El caso de Thomas Crown

Pulso enérgico entre McQueen y Faye Dunaway en esta película en la que ella intenta atraparle, el tío ha saqueado un banco. Ya está empezado el lío. Haber quien es más listo, quién tiene más agallas, y quien es más rápido. Ahí está el encanto de la película, una competición continua de ingenios. Steve McQuenn aquí está brillante, tiene clase, tiene presencia, ningún otro lo hubiera hecho igual, con todos mis respetos a Bronan en el remake posterior, ya que es un personaje con un gran glamour por no hablar de la Dunaway, con su carita de niña buena. Los exteriores son los típicos de la gran ciudad, en un espacio urbano agrandado, no podría haberse desarrollado tal historia en otro más pequeño. Buena.

¡Cómo le pesan los años a algunas películas!
El protagonista "solamente" es millonario, apuesto, inteligente, seductor, practica golf, cabalga y juega a polo, pilota aeroplano, conduce buggy en su playa privada, tiene mansión con ascensor de lo grande que es... Y ella, aparte de ser también seductora (por supuesto), tiene poderes, porque adivina quién es el cerebro del atraco al instante por inspiración divina o algo parecido.
Típica película de los años 60 para lucimiento de sus protagonistas, sin más pretensiones, que no hay que tomarse en serio.

(Nunca entendí el encumbramiento que tuvo en su momento Steve McQueen, pues como actor lo encuentro de lo más soso e inexpresivo).

Al cabo de muchos años hemos vuelto a ver "El caso de Thomas Crown". Ya casi no nos acordábamos y hemos pasado un buen rato con su contemplación.
Una historia poco creíble en la que te dejas mecer sin más preocupaciones. Un multimillonario, Crown (McQueen), que controla todo en la vida hasta el aburrimiento. Por eso busca la novedad y la encuentra en un robo para lograr una cifra astronómica de dinero que maldita la falta que le hace. La gracia está en el riesgo. Suele vestir de oscuro.
Pero enfrente le sale la detective de una compañía de seguros, Vicki (Dunaway), dispuesta a todo para salirse con la suya. Hasta el enamoramiento. Viste siempre ropas muy claras y medias blancas (debían entonces estar de moda).
Alta tensión que explota en la famosa partida de ajedrez que ambos juegan. "¿Sabe jugar? -Pruébeme". Un reto en que ella mueve las negras que parecen llevar la iniciativa. Lo mismo que en la resolución del caso donde Crown parece perdido a merced de las circunstancias. Por eso fuerza la jugada, "Hay que saber de qué lado estás. Quiero saber si estás a mi lado".
Guion solvente y realización centrada en el duelo interpretativo de los dos personajes citados. El resto queda muy lejos. Cinta distraída de estilo jamesbondesco pero más discreta en la parafernalia. Buen fraseado y gran interpretación de Bonnie & Crown. De los dos.
Cinta interesante recomendable para pasar un buen rato sin mayores preocupaciones. Vale la pena ver a esta pareja mientras se escucha "The Windmills of Your Mind".
No se la pierdan.

Thomas Crown (Steve McQueen) es un millonario que decide asaltar un banco con la ayuda de varios individuos que no le conocen a él. Tras conseguirlo deposita el dinero en una cuenta suiza, pero Thomas Crown se las tendrá que ver con una inteligente investigadora de seguros, Vicky Anderson (Faye Dunaway), quien con la ayuda del policía Eddy Malone (Paul Burke) se pondrá a la búsqueda del inteligente saqueador.

Es una de esas películas que siempre recuerdo de mi adolescencia, cuando la vi en el cine; luego la he visto muchas veces más en TV. Es una película en la que se destaca la presencia, que llena toda la cámara, de Steve McQueen, que no tiene par. Es el seductor, el triunfador, el aventurero, el arriesgado, y todo superlativo y sin apenas mover una pestaña. La chica, Faye Dunaway está fantástica: sensual, atractiva, elegante y muy resuelta; digna pareja para McQueen. También Paul Burke hace un excelente papel. Y la película es prácticamente eso, pues la trama no tiene mayor importancia.

La dirección, el montaje y la fotografía son maravillosos. Ahora bien, si por algo se me quedó grabada esta peli es por la canción que mereció un Oscar en su momento; se titula “Windwills of Your Mind” de Noel Harrison que, para quien la quiera escuchar, lo puede hacer en http://www.youtube.com/watch?v=WEhS9Y9HYjU; en fin, yo, por los ingredientes que acabo de enumerar, la archirecomiendo.

Segunda y última colaboración del director Norman Jewison con el actor Steve McQueen tras la magnífica "El rey del juego". A pesar de tenerlo todo de cara, esta segunda colaboración no resulta tan inspirada como la primera, a pesar de que aquí Steve está también fantástico, esta vez en un papel de triunfador elegante.

Desde el punto de vista del director, esta película, que tuvo gran éxito, le sirvió para asentarse como uno de los directores queridos por los estudios, al que le dieron libertad para sus siguientes proyectos ("El violinista en el tejado", "Jesucristo Superstar"...).

Por otra parte, en cuanto a los actores, Steve McQueen estaba en la cima de su carrera, y comparte protagonismo con una Faye Dunaway que acababa de entrar en el estrellato con "Bonnie y Clyde". A pesar de la diferencia de estatus, ella no le va a la zaga en la interpretación.

La película representa la improbable situación de un millonario (McQueen) que se dedica a robar bancos por capricho. La compañía de seguros contrata a una detective (Dunaway) para que le dé caza. Así empieza un juego de seducción entre ellos, que alcanza el momento cumbre en la partida de ajedrez más caliente que se recuerda.

Vista a día de hoy, la película tiene un aspecto muy envejecido, con esas pantallas fragmentadas. Sin embargo, merece la pena verla por ver a McQueen con sus gafas Persol, y su duelo con Dunaway,