Haz click aquí para copiar la URL

Batallas sin honor ni humanidad

Thriller. Drama En el Japón de la posguerra el caos impera en todo el país. Las luchas por controlar el mercado negro son continuas. Shozo Hirono va a parar a la cárcel por haber disparado a un yakuza. Allí conocerá a Wakasuji, con quien hará un pacto para alzarse con el poder. (FILMAFFINITY)
1 2 >>
Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
3 de octubre de 2008
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Centrada en el resurgir y la consolidación del crimen organizado en el caótico Japón postbélico esta es la primera entrega de la pentalogía "The yakuza papers" firmada al completo por uno de los grandes del cine popular nipón, Kinji Fukasaku (si, si, el de "Battle Royale") que imprime aquí un frenesí visual y narrativo definitivamente arrollador, repleto de todo tipo de recursos que beben por igual de la "nouvelle vague" o del Roger Corman de "La matanza del dia de San Valentín" (sobreimpresiones, voz en off distanciada a modo de crónica, congelados, camara en mano, material de archivo e incluso fotonovela) y confieren a todo el film un look tan sofisticado como destartalado. Alejada de cualquier tipo de visión romántica y glamourosa sobre la yakuza de la que ofrece un retrato sórdido y miserable (atención al corte de dedo bien alejado de la señorial "Yakuza" de Pollack) pero sin resultar por ello menos colorista y pasada de rosca, norma habitual en el cine de género japones. Tremendamente sangrienta, tumultuosa y por momentos confusa. Hay que verla.
Adrián Esbilla
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de septiembre de 2011
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los amantes del cine de ganstérs les digo que no pueden perderse esta saga de peliculas del gran Fukasaku, y alos amantes del cine que es obligatorio verla, te atrapa, te confunde, te emociona pero siempre te sorprende, su violencia y sangre setentera, su banda sonora y un complejo argumento.
Sin duda una obra maestra del cine y del yakuza eiga en particular.
valekiara
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de octubre de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si voy a ver las cuatro que quedan, el inicio es prometedor pese a que no es para nada una película para recomendar, es bruta y confusa tanto en el peor como en el mejor de los sentidos de las palabras con las que quiero definir la primera de las cinco que componen esta saga de películas sobre la mafia japonesa. Al menos la siguiente sí que la veré, nada más acabe de teclear quiero saber si la continuación va a seguir por estos mismos derroteros, con una confusión argumental que no sé si es deliberada o es chapucera, un feísmo que tampoco sé si es deliberado o torpe pero sin duda, lo que me hace que crea que sí es una película buena (y a la espera estoy en breve de saber si sigue así), es que detrás de cada esquina, al finalizar cada escena, la sorpresa está esperando para atizar.

Puede que esté por pulir, de otra manera seguramente sería una obra maestra y no lo es, pero a mí ya me ha servido esa tosquedad, porque los dedos si se cortan con honor parece que no duelan y hasta uno es capaz de sonreír, mientras que a principios de los años 40 casi nadie había presenciado o había realizado nada parecido, El dedo se lo corta, sí, y como bien dice alguien por aquí, no es nada de lo que podríamos esperar y es sintomático de todo lo que rodea la historia.

La confusión nunca es buena, eso lo tengo claro, y por eso decido no recomendarla a nadie, por momentos, sobre todo para nosotros pueblo occidental, los personajes se cruzan entre ellos llamándose por el nombre de pila a veces y cambiando el nombre de repente. Perderse es lo más normal y eso nunca mola. Pero hay mucha brutalidad y en realidad, cuando te das cuenta que todo son traiciones y violencia (recordemos: ni honor ni humanidad) da igual que aparezca o desaparezca un personaje u otro. Lo importante es la estética de la muerte, la línea argumental, cosas como enseñar culos si hace falta, que la cámara se mueva con ese tembleque tan propio del cine contemporáneo y una exquisita voz en off que acercan la película al documental... cosas que suman dentro de esta tragedia que es la confusión argumental y que al menos a mí me ha convencido, porque ya hemos visto muchas de yakuzas que se autoaniquilan. Pero un respeto: puede que esta sea única.

