In the Trap

Jugar el equívoco es una de las opciones que todo cineasta tiene a su alcance para intentar realizar una obra potente. Alessio Liguori pone en escena un guion obra de Daniele Cosci, el cual busca un poco eso. De inicio nos encontramos con la clásica película sobre exorcismos, lo cual no está nada mal, a pesar de la infinidad de títulos aparecidos sobre todo con posterioridad a la obra maestra El Exorcista (The Exorcist. William Friedin, 1973). Esa idea inicial se va desvaneciendo conforme avanza la cinta en una historia que nos lleva por los caminos de la locura.

Philip vive en una jaula dorada a la cual podríamos considerar mansión. Su alma se encuentra encerrada y torturada por un ente desconocido, el cual se ha empeñado en privarle de su ansiada libertad.

Estamos ante una producción intimista que no por ello deja de ser aterradora sin abusar demasiado de los sustos fáciles. De todas maneras y a través de su buena banda sonora, nos va dando avisos cuando llega lo más truculento, cosa que la lleva a ser considerada como cine de terror clásico, con todo lo bueno y lo malo que ello comporta. Sorprende un poco que moviéndose por esos derroteros nos brinde un final que, por calificarlo de alguna manera, sería de interpretación libre. Esto puede que a un tipo de público le guste, habrá otro, no obstante, que reniegue de esa libertad. Si ese era el objetivo, perfecto, en caso contrario criticar algo esa falta de definición que deja un regusto de frialdad.

Una de las cosas que todo buen observador se percata es la extraña y casi única localización. Su parquedad y simpleza tirando a ochentera, aunque esté rodada en la actualidad, hace que sin darnos cuenta estemos atentos a lo que ocurre en pantalla de manera malsana. Destacar por lo tanto, el tono oscuro de la fotografía, obra de Luca Santagostino. Le va un poco en contra también la falta de alguna situación cómica, o que por lo menos nos haga sonreír. En resumen, su seriedad castiga excesivamente un tema ya de por sí truculento.

La música de Massimiliano Mechelli, como hemos comentado antes, recuerda cintas pretéritas del cine de terror, llevándonos de la mano en el recorrido de un film que necesita como el comer una banda sonora potente.

Vamos con las interpretaciones. Encabeza el reparto Jamie Paul (Black Mirror, episodio Palytest) en un papel al cual sabe dar un toque dramático bastante interesante además con alguna que otra referencia cinematográfica. Le siguen Sonya Cullingford, Miriam Gallanti y David Bailie en los papeles principales.

Para finalizar decir que estamos ante un film de entretenido visionado que se aparta bastante de lo que estamos habituados a ver. Esa personalidad propia lo hace muy atractivo, sin alejarse de lo más clásico del terror.

https://www.terrorweekend.com/2019/11/in-trap-review.html

Una producción italiana rodada en ingles por el director de videos musicales Alessio Ligouri, cuenta con una fotografía de interiores muy cuidada y una atmósfera bastante conseguida poniéndote los pelos de punta en más de una ocasión. 

Pero un guion y diálogos desastrosos hacen que el poder de sus imágenes quede relegado a un segundo plano, con un resultado final bastante lamentable.

Philip es un joven que después de haber crecido sin padre y con una madre muy religiosa, está convencido de que en su casa habita una entidad demoniaca, algo que provocara la muerte de su hermana pequeña. Esta situación le obliga a vivir preso en su hogar. Cuando necesita ayuda recurre a un sacerdote que le aconseja y le guía espiritualmente. Hay también dos mujeres en su vida, una novia y una vecina seductora que tampoco consiguen cuajar en la trama.

Es una pena que no le haya podido sacar más partido, porque ante su evidente falta de presupuesto consigue aprobar en cinematografía, sonido y música, con escenas de horror bastante logradas. Inauguró el pasado festival de Terrormolins.
Destino Arrakis.com

Producción italiana rodada en inglés y localizada en Inglaterra, aunque dado que casi todo ocurre en el interior de una casa igual hubiera dado que fuese Cerdeña. Un joven ha crecido aterrorizado toda su vida por una presencia maligna, la cual solo su religiosa madre parecía capaz de mantener a raya. Hasta que esta fallece y las cosas se desatan.

La verdad es que se hace gala de una notable economía de medios, ya que como apuntaba casi todo está rodado en interiores. Hay que hacer de la necesidad virtud y en ese sentido la cinta cumple bastante bien en cuestiones como puesta en escena y fotografía. Luego está la historia, donde la religión copa un protagonismo casi hegemónico, también en la vida del sufriente protagonista. Hay uso y abuso de la música de volumen elevado acompañando a sustos, incluso en escenas donde no sería necesario, y de clichés bastante clásicos en el género de casas encantadas. Pero no podemos negar que funcionan sin recurrir a truculencias, lo que es de agradecer.

A medida que pasan los minutos vamos deduciendo qué es lo que ocurre y, cuando parece destaparse el pastel, el guionista se saca una carta de la manga en forma de final abierto que a más de uno dejará insatisfecho. Se puede leer como una crítica a la religión fanatizada o como lo contrario, un lavado de cara, así de ambiguo nos lo han puesto. Aunque por el camino hemos pasado un buen mal rato, que es de lo que se trataba.

Un cúmulo de clichés del cine de terror componen esta producción italiana, que lejos de conducirnos a una película más del género, aprovecha estos tópicos para llevarnos por una montaña rusa narrativa que consigue dejarnos pegados a la butaca en su mayor parte.

De todos modos su guión a veces resulta demasiado explicativo, abusando en exceso de los flashbacks, aunque su claustrofóbica y oscura ambientación, y unos cuantos sobresaltos repentinos, sirven para acongojarnos y meternos de nuevo en una historia, que con pocos personajes y localizaciones, consigue contar y asustar mucho.

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