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La ley del hampa

Cine negro Película fundacional del cine de gángsters. 'Bull' Weed es un asaltante que tiene por única virtud el coraje. 'Rolls Royce' Wensel es un abogado talentoso, pero sumido en el alcoholismo y la indigencia. Una noche, tras un atraco, los dos se encuentran en medio de una calle, y la amistad nacerá entre ambos. Weed lo sacará de la miseria en la que vive, mientras que 'Rolls Royce' lo ayudará con su talento a ascender rapidamente en el mundo ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
5 de febrero de 2009
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Underworld (La ley del hampa) de Von Sternberg es el último film mudo de la Paramount y al propio tiempo el film pionero del cine de gángsters, basado en un guión escrito por Ben Hecht, uno de los guionistas más prolíficos de Hollywood a pesar de que sus relaciones con la industria del cine nunca fueron de su agrado, manteniéndolas únicamente por dinero. Aún así se le reconocieron dos Oscars de la Academia, uno de ellos precisamente por Underworld.

Hay que decir que Hecht procedía del mundo periodístico de Chicago y que con seguridad había tenido oportunidades de trabajo suficiente para especializarse en el mundo del hampa. Fruto de ello fue no solo Underworld sino también Scarface de Howard Hawks, cuya concordancia era evidente (recuerden el anuncio de neón con el lema "El mundo es tuyo" común en ambos films) y que además retrataban el mundo real de los jefes de los gangs. El gángster propietario de una floristería era un personaje de Chicago, lo mismo que el Tony Camonte de Scarface es la pura representación de otro gángster real, Al Capone.

Pero las similitudes terminan en el mismo lugar que empiezan las odiosas comparaciones. Scarface es mucho mejor película. Underworld tiene sus virtudes pero suaviza en exceso la violencia, aunque alguien haya comparado el acoso a Bull Weed en su escondite con el mejor cine de Peckinpah, léase Grupo Salvaje. Las armas de Von Sternberg no están tanto en los revólveres sino en las relaciones interpersonales y esta es la oferta de La ley del hampa, un triángulo donde el amor se enfrenta al agradecimiento, que de bien nacido es ser agradecido. Y en este terreno la película se mueve bien aunque con un exceso de moralina final que la descafeína un tanto.

Cuenta con momentos muy interesantes, bastante suspense y hasta cierto fino erotismo un tanto avanzado para la época y el género que estaba naciendo. Imprescindible para cinéfilos impenitentes.
FATHER CAPRIO
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26 de enero de 2014
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable película, La ley del hampa, que consiguió el primer Oscar a un guión original. Dos virtudes destacan en la película; la primera es la historia de amistad entre los dos protagonistas, la cual adquiere verdadero empaque en la manera de tratar el triángulo amoroso que se va formando con un tratamiento cuando menos elegante. La rectitud moral con la que se dota a los sentimientos que surgen entre el trío es uno de los grandes aciertos de la obra. La segunda el escenario claustrofóbico que Sternberg maneja con habilidad, mostrando los bajos fondos como un lugar sórdido, alternando de manera eficaz los claroscuros entre gigantescos bloques de cemento como sinónimo de angustia y soledad entre los altos rascacielos de la gran ciudad. El distinguido uso del montaje, de la música y de la luz, facilita al espectador la integración en la historia y consigue que 85 años después pueda disfrutar desde mi sofá de la que se afirma es la primera película sobre gangsters y que culminará un exitoso camino décadas después con filmes como El Padrino o Scarface.

Es posible que uno no pueda escapar de su destino, aunque es la manera de enfrentarlo lo que nos hace grandes o lo que nos hace extraños. Recomendable.
Txarly
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13 de septiembre de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje mudo realizado por el director americano de origen austriaco Josef von Sternberg (1894-1969) (“El ángel azul”, 1930). El guión, de Ben Hecht y Charles Furthman, se basa en hechos reales y en la figura del gángster Jim Colosimo (1878-1920). Se rueda en los platós de Paramount Studios (Hollywood, L.A., CA) y obtiene el Oscar al mejor guión original (Ben Hecht). Producido por Ben Schulberg y Héctor Turnbull para Paramount Pictures, se estrena el 20-VIII-1927 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en NYC (NY) en 1926/27. “Bull” Weed (Bancrof) es un gángster especializado en asaltar bancos y joyerías. “Rolls Royce” Wensel (Brooks) es un abogado alcoholizado con el que Bull se asocia para ayudarle a superar su adicción. “Feather” McCoy (Brent) es la novia de Bull, pero se siente atraída por el refinamiento y la inteligencia de Rolls Royce. “Buck” Mulligan (Kohler), provocador e impertinente, es el gángster rival de Bull. Este, que se distingue por su coraje, es vulgar e irascible. Rolls Royce es elegante, irónico, tiene sentido del humor y sabe callar. Su apodo responde al hecho de ser tan silencioso como un Rolls Royce. Feather es lista, siente una extraña e incomprensible pasión por las plumas y es seductoramente hermosa.

El film se caracteriza por su ritmo intenso y sostenido, la acción constante, los toques de fino erotismo y el cuidadoso estudio de los caracteres protagonistas. Incluye imágenes y situaciones que anticipan elementos de “Scarface” (Hawks, 1932), con la que comparte como guionista al escritor y periodista Ben Hecht. Como otros trabajos de Sternberg, el presente despliega una excelente puesta en escena y una exquisita dirección de actores. Por lo demás, exalta la amistad masculina, la lealtad y la rebeldía del individuo contra la sociedad que le oprime. Muchos son los que consideran que inicia el subgénero del cine de gángsters, que tuvo un gran desarrollo en los años 30 y se vio engrandecido en los años 70 por el éxito de “El padrino” (Coppola, 1972).


