La leyenda de Redbad

El director neerlandés lleva más de 10 años trabajando en Hollywood, después de iniciar su carrera en su país, en proyectos dirigidos al gran público, en donde la acción y los efectos especiales tienen mayor importancia que el desarrollo de una buena historia.
En esta ocasión regresa a los Países Bajos para dirigir esta superproducción de un presupuesto elevado, teniendo en cuenta que no es un país en donde estén acostumbrados a una inversión económica tan elevada a la hora de sacar adelante un largometraje, que se desarrolla en la Edad Media, en concreto en el siglo VIII después de Cristo, para contarnos la lucha por el poder en el Norte de Europa, en donde la religión, el amor, las envidias y los chantajes están a la orden del día, y cada uno de los grupos existentes en esa época luchan principalmente por el poder político.
La película cuenta con un gran despliegue de medios teniendo en cuenta el número tan elevado de intérpretes secundarios que aparecen en la película y el número de extras que han participado en el proyecto, para formar esos ejércitos tan poblados que se desplazan a caballo de un lugar a otro para conquistar un territorio y por otro lado mantener el estatus dentro de su grupo. Como si fuera una partida de Risk los ejércitos van perdiendo unidades en las múltiples batallas.

El punto de partida que prenderá la mecha será el rescate de una joven a la que iban a matar, pero que el protagonista que da título a la película salva de la muerte, y a partir de ese incidente se inicia esa cruenta lucha por la supervivencia. La película tiene un gran inicio y mantiene el interés bastante bien sin hacerse larga, pese a durar mas de dos horas y media, y creo que es uno de los casos en donde el elevado metraje está justificado para poder desarrollar bien las diferentes subtramas. Quizás en la parte central es cuando la película se estanca, pero son 15-20 minutos que sí se podían haber recortado. Quizás el proyecto se podía haber desarrollado como una miniserie de 3 capítulos, ya que cuesta mantener el interés del espectador que tiene que estar casi tres horas en una sala de cine, pero una vez que se ha tomado la decisión de que sea una película creo que es necesaria esa duración.
La película se ha rodado en diferentes lugares de Europa: en las ciudades de Dorestad, Apeldoon y en las reservas naturales de Ameland de los Países Bajos, en el castillo de Bouillon de Bélgica, en los viejos asentamientos vikingos en el estado de Schleswig-Holstein en Alemania y en el pueblo danés de Hvolris.

Además de la gran cantidad de figurantes y de caballos que participaron en la película hay que destacar el diseño de vestuario con una cantidad cercana a los 1800 trajes. En ese aspecto la película luce bastante, y funciona bastante bien en las escenas de acción, pero no me termina de convencer su aspecto visual en donde se nota el empleo de la digitalización en algunas imágenes de paisajes o de las batallas. Por contra la banda sonora compuesta por el canadiense Trevor Morris, conocido por su trabajo en la serie "The Borgias" y en unas cuantas superproducciones norteamericanas, es perfecta para acompañar a los personajes por esos escenarios épicos, y la música recuerda a las películas de aventuras clásicas.
El reparto está encabezado por Gijs Naber, en el papel de Redbad, y destaca la presencia de Jonathan Banks interpretando a Pepijn of Herstal conocido por su papel en la serie "Breaking bad".
Un cine de aventuras y batallas épicas que gustará a los fans del género. Una agradable sorpresa teniendo en cuenta que no es mi tipo de cine y normalmente me aburren este tipo de películas lo que no ha sucedido en esta ocasión.

LO MEJOR: La banda sonora. No se hace pesada pese a su excesivo metraje.
LO PEOR: La fotografía.

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Película con cuidada ambientación y notable fotografía, con algunas tomas aéreas aceptables, pero que naufraga entre personajes sin alma donde por momentos incluso escasean los diálogos. Es como un bombón del mejor chocolate pero en su interior tiene un licor que sabe a rayos. El agradable envoltorio no disimula la mala ejecución de una historia que hubiese merecido un mejor acabado y una menor duración. Acepta un visionado sin pretensiones.

