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Con la muerte en los talones

Intriga Debido a un malentendido, a Roger O. Thornhill, un ejecutivo del mundo de la publicidad, unos espías lo confunden con un agente del gobierno llamado George Kaplan. Secuestrado por tres individuos y llevado a una mansión en la que es interrogado, consigue huir antes de que lo maten. Pero cuando al día siguiente regresa a la casa acompañado de la policía, le espera una sorpresa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 156
Críticas ordenadas por utilidad
3 de noviembre de 2007
48 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Hitchcock y escrito por Ernest Lehman ("La trama", 1976). Se rueda en exteriores de NY, Chicago, Dakota del Sur y LA y en los MGM Studios (Hollywood, CA), con un presupuesto de 4 M dólares. Es nominado a 3 Oscar (guión, dirección artística y montaje). Producido por Hitchcock para la MGM, se estrena el 17-VII- 1959 (LA).

La acción tiene lugar en NYC, Chicago y Dakota del Sur, a lo largo de varias semanas, en 1958/59. Roger O. Thornhill (Cary Grant) es un vendedor de publicidad de una empresa de NYC, de vida pacífica y monótona, que es confundido con un espía americano y, por ello, es secuestrado y persegudo por una banda de espías enemigos liderada por Philip Vandamm (James Mason).

El film combina elementos de aventura, acción, espionaje, misterio, humor, romance y thriller. Contiene escenas magníficas de acción y peligro, como las de la avioneta de fumigación, la conducción de un borracho por una peligrosa carretera, la salida de la sala de subastas, el rescate de Eve Kendall (Eva Marie Saint) de las garras de una banda criminal, etc. Normalmente las víctimas acorraladas se ubican en espacios cerrados y oscuros, en cambio la película la sitúa en pleno campo y a la luz del día. El ritmo narrativo es intenso y sostenido: las incidencias de la acción se suceden sin descanso. Al servicio de la tensión y del suspense se hace uso de secuencias vertiginosas, como la del cohe sin frenos y la del Monte Rushmore. Incrementa el clima de incertidumbre y tensión el juego complejo de engaños, falsedades, simulaciones, confusiones, disimulos, secretos y falsas apariencias, que se enmarca con propiedad en una trama de espionaje. El relato desarrolla una historia depurada y densa en la que se dan cita algunas de las constantes del realizador: guapa mujer rubia, falso culpable, ciudadano medio inocente con problemas, villano elegante, etc. Mezcla suspense y humor con un resultado satisfactorio, que es imitado por James Bond. Las relaciones del malvado Vandammne y su ayudane ocultan un subtexto homosexual. Es la cuarta y última colaboración de Grant y Hitchcock. La cinta es fascinante y muy entretenida, pese a la grata inverosimilitud de algunos de los elementos argumentales.

La música, de Bernard Herrmann ("Psicosis", 1958), aporta una partitura memorable en la que predominan los instrumentos de viento y las melodías generadoras de sentimientos de intriga y misterio. Consta de 50 cortes, de entre los que cabe destacar "Obertura", "Conversación", "Romance en el tren", "Monte Rushmore" y "Final". La fotografía, de Robert Burks ("Psicosis"), se rueda en vistavisión y color al objeto de reforzar su capacidad de competir con el cine de la TV. Las imágenes, que tienen una gran fuerza visual, subrayan el humor verbal. Es muy interesante la confrontación de las interpretaciones de Cary Grant y James Mason.

Es una de las películas más importantes y más conocidas de Hitchcock.
Miquel
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5 de abril de 2009
62 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Hitchcock rodaba sus películas, las teorías de Sigmund Freud debían estar muy de moda, porque de vez en cuando ponía flashbacks raros en los que los personajes revivían traumas olvidados en el subconsciente o cosas así.
Sin embargo, hoy en día las teorías de Freud están más obsoletas que una colección de pornografía softcore en cintas de video Beta. Por supuesto que el tío permanecerá en la historia de la humanidad como un gran tipo, un cachondo y una de las figuras más influyentes del siglo XX, y lo de popularizar la idea del subconsciente fue un puntazo y lo de ver símbolos de penes en cualquier objeto alargado que se le pusiese por delante seguro que le ayudaba a no perder la sonrisa en las labores rutinarias del día a día; pero lo de la interpretación de los sueños y lo del complejo de Edipo y lo de justificar cualquier trastorno con algún trauma infantil enterrado, eso ya no cuela. Al menos ya no cuela entre los psicólogos serios y las personas instruidas, aunque siga siendo material de primera para estafadores psicoanalistas, opinadores de suplemento dominical y guionistas de telefilmes.

Pero hubo un tiempo en que Freud era la repolla, y el Maestro del Suspense se dejó seducir por su carisma, y si sus pelis no quedan ridículas del todo es sólo porque era un crack y, filmase lo que filmase, lo hacía con maestría. Precisamente por eso le llamaban Maestro del Suspense... bueno, por eso y supongo que también porque tenía un apellido difícil de deletrear.

Quizá si una de sus pelis que mejor aguantan el paso de los años es North by Northwest (también conocida como Intriga internacional o Con la muerte en los talones) es porque en ella los personajes son agradablemente planos y sus neuras son bastante terrenales y el argumento no se contamina con delirios oníricos. Por supuesto que los efectos especiales siguen notándose un poco antiguos y por supuesto que también hay muchas cosas obsoletas, empezando por esas interpretaciones tan acartronadas y terminando por la suprema idiotez de los malos de la película, que cuando quieren matar a Cary Grant, en lugar de pegarle un tiro lo ponen a conducir por acantilados o lo fumigan con una avioneta, pero algunas de las escenas siguen teniendo mucha mucha fuerza (la de la avioneta, aunque no tenga ni pies ni cabeza; o la de los cabezones del Monte Rushmore; o la coña de la subasta...)