Es interesante observar cómo el realizador desgrana la narración y define los medios que emplea al respecto. Como buen naturalista enemigo del realismo, se sirve del recurso al artificio para dar a los elementos que integran el film el sentido que desea. La ciudad en la que tiene lugar la acción (NYC), la describe como un espacio frío y distante, en el que predominan los edificios de dimensiones sobrehumanas, los suelos áridos de asfalto, los gélidos muros de cemento, los subterráneos opresivos, los clubs ilegales, etc. Las imágenes muestran la ciudad como un universo de sombras fantasmales, desorden y caos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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12 de diciembre de 2008
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinto largometraje de Sternberg, "La ley del hampa" suele considerarse el punto de partida del género negro cinematográfico. Rodada en plena época de la ley seca y del imperio de las bandas, el film supone un acercamiento, en caliente y semidocumental, a un mundo y a unos códigos que, por aquellos días, solían teñir de rojo los titulares de las páginas de sucesos.

Argumentalmente, el film ofrece poca innovación: un triángulo amoroso complicado por la amistad y la deuda de gratitud entre los dos rivales. Sin embargo, es al enmarcar ese eje temático en unas determinadas coordenadas sociales cuando la película cobra garra, alza el vuelo y explota sus mejores posibilidades. Entramos entonces en el mundo del atracador "Bull" Weed, en sus relaciones con Feathers, su chica, y con las bandas enemigas, en su peculiar código de honor y, dominándolo todo, en la violencia como elemento cotidiano, omnipresente.

"Underworld" es un film rico, innovador, sugerente ... Su ritmo, con la agilidad que le confiere su acción constante, avanza sin altibajos hacia el estallido final en una magnífica secuencia (precursora clara de la masacre que cerró para la eternidad el "Grupo salvaje" de Peckimpah) cuando Bill, cercado por la policía baila, frenético y aferrado a su ametralladora, una mortífera danza de balas. Bastan algunas soberbias secuencias como ésta para demostrar la capacidad el cine mudo (ya en sus postrimerías) para aullar y conmmocionarnos sin sonidos.
Capitán Trueno
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21 de noviembre de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los mejores sentimientos pueden encontrarse donde menos se imagina. Lo he experimentado directamente desde hace muchos años cuando visitaba a viejos amigos, y aún en la actualidad cuando, por labores pertinentes a mi profesión, se me da la ocasión de visitar los más diversos sectores de la ciudad. Ya no se habla de los bajos fondos o del bajo mundo, ahora nos referimos a sectores de alta peligrosidad porque es allí donde se encuentran aquellos seres humanos que padecen carencias de todo tipo y que han asumido el dinero como un objetivo que hay que obtener a costa de lo que sea (prostitución, droga, crimen, extorsión, atraco…).

Pero allí, en medio del resentimiento, de la desconfianza, de la mirada malintencionada… también fluyen, cada tanto, poderosos sentimientos de solidaridad, dignidad y afecto. A fin de cuentas, éstos son seres descarriados pero, su hálito de divinidad, aún sigue latente a la espera de una bella oportunidad que le permita salir a flote.

No es, pues, iluso el planteamiento que hace el maestro, Josef von Sternberg, en esta gallarda y espléndida película que escribieran, Jules Furthman y Ben Hecht. Lo que él ve y siente -que de seguro tuvo aquí, como en todas sus obras, un fuerte peso-, apunta al entendimiento supremo, y sobre todo, a su ferviente deseo de extraer la grandeza que hay en todo ser humano.

Sternberg, sabe como muy pocos del amor y de la luz, y ambos poderes fluyen en ésta película como un manantial, como un torrente inagotable que trae consigo toda la fuerza interior de aquellos seres que, puestos al margen de la ley, parecieran carecer de sentimientos y de todo aura. Pero, “Bull” Weed (efectivamente interpretado por, George Bancroft), “Feathers” McCoy (una bella y sensitiva, Evelyn Brent) y “Rolls Royce” (el controlado, Clive Brook), constituyen un trío que nos llega al alma y nos sustrae el mayor de los aprecios con ese comportamiento donde prima la rectitud, el respeto a la amistad, y la comprensión de cosas trascendentales que, en ocasiones, llegan a nuestro entendimiento cuando se está tocando fondo. Para todos ellos, hay una suerte de epifanía que les permite ver la luz, y hace de la amistad y del amor un sentimiento sublime que les permite -y nos permite- sentirnos grandes y orgullosos de pertenecer a la humanidad.

Fuerte inspiradora de las subsiguientes historias de gánsteres que se dieron posteriormente en el cine, <<LA LEY DEL HAMPA>>, parece un western citadino, con unos antihéroes puestos en el nuevo curso de los tiempos, pero poseedores de una sapiencia heredada de tiempos remotos.

Frases como, “No podemos engañarle. Se lo debemos todo”, “Ves, me has enseñado a ser decente” o “En esta hora he aprendido más que en todas las horas de mi vida”, dan fe del fluir de una decencia que se encuentra al final del camino, actuando bajo presión y aún a costa de ellos mismos... y contra todo lo que ocurre, hay un triunfo de la dignidad y del hombre en toda su dimensión.
Luis Guillermo Cardona
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