Veloz como el viento

Veloz como el Viento dirigida por Matteo Rovere arranca en plena competición, con la rabia de los motores tronando al viento y la velocidad cortando la cámara en delicadas imágenes de esos animales mecánicos. Resulta excitante y atrapa como una telaraña. ¿Mantiene dicha intensidad el resto de la película?

Esta historia deportiva de superación no es muy diferente a la de la mayor parte de películas de este género. Veloz como el viento se mueve a través de la inspiración en la vida del piloto de rally Carlo Capone. No estamos ante una película “basada en hechos reales”, aunque sí toma ciertos elementos de la historia real para dar forma a una nueva trama. La tragedia marca la película desde el primer minuto y será uno de los temas recurrentes de la misma; este particular no ayuda al film a mantenerse en la trazada y trastabilla sobre el piano en varias ocasiones.

La película de Matteo Rovere parece competir contra sí misma. Por un lado, tenemos una historia que pese a no estar del todo mal, se acerca demasiado al melodrama en numerosas ocasiones. El guion y los diálogos no están todo lo engrasados que deberían en las secuencias más íntimas. Justo lo contrario sucede durante las escenas en las que los vehículos son los protagonistas. Veloz como el viento parece exigirse más a sí misma cada vez que la cámara se acerca a un circuito. Incluso aunque no haya comenzado la competición, los diálogos parecen más trabajados. Intencionalmente o no, Rovere reserva sus mejores líneas y las más importantes para cuando el asfalto está cerca.

Y aquí está el mayor potencial de la película: el sudor, el calor de la pista y el peso de esas toneladas mecánicas están extraordinariamente bien filmados. La violencia del campeonato de Gran turismo hace partícipe al espectador y serán los aficionados al motor (los que sienten la vibración en su butaca, los que sujetan el cabecero del asiento de delante como si fuese un volante) quienes más disfrutarán en estas geniales secuencias.

Las interpretaciones sostenidas por la joven cantante y actriz Matilda De Angelis y por Stefano Accorsi, convencen y sorprenden a partes iguales. El resto del reparto lo intenta con algún altibajo obteniendo un resultado mayoritariamente positivo. Técnicamente destaca la dirección de Rovere y la fotografía impoluta Michele D’Attanasio. Existen, eso sí, ciertas carencias o al menos disonancias en el uso de la música. La banda sonora, con algunos motivos electrónicos de Andrea Farri, es genial, pero en ciertas secuencias no parece encajar del todo. Tampoco parecen hacerlo los temas originales escogidos para acompañar ciertas acciones. Paradójicamente, también acusa, en otras secuencias, de hacer uso de unos temas musicales que enfatizan excesivamente las emociones que ya vemos en pantalla.

El sonido de los vehículos cautiva más que las voces humanas. La brillante chapa acapara más miradas que la piel y la carne. La historia de una carrera, cargada de emoción y peligro, interesa más que la trama humana poblada de miseria que nos cuentan. Aunque la película progresa de manera positiva después del bache tras la escena inicial, nunca llega a despuntar. Discurre en una consecución de escenas geniales con otras de menor interés. Este decalaje entre el drama de la vida de los protagonistas y la maravilla automovilística se sucederá durante toda la película; aunque en ciertos momentos De Angelis y Accorsi consiguen unirla con las puntadas de su talento.

Debido a los distintos niveles de calidad entre escenas, la valoración final queda relegada al último tramo de la cinta. Dependerá de cada uno decidir si Veloz como el viento se lleva el oro o apenas termina el campeonato. En mi caso resultó una resolución satisfactoria, aunque no pude olvidar todo lo que la película no había conseguido. Se queda a mitad de la clasificación.

No estamos ante una película que pueda calificarse como imprescindible, entretiene pese a sus carencias narrativas y asombra en sus mejores momentos. Los aficionados a los deportes de motor sin duda disfrutarán con las escenas rodadas en el Campionato Italiano Gran Turismo; el resto puede que no salgan tan convencidos de la sala de cine pues es fácil adscribirse al discurso de que Veloz como el viento circula por una carretera con una trazada que ya hemos recorrido en multitud de ocasiones.

Escrito por Daniel González Fernández
https://cinemagavia.es/critica-de-veloz-como-el-viento-dirigida-por-matteo-rovere/

El guión de la película tiene ciertos puntos originales pero en gran parte se trata de una historia bastante vista, lo que hace que todo sea bastante previsible perdiendo parte del factor sorpresa que intentan darle en algunos momentos el director o los guionistas.

