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Una casa en Córcega

Drama Christina, una joven de treinta años, trabaja como camarera y tiene una vida aburrida junto a su novio Marco. Cuando la abuela de Christina muere le deja su casa en Córcega. Nadie parece saber cómo o cuando la anciana compró la casa. Su familia, y su novio tratan de convencer a Christina para que la venda, sin embargo ella se niega. Christina quiere entender por qué su abuela quería que tuviera esa casa. La herencia le da la oportunidad ... [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
8 de julio de 2013
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una peli pequeñita y sencilla que nos habla de la libertad y del deseo de independencia, pero no del hecho de vivir sólos, si no de vivir sólos la vida que queramos donde nos apetezca sin miedos ni ataduras, renunciando a las comodidades, la rutina y la civilización si es necesario. Y precisamente eso es lo que hace la protagonista de este film belga cuando recibe en herencia una casa ruinosa donde Cristo perdió el mechero. En ese lugar agreste y solitario va a descubrir muchas cosas, entre ellas se va a descubrir a ella misma.
Ojiplatica
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13 de marzo de 2014
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Una casa en Córcega” es una de aquellas películas que uno se mete a ver esperando sorprenderse. Ir al cine en Agosto y ver algo bueno es un milagro, y para encontrarlo, lo más adecuado es meterse a ver una película que sea europea, que tenga pocas críticas, que parezca que no tiene gran cosa, a ver si así te sorprende y te hace pasar un inesperado buen rato. Por eso elegí esta película belga. Pues ni por esas.

Me voy directamente al spoiler y os cuento lo que ví.

http://keizzine.wordpress.com/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
keizz
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22 de agosto de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aparentemente, Christina ha decidido emanciparse. Pero a los veinte minutos de película, cuando ya ha emprendido ese simbólico viaje a Córcega para hacerse cargo de su casa (de su vida) la premisa inicial cae en el olvido y la película acaba contándonos justo lo contrario de lo que nos había prometido. La figura de Christina va de más a menos, y se convierte en un personaje cada vez más bobalicón, permanentemente asustado, desbordado, emocionalmente dependiente y enfurruñado, al que en todas las situaciones, incluso las más nimias, acaban sacándole las castañas del fuego los hombres que la rodean.
Evidentemente, Pierre Duculot no respeta a su personaje, quizá porque en el fondo no se cree la historia que nos está contando o, más probablemente, porque lo utiliza con premeditación y alevosía para darnos gato por liebre.
gatocojo
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26 de agosto de 2013
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, una declaración de principios: no me gusta el cine francés. O mejor dicho, no suele gustarme, ya que la mayoría de esta cinematografía opta por historias que no me interesan en absoluto y las cuentan con una narrativa insoportablemente lenta. Probablemente tenga mi gusto contaminado con el lenguaje audiovisual del cine clásico norteamericano –y no tan clásico- con los videojuegos, los cómics, los videoclips –que me encantan ¿qué pasa? ¿es que el público en general acaso no tiene interiorizada esa narrativa audiovisual “el espectáculo”?-, pero eso no tiene por qué ser malo; hay películas de cualquier nacionalidad –desde coreanas, japonesas, chinas, inglesas, alemanas y por supuesto, norteamericanas- que son capaces de, utilizando ese lenguaje, contarte una historia con calado. Dicho esto, tengo que confesar que sobre el papel esta película no me interesaba nada en absoluto. Es más, me esperaba lo peor. Pero cuál no fue mi sorpresa al encontrarme una pequeña joyita, una lúcida reflexión de gran profundidad sobre la sociedad contemporánea y lo que es más importante, sobre el ser humano mismo.

Pero lo mejor, es que el director –que encima, hace con esta su primera largometraje después de dos brillantísimos cortos “Dernier Voyage” (donde ya tocaba una temática similar a la de “Una Casa en Córcega”, replanteando todos los valores de la sociedad actual y el modo de vida en las ciudades…) y “Dormir au chaud” (enfrentando la sofisticación a la sencillez)-lo ha hecho huyendo de cualquier pretenciosidad, algo bastante corriente en los debuts. Con una sensibilidad exquisita, ha conseguido imprimir el ritmo exacto a la historia de una joven que hereda una casa en Córcega, y que tras viajar a su nueva propiedad, decide replantearse toda su vida. Quizás muchos pudieran pensarse que esta reflexión no es nada nuevo, intentando buscar la felicidad en las cosas más sencillas de la vida y demás. Pero lo original de la historia es la capacidad que tiene de sorprenderte de plano a plano, subiendo el nivel del mensaje de manera paulatina, hasta llegar a uno de los finales más conmovedores que he visto en cine en mucho tiempo.

Con todo ello, Duculot se erige en una suerte de profesor existencial, donde nos demuestra paso por paso que en la ecuación de la vida hay que simplificar todo lo que sobra, para quedarse con el auténtico postulado, con la fórmula esencial, que es la que vale y la que sirve no sólo para vivir, sino para ser feliz, para encontrarse con uno mismo, para llegar a darse cuenta de qué va todo esto. No es cuestión de tirar para adelante y salir del paso. No, se trata de vivir, de aprovechar el tiempo que tenemos. Y para hacerlo no hacen falta prisas, ni stress, ni conveniencias, ni pamplinas. Solo hace falta vivir. Así de demoledor, profundo, y sonoro es su mensaje.

El arranque del film quizás resulte algo pausado, pero pronto vemos que se coge el ritmo y ya no decae hasta el final, cosa muy de agradecer. También me encanta la narrativa utilizada en toda esa primera parte, ya que la cámara al hombro –en muchos casos- da un toque documental/televisivo a la vida de la protagonista que resulta un testimonio con el que muchos se sentirán identificados –el primero, yo-.

Una estupenda sorpresa que se ha asomado casi de tapadillo por la cartelera de este verano, y que me ha hecho volver a creer en este tipo de cinematografía, haciendo además que la nauseabunda mediocridad de la mayoría de estrenos veraniegos suba varios enteros.
Federico_Casado
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25 de agosto de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Christine, la protagonista, toma sus grandes decisiones después de un polvo, a) cuando, con tal de echarlo, su novio le miente, le promete algo que no cumplirá, b) después del no-polvo con el cazador corso, por fidelidad precisamente al novio, y c) después del gran polvo que ella le echa al dichoso novio; escena memorable, de sexo subido que podía llamar la atención en obra tan púdica; no es el caso. Es una escena con sexo, en la que el sexo en esta ocasión sirve de articulación al desarrollo de la historia.
Después de primer polvo, Christine partirá hacia Córcega, volverá a Charleroi después del segundo y regresará a Córcega para siempre después del tercero.
manolo
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