un entretenimiento (muy clásico en el cine rumano). En este nuevo film Puiu parece decirnos que la lamentablemente la revolución ha fracasado.

"Cuatro meses, tres semanas, dos días" (Cristian Mungiu / 2007) con su Palma de Oro en Cannes confirmó definitivamente a este "nuevo cine" rumano que ha encontrado su nicho en el realismo social partiendo de historias sencillas de gente común para denunciar los problemas sociales a ambos lados de los dos sistemas políticos, comunismo y capitalismo que han sufrido y sufren en sus propias carnes y cuyos denominadores comunes de desigualdad social y corrupción son extrapolables fuera de sus fronteras.

Cristi Puiu es uno de sus más destacados representantes y a sus 50 años de plena madurez en su quinto largometraje se ha embarcado en una propuesta radical, ambiciosa dentro de su aparente sencillez que renuncia de entrada a cualquier distribución comercial (su metraje de casi tres horas sin que aparentemente ocurra nada lleva al límite la paciencia del espectador y el aguante de sus posaderas) para encuadrarse  como obra de autor destinada a exponerse en festivales.
Arriesgada y valiente tanto en su ejecución formal como en su trasfondo es este tipo de pasos adelante los que hacen que el cine evolucione como arte sin que esté supeditado a beneficios comerciales sin menosprecio de la faceta comercial y de entretenimiento igual de necesaria.
Ya el título es una declaración de intenciones. Un nombre "Sieranevada" tan válido y absurdo como cualquier otro y que puede evocar a cada espectador aquello que desee, porque a la postre es indiferente de cualquier elección. Un sinsentido que es el leit motiv de la propuesta un absurdo de nuestra propia existencia en la que nada es lo suficientemente relevante como para tomárselo en serio, de ahí el lógico y consecuente final. Un propuesta que enlaza de alguna manera con el teatro del absurdo de Ionesco o Jorge Díaz, donde lo cotidiano, lo natural refleja lo absurdo, valga la redundancia de nuestra efímera existencia.
Puiu no deja títere con cabeza. El matrimonio, los hijos, las tradiciones, la religión, la familia, la amistad, la religión, el amor, las profesiones, los conflictos políticos, sociales, el terrorismo..., cualquier cosa que pueda pasar por la cabeza de estos especímenes humanos que se congregan en un  "camarote de los hermanos Marx" para homenajear al difunto patriarca y en el que somos un invitado más. Lo más importante que es disfrutar de los placeres de la vida como es una buena comida será tarea imposible ante la avalancha de situaciones que van minando nuestro día a día y que en el fondo deberíamos relativizar. La metáfora está servida y la reflexión a que nos lleva Puiu deja huella.
Tragicomedia que no nos hará reír ni llorar, que nos hipnotizara con las idas y venidas de los personajes (bien interpretados) por el laberinto imposible de las cuatro habitaciones que acaban siendo el reflejo de un mundo que no es otra cosa que un pueblo grande donde por muy juntos que estemos se cierran puertas como puentes levadizos, como fronteras donde buscar falsos refugios. Podríamos criticar sino era posible contar lo mismo en menos tiempo, pero al final el propio tiempo y su devenir no deja de ser, a mi juicio, otro aguijón de Puiu al espectador. Esperamos que corran los minutos y suceda algo trascendente, pero nada lo es y se nos va la vida en un suspiro por mucho que las tres horas nos parezcan eternas.
"Sieranevada" es única, es una obra de arte molesta e insufrible, no recomendable sin previo aviso y que deja un poso para que nada incluso la propia película lo tomemos en serio  e intentemos disfrutar de la vida. Y aunque mi culo se arrepienta mi espiritu se lo agradeces señor Puiu. 

cineziete.wordpress.com

La grandeza de esta película radica en la naturalidad con la que se destripan las relaciones humanas y familiares desde el interior del día a día, además de hacernos copartícipes a los espectadores, con la genialidad de su distribución espacial y su juego de la perspectiva y planos secuencias y 'paneos' sublimes. La descolocación que sufren muchos de sus personajes como pollos descabezados en un ambiente y situación extrema parte de la premisa de que la cámara es un personaje más. La realidad está vivida 'in situ', buscando ser nuestros propios ojos, una traslación alcanzada en un espacio reducido. La coralidad del reparto hace que la tensión crezca exponencialmente por el choque generacional y por una diversidad disfuncional de estratos sociales diferentes que solo comparten la unión consanguínea. Un retrato de los miedos de sus personajes, de sus fobias, un análisis de causas y consecuencias políticas, raciales y religiosas, un puzle que no encaja pero se amolda, un dislate friccionado por la ideología y la política... un análisis soberbio de la mezcla que somos, de la amalgama en que nos convertimos para generar lo que se llama sociedad.

La peor sensación que puede producir una película es el aburrimiento. Si dura tres horas, como ésta, el aburrimiento se convierte en fastidio y hasta en sensación de tomadura de pelo. A la media hora como mucho de haber empezado habría abandonado la sala encantada, pero aguanté hasta el final por estar acompañada de amigos, mientras veía desfilar a otros hacia la salida. Los personajes son anodinos, sus historias carecen por completo de interés, las escenas son repetitivas, la atmósfera es claustrofóbica y parece querer resultar a ratos dramática y a ratos cómica, pero en ningún momento sufrí con lo que les pasa a los personajes, ni me reí con sus situaciones. Solo me aburrí durante tres interminables horas.