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El Gran Flamarion

Drama. Cine negro Flamarion es la gran atracción de un espectáculo de Music Hall. Su bella ayudante es una mujer casada, que se enamora de un acróbata, pero intenta seducir a El Gran Flamarion para que mate a su marido y poder huir con el acróbata. Cuando El Gran Flamarion descubre el engaño, la busca para acabar con ella. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
30 de diciembre de 2006
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producido por W. Lee Wilder (hermano de Billy Wilder), el film fue realizado por Anthony Mann. Se basa en el relato "The Big Shot", de Vicki Baum. Se rodó en plató, con un presupuesto de serie B. Se estrenó el 14-I-1945 (EEUU).

La acción tiene lugar en Pittsburg, San Francisco, Chicago y Méjico DF, en 1936. Narra la historia de Flamarion (Erich von Stroheim), solitario, enigmático, de gran puntería, convertido en artista de variadeades, a la manera de Guillermo Tell. Junto con sus ayudantes Connie (Mary Beth Hughes) y Al (Dan Duryea), presenta un número de arriesgados disparos, con los que hace blanco en botellas, bombillas, adornos del peinado y en los tirantes del vestido de Connie. Guarda un secreto en su interior, no fuma, no bebe y vive concentrado en mantener la puntería. Tras un largo paréntesis de 15 años sin relacionarse con una mujer, Connie le ofrece amistad y amor, que él acepta no sin resistencias.

La película desarrolla una historia dramática, que contiene celos, adulterio, chantaje, venganza y referencias de cine negro (asesinatos, mujer fatal, etc.). El film tiene interés especial por ser uno de los primeros (el 7º) de Anthony Mann (Emil Anton Bundesmann), en el que se ponen de manifiesto algunas de las constantes de sus héroes (oscuros secretos del pasado). Otro aliciente relevante viene dado por la presencia de Erich von Stroheim, genial director de cine mudo ("Avaricia", 1925), actor de cine sonoro. Los personajes del film son seres atormentados, que se mueven por celos, engaño, fraude, manipulación, deslealtad y traición. De modo sutil, pero intenso, el ambiente de la obra está saturado de sensualidad, erotismo, adulterios, deseos reprimidos, amores despechados, sexo en solitario y sexo con animales (Cleo). La protagonista, Connie, mantiene relaciones amorosas con el marido, Flamarion y Eddie, en una versión de ninfa maligna, que desea la eliminación de uno y la desparición de otro. No sólo la pasión y los instintos impulsan el comportamiento de Connie, también la mala fe, la maldad, el chantaje, la extorsión y la inducción al asesinato. Flamarion hace las veces de narrador en flashback, que con un flash sobre el final, hecho de dos disparos y un grito de mujer fuera de plano, suscita el interés del público desde el primer momento.

La música ofrece notas graves y profundas en los momentos dramáticos y ritmos de vals en los momentos románticos (suite del hotel Empire). Añade dos gratas canciones: "Chita" (Faith Watson) y "Lights Of Broadway" (Leser Allen). La fotografía presenta sombras que sirven funciones diversas: creación de ambientes sombríos, exposición de lo que ocurre tras la cámara y desestructuración de imágenes (sombras de cortinas venecianas). Usa tomas largas y sugestivos movimientos de cámara. El guión crea un crescendo dramático de progresión absorbente. La interpretación de Stroheim se ajusta con precisión a su papel. La dirección demuestra su extraordinaria habilidad narrativa.
Miquel
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13 de octubre de 2007
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine cuenta siempre una historia. Una película es siempre una narración. Cuando no es así deviene documental o ensayo. El Gran Flamarion cuenta una historia muy simple y muy lineal, con un argumento casi esquemático y escasos personajes.
Es una pelicula de la serie B que revela la dignidad que esta serie puede tener y que obliga a estar por encima de valoraciones basadas en presupuestos y reconocer la importancia que en la calidad de una pelicula puede tener la ambición de quienes la construyen.
Pero aunque sea serie B, El Gran Flamarion cuenta con excelentes actores encabezados por Eric von Stroheim y con una dirección de Anthony Mann. En muchos de sus momentos recuerda lo más clásico del expresionismo alemán, no siendo de extrañar teniendo en cuenta la participación de personas procedentes del área germánica.
Los espejos y las sombras, por ejemplo, tienen una presencia constante en esta película de por sí sombría.
Es de destacar tambien el cuidado de los planos y los enfoques, cada dìa más desatendido. Y el toque de suspense que en muchos momentos se ofrece. Y la música de Alexander Lazlo, nada despreciable. Y la idea original de Vicki Baum, autora hoy tan olvidada, que nos hace volver a la idea de la relacion entre el cine y la narración.
El Gran Flamarion es un drama. El drama, aunque pueda narrarse en la novela, tiene siempre su entorno original en el teatro. Y el cine no es sino teatro liberado de la servidumbre del espacio y el tiempo.
En definitiva, una clase de B con una dignidad que sería deseable encontrar en la clase A con más frecuencia. Recordando siempre que estamos ante una pelicula de 1945.
RARRA
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7 de diciembre de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de realizar su descomunal e inagotable serie de westerns dirigió el grandioso Anthony Mann 19 películas. Una de ellas es esta, absolutamente obviada y/o desconocida.
"El gran Flamarión" es un extraño thriller tenebroso/melodramático emparentable con el propio cine de von Stroheim o la serie de películas de von Sternberg y la Dietrich, luego acusa una clara influencia expresionista y del cine mudo. La película comienza por el final y presenta una historia clásica de cine negro: un hombre ya maduro, exitoso artista (von Stroheim) asesina al marido de una mujer que lo ha embaucado (Hughes) para así poder marcharse ella con otro amante. "El gran Flamarión" no es una gran película pero sí reune aspectos de cierto encanto: la "femme fatale" incorregible, vampírica y letal, víctima de su propio destino fatalista al que arrastra a sus ingenuas víctimas también; una mezcla en el personaje del bárbaro Stroheim en verdad desarmante: de un lado su petréa y espartana figura, de otro una ingenuida juvenil esclarecedora.

