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Oscuros sueños de agosto

Drama Isabel regresa a España después de varios años para curarse de una neurosis. Su hija Ana, a la que no ha visto en mucho tiempo, decide acompañarla en el hospital. Allí, conoce a alguien... (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
25 de junio de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me alegra mucho ver que la otra crítica que hay en Filmaffinity de este largometraje sabe valorarlo en su justa medida, porque así no estoy predicando en el desierto, o no tengo la sensación de hacerlo. Acabo de ver "Oscuros sueños de agosto" y, en efecto, he descubierto una grandísima película, con un título precioso, y que está a la altura de la prestigiosa "La Tía Tula" (1964), en cuanto a la complejidad de los personajes, la importancia de los temas tratados, el nivel de la realización, el guión, la música (una estupenda música, casi de vanguardia), las interpretaciones (especialmente la de Viveca Lindfors y la de Sonia Bruno, que además de chica mona era una buena actriz) y la fotografía.

Bien es cierto que "La Tía Tula" y "Oscuros sueños de agosto" son películas diferentes: la primera muestra, en una fotografía en blanco y negro, una España profunda, rancia, anclada en el pasado, en la que el sexo es un problema. La segunda, rodada en color, muestra, sólo tres años después, un mundo moderno, avanzado, en el que el sexo no es ya un problema; el problema ahora es la vida, el vivir. La acción de "Oscuros sueños..." podría transcurrir en cualquier país avanzado de Occidente -las imágenes de computadoras de la IBM en una oficina del comienzo mismo, acompañando a los títulos de crédito, nos sitúan ya en un contexto absolutamente moderno- que es, gracias a la permisividad dada al "Nuevo Cine Español" de los años 60, España. Ana (Sonia Bruno), tratando de recuperar a su madre (Viveca Lindfors), se interna en un microcosmos alucinante y alucinado (el sanatorio para enfermos mentales), encerrado en sí mismo, en unas vacaciones que son algo así como un viaje al interior de la locura.

