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Infiel

Drama. Romance Tres personas adultas se ven atrapadas en un triángulo amoroso de devastadoras consecuencias. Nadie es inocente, se manipula a quien se quiere, los secretos salen a la luz y el resultado es que todos son infieles. Un emotivo drama con guión autobiográfico de Ingmar Bergman que obtuvo muy buenas críticas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
15 de mayo de 2007
45 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de la película es la interpretación portentosa de Lena Endre, todo un descubrimiento para mí. Los demás también lo hace genial.

Esta película es la más autobiográfica de Ingmar Bergman, pero -curiosamente- sólo es el autor del guión, la dirige una de sus actrices predilectas (y una excelente discípula, a juzgar por esta película): Liv Ullmann.

La película es densa, compleja, original...Hace una radiografía de la infidelidad, de sus etapas, de sus consecuencias. Uno de los protagonistas es el propio Bergman que aparece desde una doble perspectiva:

-Bergman anciano, triste y descreído, que mantiene una conversación con Marianne, una actriz que relata su historia de amor y de infidelidad.

-Bergman joven, encarnado por David.

Se alternan el pasado con el presente, se evocan los momentos clave de esta historia y al final nos sorprende con sorpresas y giros inesperados. Hay traiciones, infidelidades, deslealtades, egoísmos, mezquindades. También amor y pasiones desatadas.

No hay intención de moralizar, sólo una amarga reflexión de las terribles consecuencias negativas, sobre todo para los hijos. Y también pone de manifiesto la fragilidad de las relaciones humanas, del dolor que produce la traición y de la fuerza de la pasión.

Liv Ullmann, una de las grandes actrices de todos los tiempos, ha sabido dar dinamismo a una historia que -a priori- es muy teatral y de ritmo lento. Consigue una sabia dirección de actores (insisto: espectacular Lena Endre) y atrapar al espectador con esta emocionante y conmovedora historia. También me gustaría señalar que la fotografía es de una gran belleza.
Manuel PM
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20 de noviembre de 2007
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace algo más de un año que vi la película Infiel y también hace tiempo que me he querido sentar tranquilamente para escribir una crítica merecedora de esta gran película.

Esta película no está dirigida por Bergman pero por una de sus musas, Liv Ullmann, y con guión de Bergman, y con eso ya tenemos una película fabulosa si a eso le añadimos la increible y espectacular actuación de su actriz principal, Lena Endre, donde nos demuestra una auténtica lección de lo que es una buena interpretación.

Lo que más me gusta de esta película es la delicadeza, la sutileza, la sensibilidad, la finura, y el trato en cada una de sus escenas, tanto en dirección como en interpretación, cada escena está perfectamente tratada y estudiada, esa es para mí la principal razón por la que tanto me cautivó esta película.

Si empezamos a hablar de algo será sobre el guión, podemos ver una vez más al Bergman analítico y psicológico pero esta vez en las relaciones sentimentales entre las personas y las consecuencias que puede llegar a tener un divorcio dentro de una relación. La manera de narrar la historia, es lenta pero intensa, donde cada frase escrita y dicha está una vez más totalmente pensada y no me deja de sorprender el acierto de este análisis psicológico dentro de las relaciones pues a quién no se le ha pasado esas ideas por la cabeza dentro de su relación de pareja sin pensar en las consecuencias que estas pueden tener a corto y largo plazo; una película donde el estudio de la persona una vez más sigue siendo el centro de atención de Bergman.

Esta película quizás no sea tan complicada de ver como otras de Bergman, quizás porque esté dirigida por Ullmann, no lo se, la narración es lenta pero llevadera, digamos también que no es una película para un público de habitúa el cine americano.

De las interpretaciones nada mas que decir, la maestría de Lena Endre me dejó sorprendido, no se si decir que disfruté mas de la película o de la interpretación, con ese rostro tan característico, esa mirada da a sus monólogos un toque especial, digamos que tenemos en Europa grandes actores y actrices y ni siquiera los nombramos, desgraciadamente la industria americana no nos deja respirar ni tampoco pensar.