P.D.: Será mejor o peor director, y un tipo más o menos pedante, amén de unos contertulios bien desacertados en muchas ocasiones, pero la labor que hizo Garcí en su programa "¡Qué grande es el cine!" en pos de la recuperación y revisitación de ciertas obras es tan impagable como admirable.
kafka
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28 de febrero de 2007
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambientada en el mundo de los teatros de variedades, narra un triángulo amoroso entre los 3 miembros del espectáculo de tiro de El gran Flamarion (impresionante en el papel Eric Von Stroheim). Una historia de amor prototípica del cine negro, en el que una mujer fatal, como sólo sabían serlo estas actrices de los 40, manipula a su antojo a dos hombres, con el último objetivo de deshacerse de su marido y exprimir a su amante hasta llevarle a la locura.
Contada a través de un largo flashback, a pesar de tratarse de una serie B de corta duración y rodada con cuatro duros, es una película destacable gracias al talento de los protagonistas y de la dirección de un Anthony Mann en los comienzos de su prolífica carrera cinematográfica.
mik
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9 de mayo de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa y entretenida tragedia digna de ver que aúna thriller, drama, romance, etc.

Una vista atrás a esos espectáculos circenses que se presentaban en salas. Entre ellos está: El gran Flamarion, sin acento en la o. Ojo al gran Flamarion. Un as de la puntería. Un tío seco que una vez amó, y se acabó, pero se pone en su camino la señora Connie. Ojo con la señora Connie.

La película es mejor de lo que parece. Erich Von Stroheim clava el papel de un hombre que cae en la trampa y se enamora. A mí, Connie también me hubiera engañado, desde luego, por eso es fácil entrar en el ambiente. Además, la película tiene detalles para descubrir. Flamarion entrena disparando a dos gongs que se entrecruzan; es un escena en la que puedes ver cómo queda hipnotizado pensando en Connie. Y luego mirando pasar las vías desde el tren, es otro pasaje hipnótico. Flamarion se ha enamorado hasta el tuétano; ha quedado hipnotizado por Connie.

Connie hipnotiza, esa es la verdad. Los diálogos son claves y demoledores. Flamarion es un hombre estricto, pasa totalmente de las mujeres, es el menos indicado para caer ante los encantos de una mujer, pero Connie tiene experiencia. Los diálogos muestran como se lo monta la tía para ir convenciéndolo, como le conduce por donde ella quiere.

Flamarion es otro hombre, baila solo en la suite, llena la vida de flores… Como digo, la película tiene un mérito, el contraste entre la belleza y el tipo zarrio. El contraste entre estar solo y estar enamorado. Perfectamente presentado y actuado. Una persona totalmente cerrada a cualquier relación, se desarma ante la llegada de un alma. La esperanza. Es muy duro, muy duro, estar solo en la vida.
floïd blue
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