Lo dicho, a por la segunda que esto es sólo para valientes. La primera es "recomendable" entre comillas...
Luisito
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caen las bombas el 6 de Agosto sobre Hiroshima, que se cubre de ceniza y cadáveres; la perfecta imagen del Infierno en la tierra...
De estas ruinas los cadáveres se levantarán, se limpiarán la ceniza y organizarán una nueva sociedad, regida desde sus sombras por las leyes de la ambición, la traición y la violencia.

En mitad de un Japón que estaba experimentado un inmenso crecimiento económico, antes de que la crisis del petróleo sacudiera sus pilares en 1.973, el diario Shukan Sankei exponía interesantes artículos sobre los conflictos internos en la sociedad de los clanes yakuza, recogidos por el periodista y autor Koichi Iboshi de las memorias del gángster Kozo Mino. Fue Bunta Sugawara quien, fascinado con ello, presentaría la idea al productor de Toei Koji Shundo y la condición de interpretar el papel principal.
El encargo pasó a manos del guionista Kazuo Kasahara, asiduo de las "yakuza-eiga", quien conocería personalmente a Mino, aún preso en la cárcel de Abashiri, y se propuso contar sólo sus experiencias en Kure (por razones más que lógicas pues estaban envueltos otros muchos gángsters). Tras ver su "Street Mobster" con Sugawara al frente, Shundo determinó que Kinji Fukasaku era el hombre perfecto para el proyecto...ganándose la negativa de sus colegas y del propio guionista, máxime cuando el cineasta pasaba por un estado de salud bastante malo.

Pero nadie más adecuado que aquel tipo, que película a película redefinió la figura de la yakuza alejándose por completo de los criminales románticos cercanos a los ronin feudales que a verdaderos gángsters de la calle. Ahí es donde comienza esta historia, a pie de calle en la Hiroshima de 1.946, inmediata a la capitulación de Japón y la ocupación del ejército americano; y Fukasaku (que sabe lo que es la violencia y el caos desde que se viera obligado con 15 años a trabajar en las fábricas de munición durante la guerra y a arrastrarse entre los cadáveres de sus compañeros tras el bombardeo al lugar) nos hace partícipes de este entorno, y sin compasión.
Barro, sangre, carne despedazada, una cámara que se tambalea sin darnos tiempo a reaccionar establece el estilo del film; en pocos segundos somos absorbidos en un infierno sucio, grasiento, y nos atragantamos con el olor del sudor de la masa concentrada en esas estrechas calles. Entonces conocemos a Shozo Hirono (basado en Mino), ex-soldado que como otros camaradas sobrevive en el mercado negro, a base de coraje y astucia; por su parte al director no le tiembla el pulso para describir a los invasores americanos desde un punto de vista repulsivo...estrictamente japonés.

Tras ese breve prólogo, descarnado, indigesto y arrollador, es cuando realmente, empezando desde los muros de la prisión de Kure y con el encuentro entre Shozo y su rival Hiroshi, se descubren los entresijos del mundo yakuza; las alianzas se hacen rajándose la piel y bebiendo cada uno de la sangre de otro (la secuencia, en estricto silencio, hiela los huesos...), por encima de la ambición personal de los shatei (hermanos de 2.ª categoría) y los kyodai (hermanos de 1.ª categoría) está la obediencia ciega al oyabun (jefe), y el engaño y la traición se paga con la muerte. Un estricto código, el que desde el principio sigue Shozo al unirse a las filas de Yamamori (basado en Tatsuo Yamamura).
El director radiografía con ojo clínico la aciaga existencia de estos perros callejeros, resultado de una cruenta guerra y una humillante derrota, mientras prosigue su desmitificación, bien reflejada en Yamamori (inédito hasta ese momento el ver a un jefe yakuza escurridizo, torpe y que lloriquea de forma constante). Y expone cual Peckinpah o Fuller, con cada disparo, puñetazo o navajazo, su poética visión de la muerte, el nihilismo, la debilidad y la pérdida de humanidad; lirismo del más abrasivo...pero ello sin olvidar aplicar algunas dosis de corrosivo humor negro (la escena del corte del dedo es tan bruta como absurda).

