Juego prohibido (The Forbidden Play)

El realizador japonés Hideo Nakata desde que filmo en 1998 la película de culto "The Ring" y salvando también "Dark Water" en 2002 de su filmografía, (dos películas de las que se hicieron remakes en USA) su carrera no ha sido más que un cúmulo de películas regueras o malas.

Juego Prohibido no levanta cabeza desde el minuto uno, con claras referencias a "Cementerio viviente" (Pet sematary) se desarrolla este nefasto guion que apenas produce el más mínimo miedo o interés, se nota que está hecha a desgana con unos efectos especiales que son de risa para lo que hoy se puede hacer con el CGI.

La familia Ihara, está formada por el matrimonio Naoto (Daiki Shigeoka) y su esposa Miyuki (First Summer Uika) tienen un hijo llamado Haruto (Minato Shogaki) de siete años, viven en una gran casa y las cosas les van bien. Un día el niño encuentra una cola de una lagartija y le pregunta al padre si a la lagartija le saldrá un nuevo rabo y de la cola nacerá una nueva lagartija, el padre le dice que sí y la entierra en el jardín. A los pocos días madre e hijo se ven involucrados en un accidente de tráfico donde muere la madre, incapaz de aceptar el fallecimiento de su madre, Haruto entierra un dedo cercenado de su madre que robo del hospital con la esperanza de que su madre vuelva a la vida... Pronto comienzan a producirse fenómenos extraños y lo que comenzó como el deseo inocente de un niño se convierte en una maldad desatada.

La repetición continua de la mujer en camisón con el pelo largo, que ya es un clásico en el cine de terror asiático, es lo que puede resultar algo espeluznante, sin embargo, resulta cansino dando más pena que miedo.

Tras pasar por el Festival de Sitges, donde Hideo Nakata recogió el premio "máquina del tiempo" se estrenara en cines el 20 de noviembre de 2023.
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Hace ya 25 años que Hideo Nakata nos heló la sangre e hizo historia del cine con su obra The Ring. Una de las películas más importantes dentro del género de las últimas décadas y que además supuso el pistoletazo de salida a todo un subgénero conocido como J-Horror. Sadako, el personaje de su película es desde entonces un icono inolvidable. Pero como decíamos, hace 25 años de esa historia sobre la cinta de vídeo que mataba si la veías, y desde entonces Nakata no parece haber vuelto a alcanzar ese nivel y sigue sin hacerlo en Juego Prohibido.

Hiroko, una joven que se dedica a la televisión, se entera de que un antiguo amor se ha quedado viudo y con un niño. Ese suceso despierta en ella recuerdos del pasado aterradores mientras en el presente algo empieza a perseguirle…

Lo peor de Juego Prohibido es el aire “cutrón” que lo envuelve todo. Los efectos especiales y el maquillaje son malos y los actores (algunos más que otros) muy flojos. Con esos dos elementos fallidos ya es muy difícil que la película nos guste mucho y no digamos ya que nos de miedo. Cualquier escena donde estos dos aspectos estén implicados son de llevarse las manos a la cabeza (te puede hasta hacer gracia, según te pille).

En cuanto a la historia, la premisa es muy típica del J-Horror: fantasmas, rituales y costumbres. A ese coctel Noriaki Sugihara, el guionista, le añade la motivación de los celos. Pero el germen de esos celos es algo tan naíf que eso convierte el conjunto en un poco ridículo. Aquí, mirar al hombre de al lado está penado, cuidado con lo que hacéis.

En el lado bueno de la balanza, está el hecho de que el montaje la hace dinámica. Tenemos algún flashback que nos pone en contexto, y el ritmo en general es ligero. La manera de resolver la trama atando algunos cabos e hilándolo con otros no está del todo mal. La escena final también está muy bien, dando un buen cierre a la historia.

Así que si queréis jugar a este juego prohibido quedáis avisados: una victoria arrolladora no vais a tener. Pero a veces apetece echar una partida tonta.

https://www.terrorweekend.com/2023/10/juego-prohibido-review.html

La atmósfera cutre que envuelve la película respira ofensas constantes en cualquier fotograma. Intenta mantener una simpatía prefabricada que no logra equilibrar con la inquietud que nunca aparece.
El film queda expuesto a la repetición de maldiciones fantasmales más cercano a la vulgaridad que hacia una puerta astral.
Los momentos para el horror son completamente vergonzosos, junto a unas actuaciones radiantes en lo cómico con una falta absoluta de interés y terror.
La historia es una amalgama irrisoria, donde no hay cabida a los tiempos pasados del director.
Estoy seguro que es la peor película que veré este año.

Habiendo visto algunos de los films de Hideo Nakata, cómo "the ring" o "dark water", te animas a ver otra de sus películas de terror. Con un comienzo que podríamos perfectamente catalogar como interesante, a los pocos minutos ese interés se esfuma por completo. Película mala, muy mala.

Juego prohibido (2023) es la última película de Hideo Nakata, enmarcada dentro del cine de terror y que llega a los cines de España este 20 de octubre. La película, lejos de las grandes obras del director japonés, es una película rutinaria que nos cuenta lo que tantas veces hemos visto en otras cintas del conocido subgénero de terror del J-Horror, con espíritus de mujeres enfadas y pelo largo incluido. 

Desde que Hideo Nakata nos regalara sus dos obras maestras, The Ring y Dark Water, los fans siempre hemos estado esperando cada estreno del cineasta para ver si se volvía a repetir aquel milagro. Lo cierto, no es que el director no haya vuelto a dirigir una película al nivel de aquellas, el problema es que sus películas ni siquiera han estado cerca del nivel mostrado. Como si alguien hubiera suplantado al director y lo hubiera dejado sin ideas. El caso es que para un servidor, esta ha sido la última de las esperanzas. A partir de ahora, que sea otro el que rebusque en la filmografía del japonés para encontrar algo que nunca se volvió a repetir. 

Juego Prohibido es una película genérica. No tiene nada que la haga destacar por encima de tantas y tantas películas de terror japonesas que se presentan cada año. Más bien al contrario, la película destaca para mal. Por un lado, tenemos unos actores que son incapaces de demostrar ningún talento interpretativo. Por otro, un CGI que resulta un insulto al espectador (fíjense en la cola de lagarto del principio de la película). Incluso secuencias que no deberían haberse realizado nunca mediante efectos especiales son hechas de esta manera sin que sepamos el porqué, más allá de la desidia.

El resto de la historia ya la conocen, un espíritu malvado, un ritual que no debía hacerse, los mismos ingredientes que tantas veces hemos visto ya, solo que esta vez ni siquiera están bien condimentados. 

La película se agarra en un confuso montaje que pretende artificialmente hacernos creer que el guion es más elaborado de lo que es en la realidad. Más bien, las líneas temporales provocan una confusión narrativa que se podría haber resuelto de cualquier otra manera (el flashback rompe además con la tensión inicial). Por otro lado, la película introduce elementos cómicos que no encajan con lo que estamos viendo, porque resultan tanto estúpidos como fuera de lugar. Hideo Nakata no es Sion Sono, y eso se nota amargamente en estos momentos que se le dan tan bien al otro japonés. 

Y si algo hizo bien Nakata en sus primeras películas, fue crear historias de terror que además de aterrorizarnos (que se dice pronto) tenían un magnífico contexto sociocultural detrás. No es el caso de esta película cuyo contexto es más bien cercano al film de sobremesa. 

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