En la película se respira sutileza y una gran sensibilidad en todos los aspectos, solo tengo cosas buenas que comentar de esta película de la cual no quiero hacer la crítica mas larga para no aburrir al lector, he propuesta siempre esta película a un tipo de espectador que tiene una sensibilidad educada y pueda apreciar la belleza del séptimo arte, pues esta película es un fiel reflejo de ello, espero que si alguien la ve pueda pensar lo mismo.
manuel
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18 de abril de 2008
36 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay tres formas de retratar la clase pudiente en el cine que ha servido como patrón para el resto. Una es con comicidad y sarcasmo, esa sería la manera de Woody Allen. Otra es la de Luchino Visconti, donde sus protagonistas se insertan en la historia y quedan atrapados por las circunstancias que los devora. Y la tercera es la de Bergman, donde desde lo estrictamente personal se presenta en forma transcendente y plenamente dramático.

Esta última manera es con diferencia la que más me molesta. Los hombres y mujeres que aparecen en estas películas parecen sufrir lo suyo mientras beben vino reserva, hacen viajes por medio mundo, acuden a óperas en palcos vip, contemplan con ojos llorosos el atardecer en el mar desde su casa de la playa o tienen complicadísimas elecciones en seleccionar que prestigiosa compañía de teatro trabajan.

De eso trata “Infiel”, de tres personajes de la clase media-alta (en realidad de la clase alta-baja, que no es lo mismo) y de las diferentes pajas mentales que se harán durante las larguísimas más dos horas y media que dura la película.

Pero es que encima Liv Ullmann no es Ingmar Bergman, no se le acerca ni en el blanco de los ojos. “Infiel” tiene muchos defectos. Es una película perfecta para un ciego. Me recuerda a esas charlas de yuppies de empresas con las presentaciones de Power Point que van leyendo lo que tiene escrito. Aquí pasa lo mismo. La voz en off cuenta exactamente lo que vemos, siendo reiterativo y minusvalorando la fuerza de las imágenes o la inteligencia del espectador.

Y eso que como narración literaria “Infiel” es magnífica (probablemente si un director de cine hubiese merecido el Premio Nobel de Literatura ese hubiera sido Ingmar Bergman), pero una cosa es el relato, que es bueno, y otra como plasmación cinematográfica que es mediocre.

En algunos momentos sí tenemos buen cine, escenas como por ejemplo la de la mujer confesando a su amante que se ha acostado con su marido para conseguir la custodia de su hijo su de una fuerza increíble. Pero como se recrea la directora en algunos planos cortos, de forma excesiva, va en perjuicio del acabado final.

Además creo que se magnifica el divorcio, hay cosas bastantes peores, cualquier currante de una fábrica de conservas puede decirlo. Ni siquiera creo que Bergman, por muy serio que se ponga se lo cree. Fue un señor que se casó cinco veces y tuvo decenas de amantes, incluida la propia Liv Ullman con la que tuvo una hija. Convertir en un drama de tal profundidad lo que no deja de ser unas simples feromonas disparadas es bastante ridículo.

Ya decía el refrán que sarna con gusto no pica.
vircenguetorix
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27 de septiembre de 2008
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarto y último largometraje realizado por Liv Ullmann, compone un espléndido retrato femenino. Escrito por Ingmar Bergman, contiene numerosas referencias autobiográficas. Se rueda en exteriores de la isla de Faro (Suecia) y París y en estudio. Es nominado a la Palma de oro (Cannes). Producido por Kaj Larsen para SVT, se estrena el 13-V-2000 (Festival Cannes).

La acción dramática tiene lugar en dos tiempos narrativos distintos y a lo largo de dos secuencias espaciales diferentes La historia, basada en experiencias personales del guionista, tiene lugar en 1958-60, cuando éste tenía 40 años, en Estocolmo, Paris, Copenhague y en una casa de campo de Suecia. Marianne es un personaje de ficción que en los dos tiempos narrativos tiene la misma edad (unos 40 años). Explora la emergencia espontánea de una historia de amor (la de Marianne y David), que durante un tiempo se superpone a otra que entra en declive (la de Marianne y Markus). Marianne es un personaje imaginario en boca del que el guionista pone la reconstrucción del recuerdo dramatizado de un episodio autobiográfico. Marianne (Endre), actriz de teatro, madre de una niña de 10 años (Isabelle), lleva 11 años felizmente casada con el director de orquesta, Markus. Goza de la serena belleza que suele acompañar la plenitud de la madurez femenina.

