Bienvenidos al fin del mundo

En el cine nos ha pasado en muchas ocasiones el que coincidan en cartelera películas de la misma temática, sin saber muy bien el motivo. Pasó con “Volcano” y “Un pueblo llamado Dante`s Peak” o con “Armageddon” y “Deep Impact”; con “Capote” e “Infamous” o con “Hitchcock” y “The Girl”. En esta ocasión, ocurre con películas de temática sobre el fin del mundo o el apocalipsis realizadas para el lucimiento de actores humorísticos. Eso ha pasado con esta “Bienvenidos al fin del mundo” y la americana “Juerga hasta el fin”.
En mi opinión personal, esta es bastante mejor que la americana. Será que comparto más el sentido del humos británico que el de estos americanos que el único mérito que tienen es que deben tener buenas relaciones con los mandamases de los estudios. Lo dicho, me parece bastante más graciosa que la americana. Pero me pasa una cosa curiosa con este film. Yo no sé decir si es mejor o peor que los otros films que han hecho Simon Pegg y Edgar Wright, la verdad: reírme me reí mucho, como en las demás, aunque quizá un poco menos (es que “Zombies Party” y “Arma fatal” son divertidísimas) pero no se puede decir que sea peor. Porque hay multitud de lecturas en esta película con la que, por otra parte, te lo pasas de muerte; una reflexión sobre la inmadurez intrínseca del hombre (dicho hombre como género masculino); los lazos de amistad tan importantes para el ser humano, incluso si es mejor la libertad o una especie de despotismo (quiero decir, ser guiado para conseguir el bien).
La película tiene las suficientes capas como para que incluso se llegue a pensar que se hace un paralelismo o un símil entre la inmadurez del hombre y la necesidad de guía de la Humanidad, que por sí sola no puede hacer nada, según la película, y como los actos de unos pocos pueden influir en toda la Humanidad. Y todo esto lo hace tocando múltiples palos: la comedia de acción, algunos momentos de intriga, la ciencia ficción o incluso la trama apocalíptica y todo ello sin olvidar que estamos ante una película de risa la mar de divertida.
Seguramente me he puesto muy puntilloso buscando interpretaciones pedantes y demás. Lo único seguro es que si te pones a ver esta película, vas a pasar un rato bastante agradable. Un muy buen rato.

Si mezcláramos "American Pie", "1.984", "Yo, Robot", "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos", "El Último Hombre...Vivo", "Resacón en Las Vegas" y "Están Vivos" obtendríamos algo parecido a "Bienvenidos al Fin del Mundo", pero eso sí, con mucha más mala leche e ironía.

Lo que parece la típica película de colegas intentando revivir viejos tiempos se convierte pillándonos totalmente por sorpresa en una fábula de supervivencia descarada donde los robots, aunque no se les puede llamar "robots", por supuesto, están intentando sustituir a los humanos, camuflándose entre ellos e intentar construir una fría sociedad para controlarlos hasta exterminarlos.
Pero todo eso junto no tendría el mismo efecto si Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost no estuvieran metidos en esto.

Con "Zombies Party" vimos a los muertos vivientes como un entretenimiento más allá del terror que nos habían dado Romero o Boyle, con "Arma Fatal" el género de las "buddy movies" tuvo su mejor autoparodia, y puede que con esta alocada película ya no veamos igual la ciencia-ficción.
Eso sí, tampoco se puede negar que el film es mucho menos brillante que sus antecesores, que no gusta del mismo modo. Quizá por lo odioso que resulta el personaje protagonista, porque los diálogos no son tan ingeniosos, pero igualmente su trama avanza con agilidad y la trepidante acción aderezada con esa cantidad de brutales efectos especiales garantiza un rato la mar de entretenido.

Vaya papelón el que hace Pierce Brosnan. No tiene precio, como tampoco los de nuestros queridos protagonistas.

