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Diarios de motocicleta

Aventuras. Drama En 1952, siendo el "Che" Guevara (Gael García Bernal) estudiante de medicina, recorrió América del Sur, con su amigo Alberto Granado (Rodrigo de la Serna), en una destartalada moto. Ernesto es un joven estudiante de medicina de 23 años de edad, especializado en lepra. Alberto es un bioquímico de 29 años. Ambos jóvenes emprenden un viaje de descubrimiento de la rica y compleja topografía humana y social del continente hispanoamericano. ... [+]
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Críticas 122
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2007
65 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realización de Walter Salles ("Tierra extranjera", 1995), basada en las notas de viaje que tomó Ernesto Guevara de la Serna y reescribió años más tarde en el libro de memorias "Notas de viaje". Se rodó a lo largo de 16 semanas, a partir de mediados de junio de 2002, en más de 30 localizaciones. Impulsada por Robert Redford y producida por Michael Nozik y Karen Tenkoff, se estrenó en Argentina el 29-VII-2004.

La acción tiene lugar en 1952, en un recorrido de más de diez mil km, cubierto en 7 meses, que se inicia en Buenos Aires, cruza territorio de Argentina, Chile, Perú y Venezuela, para concluir en Caracas. Ernesto Guevara (Gael García Bernal) y Alberto Granado (Rodrigo de la Serna) comienzan el viaje en una moto Northon, de 1939, "La poderosa", hasta que vencida por la carretera, la abandonan para seguir a pie, en auto-stop y con otros medios (balsas, canoas, etc.). Ernesto es estudiante de medicina, especialista en leprología, asmático, de 28 años, hijo de una familia acomodada. Alberto, de 29 años, es bioquímico. Ambos son argentinos.

La película, narrada en formato documentalista, exento de tintes laudatorios, muestra la variada realidad física, humana, social y cultural de los años 50 en los países visitados y, por extensión, de toda la América latina. Entablan contacto con personas sencillas, conocen de primera mano sus problemas, desesperanzas e inquietudes y se unen a algunos de los que encuentran en el camino. Visitan el Machu Pichu, que produce en ellos una honda impresión por lo que les evoca y por lo que les dice. Se acercan a una leprosería situada en la selva amazónica, donde se detienen brevemente. Allí constatan que lo que han visto no conforma una experiencia inerte: les mueve a poner en cuestión la validez del progreso que margina y excluye a tantos. Allí comienza el proceso interior que les lleva a asumir un compromiso destinado a marcar el futuro de sus vidas.

La música, de Gustavo Santaolalla, recoge melodías propias de la localidades del recorrido, que conforman un conjunto colorista, vibrante y seductor. La fotografía, de Eric Gautier, muestra paisajes naturales espléndidos, grandiosos, abruptos y muy diferenciados. Describe con maestría los ambientes nocturnos, abiertos a la fiesta colectiva y a la confidencia individual. El guión, bien estructurado, hilvana un relato que se desgrana a la manera de un "road movie". Una afirmación y una exclamación del Che para el recuerdo: "Somos un único pueblo mestizo que se extiende desde Méjico hasta el estrecho de Magallanes" y la amarga exclamación: "¡Cuánta pobreza!".

