Clase letal (Serie de TV)

Deadly Class o Clase Letal (traducción que mola mucho) es otra adaptación de un comic book que nos trae este 2019 recargado de cultura popular nerd (y como sabemos, nerd is the new sexy) escrito por Rick Remender (aquí guionista). La nueva serie de Syfy tiene un montón de cosas positivas: su reparto, que aunque pueda parecer estereotipado cumple perfectamente con las intenciones del mundo que se nos presenta, su estilo old school punk, una banda sonora ochentera a prueba de balas y unos diálogos mas venenosos que una cobra, pero (si, casi siempre hay un pero) todo parece muy apresurado, demasiado artificial por momentos, sufre claramente el pasaje de la viñeta al fotograma, algunas escenas (sobre todo en los primeros capítulos) se suceden sin razón para que la trama avance y otras son directamente puro relleno, es una serie a la que le cuesta un poco encontrar su ritmo pero cuando lo hace es salvaje.

Al inicio es violenta pero algo naif lo que la deja a medio camino entre el drama adolescente y la acción pura y dura a lo Wanted (2008, Timur Bekmambetov). Parece que quiere ser muchas cosas en vez de concentrarse en contar una historia que francamente es muy interesante, todo cambia a partir del quinto capitulo.

Nuestro protagonista Benjamin Wadsworth lo hace muy bien en los momentos en el que el guion (en un principio) precipitado no le exige sobreactuar, podemos sentir empatia muy rápidamente por su personaje que quizás con otro actor detestaríamos.

Mención especial para Benedict Wong (el director del "instituto") Henry Rollins y French Stewart (excelente primera aparición, ademas de que su personaje como concepto es muy bueno) ) dos de los "particulares" profesores de esta especie de Hogwarts para asesinos y yakuzas

¿Que si la recomiendo? pues si y mucho, es una hermosa ida de olla que toma muchos elementos de la cultura millennial y la generación x, los mezcla e intenta crear algo nuevo. Todo dependerá de como se desarrollen la trama y los personajes, potencial le sobra, solo debe librarse de algunos lastres y pulir su guion. Eso si, a partir del quinto capitulo (que homenajea a Fear and Loathing in Las Vegas de Terry Gilliam ) encuentra su tono y va a fondo. En el camino rinde tributo a Breakfast Club (John Hughes, 1985), Kill Bill (Tarantino, 2003) y Trainspotting (Danny Boyle,1996) reconociéndolas como influencias.

Quien no conozca a Rick Remender y su obra, títulos como XXXombis(donde se mezcla Boggie Nights con George Romero) o The Last Days Of American Crime(donde Tarantino se marca un Blade Runner) por citar dos de ellas, no sabe hasta el punto amoral que este creador puede llegar. Y uno de sus últimos cómics ha sido este Clase Letal que ahora se adapta a la pequeña pantalla. Esta claro que la libertad que concede una página en blanco no es la misma que dan los siempre controvertidos rayos catodicos(dadle un ojo a Predicador, ayyyyy Garth, pero que has hecho?) Es por ello que está serie, apadrinada por esos dos maquinas(pienso en El Soldado de Invierno) de los Russo resulta curiosa, a la vez que aburrida. El producto final es una mediogozada. Un no parar de recuerdos musicales y comiqueros de los añorado años 80 (está moda es cíclica, no quiero pensar cuando vuelvan los 90 y nos empiezen a embotar los sentidos con psycothrillersexuales con final sorprendente y camisas de leñador)
La serie es algo así como si Gordi, Michael, Bocazas, Data y compañía se pasarán por una escuela de asesinos puestos hasta el ojete de PCP y anfetas y con ganas de follar para estudiar un ratillo o al menos intentarlo, no faltan ni los Fratelli. Es una serie compleja y a la vez facilona. Y si bien es cierto que estamos hasta la punta de niñatos (que no lo son tanto) en películas y series de adolescentes que no reflejan lo que ser uno conlleva, está tampoco nos lo va ha demostrar, pero al menos nos bañaremos en litros de sangre y nos reiremos con chistes estúpidos sobre Cris Claremont y John Byrne.
No, esto no es ser adolescente ni aquí ni allí ni entonces ni ahora. Pero que queréis que os diga, yo también fantaseaba con ser un asesino a los 13 años. Es un sueño húmedo para cualquier friki que se precie de serlo.
Y el último capítulo de la temporada es lo mejor que he visto en años.
Y suena Mr. Crowley de Ozzy.
Alguien da más?

Deadly Class es arriesgada, principalmente por su mezcla de estilos. Se ubica en los 80 y toma de allí referencias musicales, gráficas y socio/políticas. A partir de esa ensalada de energías varias intenta construir una sintonía funcional, un sello propio. El resultado es dispar y hace que la visualización de cada episodio deje sabores diferentes.

La trama podría ser catalogada como perteneciente al género "de institutos", allí se produce el primer giro. Entra a jugar la atmósfera del cómic noir, fusionada con el anime más pesado;que a su vez se contextualiza con las tendencias punks de la época (el nudo protagónico lleva esta energía). Las tribus escolares pasan a ser guettos exclusivos: verdaderas castas raciales que pugnan por la supervivencia, entrenándose para volverse letales e implacables. Estas presentaciones se llevan la primera mitad de la temporada.