La trama se organiza a ritmo veloz, a base de grandes elipsis, esas exposiciones de un narrador que desvela sucesos demasiado pronto y un estilo documental áspero, crudo, deshaciéndose de todo rastro de elegancia y cualquier cliché del cine de mafiosos antes visto (no hay ningún romance ni casi intervenciones de policías) y enlazando la quiebra de la sociedad del momento y las truculentas maniobras de los protagonistas con cada guerra o desastre histórico que se libra a nivel mundial. El esquema básico es: formar una familia, nacer tensiones en ella y entre otros clanes, chocar egos, romper lazos, ir a otro territorio, formar otra familia...
Es un círculo vicioso de muerte y destrucción que nunca acaba. Y pese a todas las pequeñas subtramas dispuestas, la tragedia de Shozo sigue siendo la principal, la de este gángster demasiado honesto y leal, y atrapado entre las ambiciones de compañeros que olvidaron el código para su beneficio; de ahí que sea el único romantizado de una retahíla de personajes repulsivos y tiranos (hasta el final, Hiroshi seguirá siendo su auténtico hermano de sangre), y de ahí que Sugawara, con su rostro contraído y voz ronca, se erija sobre un reparto que brinda actuaciones viscerales y soberbias (en especial Tatsuo Umemiya, Hiroki Matsukata, Goro Ibuki, Tsunehiko Watase y unos detestables Nobuo Kaneko y Tamio Kawaji).

Rematada con un colofón que es una tremenda declaración de intenciones (en Zona Spoiler), "Jingi Naki Tatakai" no sólo arrasó en taquilla y dio el impulso que éste último precisaba para convertirse en realizador de primer orden, sino que fue galardonada y cambió a nivel internacional el punto de vista con respecto a los "thrillers" de acción nipones.
Este repentino éxito (porque nadie daba un yen por el director) propició la propuesta de una secuela...y así se empezaría a construir la más famosa e influyente saga de la Historia en el marco del cine de gángsters asiático. Es la película favorita, por cierto, del padre de mi prometida, así que esta crítica se la dedico a él.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de diciembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
304/06(09/11/23) Decepcionante thriller híper violento japonés. Primera parte de serie películas producidas por Toei Company, inspiradas en serie de artículos de revista del periodista Kōichi Iiboshi se basan en memorias escritas originalmente por el yakuza de la vida real Kōzō Minō, películas detallan conflictos yakuza en la prefectura de Hiroshima. Entre 1973 y 1974 se produjeron 5 films dirigidos por Kinji Fukasaku y protagonizados por Bunta Sugawara como Shozo Hirono (basado en Minō). Tuvieron éxito comercial y crítica, popularizando el subgénero cine yakuza, a menudo se basan en hechos reales. Fukasaku dirigió 3 películas independientes adicionales bajo el título Nuevas batallas sin honor y humanidad entre 1974 y 1976. Se produjeron tres películas más de diferentes directores en 1979, 2000 y 2003. Centrada esta que me ocupa en el resurgir y la consolidación del crimen organizado en el caótico Japón post WWII. Fukasaku adopta aquí estilo documental, dota de un ritmo vertiginoso, tanto que entre esto y que salen decenas y decenas de nombres (sobreimpresionados con fechas a modo de crónica periodística) te pierdes en la marabunta de sub historias, personajes que entran, salen y otros mueren. No ayudan las infinitas elipsis que hace te descoloques aún más.