En plena fiebre zombi que durante la primera década de este siglo afectara al cine —“28 días después” (“28 Days Later”, 2002), “Resident Evil” (ídem, 2002), “[REC]” (2007)—, a la TV —“Dead Set: Muerte en directo” (“Dead Set”, 2008), “The Walking Dead” (ídem, 2010-Actualidad)— e incluso a la literatura —“Zombi: guía de supervivencia”, “Guerra Mundial Z” (llevada, a su vez, a la gran pantalla en 2013), o la trilogía “Apocalipsis Z”—, Edgar Wright y Simon Pegg dieron la campanada con la paródica “Zombies party” (“Shaun of the Dead”, 2004).
Casi diez años después trataron de repetir el pelotazo de aquélla con una fórmula similar. Si bien no lo consiguieron del todo —el listón estaba ciertamente alto—, tampoco se quedaron lejos de tan encomiable objetivo. El punto de partida de “Bienvenidos al fin del mundo” se antoja en sí mismo sugerente: cinco ex-amigos cuarentones se reencuentran para culminar la legendaria ruta por los doce pubs de su pueblo que dejaron inacabada en su ya lejana adolescencia. El súbito giro argumental es, simple y llanamente, glorioso: a medio “pub crawl” y ya bastante borrachos, descubren que una especie de “invasión de los ultracuerpos” está en marcha. No obstante, y pese a lo mal que empiezan a pintar las cosas, deciden proseguir con su peregrinación.
Igual que en “Zombies party”, la combinación de terror, comedia y acción funciona con la precisión de un reloj suizo. Los diálogos, salpimentados con la consabida exuberancia británica para el exabrupto, son de antología. El reparto, encabezado por el mencionado Simon Pegg, incluye a su inseparable Nick Frost y a rostros muy conocidos, tales que Pierce Brosnan, Martin Freeman o Rosamund Pike. Todo ello metido en la coctelera y agitado con la sabiduría y el sentido del espectáculo de su director da como resultado una película rabiosamente divertida y pespunteada de situaciones surrealistas. Si hubiera de ponérsele un “pero” —sólo uno, y pecando de puntillosos—, la resolución parece un tanto precipitada. Claro que, viendo la delirante velocidad que adquiere la historia a partir de la cuarta ronda de cervezas, no cabía esperar un desenlace mucho más sosegado. En fin, bendita resaca.

Edgard Wright vuelve a la carga para ofrecer otro trabajo destacable, con su clásico humor británico enfrentándose a lo imposible.

A "Bienvenidos al fin del mundo" le pasa lo que a "Abierto hasta el amanecer" (1996): pilla por sorpresa al desprevenido. El filme arranca fuerte, con una intro rápida y concisa para poner en situación al espectador sobre los personajes. Después nos encontramos con una comedia muy divertida, en la que unos amigos se vuelven a reunir 20 años después para acabar una peripecia alcohólica que no pudieron terminar de jóvenes. Cuando están en el ajo, a la misma vez que el espectador cree haber asimilado por dónde van los derroteros de la película, el guion da un giro imprevisto y nos encontramos con otra película totalmente distinta.

Con "Bienvenidos...", Wright cierra de forma brillante la que se ha llamado "trilogía del Cornetto", junto con "Zombies party" (2004) y "Arma fatal" (2007), notables también y de calidad similar. Wright sabe mantener su estilo y estética al mismo nivel en los tres filmes, creando una trilogía muy interesante y divertidísima. Se podría resumir como una especie de parodia-homenaje a géneros no tan dispares como pudiera parecer en un principio, tales como el terror (zombies), la acción (más en concreto las "buddy movies") y la ciencia-ficción (extraterrestres). El punto en común, además del Cornetto, es el tándem Pegg - Frost, los cuales, como si de unos Abbott y Costello se tratasen, sobreviven a las diversas situaciones con su personalísimo estilo.

Quizá "Bienvenidos..." sea la más floja argumentalmente de la trilogía. Aunque, al igual que en las otras, la trama esté llena de clichés, la historia en sí no tiene mayor transcendencia ni interés si no fuera por la manera en la que se desarrolla, con diálogos ingeniosos (principalmente en su primera parte) y momentos absurdos y surrealistas, algo más forzados que los de las otras dos películas. A pesar de ello, el resultado en conjunto es descacharrante y caótico, como se espera de Wright.

Muy recomendable.

Estaba maldiciendo a mis almas gemelas por la porquería de película que estaba viendo debido a la puntación que le habían dado, cuando la cosa cambió de repente. Y es que hay que esperar 40 minutos de insufribles ingleses aburridos para que la cosa se anime.

Luego se convierte en una peli convencional, con algunos efectos especiales chulos, con ritmo e incluso algún momento divertido. Hasta los actores cambian de registro. Y ya se hace amena.

Le doy un 5, porque 40 minutos de sopor son muchos minutos. No la quité por pereza.