Los dos amigos comienzan el viaje movidos por el espíritu de aventura que les anima y por afanes de diversión, entretenimiento, placer y curiosidad. Termina siendo un acicate que moviliza su capacidad de reflexión y provoca la aceptación de compromisos, cuyo desarrollo queda fuera del relato.
Miquel
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12 de diciembre de 2009
54 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor película que se ha realizado sobre Ernesto Guevara. Impresionantes los escenarios mostrando el recorrido del Che junto a su gran amigo Alberto por toda latinoamérica, viaje que fué decisivo en su vida y que forjó el comienzo de su preocupación social. Maravillosa la fotografía, imponente en los paisajes y con unas actuaciones extraordinarias de García Bernal como Ernesto y Rodrigo de la Serna como el Dr Granado su amigo, éste último absolutamente creíble y mostrando unas dotes dramáticas que explican porque es uno de los mejores actores argentinos. Sin caer en propagandas baratas la película rescata al Che juvenil e ingenuo en el viaje que fué su despertar de la conciencia, y en la amistad entrañable que tuvo con el doctor Alberto, ambos médicos recién recibidos y deseosos de vivir nuevas experiencias. Lo destacable del film es que no entra en ningún aspécto político sino que muestra la juventud y el candor de un Ernesto solidario y preocupado por las desigualdades sociales. La música del genial Gustavo Santaolalla aporta sentimientos a la película otorgándole mayor humanidad e intensidad. Entretenida y emotiva es un canto a la amistad con un guión hermoso y una belleza visual inconmensurable. Preciosa.
Srita davidlynch
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11 de octubre de 2005
60 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película. Nos cuenta la historia de cómo un joven Ernesto “Che “ Guevara emprende un viaje con su amigo Alberto Granado alrededor de Sudamérica por Argentina, Chile, Perú, Venezuela, en una vieja motocicleta en el año 52. La película se diferencia en dos partes, la primera más jovial, más agradable, con grandes paisajes y momentos de comedia y alegría. Y la segunda donde nos da paso a la reflexión, a las desigualdades entre los pueblos y las gentes, la injusticia, la pobreza, la lepra... desgraciadamente no ha cambiado mucho el panorama... “¿Cómo es posible que una civilización capaz de construir esto, sea arrasada para construir esto?”.
Lo mejor de la película son muchas cosas; el contraste entre los grandes paisajes y lugares de Sudamérica junto con la penuria de la gente que los habita. La muestra de todos esos países y lugares como si de un documental se tratara, con su belleza y su grandeza, de sus pueblos, culturas, los indígenas, la coca, etc. ¡Ese barco con entradas de primera y segunda clase!. ¡Ese rió separado por dos orillas!.
Grande la actuación de sus dos personajes, y como van evolucionando a lo largo del viaje y de las cosas que ven y les van sucediendo. Un gran “R. de la Serna”, mujeriego, jovial, amigo, y un sublime “G. G. Bernal” que continuando con sus grandes interpretaciones (Amores perros, Y tu mama también...) nos deleita con un personaje que evoluciona desde el soñador enamorado hasta el hombre reflexivo, social y revolucionario... “EL CHE”... “No me imagino una revolución sin pistolas”
Que buen sabor de boca me ha dejado esta película, sin ningún genero de dudas, yo diría que esta película ha sido hecha por un Inca mas que por un...
la flaca
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10 de abril de 2006
43 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, considero a esta película muy equilibrada, no está contaminada con la historia posterior de Ernesto, (como diría el propio protagonista: no está plagada de "lugares comunes", salvo el cruce a nado del río, una metáfora sobre su heroísmo y su carisma), trata su tema tal como es: el descubrimiento de nuestro mundo ("un mundo de 'mestizos'"), grande y bello, pobre y rico, por un par de jóvenes en formación, sensibles e inteligentes. En la tradición mítica de la literatura, el héroe se forma por medio de una transformación. El hecho de que sean un par de caracteres diferentes permite una dialéctica (de contraste, en la tradición del Quijote y Sancho), la dialéctica de la generosidad y el deseo, de la idea altruista frente a la lujuria y la necesidad. Ese contraste es la esencia del drama y del encanto (es dramático también que unas simpáticas chicas chilenas sean hospitalarias pero no lo sean unas monjas, que creen haber comprendido la Caridad -es decir, la generosidad -).

La simpatía de estos dos actores, la brillantez del lenguaje, sin pomposidad, con naturalidad y buena onda, y la belleza de nuestro continente hacen de esta película una delicia. Y lo que más aprecio de todo es que no hay excesivos discursos políticos, que hubieran estado fuera de lugar; la realidad habla por sí misma, las imágenes son elocuentes, el que quiera ver que vea, la película no necesita explicarse a sí misma, y no hace falta que alguien, dentro de la película, exclame: ¡Oh, qué bello río! Lo dije yo, como espectador, que me lo pasé exclamando a todo lo largo del filme: ¡Qué bonito, qué bonito!
Leonel
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31 de marzo de 2006
59 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran film de Walter Salles con un joven Che como reclamo. He de decir que el último plano de la película, con el amigo del Che ya mayor y mirando el avión, es el mismo que utiliza el film cubano Habana suite dos años antes.

Si alguna vez habéis viajado con vuestro mejor amigo en patinete, coche, bici, autocar, etc., supongo que muchas de las situaciones-discusiones-alegrías que aquí se muestran os recordarán aquel viaje. En ese aspecto la película está lograda. Lo que no me convence demasiado es el viaje interior del Che tras haber trabajado con los leprosos. Uno no aprende nada cuando viaja. Lo aprende cuando está en su tierra. Por ello me pareció bastante forzado aunque el director lo maneje de una forma un tanto ambigua.

La fotografía, indispensable para este tipo de films, está más que bien. Las interpretaciones rayan a gran altura consiguiendo de Diarios de motocicleta un producto de altura al trasladarnos eficazmente a la sudamérica de hace medio siglo, es decir, a la sudamérica de hoy día. Salud camarada.
Txarly
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