Para mí, "Oscuros sueños de agosto" es, desde ya, uno de los títulos imprescindibles del cine español de los 60...y de todos los tiempos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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15 de abril de 2013
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los complicados personajes que conviven en un sanatorio mental encarnados por Viveca Lindfords, Laly Soldevila, Enriqueta Carballeira y Gisia Paradis en fabulosas creaciones. La gran actriz de otros tiempos Sonia Bruno encarna a la hija de una de las pacientes que vive un romance con un joven extraño y aficionado a las escapadas. Miguel Picazo logró una obra muy bella con la que la censura fue especialmente injusta porque le metió las tijeras a escenas que no tenían nada censurable pues toda la película es correctísima. No obstante aparte de su belleza tiene momentos crueles como cuando el joven trastornado mata a la perra de la actriz neurótica lo que da pie también a la grotesca escena del entierro del animal. Hay también matices tragicómicos. Está realizada con elegancia y Picazo demuestra talento en la dirección de actores porque consigue que todos dominen la complejidad de sus roles. Aunque es una película que no carece de defectos tiene momentos algunos sugestivos y otros impresionantes que ayudan a convertirla en una pieza singular dentro del cine español de su época.
Cromatico
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8 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esther Williams. Cuerpo cimbreante. Qué día tan bonito. Agonía y alegría. Caracas.
Sus penas no son económicas, viven a la sopa boba, tanto él como ella, igual Mario que su madre, y la protagonista, la muy guapa Sonia, con algo de Audrey Hepburn, está de vacaciones, niña samaritana que ayuda y observa, tontea, que se distrae y así esconde su vida hueca.
Película coyuntural, ambiciosa, a su manera graciosa, que no divertida, con una fotografía muy de la época y unas preocupaciones pequeño burguesas (¿así se dice?) también muy típicas de aquellos maravillosos años sesenta o no tanto si lo ves con más tristeza. "Blow-Up (Deseo de una mañana de verano"), un año antes que esta que ahora nos ocupa; el cine de Jaques Tati es otra cosa, pero en la forma, visualmente me lo recordaba mientras veía esta obra española; o si quieres Bergman en ese momento, "Secretos de un matrimonio", aunque sea algo posterior tiene un aire familiar en algún sentido y mucho más claramente "Persona", del año anterior, por ejemplo. Drama existencial; la vida sin ancla; seres perdidos, caídos, sin referencias, descosidos y desasidos, desangelados y desnortados. Estética pop, minimalista, colorista, envasada al vacío. Mirada gélida de aires reflexivos, silencios gruesos y miradas al infinito. Un intelectualismo psicoanalítico, estirado, relamido, aterido de frío, un tanto pedante, afectado y distante.
La película trastea, juega, bordea, oscila; mezcla de sopor perfecto y de repelente pretenciosidad con algo de ingenio, de elegancia, de belleza y también de curioso pasatiempo.
Se deja caer y entretener un poco, lo mismo que aleja su bobería siempre al acecho. Un poco bastante pija y tonta, bonita y llevadera. Molesta algo, agrada un rato, simpática si te dejas.
Ni fu ni fa; narcótica, irritante a veces, esmerada, delicada, preciosa, sonsa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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16 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miguel Picazo y unos cuantos más fueron encuadrados en el llamado Nuevo Cine, que quería dejar atrás el cine histórico, el patriótico, el folklórico, etc. para introducir una “problemática” (la palabra de moda, entonces) más actual y a la vez intimista. Con la componente psicológica también muy de moda; aquí el psicodrama, en una escena un poco absurda.
Picazo triunfó con “La tía Tula”, mejor que esta, quizá porque se basaba en una gran obra de Unamuno. Esta fue peor acogida, quizá porque hasta el minuto 34’ no empezamos a enterarnos de algo relevante.
Este Nuevo Cine, que acabó sucumbiendo ante la llegada del destape, hay que verlo con cierta dosis de paciencia. Aquí, hay mucho de dejar la cámara fija y que los personajes hablen y hablen.. Un poco como lo que hacía, por la misma época, en Francia, Eric Rohmer.
Buenas las actuaciones: de una profesional como Viveca Lindfors. Pero también de Sonia Bruno y de Julián Mateos en un papel que le iba mucho. De Francisco Rabal ni hay que hablar: lo cuadraba todo.
Muy desagradable el episodio de cuando se mata a la perrita.
Es de esas películas que podrían seguir indefinidamente sin acabarse de solucionar.
No es que me entusiasme, pero es una buena película.
yoparam
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2 de noviembre de 2021
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Me la tragué toda enterita, pero aunque solo sea para juntar cuatro letras y poder ponerme a través de este portal en contacto con ustedes merece la pena.
Vaya pildorazo soporífero que se ha marcado el amigo Picazo y el caso es que pintaba bien la cosa; título sugerente con el verano de por medio, la década de los sesenta de fondo y una lánguida Sonia Bruno que tras ver la magistral El juego de la oca me declaro su seguro servidor. Pues nada de eso esto es una especie de Alguien voló sobre el nido del cuco en plan cómico, no sabemos si esta inspiró a Milos Forman a realizar la suya.
Esto empieza con un halo de misterio sobre algún trauma familiar que ignoramos, pero está tan pésimamente dosificado y contado que termina por importarle al espectador una higa lo que le haya pasado a esta señora, a su hija y hasta al competente Paco Rabal.
Se valora la intención de Picazo con algunos encuadres con pretensiones artísticas, innovadoras, ese colorido de los sesenta, un equipo de vestuario trabajado y unos actores que hacen lo que pueden ante las indicaciones del director aunque son vanos los esfuerzos ya que esto se diluye en una historia sin base, ni fundamento.
Mas bien y visto el final, esto parece un mal sueño de una noche de verano.
José Miguel
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