Estilo de la cinta puede influyera a Martin Scorsese, pues el cine del neoyorkino tiene muchas marcas aquí vistas gracias en mucho al DP Sadaji Yoshida (“Kiba Ôkaminosuke”), con mucho granulado, cámara en mano temblorosa, la narración en off (en este caso omnisciente de Asao Koike), ángulos singulares (mucho plano holandés), feísmo, mucha sangre, primeros abrasivos primeros planos, zooms virulentos, una edición frenética de Shintarô Miyamoto(“Adauchi”), congelados, primeros planos de corte rápido, muertes violentas en estas mafias, muchas traiciones, en un enfoque desmitificador del mundo de los yakuza (claro ejemplo es la forma en que uno de los personajes se corta un dedo en señal de expiación). En este sentido un film salvaje (Fukasaku sabe lo que es la violencia y el caos desde que se viera obligado con 15 años a trabajar en las fábricas de munición durante la guerra y a arrastrarse entre los cadáveres de sus compañeros tras el bombardeo al lugar), vemos violaciones, trozos de cuerpos, sangre abundante, como muestra su arrollador arranque. Pero por lástima también tiene un desarrollo confuso, un reparto coral abundante que desorienta en sus múltiples ramificaciones, y que solo en la parte final se centra. Lo hace en Shozo (álter ego de Minô encarando por Bunta Sagawara, único que sobresale con su rol de tipo duro estoico leal a sus principios morales) sicario veterano de guerra que se ha unido al clan yakuza de Yoshio Yamamori (Nobuo Kaneko, basado en Tatsuo Yamamura), se mueve por un código de honor rígido que sus colegas retuercen en su beneficio. En este crisol interminable de figuras las actuaciones se diluyen y quedan cual estereotipos, en un argumento que bien puede entenderse como un Juego de Tronos yakuza, donde reina la corrupción, las drogas, el juego, la usura, la prostitución y demás lacras mafiosas.

Caen las bombas el 6 de agosto sobre Hiroshima, que se cubre de ceniza y cadáveres; la perfecta imagen del Infierno en la tierra. De estas ruinas los cadáveres se levantarán, se limpiarán la ceniza y organizarán una nueva sociedad, regida desde sus sombras por las leyes de la ambición, la traición y la violencia. En mitad de un Japón que experimentaba un inmenso crecimiento económico, antes de que la crisis del petróleo sacudiera sus pilares en 1.973, el diario Shukan Sankei exponía interesantes artículos sobre los conflictos internos en la sociedad de los clanes yakuza, recogidos por el periodista y autor Koichi Iboshi de las memorias del gángster Kozo Mino. Fue Bunta Sugawara quien, fascinado con ello, presentaría la idea al productor de Toei Koji Shundo y la condición de interpretar el papel principal. El encargo pasó a manos del guionista Kazuo Kasahara, asiduo de las "yakuza-eiga", conocería personalmente a Mino, aún preso en la cárcel de Abashiri, y se propuso contar sólo sus experiencias en Kure. Tras ver su "Street Mobster" con Sugawara al frente, Shundo determinó que Kinji Fukasaku era el hombre perfecto para el proyecto, ganándose la negativa de sus colegas de compañía y del propio guionista, y máxime cuando el cineasta pasaba por un estado de salud bastante malo.

Tiene un arranque impactante en la muestra de violencia atávica. Expone con valentía a los ocupantes militares USA como seres primarios trogloditas en el que vemos como persiguen a una joven para violarla en un campo de prisioneros, tras lo que hay una lucha con brazos segados, vemos represión brutal policial, hay una katana que se clava en la cabeza de un tipo, acribillan a un maleante, tenemos un motín avernal en la prisión de Kure, hay un brindis con sangre (demencial juramento entre capos yakuza, Shozo y su rival Hiroshi), y hasta un harakiri (pretendidamente trampantojo ¿?). Apenas llevamos unos minutos y ya estamos sumergidos en este Infierno caustico amoral, donde se moverán seres cargados de nihilismo, donde el rastro de humanidad parece haberse perdido entre los escombros de la ‘Little Boy’. Pero desgraciadamente luego desbarra la narración en un sinfín de crónica de clanes mafiosos yakuza que florecen, son exterminados por el que le sustituye y así sucesivamente, sin que de tiempo a memorizar tanto nombre que además deja de aparecer.

Me llama la atención que este es un mundo de hombres, tanto como para que la mujer carezca de importancia alguna, no hay un solo romance o mínimo amor que mueva la acción. Como tampoco hay acciones policiales, estos yakuzas se mueven en un micro universo donde las autoridades policiales son un ente invisible (¿?).

Aunque Fukasaku hace eso que muchos directores dicen, que hay que saber dar un comienzo atractivo y un final que permanezca en el subconsciente del espectador, y eso aquí lo consigue (spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow