La ley de los fuertes

Acertado western que desde un principio nos muestra un protagonista rudo que acaba de regresar de la guerra, de parte de los confederados, más tarde aparecerá su futura esposa, la peculiar Anne Baxter, que en un sorprendente encuentro se casan, más tarde cuando llega a su rancho es cuando empiezan los problemas de verdad.

El protagonista no se caracteriza por ser rápido con el revólver, ni apenas lo usa, simplemente son problemas de familia salvo unas personas del gobierno que quieren quedarse sus tierras, pero aun así es la reflexión de un ranchero que acaba de llegar de la guerra y se enfrenta a sus problemas familiares, con un excelente reparto y una muy buena fotografía.

Es la segunda colaboración de Charlton Heston con el director Rudolph Maté, ("Horizontes azules") y quizás el más logrado de Maté.

Western lleno de intriga, drama y acción. La interpretación de los papeles principales, a cargo de actores de gran relieve, se sitúa en los niveles que corresponden a su categoría. Heston da vida a un personaje duro, rudo, violento y desconsiderado (Could Saunders), que personifica con solvencia, verismo y naturalidad. Gilbert Roland, en el papel de hermano menor, lisiado a causa de un accidente de juventud, arrinconado siempre por la família, crecido bajo la sombra y la protección de su hermano mayor, del que depende a disgusto y con rencor, realiza un trabajo notable que confiere a su personaje la ambigüedad (entre la sumisión y la rebeldía, la lealtad y la traición) que le es propia. Una espléndida Anne Baxter interpreta el difícil, complejo y contradictorio papel de Lorna, la esposa de Could, que personifica con elegancia, desenvoltura y corrección. El director Rudolph Maté, especialista en obras de gran suspense (Cuando los mundos chocan) demuestra que es capaz de conferir a la película una gran fuerza dramática y presentar, a la vez, un movimiento de actores, de la manada de caballos, de su marcha campo a través, de su desbandada cuando Could intenta recuperlos, que suma espectacularidad, tensión y brillantez.

Lo primero que debo decir es que me interesé en esta película porque aparecían Anne Baxter y Charlton Heston juntos de nuevo tras "Los diez mandamientos". Ya en esta película me había parecido increíble la química que podían llegar a tener juntos, el contraste entre la timidez de él y la desenvoltura de ella. En el cine me parece que formaban una pareja estupenda, de las mejores. Cuando supe que habían hecho un western, me entusiasme enseguida. Debo decir de esta película que es entretenida, el reparto es estupendo. Pero lo más interesante son los personajes, ya que ninguno es lo que parece. Detrás de la simplicidad de cada uno subyace una historia sorprendente y dramática, que obviamente se irá descubriendo a medida que llega el desenlace. Las escenas de acción son las típicas, pero también son emocionantes. Predominan en la cinta datos históricos, junto con los avatares de ese período. Igualmente hay momentos tiernos, de humor e incluso de misterio. La hacienda presenta un contexto bien ambientado con un escenario real y un vestuario que se divide en dos tendencias: el del campo y el de ciudad. Anne Baxter hace de Lorna, y muestra todo el tormento y la pasión de su personaje que enamora a la cámara y a Heston, gracias a lo cual la cinta se erige en su argumento como una saga familiar que se esfuerza por pervivir en el tiempo mientras lucha por sobrevivir y lograr la felicidad. Muy interesante, una inyección de vitalidad. Saludos

La guerra civil ha acabado y los yanquis pretenden confiscar y cobrar fuertes indemnizaciones a los terratenientes sureños. Pero el capitán Colt no está dispuesto a aceptar así por las buenas... y acierta; porque en realidad los que quieren aprovecharse de sus tierras son unos espabilados que se están haciendo de oro a costa de certificados falsos y del desconcierto existente.
Pero el capitán Colt se acaba de casar y su mujer parece que se la ha jugado, y el hermano de Colt aún tiene rencor en su alma por haber perdido el brazo siendo niño. Las cosas se complican sobremanera.

Heston interpreta a un personaje a su medida. Un hombre noble pero intransigente. Gilbert Roland, un secundario de lujo, apoya perfectamente la acción. Toda la trama es sólida y la historia tiene una más que aceptable emoción.
El capitán Colt reprende a quien no baja los pies de la mesa delante de su mujer o se planta en duelo a muerte ante quien ha osado hacer insinuaciones raras de su mujer...
Solo comprenderá cuando acepte que a aquellos a quienes quiere pueden equivocarse y... tendrá que saber perdonarlos.

En muchas ocasiones nos hemos lamentado del erróneo titulo en español de algunas películas extranjeras, pues en esta ocasión creo que el título escogido por el distribuidor en su momento, acierta en la descripción del film con este título, mucho más oportuno que "Tres personas violentas" que sería la traducción original. Porque "La ley de los fuertes" es la que deben cumplir nuestros protagonistas para sobreponerse ante las adversidades que nos plantea la vida. Deben ser fuertes en superarse para afrontar la humillación en la derrota del capitán sudista, la vergüenza de asumir una mala reputación como chica de alterne y el rencor de un lisiado que vive atormentado odiando a su hermano.

Maté fue un prestigioso director de fotografía de origen polaco responsable como operador de films de muchos maestros: Dreyer, Lang, Wyler, Lubitsch, Vidor y Hitchcock. Luego se pasó a la dirección creando películas interesantes pese a no tener una acusada personalidad como autor, cumplía con la dignidad del buen artesano sus trabajos para el Estudio, generalmente en películas de aventuras, cine negro, ciencia ficción, incluso péplums, y algunos westerns que eran poco ortodoxos y algo transgresores como apunto más adelante en momentos y situaciones. Su narrativa solía ser fluida y ligera de buen ritmo e interés.

El drama de Lorna (Anne Baxter) y su celoso marido, está vinculado a su turbio pasado como chica de vida alegre en tugurios y cabarets que al conocerlo éste, la condena sin derecho a ser escuchada: "Las personas somos imperfectas". Junto a la envidia y frustración del hermano discapacitado forman un trío explosivo y violento que sirve de título original. Estamos ante un western apasionante y áspero, recreando la rudeza tejana y la fisicidad del territorio, donde la trición y la envidia merodean e interactuan, repleto de sugerencias y reflexiones morales sobre el orgullo, la redención y el perdón, dentro de un film que comienza en tono de comedia para ir derivando hacia el melodrama redentor de oscuros tiempos pasados, difíciles de encontrar en este tipo de westerns clásicos.

La fotografía del maestro Loyal Griggs nos muestra en un estupendo Vistavisión la gran tierra y los paisajes abruptos del rancho de los Saunders, una estirpe bien conocida por su temperamento y rebeldía. Mucho más cuando son sometidos a las leyes e impuestos establecidos por el norte que exigen los vencedores. El desarrollo argumental se impone más sobre las relaciones personales que sobre la acción de sus moradores. El personaje de Heston está investido de esa típica virilidad, con ese rostro granítico se parece al del capataz rudo que haría dos años más tarde en el film de Wyler, "Horizontes de grandeza". El papel del capataz mejicano (Gilbert Roland) se admira por su lealtad y sacrificio de él y sus numerosos hijos ante los crudos acontecimientos que deben presenciar.