En cierto modo, el suspense del Maestro del Suspense también ha quedado un poco obsoleto y ya no asusta como supongo que asustaba en su día, pero tiene un nosequé que sigue molando y sus chistes siguen estando ahí, y pillar un chiste obsoleto resulta más divertido que pillar un chiste fácil. Si en lugar de reirse toda la sala, os reís sólo dos o tres, se establece una complicidad y un sentimiento de pertenecer a una élite cultivada que resulta muy gratificante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Listocomics Puntocom
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26 de febrero de 2007
42 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al acabar de ver la película uno sabe que ha visto una grandísima obra, eso sin discusión. Pero aparece una pregunta, Qué tipo de film es este? Porque sinceramente no sabría decir si es un thriller, si es de aventuras o una comedia.
Y es que las líneas de diálogo de cary Grant son impagables, configurando un personaje burlesco, chulito, machista pero que increiblemente consigue empatizar con el espectador.
Quizas sus desventuras son poco realistas, pero que más da. Este es el ejemplo claro de que para entretener no se necesitan ni efectos digitales, ni grandes explosiones. Lo que que nos ofrece esta obra mestra es un clásico cóctel de persecuciones, malos malísimos, conspiraciones del gobierno y chica en apuros.
Genial.

Lo mejor: Unos innovadores (para la época) títulos de crédito
Lo peor: La reunión del servicio de inteligencia.
LennyNero
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3 de abril de 2011
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo sé, la cinta no se sostiene y está plagada de detalles absurdos. Pues qué bien. Lo mismo me da que me da lo mismo, porque, sinceramente, podría haber sido en tiempo real y durar 4 o 5 días (no los he contado) y ahí habría estado yo, incansable, devorando cada toma y cada escena, cada frase y cada gesto, cada segundo de este gigantesco homenaje al cine más desenfadado y más primario, al cine como entretenimiento masivo; como dice Pablo Kurt, a la "evasión" en sus más altas cotas. La experiencia es incomparable y el interés para con la historia y sus personajes mayúsculo. A la altura de muy pocas obras, de ahí que el 9 en mis votaciones se prodigue tan poco. Pero ya tocaba reconocerle a Hitchcock su maestría, no importa si ésta es o no su Gran aportación al celuloide, pues en el universo particular de cada uno hay lugar para favoritismos, justificados o no, y en el mío en concreto un 8 significa perfección técnica de todos los apartados -ya lo he dicho alguna vez-; el 9, en cambio, es para cuando me meto tanto en la narración que al acabar se me antoja el mundo extraño, como si la ficción tuviera más fuerza y más peso que cualquier rutina diaria y cualquier preocupación. A la mierda la banalidad...

Y que viva lo inverosímil.

Y es que hasta las escenas censuradas en el doblaje, que dos amables sudamericanos tratan, sin éxito, de despojar de carga sexual, se me antojan mágicas. Preciosa de veras, Eva; carismático hasta en el huir, Grant, que ni duerme ni come ni bebe más que alcohol o café, según el momento, en toda la cinta, lo que no le impide salir airoso de cualquier entuerto con alguna frase ingeniosa, que tan bien quedan en este caso, para sorpresa del buen gusto. Amigos, si eso no es suficiente aval procedan a deleitarse con una fotografía de escándalo y una dirección sin parangón, con un sentido del ritmo y el frenetismo no sobrecargado al alcance de muy pocos. De ahí que al Gordo le apoden "Maestro".

No obstante, si todo esto le falla, y se ve incapaz de no tener en cuenta lo que usted considera ilógicos y absurdos diversos junto a una comicidad que, en su opinión, no viene al caso, recurra al término surrealismo y dese cuenta de lo bien que queda y de lo útil de su aplicación: acaba de convertir un producto de lo más palomitero en una obra de arte. Y créeme (a la mierda ya los formalismos): lo has hecho de puta madre.
José (FullPush)
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8 de abril de 2009
31 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hitchcock era un visionario. En 1959, cuando el cine estaba en su máximo esplendor y obras maestras se sucedían sin parar (como ahora, vamos), Hitchcock finiquita el género que 40 años adelante será el que llene salas, lleve a las masas al cine como si regalaran algo y deje los suelos llenos de palomitas y manchas de coca-cola: El de aventuras a lo James Bond . Con el planteamiento mas absurdo posible, Hitch rueda una película que estrenada ahora, le patearía la cara a cualquier superproducción hollywoodiense. Un Cary Grant que, aunque no es santo de mi devoción, aquí está genial interpretando a un pardillo que te cae simpático desde la primera escena, un James Mason que, junto con el genial Robert Shaw de El Golpe (ya que estamos, otra gran obra maestra del entretenimiento) forman magistralmente los arquetipos de malos pringados que no dan una, y Eva Marie Saint que está más que bien con su papel de rubia buena. Además 50 años atrás consigue tener más vigencia que cualquier peliculilla del agente 007 o de cualquier otro pateticucho héroe, gracias a un surrealista humor, a un abandono de la coherencia total y premeditado, a un oficio tras la cámara que nadie tenía, y a una búsqueda de la espectacularidad que nunca ha sido igualada por muchos efectos especiales que haya ahora. Como muestra, la mítica escena del avión, escena que es imposible filmar mejor. Y la de la subasta, y la de la borrachera, y …

Dentro de veinte años algún idiota con ínfulas de grandeza afirmara con rotundidad que ha reinventado el género creyendo que ha descubierto la pólvora, claro esta. A Hitch solo le falto hacer una película de superhéroes. Y seguro que cagaba a cualquier pseudogenialidad actual.
Kiwo
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