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Yo, Claudio (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV de 13 episodios. Claudio, Emperador de Roma, viendo aproximarse el final de su vida, decide escribir la historia de su familia (dinastía julio-claudia) desde el año 50 a.C. al 50 d.C. La Sibila ha profetizado que esta historia llegará a la posteridad. Adaptación del texto del célebre escritor e historiador Robert Graves, y que presenta, con finas dosis de humor y un toque de inocencia, al emperador Claudio y su visión de ... [+]
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
1 de septiembre de 2006
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie es toda una joya, y me extraña mucho que no se hagan ya reposiciones en televisión. Algunas veces por los decorados, las actuaciones de los actores y algunos recursos utilizados parece más teatro que televisión, la recomiendo a todo el mundo, además Derek Jacobi y muchos de los otros actores que aparecen son verdaderos maestros de la escena.
Gabriela
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6 de junio de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustaría rendir homenaje a un hombre que supo vivir bien, apartado en su precioso rincón mallorquín, donde veía los más bellos atardeceres mecidos en el mar. Un hombre que tiene una sencilla lápida, en su armónica y austera tumba del cementerio local de Deià y en la cual reza una frase: POETA. Y ahora la crítica:

Claudio, el ‘’necio’’ más lúcido que dio la dinastía Julio-Claudia perduró al envilecimiento y depravación de un putrefacto imperio hereditario, donde la codicia era su motor. El cesarismo se había convertido en una constante pendencia de poder, cada ser cercano al imperio ansiaba con su dominio y para ello no tacañeaba en perversidades: engaños, inmoralidades, indecencias y por supuesto muertes, matar como deporte imperial, con sutileza y elegancia eso si.

Pero ahí estaba Claudio, deambulando por la capital, indiferente para el resto guardaba un futuro que ni las peores profecías auguraban. El ‘’torpe y necio’’ Claudio, probablemente el más culto y documentado hijo que dio aquel imperio donde la ignorancia desbordaba sus palacios. Defendía el sueño de su hermano Germánico, con la prudencia propia de un supremo estratega, creía en él como los grandes idealistas, creía que justicia y monarquía no podían ir de la mano, confiaba en el imperio y buscaba lo mejor para su pueblo.

Pero ni la agudeza e instinto que formaban parte de él pudo con la truculencia de su entorno, a pesar de ello, creía tenerlo todo controlado, planeando un futuro para el imperio en su ausencia, al detalle, tenía el sueño de la república en la consecución de su muerte, confiaba en el futuro del imperio y con una de las alegorías más astutas que servidor haya escuchado insinuó:

‘’Dejad que la ponzoña que se oculta tras el fango salga a la superficie’’
Gallina de Piel
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29 de septiembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo, Claudio sostuvo durante larguísimos años, el cetro de las "soap operas" que iluminaron el firmamento vespertino de las televisiones mundiales: no hubo/hay ranking donde la serie no ocupe los tres primeros peldaños.

Su virtud, es como la de su protagonista: la simpleza espartana de su puesta en escena, se convierte en su gran virtud: no hay grandes batallas ni efectos visuales pompeyescos... Aquí asistimos a una guerra intestina por el poder, los diálogos, la ironía y los dobles sentidos a merced de una narración ligera pero implacable.

Los arquetipos que cincelan los diferentes personajes son lo suficientemente atractivos como para engancharnos sin remedio a sus 13 capítulos. Y ni que decir tiene, que gran parte de su legado, lo vemos hoy en series tan distintas y distantes en el tiempo como "Los Soprano" o "Juego de Tronos", aunque ninguna de ellas llega al nivel de ingeniería pergeñados en los diálogos que cortan la carne como puñales.

Esa es la Roma que queremos ver, y esa es la que se nos entrega: la de las intrigas palaciegas, donde el villano resulta tan fascinante como el héroe, porque ambos deambulan ululando las oquedades del poder, en busca del puñal traicionero, sin darse cuenta, que el puñal que no está encima de la mesa, se encuentra hollado en sus costados...Y es, el espectador, el único cómplice que observa un deselance, que no por histórico y conocido, menos atractivo y apabullante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Buscapé
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3 de febrero de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Herbert Wise adaptó con suma elegancia la obra de Robert Grives, y es que detrás de los guiones se encontraba el autor de la novela, y cómo se nota. Cada capítulo de Yo, Claudio funciona como una pieza maestra que reúne los mejores ingredientes de la intriga política e histórica en una época tan fascinante como la Roma Clásica: la opulencia, la lujuria y los incestos. Premoniciones zoodíacas e higos envenenados. Las traiciones al límite, el honor, la ambición y el precio del poder.
La inmensa calidad de los guiones y unas interpretaciones brillantes son argumentos suficientes para pensar que cualquier limitación técnica sea una anécdota, como la iluminación, los decorados o esa teatral y setentera puesta en escena. El hecho de rodar en interiores me parece un valor añadido: la atmósfera opresiva de la serie refuerza la presencia malsana de los "dioses" de aquellos palacios, como el impredecible Calígula o Livia, una estratega tan maquiavélica como el mismísimo Vito Corleone- en la magistral Los Soprano, que David Chase asignara ese nombre a la taimada madre de Tony no es una mera coincidencia.
Tiberio Claudio, interpretado estupendamente por Dereck Jacob, es un personaje que derrocha empatía: es fácil encariñarse con él y sufrir en tu misma piel su tartamudeo, sus tics, su aparente torpeza que camufla con tino las virtudes de un hombre que tendría que cavar su tumba a la primera de cambio.
Yo, Claudio es una joya de la BBC, única en su especie, una obra maestra que muestra la condición humana en toda su crudeza, una historia que viaja de una novela magnífica a una serie ejemplar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
willieyenka
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4 de octubre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El imperio del mal, como víbora acechando, seduciendo al hombre, a embriagarse de placer. Sobre el mosaico de las emociones humanas. Y la esfinge de un hombre “idiota”, se cristalizó con la llegada al poder de Claudio.
Esto es lo que visualizó Graves. Adaptada para la BBC. Esta serie es teatral y deliciosa. Política y cruel. Sin respetar parentescos. Traición y asesinato son el arma de esos malditos envenenados de ambición y poder.
Imperio donde resaltan personajes como Livia, como la promiscua Mesalina. Un imperio donde Claudio no era tan estúpido como se suponía, y sus sueños de estadista se concretaban, y escribía sus memorias porque no dejaba de ser al final un viejo que sangraba con cada maquinación infernal de las víboras de su entorno familiar y político.
En “Yo Claudio” los grandes decorados y los alardes técnicos quedan en segundo término para dar paso a la fuerza interpretativa de los actores que sin sobrades, están a la altura de esta obra biográfica.
Los británicos han sido sometidos por un personaje como el emperador Claudio. Y sus actuaciones en esta serie son inolvidables.
Séneca y Tácito le recuerdan como el hombre más poderoso del mundo, como un semidiós que se ocultó tras un disfraz de defectos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RAMON ROCEL
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