Pasado el episodio quinto entra en juego el nudo argumental, con altos listones de calidad allá por los episodios 7/8/9 (mención honorífica para el capítulo de "la cabeza parlanchina", en donde la mezcla bizarra y grotesca toca techo). Pero también se dejan ver situaciones que pecan de...demasiada liviandad. La serie no siempre da en el blanco con los manejos del peso dramático: se vuelve bufona en vez de cargar las tintas y falla en la construcción de la tensión en el espectador.

El último episodio parece una pega total. El tono se vuelve payaso en pleno desenlace y abarca todas las situaciones: desde las coreografías de combate hasta las explosiones emocionales. Personalmente, siento que se desinfla la trama, se vuelve casi un chiste.

Deadly Class sufre demasiado sus propios vaivenes de estilo. Hay por debajo una búsqueda genuina que le otorga mérito, pero todavía carece de una dirección nítida.

“Clase Letal” es la adaptación de la novela gráfica de Rick Remender y Wesley Craig con la producción de Anthony y Joe (hermanos Russo), responsables de “Vengadores: Infinity War”.
Marcus es un adolescente huérfano con pocas aspiraciones de futuro y menos ganas de vivir, piensa que su vida puede haber cambiado cuando es reclutado por el Maestro Lin, el fundador de la escuela de asesinos Kings Dominion. En esta escuela los estudiantes además de aprender las artes de la lucha, el estudio y el uso de venenos tendrán que dominar la violencia y el arte de asesinar.
Los estudiantes uniformados, los hay locos, muy locos y de psiquiátrico y se encuentran divididos en clanes. Los recién llegados son apodados los “ratas”, luego están los “latinos”, los “yakuza”, los “asiáticos “, los “neonazis” entre otros.
La serie está cargada de acción, en distintos momentos algunas escenas estarán representadas con las viñetas típicas de los cómics que resultan bastante sugerentes.
Adornada con una estupenda banda sonora en la que predominan temas de los 80, así escucharemos a Depeche Mode con su “Behind the Wheel”, The Cure con “The Holy Hour”, Echo & the Bunnymen con “The Killing Moon”, The Sisters and Mercy con “Dominion” y otra serie de éxitos que elevan el nivel de la serie.
Es una pena que una serie que tuvo un prometedor comienzo se deterioró bastante a mitad de ella, tal vez fue causado por los efectos del ácido que toman los personajes principales en uno de los capítulos y que sus efluvios duraron ya hasta el final de la misma.

Magos, vampiros, mutantes, héroes, dioses y hasta bailarines con ínfulas de divos, existe un centro escolar elitista para todos y cada uno de los colectivos. Los malhechores no podían ser menos y el lugar donde las principales familias de criminales envían a sus vástagos para que aprendan el oficio se hace llamar King’s Dominion. Una escuela muy pintoresca, resultado de una noche de amor y locura entre ‘Élite’ (2018) y Hogwarts, en la que los descendientes de Vito Corleone, el Joker y Jordi Pujol podrían haber formado la banda del patio.

Entre clase y clase estos aprendices de delincuente se dedican a zurrarse los unos a los otros, hurtar bienes ajenos, consumir estupefacientes y tener relaciones sexuales en estado de embriaguez. Y como actividad extraescolar, chamuscar vagabundos en contenedores de basura. Nada demasiado alejado de cualquier instituto convencional. No pongo en duda que las viñetas de ‘Deadly Class’ luzcan espléndidas sobre el papel pero en lo que se refiere al RGB no pasa de ser una mamarrachada.

‘Clase letal’ es un saqueo continuado de referentes y homenajes fingidos que suena a lista de ‘éxitos de los 80’ de Spotify. A continuación, parte de su historial delictivo: se abre con el atraco a ‘Chicas Malas’ (2004) en su presentación de las diferentes tribus que configuran el alumnado. Aquello que la ya mítica película conseguía elevar a estudio sociológico aquí apenas logra ser anecdótico. Para ser honestos, a Regina George (Rachel McAdams) no le hacía falta un arma blanca para intimidar a su paso, solo precisaba ser ella misma. Prosigue un intento de homenajear a ‘Carrie’ (1976) que termina en agravio. La historia descarrila ya en su ecuador después de un episodio de excesos animados y abuso de efectos puestos al servicio de la nada que disloca al espectador pegándole un viaje que ni el clip más chiflado de Tame Impala. Y después de haberse apropiado del flashback de O-Ren Ishii (‘Kill Bill’ 2003) para contar el pasado traumático de todos los personajes (quizás lo más memorable de todo este disparate), remata la función inaugurando el duelo final femenino con otro atropello a Tarantino (Ironside sound) a fin de consumar el "tributo".

Sin duda alguna, el expolio artístico no ha sido el mayor de sus pecados. Insinuar que escuchar a Julio Iglesias significa no tener buen gusto musical no tiene perdón de Dios (y lo sabes). Queda visto para sentencia.

Pero no todo es denunciable, María es la salvación. El personaje de la antiheroína latina, encarnación de la muerte mexicana, provista de sus abanicos cortantes y peinetas afiladas es merecedora de una serie a parte que despliegue todo su potencial.