David (Henriksson), de 40 años, es director de teatro y de cine, divorciado 2 veces y con dos hijos, le acompaña con frecuencia la mala fortuna y se halla sumido en deudas. Es meticuloso, perfeccionista y celoso. Markus (Hanzon) es un acreditado y solicitado director de orquesta, casado con Marianne, goza de una posición económica desahogada y le apasiona la música. Es reservado, suspicaz, interesado y vengativo. Bergman (Josephsson) es guionista y director de teatro, el mismo personaje que encarna David en el otro tiempo narrativo.

El film suma drama y romance. Se basa en un guión deslumbrante elaborado con pulcritud y brillantez por un guionista que escribe con inusual maestría. El relato presenta una gran riqueza de detalles y matices y una grata complejidad técnica y de contenido. Explora los sentimientos del ser humano, sus debilidades, fragilidad y vulnerabilidad. Investiga la complejidad del alma humana, sus contradicciones, tensiones y paradojas. No habla de causas, sólo muestra la sucesión temporal de los hechos. Las observaciones que establece quedan abiertas a interpretaciones diferentes. Presta especial atención al dolor moral que producen el desengaño, la desilusión, la frustración y el desamor. Saca a la luz los secretos, las pasiones ocultas y los rincones reservados de los personajes. Construye un discurso que traspira profundidad, realismo y humanidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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14 de marzo de 2008
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un escritor vive en una isla, batallando con una novela basada en sus recuerdos de una historia de amor. Su nombre es Bergman. Una "voz" le habla, a la que permite transformarse en mujer, en una actriz a la que llama Marianne. Es a través de ella que la historia se desvela. Marianne está felizmente casada con Markus, un exitoso director de orquesta con el que tiene una hija de nueve años, Isabelle. El mejor amigo de Markus es David, divorciado dos veces y que frecuenta la casa de Marianne y Markus además de ser el cuentacuentos favorito de Isabelle. Una noche, mientras Markus está ausente, David les visita. Pero algo cambia, y lo que era una amistad platónica segura entre Marianne y David se altera de repente.
Infiel, 2000. Liv Ullmann dirige con mano sabia esta adaptación de un texto autobiográfico de Ingmar Bergman y le sale una película incluso más bergmaniana que las del propio director. Un personaje surgido de la creatividad atascada del viejo escritor llamado Bergman, con el que dialoga, relata un episodio de la vida sentimental de éste, o de sus fantasías, quien sabe. Un triángulo amoroso en el que él juega el papel de amante, que pugna por asomarse al terrorífico enemigo de los escritores: el folio en blanco. La soledad del artista ante el miedo, encerrado en una isla con el propósito de crear una novela, le lleva a la genialidad que, como casi siempre, proviene de la idea más peregrina y menos comercial. El personaje central, al que da vida de un modo asombroso Lena Endre, sabiamente dirigida, no persigue un autor, sino que se inventa su propia historia, casi sobre la marcha, a partir de una infidelidad que nace sólo de la imaginación del autor. O no.
Sin recurrir nunca a lo obvio, entre el maestro y la mano sabia de Liv Ullmann pintan un cuadro de sentimientos que deslumbra en esta inteligente película, en la que el cineasta deja trazos de su biografía para hacer las paces con el pasado. “Perdonar al joven de entonces, aunque nunca al viejo de ahora”.
Tras la presentación de los personajes y del idilio llega la tempestad, densa y con una fuerza dramática extraordinaria. Infiel, ¿deslealtad consciente o acto no voluntario?. Aquí casi no hay bien ni mal. Los principios morales no están a la orden del día. Los personajes juegan a amar hasta el límite, sin juzgar a nadie. Pero siempre hay alguien que sufre… Las interpretaciones alcanzan una riqueza expositiva rica en matices, como pocas veces se ha visto y la exposición de los hechos penetra en el espectador más exigente hasta deshacerlo en pedacitos. Imposible quedar indiferente.
En un querer sin querer. Es tan intensa que duele. El pesimismo de Bergman no es normal, pero sin él sus películas no habrían significado tanto para el cine. Infidelidad y soledad. Como un espejo.
Naran
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