Los muy cinéfilos recordarán la película "El judío eterno" y demás producciones de la propaganda nazi manejadas por Josef Goebbels que con zafiedad y mala baba demonizaban a los judíos y a todo aquel que les estorbase.

Pues bien, yo creía ingenuamente que este tipo de cine era parte del pasado pero cual no será mi sorpresa cuando pongo Mierdaset y veo que el cine nazi ha vuelto en forma de aventura vikinga.

La trama no puede ser menos sutil: los holandeses (ellos se llaman frigios) y los daneses, todos muy rubios y muy paganos y muy valientes y muy circunspectos se enfrentan a los muy malvados, muy morenos, muy católicos, muy machistas y muy babosos franceses, todo en medio de unas batallas muy largas y muy chuscas donde te preguntas como una porquería de pueblo tiene unas catapultas ultimo modelo que ya quisiese Saladino.

Ahora ya sé porqué los holandeses siempre votan contra los países del sur en el consejo europeo. El cine es una cosa muy seria, muy peligrosa a veces, el cine, a fin de cuentas, adoctrina.

No se trata de una película más de unos bárbaros que luchan por no ser cristianizados, sino de un pueblo real que existió, los frisios y como el cristianismo intentó bautizar a toda su población.
Redbad ( Gijs Naber) fue un caudillo pagano de Frisia, considerado el último monarca independiente de los frisones antes de la dominación del Imperio franco.
Wilibrordo ( Jack Wouterse) era un misionero cristiano, que posteriormente fue nombrado obispo de Utrech. Intentó bautizar a Redbad tal y como recoge la película y la causa por la que no lo hizo, viene igualmente recogida. Un posible error es que fue Bonifacio el que cortó un árbol centenario en honor a Thor y no Wilibrordo como recoge ésta.

Todo comienza con la muerte del rey frisio, las tensiones e intereses que surgen cuando tiene que haber una sucesión a un trono y la presión que existe porque los francos están llegando a sus tierras cristianizándolas. Con estos ingredientes Redbad es puesto a merced de los dioses. Quién ocupa en trono gracias a su padre es Jurre, gracias a la habilidad de su padre para hacer ver a Rebdad como un peligro.
A partir de aquí pasajes en la vida de Redbad, barbaridades en nombre del cristianismo (rayan lo excesivo), un pueblo que está siendo sometido a una religión que no es la de sus antepasados, épica y amor.

Como ya se ha mencionado, al hablar de un personaje que fue caudillo de un pueblo de los actuales Paises Bajos, se percibe un interés histórico, y un trabajo de recogida de información.

El mayor hándicap es la excesiva duración de la misma, las batallas se hacen largas.
También hay un primer plano en el que sale Frea (Loes Haverkort) en el que está muy guapa, pero con sombra de ojos, rimel y la raya de ojos, a partir de ahí se le va viendo bastante maquillada para lo que es la época y la ubicación en las que se desarrolla la trama. La raya de ojos llevan muchos de los personajes, tratando de dar más ferocidad a los rostros, pero pero.

Tengo que decir que no la vi del todo bien ya que buscaba una película para tener de fondo mientras hacía otras cosas y debido a su duración —2h40m— me permitía hacerlas sin tener que estar cambiando ni buscando más de una película.

Dicho esto, de lo que me quedé con la película me pareció que la ambientación fue maravillosa y la historia en sí también me gustó aunque detalles se me escaparon. Las actuaciones no se me hicieron malas y encontré un poco de todo; aventuras el principal género pero también romance, suspense, thriller y acción.

La historia se centra en el año 754 d.C. y en Europa del Norte donde los francos intentarán por medio del cristianismo conquistar toda la Europa de la época.

No tengo mucho más que decir que si te gustan las de aventuras la vas a disfrutar mucho.

(Ni una película sin crítica o prensa amarilla).