Carola de día, Carola de noche

Un argumento un poco rocambolesco, donde mucha imaginación no hay, y tampoco no sigue un hilo conductor nada claro.... los diálogos a veces parece estar sacados de las galletas de la suerte...

Aún así se deja ver, aunque me tira para atrás la voz de Marisol, ya adulta a sus 21 años. Una lástima, con la voz potente y para nada monótona, ahora se te hace (y mucho) monótona.

Curiosidades:

- El propio director, Jaime de Armiñán, explicó en 1994 en su libro de memorias Diario en Blanco y Negro que "el guión de la película se le encargó para que sirviera como paso definitivo de niña a mujer de Marisol", pero Goyanes, el productor, "fue triturando el guión a su antojo".

- El periodista Javier Barreiro, que recogió las declaraciones de Jaime de Armiñán en el libro Marisol frente a Pepa Flores (Plaza & Janés, 1999) añade además que "la película tiene todos los fallos de ritmo que puedan imaginarse, el argumento carece de sentido, de continuidad y de posibilidad de entendimiento".

Personalmente no considero que sea una película buena, pero, hay que decir que salen unos grandes paisajes de la ciudad de Barcelona, son divinos y la verdad esque solo por esto ya merece la pena verla.

Por todo lo demás, Marisol ya es adulta y no canta tan bién como antes, sus canciones ya no gustan tanto, pero aun así sus fieles seguidores siguen aplaudiéndola.

La trama es un poco confusa pero muy bonita, no está mal para verla una tarde que no tengas nada que hacer, sus actuaciones no estan tan mal como pintan, y te diviertes mucho con los otros personajes que aparecen.

Una cinta firmada por Armiñán es casi garantía de buen cine. Casi. Porque en el caso de "Carola de día...", hecha para lucimiento de la joven artista del momento, nuestra entrañable Marisol, el argumento es tan débil como el resultado final. Entretenimiento sin pretensiones. Lo más destacable en este tipo de cine español es lo que complementariamente aporta. Armiñan ofrece la visión de una Barcelona sencilla, que entraba en los 70s con sus boites, su paisaje y su sabor tradicional. Aporta la visión de una juventud a caballo entre hippy y conservadora, entregada a la música como refugio de libertad. Armiñan aporta cameos de un ramillete de nombres populares del cine y la TV; entre otros, José Luis Coll, Sazatornil, Emilio Laguna, Fernán Gómez, Cassen y hasta del mismísimo Ibáñez Serrador. Película alimenticia para una generación, con ese toque de nostalgia de un tiempo y un país que ya no es nuestro; de una España pre democrática (hecho representado en la rebeldía de la protagonista) que se nos fue para no volver. Cine ligero y 'blanco' para la memoria de los que fuimos a EGB.

La verdad es que empieza bastante mal y luego en pocos momentos consigue remontarse ya que la flojedad de la idea argumental se impone ante todo lo demás. A Jaime de Armiñán no le gustaba nada hablar de esta película suya situada en los comienzos del que se convertiría en uno de los cineastas nacionales con más personalidad y valía para los guiones aunque su mayor éxito que fue "Mi querida señorita" hubiera resultado todavía mejor siendo de todas formas estupenda eliminando sus brotes sensibleros. La más bien irregular acogida cosechada por "Carola de día, Carola de noche" motivó que la carrera fílmica de Marisol se detuviera momentáneamente y esta acogida gélida puede explicarse por las numerosas situaciones carentes de sustancia que se encuentran en la película que en algunos momentos hacen delirante su tedioso desarrollo, un desarrollo que sólo se sobrelleva por las muy breves colaboraciones amistosas como se indica en los créditos de numerosas y populares figuras del cine español. La parte musical es irregular también porque hay canciones sólo pasables y destaca sobre todo la encantadora personalidad de Marisol. Hay que destacar las presencias de dos actrices muy diferentes pero ambas muy elegantes que eran Lilí Murati y Patty Shepard. Tony Isbert cada vez fue madurando más como actor de una película a otra.

Todo el mundo la considera una película fallida y olvidable, y no sólo Pepa Flores, sino el propio Jaime de Armiñán, que debutó aquí como director de cine, tras una trayectoria ya muy prolífica y exitosa en TVE, pero si tienes un día o una tarde un poco tonta y te sientas delante de la pantalla con buenos ojos, pasarás un rato divertido. Y si además te gusta el cine español de entonces y/o eres un cinéfilo un poco friki, verás que aunque no sea una obra maestra esta comedia musical tiene muchos elementos de interés.

¿Que el guión es bastante disparatado e inverosímil? Oye, pues como en tantos musicales de aquel llamado cine yeyé de los 60 y 70, que igual era precisamente eso lo que pretendían. Pero es que encima este se sale de los habituales tópicos de aquellos -un grupo que quiere tener una oportunidad- al presentarnos a una Marisol ya bien crecidita encarnando a una especie de princesa exiliada de la Syldavia de Tintín o de la Libertonia de los Hermanos Marx en Sopa de Ganso (Leo McCarey, 1933). Una Marisol que en cierto modo hace un poco de sí misma, pues su personaje también quiere disfrutar de la vida y enamorarse como una chica normal y salir de la jaula de oro en que la tienen recluida.

Y todo impregnado de un sutil sentido del humor, sin ápice alguno de sal gorda (se ve la mano de Armiñán), que empieza por la peculiar corte de la princesita -con unos Rafael Alonso y José Sazatornil muy bien elegidos y una secuencia de baile en la que ambos se ponen a bailar "a lo ruso" que vale por toda la peli- y continua con el encuentro con un jovencísimo y casi imberbe Tony Isbert que la introducirá en una sala de fiestas imposible.

Y la historia de amor de la pareja, entre desternillantes diálogos de besugos derivados de la situación (todo lo del restaurante es también muy divertido), algún que otro grito destemplado de ella y entrañables ojitos, tiene su punto cómico y tierno, salpicado de números musicales impagablemente kitsch.

Y es que Marisol, que ya era aquí toda una mujeroncilla camino de ser definitivamente Pepa Flores, está preciosa y encantadora Y exhibe esa comicidad y gracia que seguramente siempre tuvo -aunque de niña resultase a veces algo repelente- y que ha sabido heredar su hija María Esteve: esa voz profunda, ese acento andaluz, capaz de soltar con la mayor ingenuidad y gravedad las mayores sentencias, desarmando al espectador y provocando a veces una carcajada ahogada.

La fotografía, en colorines pop, exhibe asimismo una Barcelona rutilante, brumosa e irreal, y los números musicales son además visualmente muy imaginativos, con muchos efectos gráficos y visuales que remiten en ocasiones a cierta psicodelia. Y el ritmo, aunque la peli no tenga todo el rato el mismo nivel del inicio, para nada tiene altibajos ni parones, como alguien ha señalado. Y aunque la presencia de Jaime de Mora y Aragón no sea lo mejor del filme, tampoco le viene del todo mal. (Lo único que chirría un poquitín son las secuencias de las idas y venidas de Alonso y Sazatornil al puerto de Copenhague).

(Sigo en Zona spoiler)