La película tiene bastantes escenas de conducción, con lo que si te gusta el mundo del motor puedes pasar un rato entretenido ya que la gasolina está bastante presente durante todo el tiempo. Es de agradecer que no hayan metido otras tramas de relleno que no aportan nada a la historia.

Drama familiar con moraleja con un fondo de carreras GT, hacen de esta película bastante comercial en un producto entretenido y fácil de digerir.

Los problemas de Giulia, una joven de 17 años muy bien interpretado por Mathilda de Angelis y su hermano yonki interpretado por el galán de moda italiano Stefano Accorsi un piloto que alcanzó la gloria en sus días y que cayó en el mundo de la droga, apareciendo ahora después de 10 años tras la muerte del padre, el cual enseñara cosas fundamentales a nuestra joven piloto.

Retrata bien el universo automovilístico y la película si no es por estar rodada en italiano podría pasar por un film de Hollywood, cuenta con guión de Filippo Gravino, Francesca Manieri y Matteo Rovereque y parece que está inspirado libremente en la vida real del piloto italiano de carreras de rally Carlo Capone, campeón europeo de rally en 1984. Emocionalmente también funciona muy bien ya que los problemas de ella con su hermano drogadicto y el padre que acaba de morir son evidentes.

Matteo Rovere dirige esta película que ha funcionado muy bien en taquilla en Italia y que se pudo ver en el Festival de cine Italiano en Diciembre de 2016. Parece que se estrena en España el 30 de Marzo de 2018.
Destino Arrakis.com

El director italiano Matteo Rovere nos presenta su segundo largometraje, tras su opera prima “Gli Sfiorati” que ni siquiera se llegó a estrenar en nuestro país. La película obtuvo 6 premios en los David di Donatello del año 2016.

La historia que nos presenta está basada en una experiencia real, en la cual nos va contando el día a día de una familia en la cual el automovilismo les une pero les separa a partes iguales. Mario, el padre y cabeza de familia ha apostado todo lo que tiene, incluso su casa para que su hija consiga realizar su sueño, ser piloto en las carreras de Gran Turismo. Pero en el momento clave y cuando mejor esta, el padre sufre un infarto durante una carrera y muere.

A partir de ese momento comenzarán los verdaderos problemas para Giulia, que tendrá que hacerse cargo de su hermano menor y también tendrá que volver a convivir con su hermano mayor, hasta la fecha desparecido y que encima tiene grandes problemas con la droga. Lo bueno es que el hermano es un viejo ex piloto con una gran experiencia en los coches de carreras.

Aunque al principio la relación entre los dos hermanos es bastante tensa, los dos se darán cuenta que se necesitan y que uno depende del otro para seguir adelante. El hermano mayor empezará a darle clases y Giulia irá evolucionando hasta llegar a ganar algunas carreras.

La película toca temas muy duros, como son los conflictos familiares, pero lo que más destacaría serían las grandes imágenes y escenas automovilísticas, con una gran calidad técnica y una gran puesta en escena.

Es una película que sobre todo entretiene y mantiene al espectador atento a lo que puede pasar. Se puede denominar que es una cinta sobre el deporte, pero luego te das cuenta que va mucho más allá. Destaca el trabajo de los actores, sobre todo el papel de Stefano Accorsi, esta inmenso.

Lo mejor: Las escenas de las carreras
Lo peor: Algunos puntos de la historia

El veterano Stefano Accorsi y la debutante Matilda de Angelis son la principal baza de este melodrama familiar encuadrado en el mundo de la competición de automóviles GT. Basada en la figura del piloto Carlo Capone, el director Matteo Rovere construye un drama creible con buenas interpretaciones que hábilmente se escapa de los lugares comunes y tópicos que podrían intuirse en el género de la competición automovilística, sin que por ello renuncie a sacar partido a toda la acción adrenalítica que suponen las carreras en las pistas o las persecuciones urbanas.

Sin concesiones a la galería el guión nos presenta a unos supervivientes que tienen que salir airosos de su propia y peligrosa carrera interior y cuyo premio no es llegar el primero sino aguantar para poder seguir compitiendo acompañados en un campeonato mucho más largo e importantes como es la vida. Con seis David di Donatello y una buena acogida internacional aquí nos llega con dos años de retraso como si viniese en uno de los últimos coches de F1 de Fernando Alonso.

cineziete.wordpress.com